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Más allá del mar.

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Un año antes.
───

Kira Smith

Mis ojos estaban perplejos, y no podían dejar de brillar ante lo que veía. Gaviotas volaban en el cielo, mientras que aquel barco zarpaba. Habíamos venido más allá de las murallas, por primera vez en nuestras vidas, estábamos donde todo empezó. Mi corazón palpitaba fuertemente, y mi cabeza dolió demasiado. Pese a que mi maldición se había ido, podía manejarla y reactivarla si me concentraba en que así fuese, como regalo de haberle ganado, se me había otorgado ese privilegio; pero desconocía cómo tal acto era posible. Simule que andaba bien, y que mi cabeza no quería estallar cuando llegue a dicho lugar que había presenciado a través de aquellos ojos. Mi mirada y la de Eren se cruzaron en un instante, pero él continuó caminando aún lado de los chicos, quienes estaban asombrados por lo que tenían en su horizonte. Estábamos vestidos con atuendos finos, los chicos portaban corbatas con sus trajes negros, y nosotras faldas. Estaba asombrada, pero más que eso, atemorizada. Era capaz de ver este puerto arder en llamas, y como gente huía y gritaba de una bola de fuego que los quemaría. Intente de continuar, y dejar atrás esas imágenes que había visto años atrás, jamás pensé que estaría aquí, en el lugar que crearía una guerra que descontrolaría el mundo, ahora era capaz de entender lo que significaba.

La gente pasaba a nuestro alrededor, nos miraban, mientras que aquel hombre de tez oscura nos recibía animadamente, Onyankopon. Le mire, pero no pude sonreír. Estaba aturdida, e intentaba de estar distante. Me quede detenida un instante cuando nos querían adentrar a una ola de personas que desconocíamos, y fue como si me faltara el aire, hasta que simplemente, sentí su mano entrelazar la mía. Mire los grisáceos ojos de Levi, y como portaba aquel sombrero. Su mirada me transmitía seguridad, y por un instante, examiné todas sus facciones. Levi era espléndidamente hermoso, y atractivo, así que me sonroje y sentí extraña cuando mujeres pasaban por su lado, y le miraban de manera coqueta. Baje la mirada, enfurecida y sintiendo como mis mejillas se calentaban, aferré mas mi mano a la suya, y alce la mirada, para ver cómo él evadía sus miradas, y portaba una seria expresión. Me sentí respetada, y más que nada, valorada en aquel campo tan extraño en el que estábamos. Había mucha gente, y cosas extrañas. Había algo raro que se movía, y no tenía necesidad de usar caballos. ¿Qué era eso? Me preguntaba asombrada, viendo algún tipo de mercado.

-¿Quieres señorita?-un señor se dirigió a mi, y algo tímida observé lo que me ofrecía.-¿Te gustaría un helado?-volvió a preguntarme, a lo que asentí.-Bien, la casa invita por tus hermosos ojos.-expresó en una cálida sonrisa, a lo que tiernamente me sonroje, y acepte algún extraño concepto que mantenía una capa de color rosado, el cual expulsaba un humo frío.

-Pruébalo.-me pedía Armin, mientras que me había distanciado de Levi, y veía a los chicos llenos de asombro, pero yo quede con los ojos abiertos como platos cuando mi lengua sintió ese sabor fresado extremadamente frío, se derretía en mi boca.

-¿¡Esta fría!?-Jean exclamaba a mi lado, confuso y saboreando otro tipo de sabor a la comida que nos habían ofrecido, o quizás eso era.

-¿Primera vez comiendo helado?-preguntó el señor, mientras que los chicos hacían la fila para pagarle, y yo sonreía, visualizando como Aster sonrojada probaba del helado de Armin.

-Levi, tienes que probar esto.-me acerque a él, quien me miraba, mientras que continúe saboreando el sabor a fresa en mi paladar.-Esta delicioso.-le indique, mientras que me distancie cuando vi a un horrendo hombre disfrazado como lunático detrás de Levi.

-Hola niño, ¿te gustaría un dulce?-le pregunto, su nariz portaba un color rojizo, y estaba pálido con muchos colores a su alrededor, y un cabello alborotado.-Vaya, ustedes si que lucen geniales. ¿Están jugando a ser gánster?-pregunto, mientras que Levi, ofendido por cómo le llamo, expresaba seriedad.

-Que atuendo tan horrible tienes. ¿A que juegas tú?-le pregunté curiosa, viendo como sonreía y se distanciaba.

-¡Huele a comida sabrosa!-Sasha pasaba animada detrás de nosotros, buscando entre las carretas atendidas por personas el olor que sus fosas nasales habían atrapado.

-No te alejes mucho.-me pidió Levi, mientras que volví alzar el helado, con la intención de que probara.-No, comételo tú.-me indicó, pero volví acercárselo, y vi como le dio una leve probada.-Luces tierna.-exclamó, mientras que me acerqué a él para observar a mi alrededor.

-Sabe deliciosamente frío.-Aster llegó a nuestro lado, el color de su helado era marrón, ella lo estaba saboreando con un grato gusto-¿Por qué no tenemos de esto?-preguntaba, y yo observé justo allá en las barandas a Mikasa aún lado de Eren, él también saboreaba del helado.

-Oye.-vi como Levi alzó la mano de un pequeño que pasaba justo detrás de Sasha, tenía un sombrero, y lucia diferente a los Marleyanos.-¿Esa bolsa no es tuya?-se dirigió a Sasha, mientras que captó la atención de pueblerinos que observaron la situación.

-¡Un ratero!-grito uno, mirando al niño, quien se sintió atemorizado por la presencia de Levi, quien lo agarraba.-¡Seguro es inmigrante!-expresaban, creando un círculo alrededor de nosotros.

-¿Como llegaste aquí?-preguntaba uno, y él niño confuso miraba, estaba asustado.-¿Y si lo echamos por la borda?-volvía a preguntar, a lo que abrí mis ojos grandemente.

-¡Esto está yendo muy lejos! ¡Ya tengo mi bolsa, es suficiente!-exclamó Sasha, molesta ante las intenciones que tenían con el pequeño.

-Levi.-lo llame, mirándole fulminante.-Tú lo metiste en esto, tú lo sacas.-le indique, y él me miraba sin hacer una acción.-Ahora.-volví a pedir, insistente, viendo como se movió de mi lado, para atrapar al niño en sus brazos.

-¿Qué crees qué haces?-preguntó un pueblerino ante su acción de distanciarlo.

-¿Por qué asumen que es un ratero? Yo solo dije que no era su bolsa.-decía Levi, con aquella seria expresión.-Si no la de su hermana.-arregló, visualizando a Sasha, quien confusa, asintió.

-¡Si! Verán, ellos tienen una relación muy complicada.-opinó Hange, mientras que me fui rápidamente detrás de Levi para seguirle.

-¿Esperan que nos creamos eso?-pregunto un hombre agitado, señalando a Levi con el niño, mientras que llegue a su lado.

-Andando.-nos pidió, para distanciarnos de aquel pequeño mercado, junto a los demás, quienes nos perseguían; mientras que Levi le soltó, y me miró.-¿Ya?-me preguntó, a lo que asentí, sintiéndome dominante por haber seguido mis peticiones.-¿A donde se metió el niño?-pregunto, a lo que Hange le señaló, el niño se había escabullido, y con eso, la bolsa de dinero que pertenecía a Levi.

-Te la ha robado.-le indique, viendo como suspiro, pero no frustrado, simplemente suspiro.

-Da igual, era un bono que recibí de los Azumbito.-respondió, creando algo de serenidad en el ambiente.

-Quiero otro helado.-musitó Aster, colocándose aún lado de Armin, y observándolo fijamente a los ojos, esa mirada que llenaba el ambiente de amor.

-¿Tú quieres otro helado?-me preguntó Levi, mirándome, mientras que llevo su mano a la mía.

-Si.-dije, sonriendo de lado para ver cómo me alentaba a caminar junto a él, en busca de un lado, nuevamente.

Así el día pasado en aquella nación desconocida, habían sonrisas y felicidad entre nuestro escuadrón, era bonito respirar otro aire, aunque fuera este, pese a eso, disfrutábamos. Nos habíamos olvidado de que alguna vez fuimos niños, y que fuimos obligados a madurar de manera ardua debido a nuestra manera de vivir. No fuimos capaces de disfrutar estos helados, o correr para jugar a la pelota. Fuimos marcados por las tragedias que nos arroparon, por la humillación de vivir escondidos, nuestra libertad se nos fue arrebatada, y era por eso que estábamos aquí. Deseábamos cumplir con el propósito de que creyeran que la Isla buscaba paz, sin importar que tuviéramos la etiqueta de ser unos pecadores, llamados demonios. Sabíamos que la paz era el camino más difícil, per si no intentábamos, no sabríamos. Aún así, llegamos al hogar de la señora Azumabito, persona entrelazada con los Ackerman, y que estaba dispuesta a darnos paz y protección de parte de su nación, claramente, con intercambios. La nación de Marley presentaría una conferencia, donde se hablaría de la Isla Paradis, y si había algún tipo de aliados para ella.

De no ser así, deberíamos proseguir a un arduo plan proveniente de Zeke Jeager, pero pese a todo, yo ya sabía lo que sucedería. No estaba en contra, pero prefería mil veces, suplicar por paz. Me encontraba sentada en aquel lujoso mueble, aún lado de mis compañeros, con la señora Azumabito y su gente, charlaba fluidamente con Hange, pero mis pensamientos estaban colocados en lo que años atrás yo había visto. No sabía cuando, pero estaba segura que era aquí en esta nación donde sucederían ciertos altercados. Donde vería a Eren combatir, y como nosotros íbamos a por él. Tenía miedo, yo sentía el miedo que sentí ese día en que vi todo, pero me preguntaba algo más. ¿Que llevaría a que los millones de titanes dentro de las murallas salieran? Si, yo había soñado con aquel retumbar, y ahora que no era capaz de soñar con esa pesadilla, no podía aún así estar en paz. Respire hondo, intentando de eliminar esos pensamientos, pero frente a mi, Eren estaba sentado y era inevitable no pensar en eso que vi a través de sus ojos, esos que no me miraban, él tan solo, escuchaba lo que las adultas hablaban a nuestro alrededor.

Observaba a la señora Kiyomi, aquella a quien conocí cuando fue por primera vez a la Isla Paradis tiempo atrás. Mantenía una confusa relación lejana con Mikasa, incluso con Levi, debido a sus apellidos. A varios miembros de la Familia Azumabito se les permitió quedarse en la isla Paradis debido a su estrecha relación con Eldia. Cuando Karl Fritz construyó las murallas y borró las memorias de todos sus habitantes, los descendientes de aquel linaje asiático no se vieron afectados por el lavado cerebral debido a que estos no formaban parte de la Gente de Ymir. Tras oponerse a este régimen junto a la Familia Ackerman y rechazar toda oferta de pertenecer a la nobleza, los asiáticos fueron perseguidos y exterminados por la monarquía hasta ser prácticamente llevados a la extinción. O al menos era algo parecido a lo que podía entender. Todo se conectaba, todas los apellidos que estuvieron entrelazados con nuestros antepasados y Ymir tenían algo en común, querían ser libres, y lo fueron. Por un instante, recordé a mi antepasada Ashanti Kamura, y su historia. Era igual, con temas diferentes, pero con el mismo deseo de ser libres, y aquí estábamos nosotros en nombre de Eldia, buscando paz y libertad, más allá de los muros, más allá del mar y de nuestro hogar.

-Este es el estado del pueblo Eldiano fuera de los muros. Y debo admitir que será muy difícil llevar a cabo nuestro plan... de que Paradis forme relaciones amistosas con otras naciones.-hablaba Kiyomi, dirigiéndose a Hange.

-Pero, si abandonamos el camino a la paz, no nos quedará de otra más que ayudar a Zeke con su plan.-Armin hablaba a mi lado, desanimado.-Poner nuestras vidas en sus manos, y sacrificar las vidas de los niños que Historia de a luz... -continuaba diciendo.

-Si... por eso estamos aquí, para evitar ese futuro. Nuestra esperanzas están en que aparezca la asociación que protege al pueblo de Ymir mañana en la reunión entre las naciones.-hablaba Hange, intentando de calmarle.

-Pero aún no sabemos nada de las motivaciones de las organización.-le interfirió Kiyomi, mirándole detenidamente, mientras que yo empezaba a sentir calor, y mareos.

-Por eso lo mejor será vigilarlos por ahora, si vemos que podemos cooperar con ellos, solo entonces dirás que la Isla Paradis busca paz.-opinaba Hange, a lo que me levante del sofá.

-Permiso.-me disculpe ante mi atrevimiento de levantarme.-¿Puedo ir al baño?-pregunté, a lo que la señora Kiyomi asintió, señalándome la puerta de donde debía estar el baño cuando cruzara el pasillo.-Gracias.-le agradecí, saliendo de la habitación, para adentrarme a la primera puerta que encontré; y justamente, ahí estaba el baño.-Maldita sea... -musité, refrescando mi rostro de agua, y intentando de evitar el marearme.

-¿Todo bien?-mire el reflejo de Aster desde el espejo, mientras que continúe restregándome el rostro.-¿Aún no les has dicho?-me preguntó, curiosa, y quedándose en el margen de la puerta de aquel lujoso baño.

-No.-respondí, fríamente.

-Creo que es el mejor momento.-expresó, y por tal razón reaccione de manera fría, la mire; sabía que me pediría que lo hiciera.

-No lo sé, Aster.-le respondí, de manera insegura, secando mi rostro y acomodando un poco mi cabello.

-Inténtalo al menos.-me pidió, dándome espacio para que saliera del baño, a lo que empecé a sentirme algo tensa.

-Bien.-musité, caminando a su lado en el pasillo.-Estoy nerviosa.-exprese, y es que, realmente me estaba sintiendo ansiosa.

-Estoy aquí.-llevo su mano a mi hombro, alentándome a caminar, sabiendo que estaríamos llegando a la sala de estar en la que estarían todo.-Andando.-me pidió, para así, ella caminar y dejarme justamente sola, captando las miradas de todos ante quedarme detenida frente a ellos.

-¿Qué pasa?-pregunto Levi, inquieto ante visualizar quizás mi tenso aspecto.

-Tengo algo que decirles.-les dije, visualizándoles, hasta que simplemente vi un asiento vacío, que de por si, me hizo sentir extraña ante no verle. -¿Donde está Eren?-pregunte curiosa, desviando el tema por un momento.

-Se ha ido.-me respondió Mikasa, se veía preocupada.-Iré a buscarlo.-aviso, levantándose, y yo rápidamente me removí hacia ella.

-No, espera.-la detuve, viendo sus ojos conectar con los míos.-Por favor.-le pedí, viendo como ella, con algo de pesadez asintió; sabía cuán preocupada estaba, al fin y al cabo, estábamos en tierras desconocidas y éramos enemigos.

-¿Qué ocurre?-Hange fue quien se dirigió a mi, también se veía ansiosa, había creado algo de tensión en la habitación, todos esperaban que les dijera lo que iba a decir.

-Yo... -me trabe, sintiéndome ansiosa y como mis manos sudaban, la única mirada que veía era la suya, sus ojos grisáceos eran mi único punto de horizonte.-Estoy embarazada.-dije finamente, viendo como su semblante se relajó, incluso pude ver como abrió sus ojos grandemente.

-¿Qué?-Armin fue el primero en levantarse, al igual que Jean y Connie.-¿!Oh por Dios?!-exclamaban felicidad, mientras que tan solo parecían estar brincando, bloqueándome la expresión de Levi.-¡Kira!-Armin expulsaba su emoción, me miraba, pero no sabía que hacer.

-¡Genial!-Jean y Connie se acercaron a Levi, y pude ver como estrechaban sus manos con respetos.-¡Capitán, felicidades!-le felicitaban, mientras que mis mejillas dolían ante mi sonrisa, estaba pasmada y sonrojada.

-Kira.-los brazos de Mikasa me acorralaron, me abrazaron fuertemente, y pude sentir su grata emoción recorrerme.-Es la mejor noticia que has podido darme... -habló, con su voz entrecortada, mientras que se distanció, y pude ver sus ojos húmedos.

-Mikasa... -la llame, notando como su tristeza y la felicidad se mezclaban, ella intentó restregar sus ojos, pero solo bajo la mirada, mientras que Hange se acercaba a mi.

-Felicidades.-dijo aquella mujer, sonriente, y dándome un corto abrazo.-Enhorabuena.-me felicito la señora Azumbito detrás suyo, a quien le sonreí.

-¡Vamos a ser tíos!-los brazos de Armin me alzaron en el aire, dándome vueltas.-¡Joder, que me lo olía!-exclamaba, mientras que mis ojos se humedecieron, sabiendo que faltaba alguien aquí, pero aún así, abracé a Armin y le sonreía.

-Venga, démosle espacio.-Jean intento de distanciar a Armin de mi, mientras que me sonrío y me asintió, dándome una cálida felicitación, pero mis manos temblaron en cuanto vi el cuerpo de Levi frente a mi.

-Levi.-le llame, pero sonreí ampliamente cuando sentí sus brazos arroparme, de una manera tan suave, pero tan emotiva.

-No hables.-me pidió, mientras que asentí, abrazándolo y cerrando mis ojos.-Estoy feliz... -me confesó, acariciando mi espalda.

-¿Él sonríe?-pregunto Sasha con total confusión, mientras que yo asentí sonriente, sabiendo que todos pudieron presenciar tal escena.

Su abrazo fue fuerte, y me transmitía una energía llena de felicidad, y de muchos sentimientos encontrados. Ambos estaríamos entrelazados en un fruto de nuestro amor, que nos acompañaría siempre. Continuamos en una pequeña celebración, en donde nosotros los más jóvenes nos fuimos en busca de Eren. Pese a eso, mis pensamientos estaban nublados por el sentimiento que desconocía. Todos se habían adelantado, y de seguro habían encontrado a Eren en aquella carpa de personas desconocidas. Justamente ahí residía el niño que nos había robado hoy, pero nos dimos cuenta, que era algo que él necesitaba, a diferencia de nosotros. Estaba afuera, escuchando las charlas y como se divertían, y mi mente solo estaba pensando en lo que me encontraría más allá del futuro, cuando el bebé que estaba esperando, llegara. Estaba consiente de que muchas cosas cambiarían, pero temía por los cambios, y temía por los acontecimientos que se embargarían aquí, dentro de algún tiempo que desconocía. Alce la mirada, observando al pequeño que nos habíamos encontrado al mercado, él me estrechó su mano, y me dijo algo en un lenguaje que no entendía, así que tan solo acepté lo que me dio, y me hizo sonreír de lado cuando lo visualicé.

-Gracias.-le dije al pequeño, quien se marchó, sostuve aquella bolsa media vacía y la guardé, mientras que escuché pasos atrás, y podía jurar saber quien era, debido a la sombra del suelo que se proporcionaba gracias a la luz.

-¿Qué haces aquí?-me preguntó Eren, a lo que me giré, observando su seria expresión, aunque sus mejillas se veían acaloradas; debía ser al alcohol que habían estado bebiendo.

-Todos parecen divertirse, incluso tú.-le dije, evadiendo su pregunta.

-¿Y por qué tú no?-me preguntó, manteniéndose distante a mi.-Desde que llegaste has estado, rara. Y... yo te conozco.-me dijo, mientras que mi piel se sentía tensa, y la ansiedad, me recorría.-¿Por qué vas a llorar?-me preguntó, y me sentía entre la espada y la pared sabiendo que no había manera de escapar de él, me conocía.

-Quiero irme a Paradis.-le indique, mirándole detenidamente, intentando de ser fuerte ante su presencia, ante lo que realmente estaba sucediendo.

-Ya habías visto esto antes. ¿No es así?-me preguntó, descifrando mi mirada.-Viste lo que sucederá aquí.-afirmó, y yo, me acerqué a él.

-Eren, te lo suplico... -le hable en un tono bajo, él era más alto que yo, así que alce la mirada y lleve mis manos a su chaqueta.-Puede haber otra manera.-le dije, con mis ojos humedecidos, y mi mente llena de esas horribles imágenes.

-No.-negó, mirándome fijamente.-No la hay.-me indicaba, y mis manos, se deslizaron por su chaqueta, para simplemente, bajar la cabeza decepcionada.-Y aunque quieras, no puedes detenerme.-añadió, y tan solo me distancie de él, mirando a otra parte.

-Eren, van a morir inocentes, entre ellos, esos niños.-decía, fríamente, dejando que mis lágrimas se esparcieran, pero no demostraba tristeza; era resentimiento.-Por favor, no te conviertas en esto.-le pedí, agriamente.

-Kira.-él me llamo, como si no pudiese hablarme. -Yo siempre fui así... -me indicó, frío, una frialdad que recorrió mi ser, y parecía desconocerlo.-Tú no me escogiste, porque sabías que esto sucedería, y pensaste que al no escogerme, lo evitarías.-expresó, y abrí mis ojos, y negué.

-No, no es así.-le decía, poniéndome ansiosa, porque él desconocía mis razones, más allá de las que creía.-Eren... -lo llame, con la intención de expresarle la verdad.

-No vas a detenerme.-me pidió, creyendo que le diría algo más, pero, me desanime, y simplemente sentí como atrapo mi mano en el aire cuando iba a tocar su hombro.-Es la única manera... -dijo, mirando mi mano y acariciándola, pero negué.

-Eren... Estoy embarazada.-le dije, viendo como con suavidad soltó mi mano, y como de una manera aturdida y sorpresiva, me miro.

-No hay nada más bonito que puedas merecer que el ser madre.-una sonrisa se esclareció en su rostro, unos segundos, antes de que yo pudiera ver sus ojos humedecidos.-Pero ni siquiera eso me va detener.-dijo, derramando sus lágrimas, mientras que las mías bajaban con fluidez.-Gracias, porque pese a que sabes lo que sucederá, no has dicho nada. Es el mejor actor de amor que has podido hacer por mi, protegerme. Y es por eso, que aún mi corazón te seguirá perteneciendo.-mi corazón palpito ante eso, y ver como limpio sus ojos humedecidos, y tan solo me quede ida frente a él.

-¿Aún me amas?-le pregunté, debido a su comentario anterior, viendo como se dio media vuelta, pero se detuvo en seco.

-Como el primer día.-respondió, fríamente, tensando mi piel.-Hasta mi último... -musitó, dejándome fría por dentro, viendo como se fue.

Mis piernas temblaron, así que me arrodille y lleve mis manos a mi boca, tapando para evitar sollozos, y que nadie viniera a procurar por mi. Esa mirada de él estaba muerta, sus ojos ya no transmitían brillo. El Eren que había conocido, ya se había ido, o quizás, él siempre fue así, pero jamás fuimos capaces de verlo, hasta ahora. Recordé al impulsivo niño que no se detenía, que corría para abalanzarse a esos bravucones que nos molestaban, sin importar que le dieran una golpiza, continuaba y no se detenía. Él huía de nosotros, porque siempre huyó a lo que creyó sentir que era la libertad. Fuimos parte esencial para que luchara por eso, y jamás nos dimos cuenta de que siempre fue así que lo quiso. Llore impotente, sabiendo que sin importar que me hubiera desprendido del destino, ya era el destino de Eren ser así, porque yo todo este tiempo fui un complemente, esta nunca fue mi historia, o la de mi destino, era la de Eren y su destino, porque mi historia dependía de la suya y ahora que me he desprendido, no encuentro manera de poder salvarle, porque es así como él lo quiere. El futuro nos alcanzaría, y sería un costo lleno de tragedias que nos arroparían. Tenía miedo, pero tan solo me quede allí, sentada afuera, hasta que escuché varios pasos, e iluminaciones.

-¿Aster está con ustedes?-me preguntó Hange, iluminándome, a lo que asentí; visualizando que la pelirroja chica debía estar noqueada debido al alcohol.

-¿Qué tienes?-Levi se arrodilló frente a mi, mirándome confuso, pero negué.-¿Por qué lloras?-me preguntó, y tan solo baje la cabeza.

-No quiero estar aquí ...-susurré, evadiendo su potente mirada, que seria capaz de descifrar que sigo más estaba ocurriendo, pero no podía decirle, porque pese a todo, yo debía proteger a Eren; ese era mi propósito, ese siempre fue.

-Llévatela.-pidió Hange.-Nosotros nos encargamos.-le indicó ella, a lo que Levi se paró del suelo para estrecharme su mano, y ayudarme a levantarme.

-Hay mucho silencio.-expresó Onyankopon, a lo que sonreí de lado, sabiendo que sin duda se encontrarían a los chicos abatidos por el alcohol que habían consumido.

-Estaban bebiendo.-le expresaba a Levi, caminando junto a él en un campo de flores.

-Es entendible que deseen descubrir, después de todo, estamos lejos de casa.-comentó.-¿Estás asustada?-me preguntó, mirándome.

-¿Asustada por... ?-me quede en el limbo ante su incompleta pregunta, a lo que vi como él miró hacia abajo, pareciendo señalar mi abdomen.-Oh... -suspire, comprendiendo.-No lo sé, no sé cómo es estar así.-exprese.

-No vas estar sola.-indicó.-Muchas cosas van a cambiar, te lo aseguro, no he dejado de pensar en eso, desde hace un rato.-musito.-Nunca te lo he dicho, pero anhelo una familia.-ambos caminábamos bajo el cielo estrellado, y estar a su lado, calmo la ansiedad que mi charla con Eren provocó.

-Yo también.-le respondí, mientras que caminábamos, y veíamos aquel campo de flores ser iluminados por la luna.-Pero, no sé cómo hacerlo.-confesé, viendo como Levi, sonreía de lado.-No hagas eso... lo haces parecer tan fácil... -dije, bajando la cabeza y sonriendo, sonrojada.

-¿Qué no haga que?-me preguntó, curioso, y haciéndose el que no sabía, pero si sabía.

-Sabes que amo cuando sonríes, y siempre que lo haces, es como si fuera fácil. Cuando para ir, no es fácil sonreír.-le indicaba.-Cada ves que sonríes, se siente algo en mi interior, una sensación bonita.-expresaba, aún sonriendo.

-No puedo decirte cuán feliz estoy.-decía él, mientras que detenía su paso en seco.-Solo, tengo muchas preguntas para mí mismo, pero sé que, ese bebé vendrá muy querido.-expresó, y visualice cómo había otra lámpara y una sábana en aquel césped.

-Este lugar... -mire alrededor, visualizándolo.-Es hermoso, y se siente conocido... -hable en un tono bajo, quedándome parada mientras que Levi dejaba la lámpara que sostenía aún lado de la otra, dándonos un poco más de visualización.

-¿Quieres bailar?-me pidió, a lo que sonrojada sonreí, sabiendo y quedando asombrada, antes sentir eso como algo ya vivido.

-Si.-le acepte, sintiendo como ponía su mano en mi cintura, mientras que la mía iba en su cuello, y las otras dos, entrelazadas.-Levi... -le llame, sintiéndome sonrojada, sabiendo que esta fue una de las imágenes que vi años atrás.

-¿Desde cuando lo sabías?-me preguntó él, mientras que nos movíamos lentos, a nuestro propio ritmo.

-¿El embarazo?-le pregunté confusa, sin saber a qué se refería, él me dio media vuelta y me observo.

-No.-negó, dándome otra media vuelta, y atrapando mi espalda con su pecho.-¿Qué te traería aquí?-pregunto, así que continúe pasmada ante la romántica escena que teníamos, y como él había descifrado la imagen que vi a través de sus propios ojos.

-La primera vez que bailamos juntos, hace unos años.-le respondí, y él me soltó, distanciándose de mi.-¿Qué?-pregunte curiosa, viendo como me miraba fijamente.

-¿Entonces sabrías lo que pasaría?- me volvió a preguntar, arrodillándose en el suelo, y sacando de su bolsillo una pequeña caja.-¿Sabrías que te pediría que te casarás conmigo?-me preguntó, y me quede tiesa ante eso, yo no tenía idea de que esto sería lo que pasaría.-¿Serias la mujer de Ackerman?

-¡Si!-la interrumpí, con mis manos temblorosas y abalanzándome encima suyo.-¡Porqué te amo!-grite animada, y sonriente, estaba entre risas toda pasmada, era la primera vez que lo decía.

-Es la primera vez que...

-¡Te amo, y quiero casarme contigo!-no le deje hablar, me aleje, y sus mejillas se veían sonrojadas; Levi estaba sonriendo de una manera pasmada, se veía tierno, pero irreal.-¿Pero, no necesitamos una ceremonia?-pregunte curiosa, viendo como él, metía aquel anillo, sumamente hermoso en mi dedo.

-Basta con nuestros votos.-me expresó, para así, sellar ese pacto de amor en un beso.

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Actualidad
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Abrí mis pesados párpados, y simplemente lo observé. Aún el amanecer no había llegado, pero estaba segura que pronto despertaría, y tendría que irse lejos de nosotras, por el bien del pueblo, y del de nosotros mismos. Sus ojos estaban cerrados, su boca transmitía suspiros, y su mano estaba estirada, llegaba a mi cintura y me aferraba a él, mientras que entre medio de ambos, veía como aquella pequeña, tenía alzada sus manitas. Sus grises ojos miraban algún punto fijo, ella no hacía ruido, tan solo parecía jugar con sus manitas, y descubrirlas. Éramos lo que siempre soñamos, una familia, pero a pesar de todo, el vacío de vivir en este mundo lleno de caos, me agobiaba. Recordé esa noche, esa mágica noche. El tiempo había pasado a penas, y aquí estábamos, sin saber que nuestro amor sería tan fuerte. Acaricie las manos de la pequeña a mi lado, a quien no podía aún imaginar que fuese mía, pero si, era mía. Verla me recordaba a Levi, y quizás era un regalo que me habían enviado, para siempre recordarlo. Sus manos y las mías se tocaban, ella intentaba de girarse, y me observaba. Sabía que yo era su mamá, temía que su futuro fuera condenado a una maldición que desconocía, pero mientras tanto, la protegería. Mi pequeña kiki.

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Próximo capítulo: El primer amor que nunca se olvida.
Yendo a la actualidad, Kira debate con sus compañeros la postura de Eren y sus intenciones. Mientras que surge entre ella y Eren un encuentro inesperado, después de tanto.

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