꧁ღ Especial 100k ღ꧂

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Te recomiendo escuchar un infinito de canciones mientras lees éste capítulo. Más esta en especial, creo es perfecta.
"Things of Beauty Burn" de Hammock.

Por darme la oportunidad de existir en tu corazón, te quiero.



















El día que le conocí, mis dedos habían picado fuerte cuando me detuve a tocar los montículos de su rostro. Temeroso y como si una especie de quemazón se formarse en la punta de ellos. Más aquello, parecía no molestar a la parte más escondida de mi y que me instaba a continuar haciendo.

Tan adictivo. Tan desconocido.

Dedicándome a estudiar cada parte de el, sintiéndolo tan similar al mío. Más tan diferente a su vez. Pues su cabello era como el color del trigo y sus ojos similares a los del atardecer.

Y sentía que mis mejillas ardían, mientras apoyaba mi mano sobre su pecho. El que subía y bajaba buscando aire. Con aquel "tun tun" guardado en el, que yo también sentía en el mío. Por lo que curioso de ello, apoyé mi cabeza allí sintiendo como las vibraciones llegaban hasta a mí.

Tan extraño.

Más un aroma tan natural y cotidiano, rodeó mi cuerpo de pronto, provocando que mi vientre cosquilleara y pegara un salto en mi lugar. Por lo que me alejé inmediatamente de él y con mi corazón golpeando rápidamente.

Y tuve miedo. Atinado solo a hacer aquello que "sonrisa bonita" había enseñado, al saber que aquel joven muy pronto iniciaría su viaje hacia las estrellas.

Con mis manos temblorosas, escogiendo flores de mi alrededor. Urdiéndolas entre mis dedos en una bonita corona, con aquellos colores que destacarían tan bien en aquella cabellera color trigo.

Sin embargo, el nunca viajó. Y contrario a eso, se quedó durante días en aquel lugar.

Por lo que sigiloso, procuré despertar cada mañana antes que ella lo hiciera. Llevando conmigo todo el alimento que entrase en la pequeña bolsa de género. Con mi corazón sacudiéndose fuerte, ante el miedo de ser descubierto.

Era mi secreto.

Y debía cuidarlo como tal. Pues sabía que sí "sonrisa bonita" llegase a descubrirlo, de seguro me regañaría por avanzar tan lejos del valle.

- "Jungkook jamás debe ir allí"- decía ella cada vez que le pedía tan solo ir por un momento -"Eso peligroso para Jungkook" - y aquello bastaba para dejar de insistir, pues sabía que sería una pelea perdida para mi. Pues "sonrisa bonita" , era bastante obstinada.

Ella no debía saberlo.

Por lo que oculté de ella, cada una de mis salidas. Siendo meticuloso en que el mismo chico de cabello de trigo, no se percatara de mi presencia. Observando con detenimiento y sin poder evitarlo, cada una de las actividades rutinarias de su día. Llamándome mucho la atención, lo torpe que era con sus pies y las incontables veces que le ví cayendo de narices al suelo.

Era demasiado gracioso. Sobre todo cuando su ceño se fruncía de enojo y pateaba el césped con ímpetu, como si aquello le permitiera volver el tiempo atrás e impedir su desdicha.

Aquel día no pude evitar reír, como tantas veces lo había hecho mientras disfrutaba durante horas de lo llamativo que era verle. No percatandome que de la nada, este había dirigido su vista hasta donde me encontraba. Preguntándome enseguida, el como me había descubierto.

No.

Mi pecho enseguida acelerandose, por lo que me giré rápidamente y solo atiné a correr. No muy seguro de hacia dónde me dirigía y con tan solo la necesidad de que aquel chico no me atrapase.

Sin embargo, parecía que él era más veloz que yo y sus pies siendo ahora más rápidos que los míos, no parecían verse afectados por la larga hierba del valle. Mientras yo, sintiendo que mis piernas se adormecían por que extraño aroma, me volvía torpe en aquel lugar que me pertenecía.

La fuerza que me había atraído hacia él, apenas había hecho que me diese cuenta de la acción cuando ya me encontraba cerca suyo.

Y el aire me quemó.

Distinguiendo sobre mi vientre, las palpitaciones de su propio pecho y que vibraban a través de mi piel, como si atravesasen la tela de mi ropa.

Su aliento chocando con el mío y el aroma que provenía de él, comenzando a aturdirme. Percibiendo como algo desconocido y que se encontraba antes dormido en mi interior, se hundía entusiasmado en el atardecer de sus ojos. Y un exquisito aroma invernal, se posaba sobre mí.

Mío. Sentí que mi cuerpo quería decir, mientras él movía sus labios como si algo me quisiese hacer entender. Más yo ya me había perdido, en la caricia que una de sus manos dejaba sobre mi rostro. Deseando que esta jamás se acabase y me acariciara un poco más.

Solo un poco.

Más su cuerpo había abandonado el mío rápidamente y aún entre mi confusión, apoyándome en las palmas de mis manos para levantar mi torso y entrandome con la mirada disgustada de "sonrisa bonita".

Me había descubierto.














Pasaba mi nariz una y otra vez por sobre la tela, pareciendo que esta raspaba un poco debido al constante roce. Más no creía que era algo que podía contener, pues un agradable cosquilleo se formaba sobre mí vientre y empujaba a continuar en aquello.

Sentía que mi rostro se calentaba, pues un pudor extraño asomaba al desear entender lo que estaba haciendo. Con mis manos firmes y sosteniendo con fuerza la camisa de aquel chico, como si no quisiesen que se me fuera arrebatada.

Mío. Repitiéndose en mi cabeza una vez más y sin pensarlo demasiado. Argumento incomprendido y que no buscaba mucho entender.

Y suspiré. Sabiendo que debía parar mi devoción por aquella pieza de ropa, pues "sonrisa bonita" ya había golpeado mi mano días atrás cada vez que miraba demasiado al chico de cabellera de trigo.

Como si aquello fuese incorrecto.

-"Jungkook no molestar" - dijo con una mirada seria y que no estaba seguro había visto alguna vez. Con sus cejas en modo de corrección, haciendome asimilar que lo que estaba haciendo estaba mal. Y que mi fascinación por aquel chico, no era algo que a ella le agradase.

Tonto, tonto. Me dije soltando aquella prenda y lanzandola sobre la cesta de ropa sucia que más tarde lavaría. Saliendo de allí rápidamente y recordando, retirar la mía y que aún continuaba en mi habitación.

"Sonrisa bonita" de seguro me regañaría, al saberla aún tirada a los pies de mi cama.

Por lo que subí peldaño a peldaño la escalera, sosteniendo con cuidado mis manos allí. Muchas veces había caído cuando era un niño y no me sería complicado volver a hacerlo si no tenía cuidado.

Procurando llegar antes de que ella llamase mi atención, girando la perilla y abriéndola de golpe. Y sin preguntarme el porqué del latir acelerado de mi pecho, poco antes de hacerlo.

Todo siendo demasiado rápido e imprevisto.

Tan solo sintiendo aquella mirada sobre la mía, tan petrificado como yo en ese momento. Percibiendo cómo mi rostro se calentaba, debido a que mis ojos parecían haber descubierto algo demasiado nuevo.

Tan bonita, su piel. Casi como el color de la canela, con reflejos tornasol en donde llegaba la luz. Y yo me cuestionaba ¿como se sentiría el poder tocarla? Por lo que avance un paso hacia él, con el mero propósito de pasar mis dedos sobre ella.

Sin embargo y en mi atontamiento, frené mi andar. Sintiendo como el cuerpo me temblaba y él continuaba mirándome, como si incluso no le pareciera incomodar mi presencia.

Y tan solo salí de allí. Lo más veloz que permitieron mis pasos y casi resbalando por la escalera.

Sintiendo que la sangre se me subía a la cabeza y el estómago me punzaba extrañamente.

No sabía que me sucedía.

Por eso apenas y pensé hacia dónde me dirigía, tan solo saliendo de la casa y pasando por el lado de "sonrisa bonita", quien tendía la ropa recién lavada.

Sus ojos mirándome extrañada, mientras aprisionaba uno de las pinzas con las que sujetaría las telas, entre su boca.

-"Jungkook raro" - me dijo a la vez que yo me acomodaba sobre la hierba y arrastraba hacia a mi, los pequeños "orejitas largas" color nieve, sobre mis piernas -"Jungkook cara roja" - insistió un poco más intrigada.

No quise responder.

-"Cabello de trigo" - le dije, viendo como esta se perdía entre las telas.

-"¿Cabello de trigo? - me preguntó ella y yo solo atiné a mostrar con mis manos, por lo que añadió -¿El rey?

Asentí. Claro que sabía que se trataba de un rey. De esos que veía siempre en los libros y tenían grandes sombreros de puntas doradas sobre su cabeza.

Sin embargo yo deseaba saber algo más -"Cabello de trigo... ¿su nombre?

Y ella pareció entender -" Jungkook poner uno"

Aquello hizo que mi corazón apurar a su ritmo, por lo que sólo bajé la mirada hacia los "orejitas largas" sobre mis piernas.

¿Como haría eso? Si aún estaba en mí, el reciente recuerdo de nuestro encuentro en mi habitación.

Me sentía confundido. Tal vez avergonzado.

Más aún, al sentir que el aroma de su ropa se había quedado sobre mí propia nariz. Pero este ahora parecía ser más intenso y estar casi rodeandome.

Extraño.

Por lo que inconsciente giré mi rostro hacia un costado, distinguiendo la razón de la nitidez de la lluvia sobre mí. Moviendo sus manos con señales que poco entendía, más parecía verse bastante nervioso de verme allí.

Y yo también lo estaba.

Por lo que solo sonreí y le inste a que se sentara a mi lado. E ignorando como mi corazón parecía querer arrancar bajo mi pecho. Tomando a uno de los "orejitas largas" sobre mis piernas y estirandolo hasta él, viendo como lo recibía luego de brindarme una sonrisa.

Bonito.

Mi vientre dolió por ello, confundiendome y haciendome sentir extraño. Dedicándome a recorrer su rostro con mi mirada, ahora que le tenía nuevamente cerca al igual que nuestro primer encuentro.

Deteniendome a observar como pequeñas "lunitas" le decoraban el rostro y fijándome en cómo sobre la punta de su nariz, destacaba una donde llegaba un rayo de sol.

Y una de mis manos, fue rauda e instintivamente a tocarla con mi dedo. Apreciando cómo este me observaba perplejo, por lo que repetí la acción, una vez más.

Sin embargo, aquello resultó ser en vano. Sintiéndome un poco decepcionado, al asimilar que él parecía no comprender lo que yo decía.

"Naricita de luna"

Más lo vi voltearse hacia "sonrisa bonita", quien movía sus labios indicandole algo. A lo que él, respondió con una sonrisa y se giró nuevamente hacia mí.

Su mano levantándose y acercándose hacia mí rostro, percibiendo de inmediato como este me ardía. Y sintiendo como "naricita de luna", tocaba con su dedo justo debajo de mi boca.

-"Jungkook, este es tu nombre".








Sus manos se movían con torpeza y lentitud, como si tuviese miedo a equivocarse. Aquello me causó ternura, provocando que riese debido a lo avergonzado que parecía sentirse.

Ambos nos encontrábamos sentados sobre la hierba en el jardín, uno frente al otro. Y "naricita de luna" me miró, sin yo comprender aún la razón por la que mi felicidad siempre me delataba y provocaba que él se diera cuenta de ella.

- "Perdón, Taehyung se ha equivocado de nuevo"- me dijo con su rostro volviéndose como el color de algunas de las flores del valle. A lo que negué efusivamente, pues no debía reír porque él estaba aprendiendo.

-"No. Taehyung disculpa a Jungkook. No debió reír" - le señalé, perdiendome un poco en ese instante pues su mano se dirigió a mí cabello sin previo aviso.

Y mi corazón comenzó a latir muy fuerte otra vez.

Como últimamente lo ha estado haciendo.

Con su aroma a agua de lluvia sobre la tierra, pareciendo internarse hacia mí interior.

-"La flor del cabello de Jungkook, iba a caer" - me indicó, comprendiendo que su intención había sido acomodar la pequeña flor que yo había colado entre mi pelo.

-"Gracias" -fue lo único que atiné a decir, pues sentía que mis mejillas quemaban y las palmas de mis manos humedecían de los nervios. Viendo a su vez, como este movía sus manos nuevamente e intentaba decir algo.

-"Risa" - dijo con cuidado, mientras yo asentía- "Risa de Jungkook bonita. Jungkook no deje de reír".

Y había sido tan simple como eso. Más aquellas palabras hicieron que quisiera cubrirme el rostro, por lo que sólo desvíe mi mirada hacia otro lado y obviando lo que en ese momento mi pecho estaba sintiendo.

Es que en las semanas que "naricita de luna" llevaba allí, yo me había sentido demasiado extraño. Ya que me quedaba mirándole cuando él no sabía que yo lo hacía, pensando en que quería tanto acariciar su cabello o tocar sus manos.

Era tan raro.

Por lo que un día me había acercado a "sonrisa bonita" mientras esta preparaba la merienda. Diciéndole que mi vientre dolía y cosquilleaba a la vez, cuando lo sentía cerca o olisqueaba su aroma a mi alrededor.

Sin embargo, ella parecía haberse molestado por mí pregunta. Pues negando con su cabeza había dicho - "Esas cosas malas" - continuado cocinando y sin darme oportunidad para decir algo más.

Aquel día me había sentido lo bastante mal, como para que una sensación de náuseas llegara hasta mi boca. Percibiendo como incluso mi cabeza dolía por el malestar.

Había algo mal en mi.

Mas no podía evitar estar mirándome en el espejo y comparando mi rostro con el bonito rostro de "naricita de luna".

Ese día él había dicho que era el de su nacimiento y yo me había sentido muy curioso por ello, pues con "sonrisa bonita" jamás habíamos celebrado algo así. Y sin embargo para él, parecía una fecha muy importante.

Fue entonces que busque aquella caja, que "sonrisa bonita " había regalado para mí una vez me hice más grande. Donde habían pequeñas piezas que ella decía podían adornar mi cabello.
Así como un bonito colgante en forma de pajarito, tan brillante como el sol.

Aquel sería el regalo indicado para él.
El que envolví en una pequeñita caja de cartón y pinté con polvos de variados colores. Esos mismos que parecían haber humedecido un poco con el paso del tiempo.

Pero no me importó. Y como pude los coloqué también sobre mi rostro. Pretendiendo imitar el como se veían en los libros.

Y por un momento pensé que tan gracioso me vería, pues "naricita de luna" rió cuando me vió. Creyendo que quizá, no me veía tan lindo como creía.

-"Jungkook sirva comida" - me había dicho "sonrisa bonita", a lo que yo ubique la cena sobre los platos que él había ordenado sobre la mesa.

Sabía que me estaba mirando, por lo que procure ignorar sus ojos y continuar con lo que hacía.

Más su agradable aroma cosquilleaba una vez más sobre mi estómago.

Tan suave.

Aquella fue una noche inolvidable, ya que nunca había disfrutado de una ocasión así y creo que para "sonrisa bonita", eso también fue demasiado nuevo. A pesar de que me había mirado de manera extraña antes de irse a su cuarto, no sin antes decir un "vete a dormir" con sus cejas lo bastante juntas como para saber que estaba no del todo feliz.

Más "naricita de luna" pareció también querer marcharse, a lo que le detuve y entregue mi presente.

Las manos me temblaban, por lo que sujeté con firmeza aquella caja y esperando que él no notase lo nervioso que me encontraba.

Y lo mucho que me afectaba su cercanía.

Él había sido tan amable como siempre, agradeciendo dulcemente lo que yo había entregado.

Su sonrisa pareciendome perfecta y agujerando sobre mi pecho, como si no le fuese suficiente que mi cara ya se sintiese muy caliente.

Me sentía extraño. Por lo que rápido me había marcado a mi habitación. Percibiendo que mi piel comenzaba a quemar y bajó mi vientre se formaba el dolor inconfundible de mi pesar.

Estaba sucediendo de nuevo.

Y dolía mucho.

Pensando que lo mejor sería despertar a "sonrisa bonita" y decir lo que estaba pasando. Que ella aliviará mi dolor una vez más y no dejara que esto se apoderara de mi.

Sin embargo, mi cuerpo ardía y mis piernas temblaban al desear que algo calmase aquello que me estaba molestando. Subiendome boca abajo sobre la cama y con mi corazón latiendo fuerte. Mientras con fuerza buscaba algo en lo que sostenerme, para empujar mis caderas contra ella a la vez que mi garganta soltaba un sollozo.

Quería llorar. Pues me sentía tan sucio por sentirme de esa manera. Distinguiendo cómo entre mis muslos, comenzaba como todas las veces a humedecer.

Quería tocarme.

Que me tocaran.

Sin embargo "sonrisa bonita" había repetido muchas veces lo incorrecto de eso. Que aquello no era algo bueno y debía ser fuerte y soportarlo.

Pero sentía que ya no podía más. Siendo esto aún más tangible, cuando aquel aroma erizó toda mi piel. Por lo que me voltie de golpe para buscar su procedencia, apreciando claramente como aquellos ojos tan brillantes como el atardecer, estaban clavados en mí.

Y no supe que hacía él ahí, sin embargo algo bajo mi pecho me decía que aquello era lo que necesitaba. Observando como este se sentaba sobre mí cama.

Tú.

Mis manos picaron. Como si necesitasen palpar que aquello era real.

Que él lo era.

Sintiéndome sofocado, a la vez que estiraba una de mis manos hasta su camisa. Apretandola con fuerza y por la sencilla razón del percibir que me desmoronaría.

Por favor.

Apreciando como este retiraba la prenda y dejaba expuesta toda la piel de su torso.

Era precioso.

Un suave color dorado posandose sobre ella, que parecían destellos en aquel momento en mi cuarto.

Y quise tocarlo. Pasando mi mano con delicadeza y un poco de miedo, no sabiendo si era yo o él quien temblaba ante él contacto. Formandose cosquillas bajo mi vientre a la vez que lo hacía y con mi respiración volviéndose pesada al instante.

Sus ojos fijándose en los míos, como si no pudiesen salir de allí.

No quería que lo hiciera.

Y él tampoco.

Aferrandome firme con mi mano sobre su pecho, deseando que su aroma se impregnara sobre mí.

Que me tocara. Me consumiera.

Lo necesitaba y él también a mí. Por lo que me acerqué más cerca suyo.

Era mío.

Y yo suyo.

Sintiendo como este empujó hacía mí, haciendo que la punta de mis pies hormigueara. Y distinguiendo como la ropa parecía quemar mi piel.

Quería sacarla de allí. Y que dejara de cubrirme.

Y lo quería a él haciendolo.

Sin embargo, la confusión me cubrió rápidamente y de forma dolorosa. Cuando mi cuerpo fue tironeado lejos del él.








El pecho me desgarra y mis ojos arden, a la vez que siento la percistencia de aquella presión sobre mi muñeca. Tropezando de vez en cuando, por lo mal puesto que llevaba mis zapatos y lo débil que sentía mis piernas.

Por favor no.

Las mejillas me quemaban como finas agujas sobre ellas, encendiendo por la humedad que resbalaba sobre ellas.

No había dejado de llorar. No podía evitar hacerlo.

Mi cuerpo exigiendolo a él nuevamente. Más sabía ella no lo permitiría.

-"Jungkook eso mal"-me dijo dejándome allí como cada vez que sucedía. Sin embargo me miraba d le una forma, que no creo haber sentido antes -"Jungkook no puede hacer eso. No debe" -Más sus palabras parecían volverse transparentes y casi sin sentido, cuando lo único que yo quería en aquel momento era a él. Por lo que mi garganta dolió un poco más, sintiendo como algo rompía dentro de mí.

Mis ojos dirigiéndose a las cosas que ella dejaba para mí como siempre. Mantas, comida y ropa de cambio.

-"No por favor" - le dije temblando y con mi piel aun ardiendo en los lugares donde él había tocado. Asimilando que mis ojos habían hinchado de tanto llorar.

Pero ella ignoró lo que había dicho - "Jungkook poner su cuerpo bajo el agua"- por alguna razón, ella también parecía estar tiritando. Sus ojos cristalizados diciéndome lo afectada que estaba por ello y el como yo le había decepcionado.

Sentí vergüenza.

-"Poner su cuerpo allí hasta que todo pase" - me dijo como era usual. Para luego girarse mientras apretaba sus puños.

Sin despedirse.

Sin un abrazo o un beso.

Le había lastimado.

Algo andaba mal en mi.

Y debía remediarlo.

Por lo que con rapidez me despojé de mis ropas, poco importandome el cambio de temperatura que percibió mi cuerpo. Pará luego casi correr por sobre las húmedas rocas, trastabilando por el musgo que había en ellas.

Ya vete de mí.

Ubicandome bajo la fría agua que caía de la cascada, sintiendo como esta escocía sobre mi piel. Haciendo doler mi cabeza y adormecer cada parte de mi cuerpo.

Quería dejar de sentir.

Pasando con fuerza mis manos sobre los lugares que él había tocado, como si aquello lo fuese a hacer desaparecer.

Más no quería. No deseaba olvidar. Ni que mi cuerpo lo hiciese.

Y sentía que me hería, mi piel sintiéndose raspada por el ímpetu que vertía en aquella acción. Con mi corazón moviéndose con una velocidad tortuosa y mi respiración siendo por momentos errática e incontrolable.

Dolía.

Más de lo que alguna vez lo había hecho. Por lo que me resultó inevitable que mis rodillas se doblaran, cayendo sobre la piedra agrietada en la que me encontraba. Abrazándome a mi mismo, mientras un angustioso llanto crecía sobre mi pecho.

Por favor. Por favor.

El agua congelando hasta la punta de mis pies. Con el dolor creciendo en mi hasta avanzar hasta el borde de mi garganta, resquebrajandome en un llanto que nunca había sentido.

Y no fui consciente de cuántos días habían pasado. Cuánto tiempo llevaba allí.

Tan sólo sabiendo que mi cuerpo se sentía demasiado frío, mi piel hormigueaba y mi sien dolía. Por lo que me cubrí lo que mas pude, con las mantas que "sonrisa bonita" había dejado para mí.

Más el frío no desaparecía. Moviéndose bajo mis huesos y haciendome tiritar.

Y por un momento creía haber muerto, cuando sentí como ella jalaba de mí para que bebiera de un la infusión caliente. Mis labios sintiéndose resecos al contacto con el líquido. Sintiendo como una de sus manos palpaba sobre mi frente, para luego dejar un beso sobre ella.

Un beso. ¿Lo había hecho bien?

Permitiéndome volver a casa, sosteniéndome en cada paso que daba.

Me sentía débil. Aún así sabía que a llegar a casa todo iría bien. Sintiendo como una sensación cálida me rodeaba y mi pecho parecía descansar. Relajandome de a poco al percibir aquel aroma tan cerca de mi una vez más.

Acurrucandome sobre su pecho hasta sentir que agua tibia me cubría. Su olor desapareciendo momentáneamente hasta ser dejado sobre mi cama.

Por favor quedate.

Mis párpados sintiéndose pesados y fatigandome enseguida debido al cansancio. Con mi garganta picando y mi cabeza aun doliendo.

Días en los que mi cuerpo se estremecía bajo las mantas, con los mechones de mi pelo pegando se a mi frente por la transpiración.

Quería descansar. Que aquella sensación se fuese.

Me sentía tan enfermo.

Recibiendo cada una de las medicinas que "sonrisa bonita" llevaba para mi. Más despertando cada noche debido al calor que sentía y el como mi pecho picaba cada vez que tosía. Golpeando con fuerza sobre él, sintiéndome mareado debido al dolor.

Y casi no le había sentido llegar.

Aquella noche sintiéndose todo tan difuso, que casi fue imposible ver su imagen nítida a la entrada de mi habitación. Apreciando como este se transformaba en un bonito animal de pelaje color nieve y se subía sobre mi cama.

Mi corazón se remeció.

Percibiendo como mi cuerpo anhelaba ser abrigado por su calor. Sabiendo y sin comprender el porqué, no había un atisbo de temor en mi.

Acercándome con cuidado y abrazarle hundiendo mis manos en su pelaje. Rozando mi nariz en la tibieza de su cálido aroma. Calmando mi angustia y dando sosiego a mi corazón.

De algún modo yo le pertenecía.

Si embargo, aquella sensación se diluyó junto a la profunda fiebre que me afectaba. Quedándome pensativo por ratos, al reflexionar el como sería nuestro reencuentro.

El pudor haciendose visible una vez más, recordando el como nos habíamos tocado esa noche.

Sintiendo como mi piel cosquilleaba con solo recordarlo.

Tenía miedo.

Miedo porque me gustaba demasiado, aquel recuerdo que vagaba fragil en mi memoria. Negando con mi cabeza enseguida, al saber lo erróneo que era eso.

Decidiendome a bajar para buscar algo que comer. Esperando no toparmelo allí.

Con mi cuerpo aun resultando débil, pues al pisar el primer escalón había caído de golpe al suelo, al haberlo pisado en falso.

Tonto, tonto.

Mi espalda doliendo naturalmente, con mi cabeza ondeando debido al fuerte golpe. Sintiendo como brazos me rodeaban y levantaban de allí, entendiendo de quien se trataba enseguida, ya que el pecho me latió con fervor al segundo de sentir su olor.

Su fragancia de invierno cogiendome de forma rápida, por lo que por inercia me había sostenido de su cuello. Esperando que el no sintiese el como palpitaba mi corazón.

Mis pies desnudos tocando la fría madera, cuando me dejó de pie y frente al lavamanos. Instando a que acomodara mi cabeza a la altura de el, percibiendo como este mojaba mi nariz con el agua de la llave recién abierta.

El fuerte color de la sangre, marcandose en finas líneas vaporosas sobre la cerámica color nieve. Provocando que me asustase y quisiese salir de allí.

¿Me estaba muriendo?

-"Tranquilo"- de pronto me dijo él, procurando sosegar mi ansiedad - "Jungkook estará bien" - y con suavidad me acercó nuevamente para limpiar mi rostro, enfriandose sutilmente con el agua fría.

Mi rostro ardía. Por lo que una vez acabó, lo sequé in buen tiempo esperando el ardor desapareciera.

No me mires.

Más este se giró hacia mí, como si buscase decir algo. Y mi corazón se agitó fuerte y sabía debía sacar lo que había allí.

-"Jungkook siente vergüenza" - y él se quedó mirándome - "Jungkook siente miedo" - porqué eral real, mi pecho latía por su cercanía, pero también por la angustia de no entender lo que me sucedía.

-"Taehyung también siente miedo" - me dijo y sabía que lo hacía de forma sincera - "Perdón por asustar a Jungkook".

Asentí, sintiéndome sonrojar a su vez - "Perdón por asustar a Taehyung" - añadí, pues podía sentir en su aroma que él se encontraba del mismo modo que yo.

-"Todo estará bien" - agregó él.

Y me sonrío.

Tan suave y tan gentil, que sabía que sería así.









Mi cuerpo temblaba bajo el suyo, sintiendo como su respiración se pasaba sobre mi boca. La calidez de su aliento inmiscuyendose por el borde de mis labios, más haciendo cosquillas sobre mí vientre.

Lo quería.

No asmiliando mucho, el como aquel movimiento de mi boca nos había llevado hasta allí.

Lo había hecho a conciencia.

De alguna forma lo deseaba. Y sabía que él también.

Me sentí aterrado por un segundo. Más esa idea fue desechada, al momento de sentir como sus dedos acariciaron mi cuello. Aquella zona sensible que me hizo tiritar.

En los días que transcurrieron, ambos nos habíamos vuelto curiosamente cercanos. Y a pesar de que yo deseaba una nueva molestia en "sonrisa bonita", mi corazón se movía demasiado rápido como para poder detenerlo.

Sus ojos posandose en mi la mayor parte del día y los míos sin intenciones de abandonar los suyos.

Algo sucedía con nosotros.

Pues mi cabeza no dejaba de preguntarse a que sabría su boca. Con mis mejillas enardecidas al sentirme avergonzado por tal pensamiento. Más nunca creí que todas esas imágenes que alguna vez vi en los baúles de "sonrisa bonita", fuesen tan reales ahora.

"Naricita de luna" lucía como aquellos príncipes que las princesas amaban. Aunque yo me atrevería a decir, que era era incluso más lindo.

Él era amable.

Dulce.

Sus manos siempre hacían que mi piel se sintiera cálida y sus palabras me hacían sentir bien.

Querido.

Y no es que con "sonrisa bonita" no me hubiese sentido de esa manera, pero aquel sentimiento era diferente.

Yo quería que él me besara. Por eso había llevado su dedo a mi boca, instinto de mi propio por la necesida de sentir un poco de él.

Su aroma recorriendo cada parte de mí, adentrándose por mis labios entreabiertos.

Cerré los ojos. Presionandolos con suavidad, a la espera de que se acercara a mí. Entendiendo por su fragancias, que él también lo necesitaba.

Más de pronto le sentí lejos y mi cuerpo reaccionó a eso sintiéndose frío. Por lo que abrí mis ojos con lentitud, observando como este se rascaba la cabeza y veía a "sonrisa bonita" dejar unos leños a interior de unos cajones.

¿Pero qué?

Ella llevaba algunos días comportándose de manera extraña. Al principio no le había prestado importancia, pero esto se volvía cada vez más recurrente. Tomando una actitud pedante y orgullosa.

No permitía que le ayudase y se exponía a lastimar constantemente.

No sabía que le sucedía.

Y aquello me desesperaba demasiado, pues "sonrisa bonita" siempre había cuidado de mi y yo no tendría problema nunca en hacerlo.

Más ella no me lo permitía. Explotando todo un día en el que ya no deseaba levantarse de su cama. Actuando tan diferente e insistiendo en que no la forzara hacerlo. Y yo sentía que un nudo se formaba sobre mi garganta, pues estaba agotado y lo único que pensaba era en dormir.

Pero la necesitaba conmigo, como antes.

Como siempre.

Sin embargo la intención de ella era otra y no flexibizaría en cambiar su desicion.

Pero insistí. Creyendo que así todo iría mejor. Hasta que percibí como "naricita de luna" procuraba que me detuviese.

Y lo detesté por estar haciendolo.

No tenía por qué. Pudiendo ver como ella parecía quedarse dormida, al verle cerrar sus ojos.

No, no.

Por lo que tironie una vez más de su pijama, sintiendo como él me movía con fuerza hacia atrás y movió sus labios.

Mi corazón se sintió lastimado enseguida, por lo que no pudiendo controlarlo sentía me rompía. Con las lágrimas ya no escondiéndose más y saliendo con desazón de mis ojos.

Saliendo de allí rápidamente y poco prestando atención a la nieve que caía afuera. Con mis pies hundiéndose en ella hasta entrar a la pequeña bodega, haciendome ovillo en una de las esquinas.

Yo lo estaba haciendo todo mal.

No le ayudaba en nada.

Tenía tanto miedo.

Percibiendo cómo mi cuerpo era atraído por aquel aroma, empujando mis puños con fuerza al sentirme aún molesto con él.

Más "naricita de luna" me apretó con mayor intensidad, acariciandome la espalda mientras yo me deshacía en él.

Sostenme por favor.

Le había dicho que me sentía inútil, porque así lo era. Incapaz de ayudar siquiera en algo a la persona que había hecho tanto por mí.

Sin embargo, él había señalado que no era de esa manera. Disculpandose luego de el como había reaccionado, agregando las palabras "valiente" y "bonito", por lo que negué asimilando su mentira como consuelo.

Más tocó mis ojos con suavidad y una esbozó una dulce sonrisa, diciéndome lo bonitos que estos eran.

Mi piel entumeció ante ello y mi pecho latió con fuerza.

-"Nariz bonita" dijo tocando con la punta de sus dedos y luego dejando un beso allí. Con su aroma intendificandose y metiéndose bajo mi piel.

Yo quería.

-"Bonita boca"- añadió rozando su pulgar con tersura por mis labios. Y yo sabía que mi respiración ya no era normal, pues la boca de él se había acercado hasta tocar delicadamente la mía. El aire tibio de su aliento sumergiendome en una neblina extasiante y que hacía que mi corazón palpitase demasiado rápido.

Y de pronto lo sentí.

El sabor tan agradable en la humedad de sus labios, ingresando profundamente en la mía. Sosteniendome de su camisa, apretandola con mis manos temblorosas. Percibiendo como el se llevaba con ternura, aquella pequeña parte de mí.









Una de sus manos acariciaba mi cintura y la otra la curva de mi mejilla. Mi nariz se restregaba sobre su sweater, mientras el besaba despacio y de forma suave por detrás de mi cuello.

Era cálido.

Los dedos de mis pies moviéndose con fervor, debido a lo agradable que me resultaba aquello. Permitiéndome obtener calma en la tranquilidad de su aroma.

Él se había encargado de que así fuese. Sintiendolo reír sobre mi cuello, debido a las cosquillas me hacía el sentir sus labios sobre mi piel.

El sueño venciendonos de a poco a ambos en aquella esquina. Una rutina habitual de nuestro últimos días, en los que nos dormíamos casi al lado de la cama de "sonrisa bonita", para así poder cuidarle de mejor manera.

Eran días difíciles.

En los que muchas de las situaciones con ella, nos llevaban a discusiones entre nosotros y que irremediablemente me hacían llorar.

No quería aquello.

No deseaba hacer sentir mal a "naricita de luna", pues el tan solo intentaba ayudarme y yo solo lo estropeada con mi angustia. Sintiendo erróneamente como si él quisiese burlarse de mí.

Mi pecho había dolido días atrás. Tanto que ya no soportando lo había caído frente a él, luego de haberlo empujado y provocado que sus ojos humedecieran.

Era tan tonto. Pero estaba tan asustado, que era lo único que su cuerpo le accionaba a hacer.

Más él y pese a todo, siempre estaba allí para él. Habiendo sujetado sus muñecas con cuidado pero con desición, destilando de su aroma para que no se hiciese daño. Su pecho aún doliendo por los duros golpes que había propinado sobre el.

Ya no más.

Sus piernas temblando, al momento de levantarse de allí. Esperando a que él le siguiese. Teniendo solo la claridad y el deseo de enseñar un poco, del porqué se sentía así.

Su mano apenas pudiendo sostener la llave para abrir aquel lugar, encendiendo una pequeña luz y varillas aromáticas como "sonrisa bonita" le había enseñado a hacerlo. Pará luego juntar sus palmas y cerrar sus ojos y pensar en él cielo.

En las estrellas.

Explicando a "naricita de luna" quién dormía allí.

Y no tenía recuerdos. No habitaba en él un solo momento de aquella persona. Más "sonrisa bonita" le había dejado claro que ella le había amado mucho y muestra de ello, era que le había albergado en su vientre por muchos meses.

Sin embargo, se había marchado demasiado pronto.

Demasiado joven.

Sus manos apretandose y en su pecho creciendo el dolor. El horrible miedo. Considerando la idea de que a ella también le llegase a perder.

El cuerpo de "naricita linda" abrazándole con fuerza, mientras las lágrimas le hacían arder los ojos y la garganta. Sintiendo como este pasaba su nariz por su cuello buscando tranquilizarle.

Todo estará bien. Le hacía saber.

Y había procurado hacerlo desde ese día, acercándole a él y no dejando que estuviese solo en todo aquello. Acurrucandose a su lado, cada vez que caía la noche.

Su cuerpo siempre despertando adormecido, por la posición tan poco práctica en la que se dormían. Observandole desde abajo y mirando su bonita quijada, tocandola con sus dedos para luego dejar un beso allí.

Muchas gracias.

Levantándome con cuidado y girandome a ver a "sonrisa bonita", como hacía cada mañana. Apreciando como esta tenía una dulce sonrisa sobre sus labios.

Tan usual en ella.

Mis manos enseguida a palpar las suyas, percibiendolas demasiado frías.

En realidad su cuerpo entero.

Por lo que me subí sobre su cama con cuidado de no lastimarla, al igual que cuando era más pequeño y me arrullaba a sus pies. Sin dejar de sostener una de sus manos entre las mías. Percibiendo como mi pecho se desgarraba lentamente.

Sabía que se estaba llendo.

Sabía que me dejaría.

Por lo que me aferré con más fuerza a ella, sintiendo como mis lágrimas humedecían mi rostro. Y ella pasaba su mano libre sobre el. Con su respiración más lenta de lo normal.

Te amo había señalado. Palabras sencillas en donde se encerraba mi todo.

"Sonrisa bonita" lo era.

Mi universo. Mi vida.

Ella había albergado bajo la suya, toda la mía.

Y ahora, se estaba apagando.

-"Te amo para siempre".









Mis pies desnudos se movían de forma natural en aquel lugar. Percibiendo la leve humedad, que la fría estación había dejado pregnante aún sobre la hierba.

Una pequeña sonrisa tejiendo en mis labios, como si aquel paseo que a diario hacía, en algo apaciguara el dolor que llevaba clavado bajo mi pecho.

Ella se había ido.

Y parte de mí lo había hecho con ella. Por lo que me parecía hasta incómodo estar demasiado tiempo en casa. Como si algo faltase o yo no perteneciese a ese lugar. Pues ella ya no estaba allí.

Mis ojos dirigiéndose a la bonita corona de flores, que había elaborado para ella aquel día.

Había hecho muchas para ella.

Los colores de las flores recién florecidas, adornando delicadamente su nuevo hogar.

Y aquello era lo que sucedía.

"Sonrisa bonita" ya no estaba en casa y yo necesitaba visitar a diario donde ahora ella se encontraba.

Su hogar.

Él mío también, si ella me lo permitía.

La extrañaba tanto.

Habiendome incluso alejado de "naricita de luna", por mi persistencia a no dejarle ir.

Sabía aquello no estaba del todo bien. Más entendía necesitaba más de un día para despedirme de ella.

Y supuse él también lo asimilaba de ese modo. Pues dejó aquel espacio que necesitaba, hasta que ya supo también le necesitaba a él. Por lo que sin decir nada, había llegado hasta mi aquella tarde.

Su sonrisa tan bonita coloreando mis mejillas. Picando mis pies con una pequeña rama y haciendome reír.

Me había insistido que bajase, apuntandome su espalda. Y yo no estaba tan seguro de caer allí, por lo que ayudó tironeando de mi pie.

Mi corazón enseguida golpeteó sobre su espalda y yo olisquie su cabello. Corriendo llevándome con él, hasta llegar a casa. Su mano entrelazandose a la mía, inmediatamente habíamos ingresado a ella.

Mi piel había cosquilleado y me había puesto extrañamente feliz. El gesto siendo sencillo, pero suficiente para hacerme reír.

Ambos habíamos cenado juntos, como en días no lo hacíamos. Sosegando el dolor que aún estaba presente en mí.

Mi cama sintiéndose fría al momento de llegar a ella. Como si el miedo la congelase y la soledad estuviese allí. No pudiendo conciliar el sueño, pues una fea oscuridad había allí. La que me despertaba a mitad de la noche y no me dejaba dormir.

Le necesitaba.

Por lo que temblando me había levantado, no sabiendo si él ya dormía o aún estaría despierto. Y sabiendo que si ya lo hacía, yo no sería lo suficientemente osado como para meterme allí.

Abriendo la puerta despacio y observando como él se encontraba girado hacia la pared. Por lo que caminé con cuidado, para corroborar si estaba dormido. Sintiendo mis ojos quemar de pronto, por la repentina luz que se encendía.

"Naricita de luna" me observaba confundido, por lo que me preguntó qué sucedía.

-"Jungkook sueños feos" - y lo vi pareciendo querer levantarse, con intención de acompañarme a mi habitación -"Jungkook quiere dormir con Taehyung" -y sabía que tal vez aquello había sido incómodo.

Y tal vez él no quería.

-"Si Taehyung quiere" - añadí, un poco resignado a que no había sido una buena idea ir allí.

Sin embargo, el había accedido a mi petición. Sonriendo con sutileza, creyendo que tal vez no había sido tan desagradable como pensaba.

Y mi cuerpo se sintió cálido.

Abrigado por su aroma.

Por lo que me giré hacia él, encontrándome con su espalda. Mi corazón se sentía inquieto y mis manos temblaban.

Aún así le abracé. Esperando el respondiese a mi abrazo y se volteara hacia mí.

Más no sucedió.

Y me sentí avergonzado. Pudoroso por estar confundiendo las cosas, pues él no parecía estar interesado en mí.

Y mi pecho dolió. Odiandome por el llanto que había irrumpido, percibiendo de pronto como este se giraba y tomaba mi rostro entre sus manos. Rozando su nariz con la mía y acariciar mis labios con los suyos.

Estoy aquí.

Su aliento volviéndose mío al escabullirse al interior de mi boca. Mis labios moviéndose con ansiosa ternura, deseando obtener un poco de su sabor.

Su mano hundiéndose entre mí cabello, mientras me empujaba más hacia él.









Las yemas de sus dedos hacían cosquillas sobre mí vientre, mientras las copas de los árboles se mecían sobre nosotros.

Mis propias manos aferradas a su cabello, moviendo mis dedos allí a la vez que le devolvía su dulce beso.

Sabía a miel. Pues recién había comido una tostada con el empalagoso sabor, una de las cuantas cosas que habíamos llevado a aquel lugar.

-"Sabes dulce" - le dije cuando se alejó momentáneamente y quizá debido a la falta de aire. Ambos acostumbrandonos a nuestros días con meriendas de besos y caricias.

Me sentía feliz.

-"Tambien Jungkook" - me respondió rápidamente y como si su boca estuviese desesperada por tocar nuevamente la mía.

También lo quería.

Rozando con suavidad la punta de su lengua con la mía, las que se encontraban renuentes a alejarse del nuevo sabor descubierto. Distinguiendo cómo su pecho latía rápido sobre mí y mi respiración se aceleraba al sentir su mano inmiscuirse bajo mi camisa.

Y me apreté contra él. Como si algo dentro de mí comenzara a incinerarse y él fuese el único capaz de apagarlo.

Quería que me tocara.

Y yo quería tocarlo a él. Por lo que una de mis manos bajó por su cuello, arrastrando mis dedos por la piel que le cubría allí. Sus labios vibrando sobre los míos al yo realizar aquella acción. Alejándome enseguida por aquello.

-"¿Jungkook hizo algo mal?" - pregunté. Mi respiración al igual que la de él, siendo corta y rápida.

Sus mejillas con un pequeño polvo del color de algunas flores allí en el valle.

-"Jungkook no ha hecho nada malo" - me dijo sonriendo, con su cabello un poco desordenado en la parte de atrás, resultado de mis manos inquietas.

Mi corazón se sacudió, a lo que le acaricié el rostro dejando un mechón tras su oreja - "Taehyung bonito" - mis manos le indicaron, no importandome si mi rostro se sentía caliente de la vergüenza -"Taehyung me gusta cuando me besa. Cuando me toca o me abraza para dormir" - su mano presionaba mi cintura -"Taehyung me gusta. "

Mucho.

Y vi que el centro de sus ojos se expandía, estremeciendiome por el aroma que desprendía su cuerpo sobre el mío. Apareciendo con sutileza una sonrisa en sus labios.

-"Jungkook también me gusta. Me gusta mucho. "

Y su boca llegó a mi una vez más, besando mi cuello hasta provocarme cosquillas. Sintiendo como su respiración alcanzaba mi oído y dejaba un largo beso allí, abrazandose a mi torso y yo sosteniendome de él.

Nos gustabamos. Y nuestra forma de hacerlo saber, era llenarnos de besos durante todo el día. Pasear por el valle o juguetear en el.

Su espalda volviéndose mi lugar favorito durante aquellos días.

Más el modo en el que me tocaba, pareció haber despertado aquello en mi. La parte que deseó que se fundiera en mí.

Más no quise acobardarme. Y entre su difusa imagen, me subí sobre él. Moviendo mi cuerpo en aquella zona que cosquilleaba. Prendiendo tanto mi vientre que me acerqué a besarlo.

Su boca despertando de a poco y en busca de la mía. Sujetando mi rostro momentáneamente antes de hundirá su lengua nuevamente en mi.

Y mi cuerpo ardió.

Sus manos sujetando mis caderas con fuerza y hacia las suyas. Mientras mi boca respiraba agitada a medida que el iba besando me cuello. Como si quisiese memorizarlo con sus labios.

Lo quería.

Era mío.

Sin embargo, de pronto me sentí frío. Temblando por la falta de él. Quien se había alejado de golpe y dejándome allí.

Rechazandome.

Esto estaba mal.

Y yo estaba sucio.

Por lo que salí de allí lo mas rápido que pude, siendo el dolor sobre mi pecho tan fuerte, que me obligue a tomar mi forma animal.

No era usual que lo hiciese.

Más necesitaba sacar lo que me lastimaba luego de mi.

Me sentía agonizar.

Dirigiendo mis pasos hasta el único lugar que conocía y que podría calmar el algo, lo avergonzado que me sentía.

¿Por qué lo había hecho?

No debía.

Por lo que subí por entre las rocas y me sumergí bajo el agua. Estremeciendome por el contrastante frío y tan diferente a la sensación cálida de mi cuerpo.

Mi pelaje oscuro como la noche, desapareciendo lentamente. Recibiendo el golpeteo de la cristalina agua, con mis lágrimas perdiéndose en el recorrido que hacía esta.

Jungkook tonto.

Tonto, tonto, tonto.

El aroma tan distinguible de él haciendome girar, viendo como su forma animal se presentaba ante mí en un hermoso pelaje color nieve.

¿Me había seguido?

Esto haciendo que doliera nuevamente y me hiciese soltar un desgarrador sollozo. Determinado a que debería acabar luego con todo aquello, sobando y raspando con fuerza sobre mi piel, en los lugares en los que nos habíamos tocado.

Más el se acercó a mí y rozó su nariz contra mí, indicándome que subiese sobre él. Sus ojos destellando y casi obligándome a hacer lo que pedía.

Mi cuerpo aun temblando cuando me sostuve de él. Tiritando debido al frío que sentía, el que hacía doler mi piel.

-"Ponte el pijama" - me había dicho una vez llegamos a casa. Cubierto solo de una manta y aún entumecido hasta los pies.

Sentía que los dientes me castañeaban.

Sus ojos mirándome con autoridad, como si hubiese algo mal en mí y él estuviese furioso.

Sabía estaba haciendo algo en la cocina, pues le sentía moverse de un lado a otro.

Más mi corazón no dejaba de latir demasiado rápido. Percibiendo como su aroma se tornaba cada vez más fuerte y hacía que se me erizara la piel.

Tenía calor. Y miedo.

Mi cuerpo batallando por no enrredarse en la tela, mientras me ponía el pijama y mi piel se sentía muy sensible ante el roce con mi piel. Temeroso por no entender, lo que me estaba pasando.

La humedad entre mis piernas siendo distinguible y mi respiración entrecortandose al buscar un poco de aire.

Su presencia haciendose visible frente a mi. Con sus ojos más brillantes que nunca y las manos temblandole. Entregándome una pequeño vaso de para que bebiera de ella.

Mi estómago punzando fuerte y de forma dolorosa. Más quemando bajo mi vientre.

Yo lo necesitaba.

Acercando mi boca hasta el borde de aquella infusión, apenas sorbiendo para tomar de ella.

Más siendo arrebatada con fuerza de mis manos.

No.

Su pecho levantándose y sacudiendose agitado, observandome dudoso pero tan necesitado de mi como yo lo estaba de él.

Su aroma indicándome lo que debía hacer, levantándome aún temblando y sintiendo mi vientre doler.

Por favor.

Viendo como este se giraba casi cayendo y saliendo de allí. Congelandome enseguida y percibiendo mis ojos arder. Las lágrimas no tardando ni un momento en salir.

Percibiendo como si algo arañase dentro de mí y me fuese a romper. A la vez que mi cuerpo chocaba de espalda contra la pared y mi boca era tomada con fuerza.

Sujetandome como me fue posible de su rostro, consumiendo todo lo que él podía darme. Y sintiendo como se disipaba el miedo y crecía en mi un sentimiento más fuerte que el.

Tomame.

Sus ojos observandome aún con una pequeña luz de dudas, con su aliento disparando sobre mis labios.

Más yo no quería que vacilará, por lo que me hundí a mi mismo en la humedad de su boca.

Lo quería. Y él me quería a mí.

No bastaba nada más que aquello.

Y aunque mi cuerpo temblase, no iba a detenerme esta vez.

No ahora.

Y ninguno lo haría.

Aquella noche sus besos me habían rodeado la piel.








Mis dedos le recorrían la espalda, húmeda debido a nuestra transpiración. Sintiendo como sujetaba mis caderas con las suyas y entraba una vez más en mí.

Mi boca liberando la dulzura que me hacía sentir, pues mi estómago no había dejado de cosquillear, durante todas la veces que nos habíamos unido.

Sus labios dejando pequeños besos sobre aquella marca que había hecho en mi, doliendo un poco por lo reciente de la herida que me indicaba ahora que le pertenecía.

Suyo.

No comprendía del todo, pero mi piel parecía ahora formar parte del él. Así como las sensaciones de su cuerpo, las hacía mías. Percibiendo ahora, el como se estremecía adentro de mí.

Y él era mío.

Tomándole el rostro con mis manos y atrayendole, con la calidez de su agitado aliento posandose sobre mis labios, difuminandose solo cuando le besé nuevamente. Su lengua cogiendo mi boca, como si buscase saciarse.

Mi pelvis moviéndose sobre la suya, empujandome con más ímpetu hacia él. Deseando que fuese más rápido. Más profundo.

Lo quería en mí. Para siempre.

Separandome de él sólo para verle, sus ojos cristalizados al igual que los míos. Percibiendo su cuerpo a punto de romperse en mi interior.

La punta de mis pies apretandose por la explosión que mi cuerpo estaba sintiendo, mi rostro calentandose con efervescencia. Percibiendo como me desvanecía en sus brazos, a la vez que él yacía entre los míos.

Te amo. Me había dicho en medio de caricias. Recostado aún sobre mi cuerpo, a lo que yo no dejaba de jugar con su cabello mientras bajaba su nudo en mi interior.

La ropa de cama desordenada y enredada en nuestra desnudez. La luz del atardecer asomando por la habitación. Su piel viéndose levemente tornasol, por los pequeños rayos de sol que le tocaban.

Tan bonito.

-¿Tienes hambre? - me dijo perezoso. Con sus ojitos claramente adormilados, debido al sueño que nos acompañaba luego de cada encuentro.

Aquello me había causado gracia por lo que reí.

La verdad es que ahora solo deseaba dormir. Descansar hasta que la necesidad de que me tomara volviese a aparecer.

Más sabía que debíamos aprovechar aquella instancia, pues ambos estábamos notoriamente agotados y si no comíamos en ese momento, no lo haríamos hasta luego de encontrarnos una vez más.

Nos resultaba inevitable.

Y asentí, sabiendo que aquello era lo mejor. Más sonrió restregando su nariz sobre mi vientre y yo ya no deseaba salir de allí.

-"Ven aquí" - me dijo antes de que le tirara nuevamente hacia a mi, alcanzando una de las sábanas y tomándola con una de sus manos - "Levántate cariño" - indicó para mí, alzándose el mismo, por lo que lo hice sin rechistar. Aunque curioso por la razón por la que me pedía aquello.

Mi cuerpo se sintió momentáneamente frío, sintiendo como los vellos de mi piel crispaban ante la sensación de encontrarme desnudo frente a él.

Me ruboricé. Viendo cómo el pasaba sus ojos sobre mi, recorriendome con su mirada para luego sonreír. E instandome a que enrollase mis piernas alrededor de su cintura. Percibiendo de inmediato lo agradable que se sentía, el choque de su piel tibia pegada a la mía.

Y me abracé a su cuello, distinguiendo como el nos arropaba a ambos con la sabana que había quitado. Avanzando conmigo enroscado en su torso y dejando pequeños besos en el costado de su cuello.

Mi preciosa naricita de luna.

Habían sido días enteros en los que nos estuvimos amando sin recelo. El tiempo volviéndose transparente y sin sentido. Tan solo procurando dar conformidad a lo que nuestros propios cuerpos imploraban.

Lo que nuestros corazones pedían.

Haciendo eco ambos en nuestra propia memoria y grabandonos para siempre sobre la piel del otro.

Es por eso que había dolido tanto.

Mis uñas enterrandose con fuerza sobre la camisa que me cubría. Pues la mañana parecía más fría de lo habitual y le hacía temblar.

Sus ojos entregándome una clara despedida, que no sabía si estaba dispuesto a aceptar.

No quería.

Acercándose hasta a mi y olisqueando sobre mi marca - "Volveré por Jungkook- desesperando por la necesidad incontrolable de tenerle cerca.

Por favor. No me dejes.

Mi pecho agitandose en llanto y siendo besado por él. Percibiendo su propio miedo en aquel beso. Pidiendo que esperara.

Que confiase en él.

¿Por qué me estaba haciendo esto?

Regalandome un último te amo, tan fragil como yo en aquel momento. Percibiendo cómo algo se resquebrajaba en mi interior y me dejaba casi sin poder respirar.

Aferrandome a su camisa con desespero, donde aún se mantenía su aroma junto al mío.










Sentí mi boca amarga y pequeños escalofríos subir por mi cuerpo, mientras una nueva arcada asomaba por mi garganta. Mis manos sujetas en el lavabo, pues era de lo único que me podía sostener.

Me sentía horrible. Sumado a los constantes mareos que me acompañaban durante el día, solo creía que me iba a morir.

La marca de mi cuello quemando y doliendo, haciendo que mi pecho se apretase y solo quisiese llorar.

No había dejado de hacerlo.

En los días luego de que él se había marchado, mi cuerpo se había sentido tan extraño que parecía no me pertenecía. O había generado una especie de rechazo hacia mí mismo, por el hecho de que él me haya dejado.

Abandonado.

Y es que así lo creía. Ya que a pesar de que él había prometido volver, las mañanas asomaban y las noches llegaban. Más él no regresaba.

Por mí.

Mi vientre dolió una vez más, por lo que aferrandome a el volví a llorar. Sintiendo bajo mi tacto aquello que me provocaba aún más miedo.

Algo crecía dentro de mí. Podía notarlo.

Palpando bajo mi camisa la rigidez en la zona, culpandole del motivo de que mi cuerpo enfermarse y se sintiese débil. Apenas sintiendo apetito y devolviendo todo lo que lograba comer.

Tenía miedo. Y quería a "naricita de luna" conmigo. Que me abrazara, me cubriera con su calor y me dijese que todo estaría bien.

Lo sentía tan mal como yo. Sin tenerle a mi lado. Por lo que me fue inevitable, juntar algunas de las prendas que había utilizado durante el tiempo que estuvo allí y hundirme en su cama con ellas a mi alrededor. Imaginando que él me arropaba desde la espalda, hasta que yo conciliara el sueño.

Y le odie, pues su aroma parecía ir desvaneciendo un poco más en cada mañana. Como si él mismo estuviese alejandose de aquel lugar.

Y de mí.

Me retorcí bajo el ropaje buscando calor, mientras los sollozos rompían mi garganta y mis ojos ardían de tanto llorar.

¿Por qué no vuelves?

¿Por qué ya no me quieres?

Sentía que moriría, apretando con fuerza mi barriga para que dejase de crecer. Estando seguro que de allí provenía todo mi sufrimiento.

Más un día creí que habría acabado, pues había visto a otros similares a "naricita de luna". Asomandome en la ventana como cada día, esperando durante horas para ver si él regresaba.

Mis pies corriendo rápido para bajar la escalera, temblando y con mi corazón acelerado por considerar el volverle a ver.

No.

Sin embargo, todo había caído como una horrible decepción. Sintiendo una extraña sensación al verles sonreír. Por lo que me había girado de golpe para volver a la casa, más mi muñeca fue tomada por uno de ellos y sin cuidado.

Mis ojos picando al sentir como tomaban mis piernas y las ataban con un lazo. Percibiendo como uno de elloa se acercaba a mi rostro y me olisqueaba, reprimiendo una nueva nausea al sentir su aroma tan próximo a mi.

Tenía miedo. Por lo que con fuerza me moví, buscando con mi boca uno de los brazos de quien me sujetaba, mordiendo allí con fuerza.

Y él me soltó, sintiendome mareado por todo ello. Siendo sujetado nuevamente y con menos delicadeza, atado y lanzado al interior de un espacio que desconocía. Tan sólo sabiendo que allí todo estaba oscuro.

No distinguía nada. No sabía que estaba sucediendo.

Pataleando y llorando para intentar liberarme, percibiendo cómo aquel lugar se movía haciendome sentir inestable.

Y sentí frío, percatandome que llevaba solo mi camisa y ésta apenas me cubría las piernas. Deseando poder tirar un poco de ella para obtener algo de calor, pero no pudiendo hacerlo debido a mis manos atadas.

Mi vientre doliendo de pronto y provocando que una angustia que no había sentido antes, se asomara sobre mi. Mi cuerpo sintiéndose demasiado débil, como para tomar mi forma animal. Tan solo esperando que aquel dolor se detuviese, cerrando mis ojos húmedos e imaginando que él estaba aquí conmigo.

Una última vez.

La fatiga acumulada tomando mi cuerpo, sintiendo como entre lo congelado de mi piel desnuda y dejando que el sueño me venciera. Pensando en que quizá "sonrisa bonita" me vendría a buscar.

Todo va estar bien.

Todo iba a estarlo.

Y por un momento parecía haber desaparecido el frío, distinguiendo una suave caricia tocando el borde de mi cara. Siendo cubierto por un manto tibio que me hizo descansar como en días no lo hacía.

Pequeño saltamontes.

El aire cálido calentando mis pies.

La luz develando paredes de piedra y rejas de acero. Dándome cuenta que mis manos y pies se encontraban ahora libres. Atisbando enseguida a enrollar mis piernas y cubrirlas un poco más con mi camisón.

Mis ojos desviandose por cada rincón de aquel lugar, viendo como la húmedad se deslizaba en pequeñas gotas por una de las esquinas. Desviando mi vista hacia una pequeña sombra que apareció a mi costado, descubriendo la figura de uno de los hombres que se había llevado a "naricita de luna".

Y mi cuerpo se movió por inercia, deseando preguntar por él y que me llevase hacia donde se encontraba.

-"¿Donde está Taehyung? "- le dije rápido y exaltado. Más el me miró extrañado y como si hubiese algún tipo de error en mis palabras -" Por favor llévame con él" - insistí, sin embargo él continuaba allí confundido. Su pecho subiendo y bajando pareciendo asustado.

Y salió de allí. Dejándome en mi angustia y no sabiendo que hacer. Solo percatandome de la presencia de ellos y que ahora se aproximaban hacia a mí.

Retrocedí. Con mis pies enrredandose y haciendome caer sentado en aquel lugar. Hundiendome allí y solo procurando cubrirme de ellos. El aroma de ambos intensificandose nuevamente y causándome repulsión.

El aliento de uno de ellos chocando frente a mi rostro, sonriendo burlescamente y a punto de tocarme con una de sus manos.

No lo quería. Por lo que si él se atrevía a hacer algo, yo le defendería.

Le mordería hasta hacerle sangrar.

No me lastimaría.

Mis manos volviéndose puños y preparándose para dar un buen golpe. Justo como "sonrisa bonita" me había enseñado.

Más mi cuerpo paralizandose momentáneamente, al sentir aquel aroma que tantas noches había añorado. Observando como aquel hombre era lanzado hacia atrás y golpeado en el suelo.

Viéndole a él, hirviendo en furia y ofuscado por esta.

Mi "naricita de luna".

Y deseé levantarme, más de pronto vi como como quién se había marchado momentos atrás, regresaba y le empujaba. Moviendo sus labios y manos hacia los demás.

Ellos salieron de allí. Más mi "nariricita de luna" estaba muy lejos de calmarse, pegando un golpe en él. El que fue regresado de inmediato y le hizo caer al suelo.

Mi corazón de contrajo. Por lo que como pude me levante de allí y me dirijí hacia él, agachandome a su altura y tomándole el rostro.

Mis mejillas marcandose por las líneas del tímido llanto.

Y él me abrazó, rozando mi nariz sobre la curva de mi cuello, sintiendo que mi cuerpo se relajada a pesar del enfrentamiento de ellos dos.

Era mi "naricita de luna".

Estaba para mi, otra vez.

Sin embargo, aún lo sentía tenso. Percibiendo cómo este se sostenía posesivo de mí. Percatado cómo de a poco, él aroma del otro individuo desaparecía.

Se había ido.

Y sentí "naricita de luna" me cubría con su ropa. Por lo que enderecé mi postura y le observé. Detallando en sus rostro la inusual palidez y oscuridad bajo sus ojos. Destacándose un poco más la línea de su mandíbula, debido al peso que parecía haber perdido.

Y me ofusqué. Pues sabía eso se debía a nuestra lejanía. No teniendo la respuesta a ello, pero si entenderlo al haberle sentido tantas noches de la misma manera que yo.

-"¿Jungkook está bien? - me preguntó para luego acariciar mi cabello, el que se encontraba un poco más largo desde la última vez que nos vimos.

-"Taehyung mentiroso. Jungkook solo. Taehyung no volver nunca" - le respondí mirando hacia abajo. Y es que como se atrevía siquiera a preguntarlo.

Percibiendo como el me tomaba el rostro ye instaba a mirarle. Los ojos ardiendome deseando llorar.

Sentí su miedo.

-"Taehyung tonto"- agregó con la mirada aflijida-"Taehyung no quiso lastimar a Jungkook. Perdona tonto Taehyung" - y hipé ante ello, pues mi garganta dolía queriendo ocultar mi llanto.

Mi rabia. Mi pena.

Más algo en mí más fuerte que yo, tan solo se aferró a él estremeciendose en la angustia y liberando lo que por un buen tiempo había dolido.

Y él me apretó con mayor desicion contra su pecho, dejando a tu aroma suavizarse para darme tranquilidad. Repartiendo besos sobre mi cuello y repasando con su lengua, aquel lugar de mi mordida.

Sintiendo como de pronto ardía y escocía, percibiendo como él me marcaba una vez más. Con mi corazón y el de él, latiendo con fuerza y encontrándose uno contra otro en aquel abrazo.

Le había extrañado tanto.

Más mi concentración de vio interrumpida, por algo más importante. Y que me tenía aterrorizado.

Recién me estaba reecontrando con él, pero quizá viajaría a las estrellas muy luego.Por lo que deseando contar aquello que me estaba sucediendo, levanté la camisa mostrando mi vientre.

-"Es un bebé" - dije para luego sentir una caricia sobre mi rostro. Temeroso por la reacción de mi alfa. Sin embargo, este tomó con suavidad mi boca y me besó.

Le amaba tanto.

Y a pesar de sentirme aterrado, una parte de mi estaba feliz por tener su cachorro en mí. Ni siquiera sabiendo como podía lucir aquel pequeño ser.

-"Es nuestro. El bebé de Jungkook y Taehyung"-me señaló él despegandose un poco de mí -"Taehyung estará con Jungkook. No lo dejará solo"- y yo solo asentí, tomando el beso que el entregaba en mi boca. Sintiendo aquel sabor que tanto había extrañado.

Todo iría bien.

Si él estaba para mi. Así debía de serlo.

Mi beso acogiendo su propio miedo, pues su aroma me lo hacía saber. Más diciéndome a través de el, lo mucho él también me necesitaba.

Rompiéndose solo cuando percibí un aroma distinto al de él, girando para ver como unos ojos nos escrutaban con sorpresa.










Acariciaba mi panza sobre aquella cama, la camisa de franela levantada para sentirle más cerca de mí. Percibiendo como esta parecía relajarse un poco bajo mi toque.

Había estado inquieto desde la mañana y mi vientre lo había resentido tensandose y respingando. Aquella imagen apareciendo en mi memoria y la que parecía haber destrozado algo dentro de mí.

¿Por qué?

Me había dicho que me cuidaría. Que nada sucedería a él y al cachorro.

Que estaría con ellos.

Más le había esperado durante días, manteniendome atado a una promesa que no llegaba. Y que sólo me hacía sentirme insuficiente.

Mis manos volviéndose temblorosas repasando la punta de mi ombligo, mientras mi garganta dolía de tanto llorar.

Quería a "sonrisa bonita".

Quería estar en mi hogar.

Si bien "cabello de nieve" estaba siendo muy amable conmigo y aquella persona que había ido a buscar a "naricita de luna" me hacía compañía. Me sentía demasiado solo.

Lo necesitaba a él.

Ambos lo necesitábamos.

Más ella solo insistía en que tuviese paciencia, que "naricita de luna" pronto llegaría.

Pero yo ya creía no poder seguir esperando, por lo que en mi angustia había salido a buscarle. Desconociendo los alrededores y más allá de el pequeño jardín que rodeaba la casa en la que me quedaba.

Mis ojos centrándose en el cabello color trigo de él, con su estomago alborotandose enseguida. Avanzando un poco para abrazarle.

Decirle lo mucho que le había extrañado.

Sin embargo él estaba concentrado en alguien más, sonriendo como si nada más importase.

Como si nada más existiese.

Creyendo que lo mejor era salir de allí, al sentir como sus ojos se posaban sobre los míos. Un instante en el que parecía haber visto el miedo en él.

Mentía.

Mi corazón doliendo como nunca antes lo había hecho, desatandose en mi un llanto que sabía ya no podía sostener. Explotando todo al saber día tras día que él yanko llegaría.

La rabia llenandome de a poco, al entender que él nos estaba dejando.

Nos había abandonado.

Todas las cosas que me había dicho, desvaneciendose entre la amargura que sentía. Teniendo mucho miedo, que aquello me arrebatase lo único que tenía. Corroborando cada tanto, que él permaneciera bajo mi piel y no me dejase.

Mi cachorro. Mi precioso bebé.

Recordando como "cabello de nieve" me había dicho que debía estar tranquilo, así mi cachorro lo estaría. Que debía calmar mi corazón y estar bien para él.

Por esa razón me levanté con desicion, secando mis lágrimas con las mangas de mi camisa y casi con rabia. Consumiendo mi tristeza y sacandola de allí.

No dejaría que esto dañase a mi bebé.

Tampoco a mi.

Saliendo de allí y topandome con ella a la salida.

-"¿Jungkook donde va?" - me dijo con el ceño fruncido y yo esperaba que no notas que había estado llorando.

Respiré profundo.

-"Jungkook quiere ir a pasear" - más ella me miró con intriga - "Solo por un momento" - sus ojos pareciendo analizar mis palabras, más viendo comprensión en ellos.

Y algo más.

- "Está bien. Pero Jungkook no tardé" - respondió.

Aquello bastando para que le sonriese y saliera de allí. Deseando que el aire se llevara un poco de mi dolor. De mi cansancio.

No estaba acostumbrado a permanecer encerrado durante mucho tiempo. Y si lo había hecho, había sido solo porqué él podría llegar en cualquier momento.

Era un tonto. Dándome cuenta cómo cuánto de mi había cambiado, para que él estuviese a mi lado.

Mis pies desnudos tocando la hierba, sacando un sonrisa de mis labios por la sensación tan agradable. La brisa moviendo mi cabello, que hacía cosquillear mi piel. Observando como un hermoso bosque, orillaba el lugar. Naciendo en mi la necesidad por entrar allí.

Avancé con cuidado, procurando ver cada detalle que había en el. Pues había sido bastante tiempo, en el que no me dedicaba a salir. Percatandome como las avecillas, cruzaban curiosas frente a mi.

Un pequeño riachuelo pasando por un costado, atravesandolo de un salto para continuar mi camino.

El lugar era muy bonito.

Más hubo algo que llamó mi atención, casi en el centro de ese gran bosque y cubierto con la larga hierba que se inscrustaba a su alrededor.

Y quizá no debería haber entrado allí y tan sólo haber pasado de largo. Pero eso era demasiado llamativo para mí y prácticamente me estaba invitando a que entrase.

El olor a humedad llegando hasta a mi, apreciando lo oscurecido del lugar debido a la escasa luz que llegaba allí.

Recipientes de lata colgados desde el techo, de donde escurrían pequeñas gotas de agua que caían al suelo. Todo el lugar siendo prácticamente de piedra.

Tan frío.

Observando un pequeño bulto un una de las esquinas. Donde unas cuantas mantas gastadas y evidentemente sucias, se encontraban rodeandole.

Percibiendo como de allí, hubo un leve movimiento. Quedándome congelado al ver su mirada.

Sus ojos al igual que los míos me analizaron. Más su rostro se encontraba manchado de suciedad y su cabello largo, enmarañado y con algunas ramas entre el.

¿Qué eres?

Pensé en la posibilidad de algún animal, de esos que "sonrisa bonita" mencionaba en cuentos. Puro y mágico como ellos. Pues sus largas uñas, lucían como pequeñas garras.

Y quise verle de más cerca.

Preocupándome al ver sus muñecas rodeadas de cadenas, viéndose pesadas al compararlas con su frágil cuerpo.

Su clavícula asomándose por entre su delgada ropa, tan notoria que sabía de seguro estaba comiendo muy poco.

Y me acerqué a él, ya queriendo corroborar su estado y no entendiendo que hacía allí. Apreciando cómo este se retiraba hacia atrás con miedo, como si creyese que yo iba a hacerle daño.

A lastimarlo.

Y negué con suavidad, mientras el me observaba atento y sin quitarme los ojos de encima. Mi mano alcanzando la suya, notando la agrietada y con tierra.

Sonriendole al saber que podía hacer algo por él. Deseando contar esto a alguien, más sintiendo poca confianza como para hacerlo. Ni siquiera pudiendo considerar a "naricita de luna", para poder hacerlo.

-"Jungkook quiere ayudar" - le señalé, más pareció no entender y me observó curioso-"Por favor no miedo a Jungkook"- añadí acariciandole el rostro y sintiendo que mi corazón dolía.

Nadie merecía aquello.

En mi pecho marcandose la convicción de lo correcto. De lo que debía hacer.

Retirandome de allí y prometiendo que volvería.

Que no le abandonaría.

Distinguiendo cómo una leve llovizna había empezado a caer. Sintiendo mi rostro fresco y aquel aroma llegando a mí.

Me hacía tanta falta.

Por lo que me abracé con fuerza y cerré mis ojos. Recibiendo aquel arrullo como si fuese el último. Aceptando la idea de que ahora solo seríamos yo y mi cachorro.

Apretando mis ojos para no llorar.

No lo permitiría.

Debía ser fuerte. Por mi bebé.

Por mi.

Comenzando a saltar a medida que el agua crecía en mis pies, amando la sensación del agua cubriendo mi piel.

Abriendo mis brazos y dejando que la lluvia pegara en mi boca, sacando mi lengua para sentir las gotas allí.

Sintiendo como de golpe mi rostro era tomado, con su notoria preocupación manchando su aroma. Con sus ojos adentrándose en los míos, rojizos y ojerosos.

Mi corazón latiendo de furia por sentirle tan cerca de mí.

No.







Mis ojos se abren lentos y perezosos, con la luz encegueciendolos un poco. Mi cuerpo sintiéndose extrañamente agotado y mi cabeza doliendo un poco.

El aroma a comida tocando mi nariz, haciendo que mi estómago lo resintiese a pesar de no tener apetito.

Una de mis manos moviéndose por instinto sobre mi vientre, cerciorandome de que mi cachorro continuase allí.

Mi bebé.

La imagen de "ojitos de sol", como yo lo había llamado, apareciendo frente a mi. Su mirada observandome con preocupación y como si estuviese temeroso de mi reacción.

En los días que llevaba allí, él habiéndose acercado a mí e intentado comunicarse conmigo, dándome a entender que era una persona gentil. Muy diferente a la impresión que había dejado en mi, durante nuestro primer encuentro.

-"¿Jungkook se siente bien?" - me preguntó con delicadeza, apreciando a su lado al chico cabello de trigo al igual que "naricita de luna".

Y yo asentí, a pesar de mi fatiga y mi confusión, al recordar algo de lo que había sucedido. Recibiendo una pequeña caricia en mi cabello, de parte de "ojitos de sol".

-"Estarás bien" - señaló - "Avisaré a Sarang que has despertado" - dijo para luego retirarse de allí con el otro chico.

Mis pies sintiéndose tibios bajo las mantas, sin embargo, mi garganta doliendo ante la necesidad de volver a llorar.

¿Por qué?

El aroma de él aún estaba sobre mí. A pesar de sentir mi ropa seca y que evidentemente había sido cambiada. Como si se hubiese adherido a mi o me hiciese entender que no me había dejado.

Más yo no estaba tan seguro de aquello.

Sobre mi estómago formándose un malestar, por la desagradable e inevitable sensación de abandono.

En mi memoria clavandose la mirada de sus ojos, notándose afligidos y como si estuviesen rogandome.

No sabía que pensar.

-Ey ¿ya has despertado? - me preguntó "cabello de nieve", quien apareció frente a mi - ¿Tienes hambre? - me dijo para luego tocar mi frente. Y a pesar de que no tenía ganas de comer, aseveré con mi cabeza. Tan solo pensando en mi cachorro - "Muy bien".

Y ella había colocado otra almohada bajo mi espalda, haciendome levantarme un poco más y dejándome sentado sobre la cama.

Mi rostro reflejándose difuso sobre la bonita banjmdeja plateada, donde un plato con una sopa caliente se instalaba al centro de esta. Entregándome una cuchara para que yo comiese de ella.

Y mi cuerpo lo agradeció, pues este aun se encontraba un poco entumido, a pesar de estar abrigado por las mantas. Por lo que el alimento calentó mis músculos y me hizo sentir cálido.

-"¿Está buena?" - me preguntó ella sonriendo, las comisuras marcandose bonitamente a los costados de su boca. Yo asentí de inmediato, porque de verdad estaba muy buena. Ella se giró para dejarme terminar, mientras acomodaba nuevas mantas sobre la cama.

Le entregué la bandeja con el plato ya vacío, agradeciéndole por su gesto conmigo - "Muchas gracias Sarang".

-"No es nada" - me dijo, dejando la bandeja sobre la cajonera al frente de la cama. Para luego volver a sentarse frente a mí - "¿Quieres hablar de lo que pasó?".

Y si bien a una parte de mi le dolía mucho el siquiera pensarlo. Otra parte me pedía que lo hiciera. De alguna manera debía sacar eso de mi, por lo que asentí.

-"Taehyung está actuando como un tonto" - me dijo sin titubear - "Él siempre intenta hacer las cosas bien. Cumplir con todos"- añadió y yo solo le miraba con atención y siendo consciente de sus palabras-"Taehyung equivocado, pero estoy segura ama a Jungkook. Ama a su cachorro".

Mis ojos dirigidos hacia mis manos, al no saber que decir. Pues quería creer en ello, más no estaba seguro si era así.

Ella tomó mi rostro para que le mirara y estos ya estaban húmedos y deseando llorar.

Era un tonto.

-"No pido que Jungkook perdone a Taehyung. Pero converse con él y sepa sus motivos" - secó mis lágrimas con sus dedos - "Jungkook corazón muy bonito para llorar"- me dijo para después abrazarme, mientras mis ojos lagrimeaban sin sollozo. Tan solo soltando aquello que me estaba lastimando.

Mis manos aferradas a ella y limitándome a seguir el ritmo de su respiración.

Mi cabeza orbitando en miles de pensamientos y todos relacionado a "naricita de luna" y yo. Rememorando la primera vez que le ví, nuestro primer beso. Nuestro primer encuentro.

Yo le amaba.

Por lo que armandome de valor, había aceptado la propuesta de "cabello de nieve". Él vendría a verme más tarde, tan solo yo debía esperar.

Mi corazón dando tropiezos de lo nervioso que me encontraba, preguntándome constantemente si él llegaría. O me dejaría esperándole una vez más.

Más su imagen había aparecido ligera por entre la puerta, asomando con sus ojos notoriamente cansados y mirándome con pesar.

Mis manos temblando inmediatamente y girando mi rostro hacia la ventana, donde la luna había parecido brillar con mayor intensidad.

Aquella noche había sido inevitable el que ambos llorasemos. Aferrados el uno al otro hasta que el alba aclaró. Mi cuerpo habiendo sido demasiado débil, como para haber soportado su distancia. Y mi pecho golpeando eufórico cuando hubo estado nuevamente en mi.

Sus besos regados sobre mi vientre hasta que nos dormimos, abrazándose a ella como si tuviese miedo a que yo fuese a desaparecer.

-"Seulgi siempre ha estado con Taehyung. Desde que era un niño" - me había dicho, mientras seguíamos denudos y el acariciaba mi rostro-"Ella especial para mi, como una hermana. Pero no buena salud, ella muy enferma, por eso Taehyung querer cuidar" - añadió - "Taehyung muy tonto por hacer sufrir a Jungkook, pensaba hacia bien las cosas".

Me había señalado avergonzado. Más yo y en mi dolor, podía comprender. Pues el corazón de mi "naricita de luna" era tan noble, que es solo y a pesar de haber sido un tonto, deseaba ayudar.

Y si yo tenía que ayudar en ello, para que para él fuese más fácil. Lo haría.

De alguna forma haciéndome entender, lo sola que había estado ella también durante su vida. Siendo su cuerpo, su propio enemigo y algo que nunca podría sanar.

Yo quería ayudar.






Acercarme a "preciosa ave" no había sido fácil. A menudo le descubría mirándome con extrañeza y sacando su lengua para que yo me molestase.

Más su actitud casi como una niña pequeña, solo me hacía reír.

Y es que me preguntaba como habría sido el habernos conocido unos años antes. Cuando ambos aún eramos unos niños y ella estaba tan sola. Siendo la compañía de "naricita de luna", la una que le hacía sentir querida.

Era tan similar a mí.

Más su cuerpo parecía tan fragil, notandolo en cómo sus clavículas se marcaban bajo su piel. Y sus ojos parecían oscurecidos, como si llevase demasiados noches sin dormir.

Y sentí un sentimiento desagradable en mi pecho, percibiendo que ella lo único que necesitaba era que de que alguien la quisiese sinceramente.

Por lo que "cabello de nieve" me ayudó a preparar galletas aquella tarde. Mis manos haciendo con entusiasmo todo lo que ella me indicaba, quemandome en varias ocasiones al no cubrirlas con el mantel que me había entregado.

El dulce aroma de la miel saliendo vaporoso desde allí.

-"Ey Taehyung no coma" - le señalé para luego golpearle la mano. El siendo demasiado intruso y robando una galleta desde el canastito que estaba preparando -"Son para Seulgi".

Y el me observó haciendo un puchero con sus labios, que casi me conmovieron.

Mi amor.

-"Jungkook malo. No quiere dar galletas a Taehyung" - hasta que le vi nuevamente lanzandose a la canastilla a sacar una galleta de allí.

Le golpee otra vez.

-"Hay galletas para Taehyung en el horno" - indiqué mientras me arreglaba y amarraba el listón verde del canasto. Riendo al ver como este corría hacia la cocina y urgueteaba allí las masas dulces que había dejado para él. Percibiendo como este se devolvía y se ubicaba frente a mí y con sus cejas fruncidas.

Bebé.

-"Pero Jungkook dejar a Taehyung las galletas quemadas" - me dijo con sus labios estirados, a lo que mientras pasaba a su lado dejé un beso sobre ellos. Aparentemente siendo lo necesario para que este pretendiera que me quedaría allí, deseando alargar aquel beso.

Por lo que rápidamente me alejé de él, escabullendome de su intento por abrazarme-"Mejores galletas para Seulgi" - le señalé, tomando el canasto y saliendo de allí - "Nos vemos más tarde. "

Me sonreí al salir, recordando su carita un poco rezongado. Sintiendo como ya la panza me pesaba y me cansaba con mayor frecuencia al caminar.

Estaba nervioso. Pues esta sería la primera vez que estaríamos a solas y sin la presencia de "cabello de nieve" o "naricita de luna". Este último habiéndome insistido la noche anterior, de que no había necesidad de hacer aquello. Sin embargo, yo sabía que esto no trataba simplemente de mí o de él. Si no también de ella.

No me agradaba verla de ese modo.

Debía hacer algo.

Sus ojos observandome con recelo, sentada en la cama de su habitación. Sintiendo yo un aroma singular en aquel lugar, bastante similar al que tenía "sonrisa bonita" cuando había enfermado.

Ella también lo estaba.

Y me pregunté si habría forma de calentar aún más su cuarto, pues aún me parecía demasiado frío a pesar de que la chimenea se encontraba encendida.

Las cortinas de allí estaban cerradas y creí sería bueno abrirlas. Ya que afuera el sol resplandecía y estaba seguro que "preciosa ave" necesitaba de él.

"Sonrisa bonita" siempre decía que el sol era vida.

Más la vi furiosa golpeando sus piernas cubiertas por las mantas de su cama. Moviendo su boca ofuscada y su cara de un color encendido.

Estaba enojada.

Pero no me importó.

Podría con ello.

Por lo que busqué la silla con ruedas en la que ella solía salir, ubicandola junto a su cama. Pero ella giró su rostro hacia otro lado y cruzó sus brazos negándose a verme.

Y me acerqué a tocarle el hombro, más ella se giró tan rápido hacia a mí que me sorprendió a tal modo que me hizo caer sentado en el suelo. Mi primer reacción la de llevar mis manos a mi vientre, constatando que a mi cachorro no le hubiese ocurrido nada.

Todo estaba bien.

Por lo que levanté nuevamente mi cabeza, apreciandola con los ojos hecho lágrimas y sujetando las sábanas.

Lucía arrepentida.

Por lo que con cuidado me paré y fui hasta su cama, tan solo sentando me frente a ella. Observando como se sacudía mientras lloraba.

Le acaricié el cabello, haciéndole entender que nada malo había ocurrido. Y que mucho menos era su culpa.

Secando sus lágrimas y dejando que las últimas escurrieran por sus mejillas.

Y se calmó. Sin apuro, ni haciendo que me retirase de allí. Por lo que busqué lo que había traído. Pareciendome el momento adecuado para ingerir algo de dulce.

Lo necesitábamos.

Llevándose una con precaución a su boca. Cerrando sus ojos como si el sabor le pareciera lo bastante agradable.

Sonreí. No entendiendo el como ella se había percatado de ello y se había quedado perpleja y mirándome mientras yo detenía mi risa.

También rió.

Aquel día ella me hubo dado la oportunidad de conocerle, permitiéndome salir junto a ella las tardes y hacerle compañía. Y ya pronto incluso, compartir el almuerzo juntos. "Naricita de luna" estando presente en cada uno de nuestros encuentros, ayudándome a trasladarle una vez mi barriga pesó demasiado.

Estaba gordo. Lo suficiente como para que él pareciera no desear tocarme, más tampoco era algo que me apeteciera con mi cuerpo en ese estado. Sumado a que mis pechos se sentían hinchados y sensibles, mis caderas habían ensanchado y mis pies dolían de cansancio.

Era horrible y no me sentía para nada bien. Avergonzandome la forma que estaba tomando mi cuerpo y el como mi barriga de marcaba con líneas que a mi cachorro parecían no importarle.

Sintiéndome inseguro y con ganas de llorar constantemente.

Más aquella inseguridad se había acrecentado incomprensiblemente, cuando vi a "naricita de luna" demasiado cerca de "preciosa ave". Mi corazón agitandose fuerte y dolorosamente. No pasando inadvertido para mi, la forma en que ambos se relacionaban.

Tan diferente a mi.

Nunca había sido consciente de ello, hasta antes de conocer a "naricita de luna". Pues mis manos siempre habían sido el instrumento, que "sonrisa bonita" había enseñado para mí. Con el yo expresaba mis ideas, mis disgustos y mis alegrías.

Ella misma también lo hacía para mí.

Más al llegar él a nuestra casa al interior del valle, para mi fue muy llamativa la forma en que sus labios se movían como si algo saliese de allí. Resultando que "sonrisa bonita" respondiese a ello como una reacción.

-"Él.... Taehyung diferente a ti" - me había dicho ella cuando yo pregunté curioso por aquello.

No había nada incorrecto con eso. Pues era evidente nuestra diferencia y eso no tenía porque ser algo malo.

Por supuesto que no. Y por el contrario, me gustaba aún más.

Sin embargo, al llegar a su hogar todo se había sentido extraño. Percatandome de que no sólo de trataba de él, si no que había muchos otros diferentes a mí.

Algo había mal en mí.

Dejándolo una vez mas pasar y obviando la sensación de exclusión, al sentirme acojido por "cabello de nieve" y "ojitos de sol". Olvidando por un buen tiempo aquello hasta que había decidido preguntar. Sin jamás dimensionar la magnitud de mi carencia.

El sonido, había dicho para mí "naricita de luna". Aquello perteneciendo a cada elemento, cada ser. Hasta a mi mismo.

Aún así jamás podría sentirlo. Mis oídos estaban enfermos.

Mis manos tocando aquella zona frente al espejo, antes de salir de allí. Observando mi panza asomar, sabiendo que nunca podría escuchar el sonido de mi bebé.

Su llanto. Su risa.

Procurando estira mi camisa, para taparle sintiéndome asustado. Pensando que podría ser como yo. Privandole de aquello que "naricita de luna" podría darle.

Habiendo salido de allí en su búsqueda, con el desasosiego marcandose sobre mi corazón. Deseando que me abrazase y me dijese que nada malo sucedería y que nuestra "pequeña luna" estaría bien.

Aquella imagen haciendo doler mi vientre y nublado mi razón, sin poder evitar que mis manos la empujaran en la necesidad de alejarle de él. Percibiendo como comenzaba a temblar por la desesperación en mi pecho.

¿Por qué tenía que ser así?

La fuerza de "naricita de luna" tirando de mí, haciendome sentir su frustración y enojo. Observandome dolido y ordenando que me detuviese. Fijando mis ojos en ella, quien se encontraba tan o más asustada que yo.

Y corrí. Solo con el único deseo de salir de allí. Con la evidente culpa de haber hecho algo malo machacando en mi interior. Escondiendome en el único lugar que pensaba en aquel momento.

Mi cachorro moviéndose inquieto bajo mi piel, acariciandole con mi mano esperando que se calmase.

Quizá esas caricias siendo un poco para mi propio consuelo.

Hasta que le sentí en aquella habitación. Su aroma demostrando su preocupación y enseñándome que no estaba enojado conmigo. Si no mas bien confundido.

Necesitaba respuestas.

Y yo lo había soltado todo. De golpe y aferrandome él, esperando que el miedo se fuese de mi. Su cuerpo percibiendose cálido y acariciandome con suavidad. Llenandome de besos y señalando para mi, palabras y promesas que yo creería por siempre si él me las decía.

-"Si cachorro como Jungkook, Taehyung amará mas fuerte. Porqué Jungkook maravilloso."- aquello bastó para tranquilizarme. Haciendome sentir no tan solo apaciguado, si no también singular en mí diferencia.

Él me amaba. Y yo le adoraba a él.

Más debía disculparme, pues la había lastimado a ella. Cuando ambos estábamos aprendiendo a apreciarnos.

Yo lo había arruinado. Más debía remediarlo.

Y "naricita de luna" me había ayudado. Procurando redactar cada palabra que yo le indicaba en aquel papel. El que yo había sostenido con tal fuerza, que parecía haberlo puesto feo y arrugado con mi torpeza.

Aún así, ella lo había recibido con gentileza e incluso reído por mí nerviosismo.

Realmente me había sentido muy avergonzado por mi actuar.

Y la vi llorar. Sin embargo su boca formaba una sonrisa y yo dudaba que sus lágrimas fuesen de tristeza. Por lo que me acerqué a ella y sequé sus lágrimas.

"Preciosa ave" abrazándose a mi vientre, sintiendo la necesidad de acariciarla para hacerle entender que estaba bien que llorara.

Y que mis disculpas eran tan sinceras, que jamás me perdonaría volviese a hacerlo por mi culpa.

Con mi cachorro pateando, como si fuese estimulado por su presencia y esta le hiciese bien.

Había sido de ella la idea de su nombre.

Un día riendo por el apodo que yo había entregado a mi cachorro, comparándolo con el astro en el cielo nocturno y creyendo que aquel debiese ser el indicado.

"Naricita de luna" y yo estuvimos de acuerdo. Nuestro bebé se llamaría así.

Moonbyul.



Él solía llevarme fresas durante la mañana, que yo guardaba con recelo bajo mi cama para comerlas antes de dormir.

-"Jungkook sabe a fresas" - me decía "naricita de luna" mientras me besaba. Pues por supuesto que las comía a escondidas, volviéndome muy egoísta con respecto a ello.

Mi pancita lo hacía.

Por lo que le ignoraba cada vez que lo hacía y tan solo esperando que él no las encontrase y se invitase el solo alguna de ellas. Agradeciendo a "ojitos de sol", por continuar llevándolas para mi luego del desayuno.

Él era tan gentil. Habiendo compartido ambos un poco más que el secreto de las fresas. Descubriendome aquel día en medio del bosque, cuando yo acarreaba una gran vasija de agua, pensando él inmediatamente en ayudarme.

Y si bien, deseé e intenté que no lo hiciese. No logré ganar, él culpabilizando a mi ya pronunciado vientre para que le dejase hacerlo.

-"Jungkook no puede hacer fuerza" - señaló apuntando luego hacia mí barriga. Yo no pudiendo contradecir al comprender, el temor que me causaba lastimar a mi cachorro.

Por lo que asentí no muy seguro, caminando hacia el lugar donde me dirigía con el agua. Debiendo mostrar el motivo de mis salidas a escondidas y durante las tardes. Apreciando cómo el por un momento se hubiese quedado perplejo al verlo, sintiendo como parecía incluso incomodo de su presencia.

-"Él bueno. No hace daño a Jungkook"- dije ignorando a "ojitos de sol", moviéndome con rapidez hasta donde él se hallaba y saludarle. Llenando los cántaros de agua con un poco de la que yo traía. Y para luego, humedecer una tela y pasarla por su rostro para limpiarlo.

Su mirada inexpresiva y que poco me decía si lo que yo hacía estaba bien, más tampoco me echaba de allí. Acostumbrándome a su actitud perdida frente a mi diaria visita.

-"Por favor Hoseok no diga nada a Taehyung" - dije con nerviosismo y al sentir que él continuaba mirándome y sin moverse. Apreciando que este asentía y se acercaba a mí, para ayudar a rebanar un poco de fruta que llevaba en mi bolsillo.

-"Jungkook corazón bonito" - me dijo con sus manos. Más yo negué, mientras cogía un trozo y se lo llevaba a la boca. Él recibiendolo con aflicción, pareciendo que el solo consumirlo le hacía doler el cuerpo.

-"Jungkook sólo hace lo que debe. Él demasiado solo. Jungkook dirá a Taehyung uno de estos días, para sacarle de aquí " - él tan solo aseveró con su cabeza. Siendo aquel el primero de muchos días que acompañaría a verlo, incluso preocupándose tanto como yo del estado de aquel hombre.

Asustandome mucho cuando en las semanas siguientes le vi llorar, ya que él nunca había demostrado ninguna emoción delante mío.

Ninguna expresión.

Sin embargo aquel día se había aferrado de mí vientre, como si temiese a que le fuera a dejar. Presionando la yema de sus dedos por los costados de mi cintura, pero sin llegar a lastimarme.

Tan solo sosteniéndose de allí.

Percibiendo como una sensación desconocida subía por mi gaganta y también me soltaba a llorar. No entendido ni siquiera la razón del porqué lo hacía.

Algo había en él, que me hacía odiar el verlo de ese modo.

Quería sacarlo de allí.

Necesitaba sacarlo de allí.

Le diría a "naricita de Luna". Él debía entender.

Sin embargo, él viajaría por unos días. Habiéndome yo rehusado enseguida a la idea de tenerle lejos, mi cachorro pateando enseguida en la necesidad de que él se quedase junto a nosotros.

Más mi "naricita de luna" era valiente y tenía deberes tan grandes que yo no alcanzaba a dimensionar. Y aquella noche me había amado una vez más bajo las estrellas, besando mi pancita y rozando su nariz allí. Como diciéndome que todo estaría bien y debía confiar en él.

Que ambos lo estaríamos.

Los tres.

Por lo que durante la mañana y cuando yo aun estaba acurrucado bajo las mantas de mi nido, me había regalado un beso. Demasiado corto para mí gusto, pues yo y mi cachorro pedíamos que nos cubriera de ellos cada mañana.

Pero debía ir.

Y a pesar de haberme sentido perezoso por un momento al saber de su ausencia, me levanté de golpe al saber que aquel día podría salir con "preciosa ave". El día no siendo tan frío para poder llevarla a conocer mi secreto, deseando también hacerla a ella participe de él.

Ella era especial. Y yo deseaba hacérselo saber.

Mis pies aunque hinchados, moviéndose ansiosos a la espera de que "cabello de nieve" dejara de alistarla para salir juntos.

Ella sonriendome y riendo desde lejos, pronunciando palabras hacia "cabello de nieve" y que yo claramente no comprendía. Más no haciendome sentir triste y por lo contrario, emocionado por aquello al sentir que ella también sentía lo mismo que yo.

Mis manos sujetando con fuerza su silla. Ya no soportandolo más y comenzando, hasta donde mi abultado vientre lo permitía, a correr firmemente. Percibiendo como ella reía al igual que yo.

Las hojas de los árboles amarillentas y anaranjadas, cayendo sobre nosotros. Jugueteando un rato con ellas hasta deshacernos en carcajadas.

La quería tanto.

No sabía si ella comprendía, lo especial que era para mí. Deseando demostrárselo a través de eso, tan preciado.

Más sentí mi cuerpo extrañamente helado, como si algo comenzara a faltarme. Apresurandome a llegar a donde él siempre me esperaba, apreciando como en el suelo allí había un bulto cubierto de mantas y la sangre salía de allí.

Sangre era dolor.

Era miedo.

Mi corazón latiendo rápido y mi respiración acelerada.

Debía salir de allí.

Sin embargo, sobre mi cuello sentí un aroma desagradable. Llevando por instinto una de mis manos por sobre mi vientre, percibiendo como mi cachorro de movía inquieto.

Quería a "naricita de luna" conmigo.

Con nosotros.

Mas mi cuerpo fue girado de golpe, observando los ojos de aquella persona enardecidos de algo que no pude distinguir.

No podía ser así.

Él quería a "naricita de luna". No podía hacernos daño.

Él...

Mi cuerpo siendo tomado con fuerza, abriendo mis piernas para ubicarse entre ellas. Y en mi garganta formándose un nudo doloroso y que sentía me ahogaria. Protegiendo con mis manos mi vientre, para que él no le lastimara.

Mi bebé.

Mis piernas siendo descubiertas de un tirón dado a mi pantalón, quemandome la piel en la zona en la que la tela había rasgado. Mi pecho doliendo y mi boca poniéndose seca a pesar de no que podía dejar de llorar.

Sintiendo miedo. Tanto miedo.

Atinando solo a cerrar mis ojos, dejando que la oscuridad se llevara aquello que estaba doliendo. Y esperando el que mi cachorro no sintiese nada y que se encontrara dormido.

Percibiendo de pronto, como aquel pesado cuerpo se quitaba de mí. Abriendo mis ojos de golpe y viéndola a ella. Con tanto pánico como yo, mientras él enterraba un puñal sobre su estómago.

No.

Mi cuerpo temblando y ardiendo por dentro, con mi boca alargando y percibiendo como los colmillos crecían allí.

Quería matarlo.

Mis garras creciendo y mi pelaje cubriendome. Lanzandome justo encima de él para tirar de su pierna y lanzarlo a una esquina.

El puñal cayendo al suelo húmedo, observando como sus ojos me miraban con miedo. Deseando desgarrarle el cuello. Corriendo hacia él hasta comenzar a patearle.

La rabia corriendo por mi sangre. Y con el único deseo de que dejase de respirar.

Sin embargo, un pequeño gemido me hizo girar mi cabeza. Observando como su cuerpo tan pequeño, se estremecía tirado en el piso.

No, no, no.

Acercandome a ella y no importandome si él salía de allí. Oliesqueandola y sin darme cuenta, dejar de ser una bestia. Sosteniendole entre mis brazos y comenzando a sollozar.

Ella no podía.

Moviendo sus labios como si quisiese decirme algo, no entendiendo pues mis oídos no estaban hechos para escucharle. Y tan solo rogando que siguiese allí.

Que no se fuese aún.

Más sus ojos parecían ir durmiendose, mientras llevaba una de sus manos sobre mi estómago. Y su cuerpo comenzaba a enfriar.

Ella se había ido.







Mi dulce "naricita de luna" se había encargado de mimarme durante los días que le siguieron. También me había encargado de hacerlo para él.

Lo necesitábamos.

Su piel siendo tan cálida que no me había preocupado de volverme a vestir, una vez había tomado un baño cuando regresamos a su hogar.

Pidiéndole que tampoco se cubriese.

Necesitaba sentirle. Que él estaba allí para mí.

Sin siquiera concebir la necesidad de tocarnos de aquella forma, si no que tan solo percibirlo cercano a mi. Pasando mi nariz por su cuello, mientras entrelazaba mis piernas a las suyas y el acariciaba mi vientre.

Y a veces me despertaba en medio d ela noche, llorando y con mi pecho pesando. Más él me arrastraba más cerca de él y me besaba el rostro con cuidado. Mientras yo no dejaba de besar aquella cicatriz, que él había dejado sobre su ojito color miel.

Habiendo dejado también una sobre mi rostro. La que mi "naricita de luna" besaba cada vez que comenzaba a dormirme.

No me importaban nuestras cicatrices.

Sin embargo nuestro corazón difícilmente sanaría. Sintiendo que nunca debí haberla llevado allí, que había sido mi culpa.

-"Jungkook no ha querido que eso sucediera" - me señaló una mañana que yo había despertado con lágrimas en mis ojos -"Jungkook ha querido a Seulgi feliz. Él ha hecho a Seulgi feliz. Ya no llores mi amor."

Su aroma haciendo que me calmase, ambos procurando querernos para no sentir dolor.

No sentir miedo.

Sin embargo el me había alejado una vez más. Pidiéndome que confiase.

Diciéndome que todo estaría bien.

Regresando a aquel lugar donde nos habíamos conocido.

Dónde nos habíamos enamorado.

Dónde juntos habíamos creado a nuestro pequeño cachorro.

Mi hogar.

Percibiendo el aroma de "sonrisa bonita" por todo el lugar, como si ella permaneciese allí y jamás me hubiese abandonado.

Mi cuerpo buscando por inercia su ropa, persiguiendo restos de su calor.

Deseando que estuviese allí, conmigo.

Mi panza creciendo apresuradamente, hasta el punto de no poder dormir comodamente por las noches. Girando de lado a lado, buscando la posición adecuada en la que mi bebé se moviese menos.

Decidía despertar durante las noches.
Como la luna.

No le podía culpar por ello, mi cachorro había nacido bajo las estrellas. Y hallaría el modo de encontrarse con ellas.

Mis dedos paseándose sobre vientre, ya no pudiendo ver la punta de mis pies. Tirando tan fuerte de mi piel, que parecía querer ya salir de allí.

Como si nada más importase.

Queriéndome informar, que ahora sólo mis ojos estarían en él y su pequeño corazón iría por siempre pegado al mío.

Mi pequeña luna.

Ella se había hecho su propio camino a través de mi cuerpo. Considerando por un momento, que moriría de dolor y que ella estaba castigandome por algo que había hecho.

Mis piernas temblando y en el termino de mi columna, punzando fuerte y machacante. Sin darme un momento de tregua en el viaje en busca de mi bebé.

Y no supe cuán fragil era hasta sentirla en mis brazos, aun estemeciendose con su llanto. El que había sentido por toda mi piel hasta llegar a mi garganta, haciendome a mi mismo llorar al sentir su pechito caliente.

Mi preciosa luna. Mi pequeña.

Con sus ojitos como dos luceros observandome, como si yo fuese el centro de su universo. Más siendo ella el centro del mío.

Y le besé su frente, un poquito sus cachetitos aún rosados y su pequeña nariz de botón. Sintiendo como en su aroma hallaba algo de mi "naricita de luna". Su cabellito color trigo confirmando, que ella también le pertenecía a él.

Observando a "cabello de nieve" quien no dejaba de mirarla, junto a la madre de Taehyung a quien yo llamaba "dulce flor".

-"Jungkook poner nombre a cachorra" - diciéndome ambas con insistencia, más yo no prestando demasiada atención pues ella debía esperar a papá. Quien guardaba como un pequeño regalo, el nombre de mi pequeña luna.

Y que Seulgi también había regalado a ella.

Procurando que chupase de mi pezón para que no sintiese hambre, este escociendo un poco por la fuerza con la que mi bebé se apoderaba de lo que le pertenecía.

Sonreí al verla. Tan chiquita y vulnerable.

Arropandole cada vez que me separaba un poco de ella. Ya sea para ir al baño o comer lo que "cabello de nieve" había preparado para mi.

Y disculpándome con "ojitos de sol" por haberme comportado tan mal con él, la noche del nacimiento de mi pequeña luna.

Él tan solo sonriendo y tocandome el cabello -"Ella tan bonita como Jungkook" -diciéndome, para luego tomarla entre sus brazos y mover sus labios. Ella abriendo sus ojitos y deteniendo su mirar en él.

Sus oídos estaban bien.

Aquello me tranquilizó, preocupándome solo de que mi cachorra tuviese la misma paciencia que yo para esperar por papá.

Ya la necesitabamos.

Ubicando parte de su ropa a un costado de su cuerpecito, para que esta asimilarse su olor y lo reconocerse cuando nos volviese la a encontrar.

Le anhelaba tanto.

Extrañando el calor de su piel y su respiración sobre su cuello.

Aquellas caricias repartidas por su espalda para que le hiciesen dormir.

Ya no podía esperar más.

Más nada nunca me había preparado, para hacerme sentir el terror nuevamente calarme los huesos. Reaccionando solo a cubrir a mi cachorra bajo mis brazos, sintiendo como su desagradable aroma llenaba toda la casa.

Sintiendo como algo parecía arder a mi alrededor y un extraño olor aparecía por entre las paredes.

Fuego.

Abriendo mis ojos y respirando con rapidez.

Esta vez, yo no podía cambiar. Mi cuerpo con mi bebé apenas nacida, percibiendose demasiado débil como para lograrlo.

Él tomando con fuerza mi rostro y moviendo su boca con palabras inteligibles para mí. Sintiendo náuseas al sentirle tan cerca de mí. Gruñendo para que se alejase de mi y mi cachorra.

Algo tomándole desde atrás y lanzandole a una orilla, viendo como "ojitos de sol" me miraba con angustia y se tocaba el estómago. Donde un brote de sangre comenzaba a salir.

No.

No otra vez.

Acercándome a él con mi bebé en brazos, acariciando su rostro.

Vamos. Vámonos de aquí "ojitos de sol".

Quise decir. Pero el impidió a que siquiera moviese mis manos, señalando a que me retirase de allí.

Yo no podía.

-"Jungkook debe cuidar su cachorro. Hoseok espera que lo haga, porque Hoseok quiere mucho a Jungkook. A los dos"- me dijo, mientras mi bebé no dejaba de llorar. A lo que él le dio un pequeño beso sobre la frente - "Vete Jungkook".

Y mi corazón había golpeado aterrado, obligándome él a que corriese lejos de alli. Con mis ojos llenos de lágrimas y mi pecho quemando.

"Cabello de nieve" y "dulce flor" esperando por mi con la carroza, ayudándome a subir junto a mi bebé mientras yo continuaba temblando.

-"Hoseok está allá adentro" - le indiqué a "cabello de nieve", percatandome en ese momento que ella también lloraba al igual que yo.

Apreté a mi cachorra con más fuerza, como si sintiese que alguien me la arrebataría también a ella. Observando como lo que alguna vez fue mi hogar y el de "sonrisa bonita", se consumía bajo las llamas.

Él no saldría de allí.

Él jamás regresaría.

Mi cuerpo sacudiendose en aquel lugar, mientras ellas conducían la carroza lo más rápido que podían alejándonos de allí.

Mi bebé comenzando a llorar, percibiendo como esta se estremecía bajo la manta con la cual la cubría. Con su carita manchada con ceniza, más preocupandole más a ella el obtener su alimento. Sujetándose firme de mí pezón y reclamando por su leche.

Mi amor.

Sin embargo aquel momento fue interrumpido, cuando sentí que el movimiento cesaba. Ocultando a mi bebé bajo las mantas nuevamente y abrazándola como si aquello impidiese que la alejaran de mi.

No lo permitiría.

Ocultandonos a ambos mientras mis pies desnudos entumecían de frío. Temiendo por "cabello de nieve" y "dulce flor".

Deseando que todo acabase.

Que ya no doliese.

Más percibiendo aquel aroma que tanto amaba y allí, aún en medio del valle.

Tocando mi cabeza y asomandola de inmediato. Sintiendo mi pulso acelerarse y mi respiración buscando sosiego.

Apareciendo ante mi, su sonrisa gentil y su bonito cabello color trigo.

Mi amor. Mi vida.

Mi "naricita de luna".







Los recuerdos que resultan dolorosos, son difíciles de olvidar.

Y aunque el tiempo cubra las heridas, apareciendo momentos dulces y haciéndolos eternos. El dolor aunque se adormecería, jamás se iría.

Esto lo había descubierto recientemente y mientras urgueteaba entre las pequeñas repisas de la cocina de "cabello de nieve". Encontrando allí, el pequeño pote con el cual "ojitos de sol" solía llevarme fresas todas las mañanas.

Mi hermano.

Y aunque esbocé una sonrisa, también mis ojos se habían humedecido. Secando la lagrima que había corrido por una de mis mejillas.

-"Papá Jungkook ¿está bien?" - preguntó mi dulce cachorro, mi pequeña ya no tan "pequeña florecita".

Yo le miré sonriendo y asintiendo, a lo que él se acercó a abrazarme y besar mi rostro.

Mi "pequeña florecita" se había convertido en un precioso omega de ya dieciocho años. Con su cabello azabache corto y su piel y ojos iguales a los de su padre. Preocupado de todo lo que le rodeaba, esmerandose en hacer sentir bien a cada uno de los integrantes de la casa.

Y con la diplomacia tan característica de mi "naricita de luna" , estableciendo diálogos entre todos los compañeros en su clase.

Me sentía orgulloso de él.

Su profesor siempre recalcando la asombrosa habilidad de mi cachorro, proyectando una exitosa vida profesional.

Más eso a Seokjin parecía no interesarle, comentándome en varias ocasiones lo mucho que le agradaría recorrer los diferentes reinos y enseñar todo lo que él sabía a las personas analfabetas. Aquellas que nunca habían tenido opción de aprender a leer o contar.

Algo que él también me había enseñado a mí, cuando apenas tenía ocho años.

Para mí estaba perfecto.

Todo lo que él quisiese lo estaba.

- "Papá Jungkook tenemos un problema" - dijo con sus manos mi pequeña luna, apareciendo junto a su padre por la puerta de la cocina -"Es Hoseok".

Y mis cejas se fruncieron enseguida, observandolos a ambos para que me explicasen. El aroma de preocupación de mi "naricita de luna", cambiando mi actitud de inmediato.

Y es que ambos a menudo se cubrían entre ellos, mi cachorra ya de veinte años pareciendose demasiado a su padre. Su cabello color trigo siendo tomado en una larga trenza.con sus cejas volviéndose esfumadas a las orillas y sus labios más gruesos. Y con él temperamento característico de su sangre.

Mi pequeña luna ya era una preciosa alfa y lo hacía saber con su caracter determinando e indeleble.

-"Él se ha presentado como alfa y con papá Taehyung, es mejor no nos acerquemos. Sabes que no dudaré en golpearlo si él me golpea a mí " - señaló con el ánimo que le caracterizaba. Sin embargo tembien podía saber, que ella estaba preocupada por su hermano.

Mi pedacito de cielo.

Y sentí que" naricita de luna" se acercaba a mí para tomarme de la mano y alejarme de los niños -"Hoseok está llorando"- me dijo para luego retirar un mechón de mi rostro.

Sobre su cara dibujandose la suave y corta barba que había dejado crecer desde ya tres años atrás. Con la cicatriz que me parecía la más bonita, adornando su rostro y su cabello color trigo tan hermoso como siempre.

Todo él lo era.

-"Jungkook irá a verlo" - comencé a caminar hacia la habitación de mi hijo, más este me detuvo. Con su mirada aflijida.

-"Tengo miedo de que te lastime" - agregó y su miedo era natural, al saber que Hoseok se estaba presentando como un alfa. Ni siquiera él y "pequeña luna " pudiendo acercarse demasiado por lo mismo.

-"Es mi cachorro. Nuestro" - dije rozando mi nariz con la suya - "Todo estará bien".

Asintió -"Taehyung acompañará a Jungkook y se quedará afuera de todos modos." - su boca dejándome un pequeño beso, haciéndome saber que ambos estábamos juntos en ello - "Te amo".

-"Te amo más" - respondí sin dudar.

El era mi todo.

Él y mis cachorros lo eran.

A medida que subíamos las escaleras, podía sentirlo.

Mi cachorro ya estaba dejando de ser un bebé y se estaba presentando como alfa. Y su aroma evidentemente, no me agradaba del todo.

Era natural.

Siendo acompañado por "cabello de nieve" y "dulce flor", quienes procuraban de arroparle bien bajo las mantas. Ambas siempre se habían preocupado de mimar mucho a los niños y estos, les tenían la misma confianza que a su padre y a mi.

-"Les dejaré solos" - me señaló "cabello de nieve". Tomando algunas infusiones y saliendo ambas de allí. Y yo podía ver a mi "naricita de luna", constatando que todo estuviese bien desde el marco de la puerta.

La presentación de nuestra pequeña luna no había sido del todo perfecta. Pues ella había roto muchas cosas en su habitación durante el proceso y enfrentado a su padre para que se alejase de mi.

Todo había sido muy confuso.

Más "cabello de nieve" nos había explicado de que aquello era normal, pues sólo respondía a su naturaleza alfa y bueno, al carácter especial de mi cachorra.

-"¿Que le sucede a mi bebé?" - le dije una vez estuve lo suficientemente cerca para acariciarle su rubiecito cabello. Él a diferencia de "pequeña florecita", dejándolo crecer hasta sus hombros.

Sus intensos ojos azules irritados por el llanto, apenas pudiendo controlarlo -"Soy un alfa papá Jungkook" - señaló y yo asentí, levantándose un poco y apoyando su espalda en el respaldo de la cama -"Y no puedo papá. Esto está mal" - me dijo en medio de un sollozo.

-"¿Por qué está mal?" - pregunté realmente interesado y sin entender a qué se refería.

Y el llevó sus manos a sus oídos -"Hoseok está enfermo. Nadie quiere a un alfa enfermo. Jimin no querrá un alfa enfermo" - me dijo notoriamente afectado.

-"No hay nada de malo en mi cachorro. Y Jimin te continuará adorando como ya lo hace" - y si, era una extraña casualidad que Hoseok hubiese conocido años atrás, a un bonito cachorro en Beira. Dos años atrás y con el cual se habían vuelto inseparables desde ese día. Visitandose cada vez que podían.

Jimin, hermosa casualidad.

-"Tu padre ama a Jungkook aun así" - le dije seguro.

Si rostro frunciedose - "Eso es porque eres un omega. A ti te deben proteger, más nunca nadie buscará un alfa débil"

Y aquello había dolido tal vez un poquito, percibiendolo quizá "naricita de luna" a través de nuestro lazo. Asomándose sin pensarlo y ubicándose delante de nuestro cachorro.

-"Tu padre no es débil. Él más fuerte tal vez que todos nosotros"- replicó con fuerza-"Taehyung jamás ha debido proteger. Él valiente, más que Taehyung"

Mi "naricita de luna" estaba frustrado, haciendolo saber por su aroma y que fue lo que intimido a nuestro cachorro.

-"Lo siento" - señaló puchereando y acurrucandose a mi - "Tengo miedo" - me señaló. Y yo le besé la nuca, pues entendía su angustia.

-"Todo estará bien amor" - señaló su padre acercándose a nosotros y acariciandole la cara - "Siempre lo ha estado".

Una leve sonrisa se formó en los labios de mi "pedacitos de cielo", percibiendo de pronto como alguien llegaba corriendo a abrazarle. Observando yo hacia la puerta y mirando a "cabello de nieve" diciendo un "se me ha escapado".

Con su cabellito del color del cielo nocturno y sus ojitos cuales polcas de agua. Levantando su rostro para sonreír.

Mi "preciosa ave".

-"¿Qué sucede Hoseok?"- preguntó con sus pequeñas manitos.

-"Hoseok se ha presentado como un alfa" - le dijo su padre a su lado y sonriendo.

Y ella abrió sus labios en forma de un círculo perfecto, para luego rozar su nariz en las piernas de su hermano - "Hoseok será un precioso alfa. Hoseok siempre será el más bonito para Seulgi" - le dijo entusiasta.

Y no, no había estado en nuestros planes tener un nuevo cachorro.

Más la vida nos había sorprendido una vez más, regalandonos una pequeña lucecita hace cinco años atrás. Con su mirada igual que la mía, su piel, su pelo.

"Preciosa ave" era igual a mi y yo no podía negarlo. Cuando apenas le podía mantener quieta al interior de la casa y ella insistía en salir todas las tardes a merendar en el jardín. Manteniendo un lazo especial con Hoseok, al ambos ser como yo.

Más ese ya no era un problema.

-"Ves lo que dice Seulgi mi amor. Y sabes que ella siempre lleva la razón" - señalé y mi cachorro sonrió.

-"Tengo hambre" - me dijo y de inmediato apareció pequeña florecita con un pequeño plato de comida y al lado de pequeña luna. Ambos entrando hasta ubicarse frente a nosotros.

- "¿Qué?" - dijo ella- "¿Ya deberían saber que no gusta espiar?" - y obvié sus palabras. Sencillamente no quería pensar en ello.

-"Come Hoseok. Lo preparé para ti" - dijo mi cachorro más grande, siendo siempre tan gentil.

-"Eres un mentiroso. Es lo que siempre le preparas a Namjoon" - intervinó pequeña luna burlándose y mi cachorro se puso de todos colores.

Me reí.

- "¿Le has dicho a nuestros padres que hoy saldrías con Yongsun?" - replicó él y vaya, eso me sorprendió de pequeña florecita. Y de pronto me encontraba muy interesado en el tema.

- "Basta" - más mi naricita de luna no lo parecía tanto - "Hoy es un día especial para Hoseok, no deben ustedes discutir aquí" - agregó.

Los ojos de mis cachorros mirando a su hermano avergonzados, diciendo al mismo tiempo "lo siento".

Él sonriendo y aceptando las disculpas.

-"¿Podríamos merendar aquí hoy?" - intervinó mi bebé más pequeña. Más yo sabía que aquello era imposible, pues el celo de mi pedacito de cielo recién estaba iniciando.

-"No podemos bebé" - dije para luego tomar su carita. Ella mirando a su padre como buscando una respuesta.

-"¿Por qué no podemos papá Taehyung? - insistió frunciendo sus cejas, a lo que este le tomó en brazos y rozó su nariz con la suya.

Era nuestro bebé.

-"¿Por qué?" - señaló nuevamente y está vez giró su cabeza hacia sus hermanos.

Y aquello, si que no lo esperaba.

- "Porque mariposita de Hoseok querrá buscar una florcita y debemos huir" - aquello dejó aún ms confundida a mi bebé y a mi me preocupaba mucho que pequeña luna haya sido quien señalará aquello.

Por Dios era la mayor.

Diría a naricita de Luna que hablase con ella más tarde.

Si. Sería más tarde.
























Gracias por llegar hasta aquí.

Los lunares si tienen su nombre a partir de la luna*



Escribí esta historia hace más de seis años. Y este especial ha de tener poco menos que eso.

Fire On Fire en sí tiene un lugar especial en mi corazón, pues la sinceridad con la que escribí esta historia, creo se ven reflejados en ella y en la transparencia de sus personajes. En el sentido del deber que Taehyung tenía y su responsabilidad con los demás, lo que a pesar de sus equivocaciones cometidas, dejan entrever el corazón noble qué posee, pero que no le permitía velar para su mismo.

Y por otro lado, la valentía innata en el alma pristina de Jungkook. Quién con su naturaleza sincera, da pie para que Taehyung obtenga el corage para luchar por lo que realmente él desea.

Creo aprendí mucho al escribir esta historia, ya que ella me permitió a conseguir la confianza para creer en mi escritura y la capacidad para proyectar la sensibilidad qué poseo. Lo que ha hecho que mi literatura madure y el hambre voraz por seguir escribiendo prevalezca en mi.

Espero en serio le hayan disfrutado y que parte de ella continúe guardada en su corazón, ya que es allí donde mis historias pertenecen.

Un besito en al nariz.

Desde siempre, gracias por leerme.

Noctambulo Ocho.


Puedes encontrar más de mi en el instagram @noctambulocho

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro