❛ 𝓒𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝓢𝐈𝐗 ❜
༉‧₊˚. ♯ 𝗛𝗔𝗟𝗟𝗢𝗪𝗘𝗘𝗡 𝗙𝗨𝗖𝗞𝗘𝗥𝗬 𝗧𝗢 𝗘𝗩𝗘𝗥𝗬𝗢𝗡𝗘!

                𝐎𝐈́𝐌𝐎𝐒 𝐏𝐀𝐒𝐎𝐒 𝐏𝐑𝐎𝐕𝐄𝐍𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐒𝐈𝐋𝐋𝐎. Cada vez el enmascarado estaba más cerca de nosotros. Y por la fuerza y firmeza con la que se dirigía al lugar donde nos encontrábamos estoy casi segura que lo habíamos cabreado más de la cuenta.

—Parece que nuestro fantasma se ha levantado de la siesta eterna —le susurré a Ethan mientras apretaba el pomo del martillo dirigiéndome a la salida. La madera se había manchado de mi sangre y mi mano vendada estaba empapada, no quería ver cómo la apuñalada me había dejado un gran agujero en la palma que se pudría poco a poco. Ahora me debía de concentrar en el momento para poder escaparnos ilesos y sin más heridas. Ya luego vendría la ayuda sanitaria pero para ello casi diría que era mejor mantener dos pies y la cabeza entera.

La canción de llamada del teléfono de Ethan me asustó. No la identifiqué pero era de temática retro proveniente de los años ochenta. Me encantó. No el susto —bastantes me había llevado ya— pero sí ese tipo de música.

—Es Jason.

Me lo dice como si supiera quién es.

—¿Quién es Jason?

—Un compañero de clase, quiere enseñarme su trabajo sobre el avance de una película que está realizando con otro chico llamado Greg —me explicó— y justamente es de slasher.

—¿Desde cuándo te gusta a ti, precisamente a ti, el slasher? —pregunté, incrédula.

—Desde nunca —se sinceró— pero lo empecé a ver por ti. Y a Jason le prometí ver todo el avance de su película para ayudarlo con alguna retroalimentacion que se me ocurriera en el momento.

Me dirigí a la puerta, dándole la espalda mientras intentaba responder con una voz que denotara algo de firmeza.

Aunque por dentro estaba temblando como un flan.

—Pues creo que hoy no vas a poder.

—Creo que... —meditó su respuesta moviendo las manos con nerviosismo—: creo que sería buena idea ir a su casa. Piénsalo, está al girar esta calle, en la avenida al lado de Hudson, no tenemos otro sitio al que ir y estar seguros. Él es un buen amigo y nos dejara quedarnos en su casa esta noche si se lo pido.

Tenía que admitirlo, era buena idea. Y aunque cogiéramos las bicis, la mejor opción sería ir a una casa en el que ese loco enmascarado no conozca de cal a canto, por lo tanto, el apartamento de Ethan y Chad no contaba porque si formábamos parte del grupo de Sam, estábamos todos metidos en el ajo. Y si llamábamos a emergencia lo más probable es que ghostface se los cargue a todos. Al menos Jason quedaba fuera de su juego. No sospecharía pero debíamos de ser rápidos. Buscar una distracción y aprovecharla al máximo sería una buena idea para poder escapar y buscar ayuda, además hoy era Halloween.

Se me ocurrió una idea pero primero debía de buscar un contexto.

Y escapar, claro...

Abrí la puerta de afuera al saber que el asesino estaba en el pasillo, deseoso de abrir la puerta trasera a base de golpes. Nuestra escapatoria estaba libre.

O eso pensé...

Justo al abrirla apareció otro ghostface, este era mucho más alto y voluptuoso que el otro. Nos miraba a mí y a Ethan fijamente como un depredador lo hace con su presa antes de matarla, me sentía como una rata que tenía a un lado una trampa y en el otro un queso envenenado pero lo bueno es que las ratas tenían garras y dientes preparados para atacar si les tocaba mucho los ovarios.

Y a mí ya me los habían tocado mucho.

—¡NO! —exclamé mientras ponía todo mi peso en la puerta para cerrarla, la mano del enmascarado cerró el paso de la puerta y no pudo recorrer todo el camino, llamé a Ethan y le dije que empujara la puerta con su cuerpo así que aproveché el momento cuando lo hizo para hacer un gran arco invisible con el martillo hasta que llegó a su destino, impactando de lleno en los huesos de los dedos de aquellos guantes negros que esperaba que fuera una persona y lo era. Ese sonido del crujido de sus huesos me produjo una gran satisfacción para mis oídos. Más aún su grito de dolor aunque fuera distorsionado con aquella voz siniestra. Tan pronto como lo profirió apartó la mano y pudimos cerrar la puerta del todo. Reposé mi cuerpo sobre la fría pared de la puerta, Ethan hizo lo mismo a mi lado mientras mirábamos la puerta contigua y no llevarnos una sorpresa con el otro.

No me sentía mal de haberle hecho daño y temía por eso. No quería convertirme en un monstruo también pero, ¿acaso ya no me había tocado mucho los ovarios aunque fuera el nuevo o el de antes o, dios, ¿cuántos eran?

—¿¡PERO CUÁNTOS SON!? —exclamé entre jadeos—. ¿Es que se multiplican como las cucarachas?

—Yo que tú diría «se reproducen» en vez de «se multiplican». Suena mucho mejor.

Ahi estamos. El cerebrito del grupo que se preocupa por una expresión cuando nos persigue un maldito asesino en serie.

Ethan era simplemente Ethan. Por eso me encantaba.

Por eso me moría de ganas de besarlo antes de palmarla.

El Ghostface que estaba en el otro lado aporreaba la puerta para aflojar la cerradura.

Puta noche.

Nunca decía palabrotas pero en mi cabeza ahora mismo estaba por todo lo alto con ellas.

Puta puerta.

Puto Halloween.

Puto el que me hable...

—¿Estás bien? —me preguntó Ethan al verme perdida.

...menos Ethan, claro.

—¡Puta Zorra! —vociferó el ghostface—. ¡Haré con tus sesos lo mismo que me has hecho con mis dedos, cabrona de mierda!

Puto ghostface.

—Mira el lado bueno, ahora si vemos a un tullido con los dedos torcidos ya sabemos cuál es su segunda identidad —le contesté sarcásticamente y luego miré a Ethan que se dirigió a la otra puerta y puso una estantería en el paso de esta a modo de soporte para que el peso de la madera dificultara el paso a ghostface. Al ghostface del principio—. ¡Y sí! ¡Estoy bien! ¡Genial de hecho! —mentí.

Ethan puso los ojos en blanco con una mueca. 

—Por cierto Ethan, ¡Happy Halloween Fuckery para ti!

Sonrió.

—¡Happy Halloween Fuckery para ti, mademoiselle de l'obscurité! —Lo primero era una forma que teníamos los dos de felicitarnos para Halloween pues nunca íbamos de fiesta y nos quedábamos juntos en el apartamento. De tanta presión se nos había olvidado decirlo. Y lo segundo, bueno... como a mí me gustaba mucho leer libros con temática oscura y ver películas de terror llegó a la conclusión de llamarme así.

Me encantaba ese nombre y más que saliera de su boca.

—¿Sabes? —le dije—. Lo que más me gusta de ti es que siempre me sacas una sonrisa incluso en los peores momentos.

Sonrió de nuevo.

—¡Tú también me la sacas a mí! —exclamó.

—¿La sonrisa? —le pregunté. En realidad en circunstancias normales me habría callado y hubiera dejado mis pensamientos pervertidos en un rinconcito apartado de mi cabeza pero se me escapó debido a la adrenalina. Lo peor es que ni me arrepentí.

No me ruboricé esta vez, tenía confianza con él pero no ese tipo de confianzas, por eso me extrañó pero como dije, culpé al momento.

—Claro, ¿q-qué va a ser sino? —preguntó. Debido a su tartamudeo me da que si entendió.

—Olvídalo.

Quiero que me saques todo de ti porque eres el chico ideal para mí.

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