❪𝟯𝗢❫ ; 𝗼𝗻𝗲 𝗳𝗼𝗿 𝗲𝗮𝗰𝗵 𝗼𝘁𝗵𝗲𝗿.

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ARC TWO; ANGELS LIKE HER❫
*╔═══❖•ೋ°🕊️°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO TREINTA;
EL UNO PARA EL OTRO
❛simple contacto❜

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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TENÍA DEMASIADAS COSAS POR PENSAR. AUNQUE MÁS bien necesitaba procesar todo muy bien; las cosas entre Mikey, Draken y ella se habían resuelto gracias a Takemicchi, ya todo estaba bien. Ahora su novio la había invitado prácticamente a una cita como una compensación de la discusión.

¿Por qué se sentía inquieta de salir a una cita con Sano Manjirō? No faltaba mucho para que incluso se cumpliera el primer año dónde iniciaron su relación oficial. Pero, recordaba que no llegaron a etiquetar como cita sus salidas, siempre con Mikey diciendo «salgamos un rato» y ella aceptando. Cuando el chico le dijo específicamente que sería como un cita de compensación por lo sucedido, algo dentro de ella se removió, quizás con inquietud y a la vez entusiasmo, pero eso la confundida al mismo, por su propia reacción. Aunque, quizás se trataba de aquella parte de ella que continuaba con ese malestar de la discusión manifestándose.

❛¿Por qué me pongo nerviosa hasta este punto? Ya se disculpó y va a hacer más para remediarlo❜ fue lo que pensó la chica mientras caminaba en silencio, trató de disimular bien lo pensativa que estaba. Sus mejillas teñidas con un suave tono rosa evidenciando su sonrojo, agachando la mirada algo cohibida. ❛Llevamos casi un año siendo pareja, no es la primera vez que vamos a salir los dos solos si ese es el caso❜

—¿Aún sigues enojada?

Masumi se sobresaltó al escuchar la voz de su pareja quien iba a un lado de ella, sus ojos rosáceos dislumbrando casi de inmediato la mirada curiosa y atenta de Manjirō puesta sobre ella, con una expresión expectante a cada reacción que llegara a tener. La más baja terminó cohibiéndose por la simple atención que colocaba en su persona, tocándose a si misma su mejilla como si eso le indicara que estaba mostrando signos de enojo, aunque ella pensaba que sólo se veía pensativa.

Parpadeando un poco, demostró ahora su confusión bajo la atenta mirada de su novio quien se quedó callado unos momentos y luego colocó una sonrisa de lado, mirando hacia enfrente.

—Estás bastante callada. Más de lo usual. —fue su respuesta, teniendo sus manos en sus bolsillos mientras continuaba caminando; se había ofrecido a acompañarla a casa—. Me imagino que realmente te acuerdas de lo que pasó.

—¿Eh? Bueno, no... —murmuró algo dudosa de que sacará ese tema. Claro que aún seguía rondando la discusión, pero ya se habían disculpado con ella e incluso Manjirō dijo que harían algo para animarla más—. No es...

—Bueno, me lo merezco. —lo mira con atención por sus palabras, deteniéndose poco a poco cuando se dió de cuenta que llegaron a la casa de la Kiyoko. Rascó un poco su nuca—. ¿Tus hermanitas están?

—Manjirō-kun... —llamó la chica con algo de pena de verlo así, sobre todo tratando de restarle importancia a como se sentía. Pero sólo, suspiró abriendo la reja de su casa para poder entrar. Manjirō por pura inercia la siguió—. No, no están... Fueron a jugar con unas amigas. Tendré que buscarlas dentro de un rato, ahora que lo recuerdo.

—¿Y cómo han estado? ¿Se han metido en problemas?

—Lo mismo de siempre. Pero están bien.

—Me alegra.

—¿Y tú abuelo?

—Bien. Amargado como siempre.

Un silencio algo tenso se formó entre ambos adolescentes apenas el masculino dijo aquellas palabras, estando frente a frente sin decir ni una palabra, mirando al suelo casi a la par; Masumi por simples nervios y Manjirō por su debate mental. La primera se removió un poco inquieta en su lugar por esa misma tensión, no se sentía incómoda o algo por el estilo, aunque si algo extraña por estar así con él luego de algunos días sin dirigirse la palabra. Fue algo realmente extraño, buscaba algo para decir que rompiera el hielo, pero no se le ocurría exactamente que, removiéndose en su lugar y jugando un poco con el borde de su falda.

Manjirō miró por varios segundos el suelo hasta subir la mirada, llegando a tener en su campo de visión las zapatillas blancas de la chica, subiendo poco a poco por sus pálidas piernas bien formadas, siguiendo con la falda azul jean para terminar observando el suéter blanco con hombros caídos que había usado ese día. Siempre pensaba que se veía tan pura y angelical cuando usaba el color blanco, dándole ese toque de inocencia que siempre la caracterizaba.

—Sé que te preocupas mucho por todos y te importan. Lamento haber dicho lo contrario. —agachó su mirada, dejando salir un suspiro largo y algo pesado. Luego, formó una sonrisa algo forzada pero tranquila—. Fuí un maldito idiota. Tampoco debí decir que sólo por ser mi novia, tenía derecho a hacerte llorar. Me dolió algo aquí cuando te ví así por mi culpa. —llevó su mano a su propio pecho, dejándolo sobre la zona de su corazón.

La más baja lo miró por varios segundos, girándose completamente a su dirección, algo removiéndose en su interior por la sinceridad de sus palabras. La mirada de Mikey se volvió opaca por algunos segundos mientras continuaba sosteniéndose el pecho en la zona de su corazón, pero al alzar sus ojos hacia la chica, conectando con sus ojos tan brillosos y puros recobró más brillo en su propia mirada, relajando más su mirada. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios, alzando casi de manera inconsciente su mano para tocar su mejilla con la yema de sus dedos, admirando como se ruborizaba apenas hizo aquel contacto.

—Ya me voy. No me importa mucho llegar tarde a casa, pero el viejo me va a colgar. —bromeó mirando hacia el cielo ya oscuro, mostró una muy leve sonrisa a la chica—. Ya no te molesto más. Dale un saludo a tus hermanitas.

Masumi observó como el más alto se giraba y alzaba una de sus manos en un ademán de despedida, comenzando a avanzar hacia la entrada de su casa, donde se iría a su propio hogar. Manjirō caminaba con una expresión algo aburrida en su rostro, casi vacía, no obstante, su atención fue hacia los rápidos y apresurados pasos que se escucharon detrás de él, apenas logrando girar hacia atrás cuando la femenina se colgó a su cuello y pegó sus labios contra los suyos, provocando que abriera sus ojos con sorpresa.

Por un momento tuvo un pequeño traspié al ser tomado tan desprevenido, pero como si deseara ese simple contacto, sus ojos se cerraron casi con satisfacción mientras tomaba de la nuca a la más baja y buscaba profundizar más el beso, profundizar más aquella que tanto anhelaba. Su otra mano la tomó de la mejilla y la acercó más a su cuerpo, moviéndose más hacia ella, sintiendo como el de ella terminaba por estremecerse al sentir como abrazaba su cuello y afianzaba más su cercanía, una cercanía que ambos parecían necesitar.

Manjirō avanzó más hacia la chica sin dejar de besarla con pasión, sintiendo como un nudo se hacía en su estómago por sentir como ella movía sus labios a la par de él. Pudo sentir como retrocedía conforme avanzaba sólo para poder estar lo más cerca posible de su cuerpo, no queriendo separarse ni un sólo centímetro. La espalda Masumi chocó contra la puerta, provocando un pequeño sonido ante el choque, jadeando inevitablemente cuando sintió una de sus manos pasearse por el costado de su cintura y afianzar el agarre hasta pegar su cuerpo al suyo por completo, queriendo sentir más cerca de él.

Gruñó contra sus labios en un tono bajo al sentir como la chica por pura inercia de sostenerse de algo, enterraba sus manos entre su cabello semi largo y llegaba a jalarlo un poco, algo que realmente no le importó, de alguna forma le provocó placer darse de cuenta lo desesperada que estaba ella por él, así como él por ella. Sólo se apretó más contra su cuerpo mientras sus dedos arrugaban la pulcra y suave tela de su suéter, disfrutando cada segundo dónde sus labios se movían contra los suyos, encajando a la perfección.

Mierda... Es la primera vez que me besas así. —fue lo que susurró el chico en un tono grave, separándose cuando les hizo falta oxígeno, sosteniendo su barbilla con una de sus manos—. ¿Sabes lo que me haces sentir, Masu-chan?

Las mejillas de la chica se ruborizaron aún más por sus palabras, observándolo con un singular brillo en sus ojos que no hizo más que encantar al más alto, acariciando con su pulgar la piel de su barbilla y llegando a rozar suavemente su labio inferior que por pura inercia se entreabrió ante su tacto. No tardó en fijar su mirada en estos que ahora estaban entreabiertos que dejaban salir pequeños suspiros algo agitados por los besos que se habían dado, notando claramente cuando ya habían tomado un tono más rojizo ante tanto contacto, y eso sólo lo hizo desear tocarlos otra vez hasta robarle el aliento de nuevo. Casi como si hubiera escuchado su deseo, la chica alzó su rostro hacia el suyo para volver a repetir ese contacto, Manjirō no aguantando y encontrando sus labios nuevamente a medio camino.

Su corazón latía desbocado por toda aquella situación, sólo aferrando sus manos a su ropa mientras buscaba acercarlo más a su cuerpo, un contacto que deseaba demasiado. Lo admitía, aunque hayan sido unos días dónde estuvieron separados, la presencia de Manjirō era tan esencial para ella que estar tanto tiempo lejos era casi una tortura, así como la lejanía de su cuerpo o de los besos que solía darle a veces sólo para molestarla. No pudo aguantar un pequeño gemido cuando el más alto se apretó más contra ella, gruñendo ligeramente en respuesta a ese sonido.

—Extrañaba esto... —los labios de Manjirō volvieron a capturar los de la chica casi con necesidad, casi suspirando con satisfacción al sentir como ella respondía al estímulo—. Lo extrañaba tanto... Te extrañaba tanto.

—Yo también, pero... S-Sólo... —susurró sin aliento la de mechas blanquecinas, entrecerrando sus ojos un poco cada que sentía aquel contacto, apenas logrando hablar en un hilito de voz—. Sólo fueron... unos días.

—Para mi fue una eternidad.

Una vez más sus labios volvieron a encontrarse en medio de la oscuridad de aquella noche, donde se llegaba a escuchar el movimiento de la puerta cada que se apegaban lo más posible al otro y el sonido de sus besos que demostraban una enorme necesidad por el otro, como si aquellos cuatro-cinco días sin verse haya sido una verdadera eternidad. El calor comenzaba a crecer más a medida que los besos subían de intensidad, escuchando como sus agitadas respiraciones se entremezclaban entre si.

La femenina dejó salir un pequeño suspiro algo tembloroso al sentir como el rubio bajaba su mano hasta el borde de su suéter y la metía dentro, tocando su espalda baja con sus dedos, estremeciéndose al sentir sus manos algo fría tocar su piel cálida. Pero, no dijo ni hizo nada para separarlo, sólo apretó con sus manos su prenda y lo apegó más a ella, donde Manjirō sonrió por unos segundos ante su reacción, adentrando más su mano y acariciando su espalda, sintiendo como sus vellos de erizaban. Comenzó a acariciar suavemente su cadera contra su otra mano, aprovechando el momento donde ella volvió a abrir sus labios en un suspiro para adueñarse de su boca, adentrando su lengua y logrando convertir aquel beso en uno más íntimo donde la chica no hacía más que suspirar y abrazarse más a él.

Pero, su pequeña burbuja se rompió cuando se escucharon unos ladridos no muy lejos de allí, sobresaltando a la chica y haciendo que él frunciera el ceño algo confundido, mirando hacia atrás. Observó como del otro lado de la reja de entrada de la casa estaba un pequeño Chihuahua ladrando en su dirección, siendo paseado por una señora mayor que los veía con desaprobación. Ya que, a pesar de que no estuviera muy iluminado se podía ver la escena bastante apasionada de los dos adolescentes.

—A-Ay, no... —se quejó Masumi bastante avergonzada de que los haya visto de esa manera, cubriendo su rostro con una de sus manos mientras Manjirō gruñía con malhumor, apoyando su frente en su hombro con su respiración aún pesada por los besos que habían compartido—. Ahora me va a mirar todos los días y pensar que soy una promiscua.

Mikey no aguantó y comenzó a reírse aún con su frente puesta en el hombro descubierto de la chica, empezando con ligeras risas que terminaron con varias carcajadas que no hicieron más que avergonzar aún más a la chica hasta terminar por cubrir su rostro con un sonrojo hasta las orejas por haber sido vista en aquella escena por, para rematar, una de sus vecinas quien luego de negar con su cabeza y pensar «los jóvenes de ahora y sus hormonas» se había ido, casi arrastrando a su Chihuahua quien continuaba ladrando a su dirección.

—Maldita vieja con su rata ladradora. —Manjirō continuó riéndose en el hombro de su chica quien quería encogerse en su lugar por la vergüenza.

—P-Por un momento se me olvidó que seguíamos afuera... —fue lo que dijo la chica aún cubriéndose el rostro con sus manos, apretando sus labios en un puchero cuando sintió los dedos de su novio tocando con pesadez su espalda para sacar su mano.

—A mi también, pero sigue siendo una maldita vieja. —insultó mientras le daba un par de palmaditas a su cadera luego de sacar su mano de su prenda, muy forzosamente cabe decir—. Ahora espera y dame un momento para que me calme.

—¿Un momento para que te calm... Oh.

Mikey soltó unas pequeñas risitas ante la reacción de su chica quien se quedó calladita, claramente con un fuerte sonrojo en sus labios al entender que era lo que quería calmar. Hundió su nariz en su cuello, aspirando profundamente. —Aunque es difícil teniéndote así de cerca...

Los labios de Masumi se apretaron entre si en una pequeña mueca avergonzada, con sus mejillas encendidas notablemente en un sonrojo que se podía notar con claridad ante su piel pálida y pulcra. Se quedó completamente quieta en su lugar, mirando el agarre que tenía su novio a su cintura, estando apenas separados por unos centímetros. Tocó apenas su espalda, despacito, entrecerrando sus ojos al sentir como el chico casi se relajaba ante aquel mínimo y lento toque.

Nadie dijo absolutamente nada mientras los segundos pasaban y se convertían en minutos, en un silencio realmente cómodo donde Masumi parecía organizar sus pensamientos aún con ese sonrojo en sus mejillas. Sus ojos se cerraron con ligereza por pensar en lo que había acabado de suceder, no escalando a mucho. Incluso trataba de buscarle lógica de porque había reaccionado así, siempre había sido alguien demasiado tímida y algo reacia a tomar la iniciativa y de incluso dejar que la situación escalara más de lo normal, donde sus nervios siempre le ponían un alto.

❛Mi pulso no se calma...❜ Masumi movió un poco su rostro hacia su izquierda, donde la cabeza de Manjirō continuaba apoyada sobre su hombro, sintiendo como sus largos mechones rozaban suavemente contra su mejilla ruborizada provocándole pequeños escalofríos.

—¿Manjirō-kun? —lo llamo llegó de varios segundos de silencio, en un tono suave. El aludido emitió un «¿Mhm?» en respuesta—. ¿Quieres quedarte conmigo hoy?

Mikey se quedó varios segundos en silencio para finalmente alzar su rostro de su pequeño escondite, viendo atención a la más baja quien lo observaba con atención y sus mejillas ruborizadas, incluso pareció un poco sorprendido a pesar de que antes solía decirle eso como algo trivial y usual en sus vidas. No sabía si era por la situación en la que anteriormente estuvieron, quedando él aún acalorado, pero sintió un pequeño revoltijo en su estómago, notando lo alto inquieta que se había puesto la chica.

—¿Quieres que me quedé? —preguntó con curiosidad, viéndola fijamente a los ojos, los cuales ella apenas pudo sostener para luego mirar hacia un lado avergonzada

—Pues, si... —habló con un poco de dudas, más que nada por confirmarle eso—. Pero... Si no quieres, está bien también...

—Y si realmente quisiera quedarme... —Manjirō imitó su tono de voz bajo, observando con atención como las largas pestañas de la chica se alzaron cuando alzó su mirada hacia él—... ¿te gustaría?

—Si, me gustaría. —susurró la chica un poco ensimismada en sus ojos negros, que demostraban un vacío pero que justo ahora tenía un destello único, dirigido sólo hacia ella.

—¿En serio? —la voz de Manjirō bajó una octavas mientras acercaba lentamente su rostro al de la de mechas blanquecinas, quien suspiró un poco ansiosa ante su cercanía.

—Si... —Masumi aferró sus manos a la prenda de su vestimenta, como si quisiera acercarlo nuevamente más hacia ella, con una expresión algo timida—. Quiero que estés conmigo.

Manjirō soltó un pequeño resoplido al notar la expresión y la mirada de la chica, sintiendo su pulso acelerarse y como su cuerpo volvía acalorarse. Sus propias pupilas se dilataron mientras agachaba su rostro y volvía a atrapar sus labios en un beso algo breve, escuchando el pequeño suspiro de la chica quien lo miraba con ojos brillantes cuando se separaba, juntando su frente con la de ella, escuchando su respiración algo pesada.

—Entremos entonces para evitar que la vieja aparezca otra vez con su perro feo.

Las mejillas de la chica se ruborizaron notablemente al notar la mirada algo hambrienta de su novia colocarse sobre sus labios, titubeando un poco por su mirada y al sentir su simple agarre. Tragando saliva algo nerviosa, tanteó los ocultos bolsillos de su falda para buscar las llaves de su casa, apenas concentrándose al sentir los tentadores roces a sus labios de Manjirō, quien entreabría sus labios en un pequeño suspiro que sólo estremecía a la chica, no logrando quitar sus ojos de sobre los de él o concentrarse bien, pareciendo que lo hacía a propósito.

Apenas pudo sacar las llaves que por poco y se le caen de sus manos al estar tan temblorosas, buscando a tientas la cerradura, al fin rompiendo el contacto visual para poder encajarla, reteniendo el aire cuando el chico comenzó a besar su cuello de manera provocativa, acariciando su cintura con lentitud sobre la tela que hasta este punto le parecía algo sofocante. Tomando una pequeña respiración para finalmente encajar la llave en la cerradura.

—Quisiera llegar hasta el final, pero no tengo alguno a la mano... —susurró el chico de manera ronca a proposito contra su oido, haciéndola temblar y mientras trataba de que sus manos reaccionaran y girar las llaves—. Tienes que buscar a tus hermanas, ¿no? Entonces hagamos algo rápido.

—¿Eh? —no pudo reaccionar al apenas abrir la puerta, donde el chico terminó abalanzándose a ella directamente a su boca, empujándola dentro de la casa donde la puerta se cerró apenas entraron.

MASUMI OBSERVABA EN SILENCIO COMO EMMA sufría por qué ropa debería colocarse, específicamente tratando de elegir un kimono para esa noche tan especial para la chica, aunque en realidad lo era para las dos menores que estaban de aquí para allá buscando accesorios y diferentes cosas para colocarse.

Era tres de agosto, donde comenzaba el festival del distrito Musashi. Algo que tanto Emma como Hinata estaban ansiosas porque llegara. Masumi inevitablemente también lo estaba, claro que ya se había mentalizado bien que podría ser como una salida cualquiera, en donde incluso se convertiría en algún tipo de salida grupal o más bien una cita triple, al unirse Emma junto Draken y Hina junto con Takemichi. De alguna manera pudo calmarse un poco, aunque sabía que si estuviera a solas con Mikey tampoco sería tan malo.

—¿Si me quedará bien este broche? —decía Emma mientras se colocaba aquel accesorio en su cabello amarrado descuidadamente en una moña, estando en el proceso de embellecimiento.

—¿Cual es el kimono que piensas usar? —preguntó Tenshi sentada en el orillo de su cama, observando a las dos menores bastante apresuradas para arreglarse, aunque aún faltaban horas para que cayera la noche, veía a Emma ya usando una bata de baño, buscando algún buen adorno para su vestimenta.

La rubia se quedó un poco pensativa ante su pregunta, yendo rápidamente a su armario y rebuscando, duró un par de minutos entre pequeños murmuros para si misma y pequeñas quejas diciendo un «no, no, tampoco, ¿¡dónde está!?» haciendo que Masumi sonriera un poco divertida al verla tan estresada desde tan temprano, aún estando la luz del día presente.

—¡Este! —la más baja no tardó en sacar un lindo kimono azul, la mayor lo analizó con su mirada sonriendo al notar el buen contraste que haría con ella.

—Te vas a ver muy linda. —no pudo evitar decir mientras se levantaba, haciendo a la chica ruborizarse y removerse en su lugar bastante ansiosa—. Si te servirá ese broche. Combinará.

Era claro que para Emma el hecho de poder tener una salida con el chico que le gusta la emocionaba de sobre manera, era bastante obvio, incluso se preguntaba si Draken se habrá dado de cuenta de su emoción, pero hasta este punto la misma Masumi pensaba que era un tonto como para no percatarse que ella sentía cosas por él, sobre todo por sus indirectas o sus notables acciones para que le prestara atención, hasta ahora siendo la única vez que lo vio algo pensativo fue cuando comentó sobre que estuvo en prendas menores con uno de sus amigos. En serio él era alguien demasiado sutil, o quizás estupido.

Mirando hacia Hina pudo darse de cuenta que estaba más callada de lo que debería, estando así desde hace rato y pareciendo algo preocupada, sólo escuchando a Emma parlotear de que peinado debería usar.

—¿Estás bien, Hina-chan? —preguntó la de mechas blancas con curiosidad, sobresaltando un poco a la nombrada.

—Eh, si, si... Sólo... —se quedó callada por algunos segundos, agachando su rostro y observando su kimono aún sin usar, siendo el que se colocaría esa noche—. Estoy algo nerviosa.

—No te digo que no estés nerviosa porque es inevitable, pero deberías estar tranquila. —Masumi aconsejó mientras le daba un par de palmaditas en su espalda, notando su puchero nervioso—. A Take-kun le encantará como te verás hoy.

—¿Eso crees? —preguntó la castaña con una mirada ilusionada en su rostro, haciendo a la chica mayor sonreír. Era tan tierna.

—Estoy segura, Hina-chan. Va a pensar que tiene a la novia más bonita y adorable del mundo. —dijo con sinceridad haciendo a la menor sonreír con más ganas, teniendo un sonrojo entusiasmado en sus mejillas. Parecía haberse animado.

—¿Y yo?

—Ken-kun también tendrá a una chica muy hermosa y adorable hoy, Emma-chan. —dijo la chica con un poco de diversión ante la pregunta de la mas baja, quien agitó su mano de manera halagada.

—¡Oye! Hablando de novias bonitas, ¿tú qué kimono te vas a colocar hoy? —la rubia se dirigió hacia su espejo para buscarse imperfecciones en alguna parte de su rostro, revisándose las cejas.

—Oh, me pondrá una ropa cualqu...

—¿¡Cómo que te vas a poner una ropa cualquiera!? —Emma la interrumpe de inmediato al entender casi al instante lo que iba a decir, volteándola a ver—. ¡Es un festival!

—No es necesario ir con kimono, en realidad. —rascó su mejilla con un poco de vergüenza, algo cohibida ante la mirada acusadora de la más baja.

—¡Pero es una cita!

—Tampoco es necesario que me ponga un kimono. Quizás me arregle un poco, no creo que a Manjirō-kun le importe como va...

—Mikey va con chanclas a todos lados, ¡él no tiene sentido de la moda! Además, sigue siendo una cita, ¡debes verte bonita! —Tenshi prefirió no dar argumentos en contra y se resignó, la verdad no le molestaría vestirse de esa manera. Hina rio un poco al ver cómo la mayor de todas se quedaba calladita ante los regaño de Emma—. ¿Tienes algún kimono que puedas usar? Aún es temprano, podríamos ir a buscarlo a tu casa.

—Tengo uno pero ya no me queda, pues... —Masumi dudó un poco en indicar la zona donde no le cerraba, pero tanteó sus manos sobre su pecho—. Aquí ya no me cierra bien.

—Te crecieron los pechos, ¿premio o castigo?

—¡Emma-chan! —soltó algo escandalizada por lo dicho por la rubia, suspiró y negó con su cabeza con algo de cansancio—. Ese kimono era mío de cuando tenía unos doce o trece años, claramente mi cuerpo es diferente del de ahora a mi yo de ese entonces. También está otro kimono que usé en el festival del año pasado, era de mi mamá, pero me quedó demasiado grande.

—¿Y ya no te quedará ahora? —preguntó Hina con curiosidad mientras se observaba el cabello, buscando algún tipo de peinado en especial para hacer, aunque al tener el cabello corto se le dificultaba un poco, probablemente sólo se lo amarre.

—No lo sé, aunque lo dudo. Mi mamá era, pues... ¿Cómo decirlo? Muy curvilínea, así que no creo que de aquí a un año haya alcanzado su contextura. —se miró a si misma con algo de dudas, tocándose la cintura y delineando la curvatura que tiene, como si calculara si se le habían marcado las curvas o seguían igual.

—No sé que están haciendo, pero me gusta.

Masumi soltó un grito chillón al escuchar aquella voz de la nada, mirando algo escandalizada hacia la puerta de la habitación de Emma; Manjirō parado debajo de esta con un refresco en su mano y su mirada curiosa fija en su cuerpo que anteriormente ella misma estaba tocando para medirse a sí misma. Se sonrojó hasta las orejas por pensar en lo descarado que estaba haciendo en ese momento, por pura inercia abrazándose a si misma como si quisiera cubrirse aunque estaba bastante vestida en ese momento, se sintió expuesta.

—¡Mikey, sal de aquí! —se escuchó la queja de Emma quien ahora tenía un centillo de spa, dejando a la vista su rostro por completo—. ¡No debes ver a Masumi-chan todavía!

—Ash, ¿por qué no puedo verla? —Manjirō infló sus mejillas con un poco de enojo hacia su hermana menor—. ¿Vas en serio con lo de robarme a mi Masumi?

—Si no te vas en este instante, voy a considerarlo. —amenazó con su ceño fruncido, haciendo al chico achinar sus ojos como gato. Emma lo corrió con sus manos—. Has de cuenta que es como si fuera su boda, y el novio no tiene permitido ver a la novia antes de la ceremonia.

—Pero si sólo es una cita... —dijo Masumi un poco desconcertada ante aquel ejemplo.

—¿Y que tiene que la vea? Es mi novia, si la quiero ver, la veo.

—¿Acaso quieres verla desvitiéndose?

—Pues la verdad s-

—¡Pervertido! —Emma rápidamente fue hacia su hermano mayor para empujarlo fuera de la habitación mientras Hina observaba algo sorprendida la escena junto con Masumi quien se encontraba un poco ruborizada—. ¡Te esperas a verla lista en la noche, ándale! ¡Fuera!

—¡Ay, no empujes, bruta!

Masumi soltó un pequeño suspiro al observar la pequeña discusión entre los dos hermanos, donde el más alto no tuvo más remedio que irse, apenas dándole un pequeño gesto de despedida cuando Emma cerró la puerta de su habitación con cerrojo para evitar que se volviera a aparecer y las interrumpiera en una situación realmente indeseable, sobre todo no sólo teniéndola a ella, sino a Hina quien ahora inocentemente se estaba midiendo sus sandalias.

Se quedó pensando unos segundos en que colocarse, llegándole a la mente una vez más el kimono que hace un año había usado, pero que le había quedado terriblemente grande al ser lo único que tenía, recordando como en ese festival se lo terminó sacando y quedando con una ropa cualquiera que había usado debajo. Se miró una vez más a si misma, como si calculara la contextura de su propio cuerpo y el de entonces, si recordaba que antes estaba más delgada, de una manera poco saludable, ahora tenía más musculatura, pero no estaba segura si le quedaría.

El kimono de su madre, uno que Wakasa hace un año le había dado para ese festival, diciendo que era uno que Hikari había usado en su adolescencia. Recuerda haberse colocado a llorar por sólo pensar en que había sido una prenda que usó su madre en su juventud, incluso se formó un pequeño nudo en su garganta. Ella también le gustaría que se viera linda, ¿no? Quizás podría probarselo una vez más.

—¡Bueno! Siempre me ha encantado tu cabello, Masumi-chan. —Emma dió un aplauso girándose hacia la de hebras oscuras con mechas blancas—. Ahora hay que colocar manos a la obra sobre que peinado hacerte.

La de mechas blancas se miró el cabello con curiosidad, teniendo una simple moña que dejaba varios cabellos por fuera, viéndose algo desaliñada. Ya se lo había lavado más temprano así que no tenía problema, aunque pensó en que le estaban dando muchas vueltas a como debería verse, abriendo la boca para decir que no era necesario hacer algo en especial.

—Te voy a dar una patadita si te atreves a decir que te irás así sin más. —respondió con una mueca amenazante en sus labios, callando de inmediato a la chica de pendientes—. Tal vez no noqueo como Mikey, pero también estuve en artes marciales la mayoría de mi vida.

—Bueno. —aunque Masumi podría defenderse también, igual estuvo parte de su infancia en el dojo de su abuelo, pero entendía el punto de la pequeña Sano.

—¿Y que harás con el kimono? Yo no sé si te quede, pero tengo otro en casa. —preguntó Hina con curiosidad, colocando una mano en su barbilla algo pensativa.

Tenshi sonrió agradecida por aquel amable gesto de la del lunar, pero negó con la cabeza, mostrando una expresión un poco dudosa que luego se volvió en una más segura. —Creo que intentar con el kimono de mi mamá no estaría mal.

LA NOCHE FINALMENTE HABÍA CAÍDO EN TŌKYO, AQUEL distrito estaba iluminado y lleno de puestos y luces, donde se celebraba el festival Musashi, yendo los niños de aquí para allá entre pequeñas risas, así como parejas pasar el rato en los puestos de juegos o con la comida que vendían. Un ambiente vivo y dónde no se podía aburrir fácilmente, al menos la mayoría.

—¿Si me veré bien? ¿Pensará que realmente estoy bonita? ¿Debería haberme puesto otro Kimono? —decía una y otra vez la rubia mientras caminaban juntas.

—Emma-chan, no te pongas paranoica que yo me pondré paranoica. —Hina lloriqueó, mientras iban de la mano—. Seamos como Masumi-chan, ella está...

Cuando miro a la chica esta tenía su mirada firmemente fija hacia enfrente, con una expresión un poco dura que casi expresaba espanto, teniendo una sonrisa algo temblorosa mientras avanzaba. Se quedó en silencio viéndola por varios segundos y le dió un par de palmaditas en la espalda a la más baja que estaba que se derretía de los nervios y la inquietud que sentía.

—Vamos a estar bien.

—Ustedes no deberían estar nerviosas, ellos son sus novios pero Draken no es el mío todavía. —Emma se quejó con un puchero en sus labios, mirando con ojos brillosos a la entrada del festival en donde muy probablemente estarían los chicos esperándola—. Yo soy la que debería estar más asustada, tengo derecho.

—Ay, okey, ya me calme. —Masumi luego de un rato habló, girándose hacia la más baja para poder sostener sus hombros, haciéndola mirar a su dirección—. Emma-chan, tú estás muy hermosa esta noche, Ken-kun sea como sea lo va a pensar. Acepto venir contigo, eso es un avance, así que ten seguridad de que ambos las van a pasar muy bien.

—¿Será? —la rubia suspiró con sus nervios a flor de piel, alzando la mirada hacia donde estaría su cita.

—Si, Emma-chan. Ambos van a disfrutar de su salida y vamos a estar ahí para apoyarte. —sonrió con seguridad queriendo que subiera un poco más sus ánimos y también se calmara.

—¡Si! Disfruta todo lo que quieras esta noche. —Hina se unió con una enorme sonrisa en sus labios, agitando sus puños de arriba hacia abajo de manera entusiasmada.

—¿No estabas asustada hace un segundo también? —la acusó Emma, abultando sus labios.

—No me lo recuerdes que me dará penita.

—Bueno, vamos que no podemos hacerlos esperar más. —habló la mayor entre ellas haciéndola asentir, quedándose a los pies de la escaleras.

Pasaron varios segundos dónde las tres miraban fijamente hacia arriba con suma atención y concentración, pasando tantos segundos en esa posición que varios se les quedaron viendo al verlas inmóviles mirando a la misma dirección y posando de la misma manera, completamente tiesas.

—Bueno... —Tenshi rompió el silencio mientras sonreía un poco forzoso—. ¿Quien sube primero?

—Eso me pregunto yo. —Emma asintió algo derrotada. No funcionó, estaba nerviosa hasta sus sandalias—. Debería subir primero Hina, es su primera súper cita con Takemichi siendo pareja.

—¿¡Eh!? ¿¡Por qué yo!? —chilló la nombrada con nervios—. Es probablemente tu primera cita con Draken para tal vez ser pareja, deberías subir tú primero.

—Hump... A ver. Mikey es tu casiesposo y ya han salido varias veces. Súbele primero. —Emma terminó por empujar a Masumi obligándola a subir varios escalones, enganchándose a su brazo para ir a la par—. Iré juntito a ti para calmarme. Tu serás mi escudo.

—¡Yo también quiero! —Hina rápidamente subió los mismos escalones y se enganchó a su otro brazo, quedando la mayor con las más pequeñas abrazadas a cada uno de sus brazos.

—Pero me van a traspasar sus nervi... Ah... —suspiró sin más remedio que avanzar.

Las tres comenzaron a subir los escalones del templo para poder llegar hasta la cima, en donde sus ojos fueron dislumbrados por las luces de todos los puestos, escuchándose las risas de los niños y las personas hablar de cualquier cosa entre sí. No tardaron mucho en divisar a los tres chicos con los que cada una iba a salir esa noche, quienes estaban hablando tranquilamente justo en la entrada, bueno, al menos Draken y Takemicchi, mientras Mikey tenía una manzana acaramelada a medio comer e incluso con pequeños residuos de caramelos por sus mejillas.

—Sentimos la tardanza. —había dicho Emma con un tono de voz algo apresurado, acomodándose un poco el cabello. Hina a su lado sonrió mientras Masumi estaba mirando fascinada el lugar.

—Pues si que tardaron. —dijo Draken con una mueca un poco aburrida, a su lado Takemichi observando con una sonrisa y un sonrojo en sus mejillas a su novia quien lo saludaba con su mano.

—Oh, cierto que veníamos a eso. —murmuró Masumi un poco apenada al haberse distraído con su alrededor, sonriendo hacia los chicos quienes estaban cada quien con su reacción, buscó inconscientemente a Mikey quien tenía sus ojos fijos en ella, con las manzana acaramelada sobre sus labios. Se sonrojó un poco y sonrió, tratando de relajarse—. Nee, Ken-kun, ¿cómo crees que se ve Emma-chan? —Masumi le dió un par de codazos al más alto para llamar su atención, bajando su mirada hacia ella y luego hacia la más baja.

—¿Mm? Pues bien, supongo.

Pudo notar claramente como esta sonrió un poco más emocionada ante las palabras del más alto, a pesar de escucharse igual de despreocupado y serio que siempre. Soltó una pequeña risita mientras dejaba su espacio a cada pareja, alzando su mirada hacia su novio quien continuaba en su lugar, comiendo bastante callado de su dulce de feria. Se sonrojó nuevamente y movió sus hombros algo inquieta, pero mostró una pequeña sonrisa al quedar enfrente de él.

Manjirō se quedó observando por varios segundos hacia su chica, mirándola de arriba hacia abajo sin evitarlo; la tela rojiza del kimono era algo que resaltaba, aunque no precisamente era un rojo chillón, pero si era un color llamativo, sobre todo para Masumi quien tenía una piel pálida, provocando más contraste. La faja del kimono se ajustaba perfectamente a su cintura de un color ya claro, casi blanco, con algunos estampados parecidos a los que estaban a lo largo de aquel vestido japonés, un estampado de flores de colores claros tanto a lo largo de este como en sus mangas largas.

Su cabello estaba hecho en un medio moño, similar a una media cola donde sólo se amarraba una parte del cabello, sólo que en este caso era un ovillo de cabello sostenido por un broche detrás de su cabeza, dejando que su flequillo cayera sobre su frente al igual que dos mechones a los lados, con el resto de su cabello cayendo por su espalda, llegándose a ver el broche dorado sosteniendo aquel peinado con pequeñas decoraciones.

Se veía diferente, para Manjirō, se veía llamativa. Bastante llamativa, pero al mismo tiempo atrayente.

—Vaya. —musitó el chico una vez ella llegó enfrente de él, escuchándose los pequeños pasos de sus sandalias.

—¿Es un «vaya, no se ve tan mal» o un «vaya, creo que me arrepiento de haberla invitado»? —bromeó un poco como una manera de calmar sus propios nervios, sonrojándose un poco al ver al chico escanearla con sumo detalle.

—Es un «vaya, se ve tan bien que me está provocando más de lo normal y no puedo esperar a estar los dos solos». —sonrió bastante entretenido por la vista que le daba la ahora ruborizada chica—. Creo que esta vez le agradezco a Emma que te haya retenido tanto para arreglarte. A ver, una vuelta. —le tomó una de sus manos para darle una vuelta en su lugar, Masumi soltó una pequeña risita por su gesto—. Muy bonita. Toda para mí.

—Me encanta que Masumi-chan esté feliz y bonita gracias a mi, pero no olvides que seguimos aquí. —se quejó Emma al ver a su hermano apegar de la cintura a su amiga quien se colocó como tomate no muy lejos de ellos.

—Waaa. —Draken imita un sonido de vómito solo para molestarlo, Mikey terminó por alzar su dedo del medio cuando comenzó a caminar con la chica por delante.

Masumi le dió un pequeño golpecito en su hombro por ese gesto, recibiendo una sonrisa inocente del chico que sólo la hizo suspirar y negar con la cabeza, recobrando una vez más la sonrisa que tenía en sus labios mientras observaba todo con curiosidad y atención, fascinada por la decoración y todas las lindas luces que decoraban el lugar y evitaban estar en medio de la oscuridad, siendo esas mismas luces reflejándose a sus ojos rosáceos.

—No mentía cuando dije que te ves muy bien. —habló Manjirō, sacándola de su ensimismación cuando la tomó y la jaló más cerca de él de su mano. El chico le dió una sonrisa—. Es en serio. Siempre te ves bonita, justo ahora te ves muy hermosa.

Las mejillas se la chica se tiñeron en un notable color rojizo ante su halago, observándolo por varios segundos y viendo su inocente aunque sincera sonrisa que sólo provocaba que su corazón palpitara como loco. Desvió la mirada hacia el suelo con su pulso yendo a mil, sonriendo con algo de timidez, pero sintiéndose bien por como era considerada. Se había visto por varios segundos durante el espacio luego de medirse el kimono de Imaushi Hikari, su madre, el cual sorprendentemente le quedó mucho mejor que hace un año, sintiéndose verdaderamente nostálgica al verse a si misma y a la prenda.

❛Al menos tengo algo de ella conmigo, es como si me acompañara❜ pensó en un intento de poder animarse y estar más tranquila, de manera disimulada apretó un poco la tela suave de la prenda, sonriendo con más suavidad, mirando hacia el más alto el cual estaba curioseando su alrededor, deteniendo su mirada mayormente en los puestos de comida, masticando el dulce acaramelado con tranquilidad.

—Gracias... —Mikey colocó su mirada una vez más en ella, mostrando curiosidad—. Gracias por invitarme. Fue muy lindo de tu parte que quisieras hacer eso para compensarme, aunque no era necesario. Yo estaba más que bien con una disculpa. —admitió la chica, a sabiendas que la razón por la salida era para disculparse bien con ella por aquel conflicto en el que estuvieron metidos.

—¿Mm? Pero quise hacerlo. —dijo el chico con sinceridad, mirando una vez más a su alrededor con un poco de aburrimiento, aunque esté desaparecía cuando dirigía su mirada hasta ella—. Tal vez con Kenchin sea así, una disculpa y ya, pero contigo quiero demostrarlo bien. Sé que soy tonto pero no tanto, una chica merece lo que vale y esto no es suficiente, pero es lo que está a mi alcance por ahora.

Kiyoko lo observó por varios con sorpresa el perfil de su novio, realmente sorprendida por aquellas palabras que no se llegó a esperar. Se sintió tan conmovida que su labio inferior tembló un poco y se abultó en un pequeño puchero, en donde sus ojos tomaron un brillo más cristalino ante la pequeña capa de lágrimas que lo cubrió, dejándose llevar por el sentimiento tan lindo que había envuelto su corazón al punto de acelerarlo como loco, convirtiendo esa sensación en ganas de llorar por estar conmovida completamente.

—Pero no llores, estoy tratando de hacerte sentir mejor no hacerte llorar otra vez. —Mikey soltó unas pequeñas risas al notar su reacción, no realmente sorprendido sabiendo lo sensible que era, observando como trató de limpiarse con el dorso de la mano.

—L-Lo siento mucho, no es por sentirme mal, es que esas palabras fueron tan lindas... —murmuró la chica con su mirada agachada y su voz un tanto temblorosa.

—Eres tan sensible. —el chico alzó su mano libre y la tomó del mentón, alzando su rostro para que pudiera mirarlo a los ojos, sonriendo de lado al ver sus orbes brillar con un brillo único—. Pero justo así de llorona es como te quiero. —le guiñó uno de sus ojos de manera juguetona, volviendo a enderezarse.

Masumi se quedó varios segundos completamente quieta en su lugar, sintiendo su corazón comenzar a palpitar como loco por esas palabras en particular dichas por el chico. Sus mejillas se habían encendido en un fuerte sonrojo que era más que notable, combinando casi con el color rojizo de su kimono, sintiéndose tan emocionada y conmovida en ese momento que no fue capaz de controlarse como solía hacerlo para no terminar llorando como Magdalena, pero justo ahora se le estaba haciendo difícil.

—A-Ay, Manjirō-kun... —su voz estaba entrecortada mientras tenía un enorme puchero en sus labios, una vez más con una mirada enternecida aunque bastante llorosa estaba en sus ojos.

—¡Pero no llores!

Ya los vi, ya los leí pidiendo saber que fue lo que pasó cuando entraron a la casa

Pero dejenme decirle que no pasó nada, bueno, si pasaron muchas cosITAS pero no pasó exactamente ESO

todo a su momento, puercos

EEEEN FIN, YA LLEGAMOS AL FESTIVAL MUSASHI, estaba muy emocionada por escribirlo, sobre todo por el momento de Masumi y Manjirō donde la pasaran juntos, son ma babys

Pero ya saben lo que va a pasar, así que no se confien.

Acepten, aceptenloOoOoOo

❪📚❫',·curiosity's zone

#Si, amiges, Tenshi y Mikey siguen siendo señorita y señorito. Pero si la pasaron bien. Si leen bien, Mikey dijo que "no tenía alguno encima" por lo que no podría llegar a ese punto. Porque, sin globito no hay fiesta.

#Entre los días que pasaron para que llegara el tres de agosto, Tenshi fue de visita a las casa de lo Sano. Lo primero que dijo Mansaku fue «¿Ya el flojo de Mikey dejó de ser un inepto y te buscó? Menos mal, extrañaba tu toque culinario». Si, llevo unos dulces.

#Aquí una imagen de más o menos como es el kimono de Masu y tengan una mejor visualización de como está vestida.

→S H A N X L A B Y X←

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