❪𝟯𝟭❫ ; 𝘂𝗻𝗱𝗲𝗿 𝘁𝗵𝗲 𝗺𝗼𝗼𝗻𝗹𝗶𝗴𝗵𝘁.

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❪ARC TWO; ANGELS LIKE HER❫
*╔═══❖•ೋ°🕊️°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO TREINTA Y UNO;
BAJO LA LUZ DE LA LUNA
❛gotas de lluvia

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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EL SONIDO DE LA GALLETA CRUJIR Y QUEBRARSE DE NUEVO se hizo presente en el lugar.

—Odio este juego. Ya no quiero jugar. —escuchó la queja de Mikey lanzando con resentimiento las agujas a un lado de las galletas luego de no sacar la figura sin que se rompiera—. Maldito juego de...

Tenshi soltó una pequeña risita ante la reacción ya más continúa de su pareja luego de que se le haya roto la galleta por octava vez, donde la paciencia se esfumó y desapareció al ver cómo todas las galletas se rompían antes de siquiera llegar al final de la silueta de la figura, a comparación de ella que se le había quebrado unas dos veces, ahora usando toda la paciencia del mundo para que no volviera a suceder, yendo hasta ahora bastante bien.

—Tienes que ser más cuidadoso y tener paciencia. —alegó la chica a su lado, Mikey colocó su mirada aún enfurruñada en la mesa, observando como usaba mucha más delicadeza a comparación de él—. Esto requiere paciencia y cuidado. ¿Ves?

—Ya lo he intentado con cuidado, pero se me fue la paciencia a la tercera vez que se rompió esa maldita galleta. —el chico se quejó cruzándose de brazos mientras inflaba sus mejillas, en clara señal de enojo.

—Mira, inténtalo otra vez y yo te voy a ayudar. —se acercó más a su lado, quedando más junto a él al punto de que sus piernas chocaron. Manjirō miró ese contacto en silencio—. Ven, dame la mano.

—¿Por qué quieres que te dé mi ma...

Se quedó en silencio cuando la chica estiró su mano y tomó la de él, haciendo que tomara con cuidado la aguja, sintiendo perfectamente la suavidad de su mano tocar la suya. Sus ojos siguieron perfectamente sus movimientos, sin evitar fijarse en lo pequeña que se veía al lado de la de él, delgada y fina con un tacto tan suave que le erizó la piel por esa misma suavidad, pero supo disimularlo bien, sólo absteniéndose a dejar que la chica lo guiará y le indicara que hacer.

❛Son tan... cálidas❜ pensó sin evitarlo, alzando la mirada hacia su rostro que estaba tranquilo y relajado, haciendo pequeñas muecas al estar de igual manera concentrada en resolver aquel juego bien. Poco a poco fue bajando la mirada hasta sus finos y rosados labios que se movían, indicándole que era lo que tenía que hacer, pero estaba más concentrado en otra cosa, observando como apretó sus labios ligeramente para extenderlos en una pequeña sonrisa.

—Tienes que dar toques suaves, no afincar por completo la aguja. Por eso es que se rompe. —decía la chica ajena de la mirada tan atenta de su chico, sonriendo al ver que no faltaba nada para conseguirlo, sólo faltando un toque más—. ¿Ves? Sólo es cuestión de calma y concentración... Justo así.

La chica alzó su mirada hacia el chico con una sonrisa, aunque se quedó completamente muda al notar la mirada algo intensa que el chico tenía sobre sus labios con bastante atención, mirándola a los ojos al percatarse de que lo miraba. Su respiración se atascó en su garganta apenas hizo contacto visual con aquellos ojos tan oscuros y profundos que a veces la dejaban sin aliento con una sola mirada como justo ahora lo estaba haciendo, donde no hacían más que verse fijamente a los ojos. Sus mejillas poco a poco fueron tornándose de un suave rubor mientras apretaba sus labios algo temblorosos, tratando de controlarse un poco.

El pequeño sonido de «crack» fue lo que los sacó de su pequeña burbuja y guerra de miradas, ambos viendo en donde estaba la galleta y como sorprendentemente la figura de lo que parecía ser una flor había quedado en perfecto estado, al fin consiguiendo cumplir el propósito, estando aún encima la aguja sostenida por la mano de Manjirō teniendo la de Masumi sobre la de él en un agarre suave.

—¡Al fin! Pensé que de tantos intentos me iban a dejar sin material. —se quejaba una adorable ancianita al ver cómo habían completado aquel reto de paciencia y concentración—. Que adorables, lograron ganar juntos. ¿Son pareja?

Masumi se encogió en su lugar algo avergonzada por haber sido vista por aquella amable señora, no haciendo más que sonreír un poco apenada y soltar la mano de su novio quien recibió su premio bastante callado, observando en silencio como la señora comenzaba a decir que se veían muy lindos juntos y viceversa. La chica jugó un poco con su cabello algo inquieta mientras esperaba a su novio, suspirando con sus mejillas encendidas en sonrojo.

—Un llavero. —el chico alzó mano en donde había un pequeño llavero en su palma, no evitando enternecer a la chica ante el adorable osito que colgaba.

—Que lindo... —murmuró la chica tocándolo con su dedo, dándose de cuenta de su esponjoso toque—. Podrías usarlo para las llaves de tú CB250T.

—Va a quitarme todo el estilo con un llavero de osito. —habló el chico con una cara inexpresiva, provocándole unas pequeñas risas a la más baja.

Ambos no tardaron de irse del puesto de la pequeña anciana, ahora caminando en completo silencio, paseando sólo por ahí para ver qué podrían hacer, llegando a un puesto de tirar el blanco donde el chico estuvo a nada de lanzarse al dueño del puesto luego de que varias veces golpeara el premio mayor y este no se derribaba, teniendo la chica que sostenerlo para evitar una tragedia. Ya había pasado antes donde se hartaba de perder en un juego y no reaccionaba muy bien que digamos, aún recordando como perdió en un arcade y de una patada descompuso la máquina. Tuvieron que salir corriendo.

La chica observaba un poco perdida hacia el cielo, pensando en que estarán haciendo sus amigas con sus respectivas citas. Abultó un poco sus labios al pensar en Emma, esperando que le fuera muy bien y tuviera buenas señales esa vez, que Ken diera al menos el primer paso. Sus ojos se fijaron en la luna sobre ellos, notando como estaba en su punto más alto, haciéndola pensar inevitablemente en la hora, aunque no pudo evitar sonreír un poco al ver lo linda que estaba.

—Hoy ha sido maravilloso... —Manjirō, quien iba a su lado, giró su mirada hacia ella luego de ver sin interés a su alrededor. Observó su perfil y la sonrisa que adornaba su rostro, así como el brillo que estaba sobre sus ojos—. La luna está tan hermosa esta noche.

Todo se quedó en un largo silencio en donde el más alto mostraba cierto asombro por esa frase en particular donde, sin que la chica se diera cuenta, había acelerado por completo su corazón, palpitando fuertemente contra su pecho. Admiraba el rostro tan feliz de la chica y como sus ojos brillaban, poco a poco relajando su expresión y colocando una sonrisa de lado.

—Yo pienso lo mismo, Masu-chan. —contestó el chico sorprendiéndola un poco, al parecer creyendo que lo había pensado o no la había escuchado. El rubio miró hacia su alrededor, observando las pocas personas que caminaban por esa zona—. Ven.

—¿A dónde? —preguntó la chica, no reaccionando cuando él tomó su mano y la hizo desviarse del camino, adentrándose entre los arboles. Se confundió de sobremanera pero sólo se preocupó en donde pisaba para que sus sandalias no se enderedaran—. Nee... ¿A donde me llevas? Siento que me voy a caer.

Mikey no dijo nada a las palabras de su novia, observando de reojo como sostenía la falda del kimono para alzarlo un poco y poder mover mejor sus pies, evitando ensuciarlo a pesar de que no era demasiado lleno de rocas o plantas altas por donde caminaban. El chico sonrió un poco y sólo observó a su alrededor, caminando un poco más y guiándose por la luz de luna que los iluminaba lo suficiente, pudo sentir el aroma a humedad y algo de frío en el aire, lo hizo pensar si se trataba que se acercaba la lluvia.

—Sólo quería estar contigo y ya. No hay mucha explicación. —se encogió de hombros mientras recostaba su espalda sobre el tronco del arbol, miró durante unos largos segundos a su novia y luego extendió una de sus manos—. Ven, ahora abrázame.

Masumi parpadeó un par de veces, algo confundida porque haya querido ir a ese lugar para un abrazo, pero no se negó, dando unos cuidadosos pasitos hacia él hasta quedar cara a cara, alzando su rostro para poder encararlo. Observó como mantenía aquella sonrisa despreocupada en su rostro, haciéndola sonrojar al notar la atención que colocaba al mirarla. Pero, buscando evitar sus nervios, fue alzando sus manos hasta rodear su torso, terminando en su espalda para poder abrazarlo, recostando su mejilla en su pecho. No tardó en sentir como Manjirō como llevó su mano a su cintura y hundió su cara en su cuello.

Muy poco era lo que se llegaba a escuchar, quizás el sonido de los grillos o el ligero aire que estaba haciendo, no evitando estremecer a la chica ante el frio que sintió a pesar de tener el kimono encima. El chico observó de reojo su cuerpo temblar y no tardó en abrazarla más hacia él, hundiendo su nariz entre sus hebras rizadas, frotando casi con ternura este contra la suavidad de su cabello.

—Masu-chan. —llamó el más alto en un tono de voz algo bajo, en donde la chica musitó un pequeño sonido—. ¿Puedes besarme?

Tenshi se quedó un par de segundos en completo silencio, sonrojándose en el proceso. Apretó sus labios un poco nerviosa para posteriormente ir alzando su rostro hacia el de Mikey quien fue agachando el suyo para poder acortar el camino y poder encontrar sus labios lo antes posible, no pasando muchos segundos cuando sus labios chocaron entre si y encajaron a la perfección en un toque estático al inicio donde se separaron por unos segundos para verse a los ojos de una manera única, para volver a juntar sus bocas sin esperar más.

La mano del chico subió hasta su nuca, hundiendo sus manos entre las hebras rizadas de su cabello para enredar sus dedos entre ellos con suavidad, echando su cabeza un poco hacia atrás para poder inclinar la de él y encontrar un mejor ángulo. Lugar donde ella no aguantó el entreabrir su boca y dejar salir un suspiro, rápidamente Manjirō se adueñó de su cavidad bucal, comenzando un beso de lo más íntimo que sólo ellos dos sabían que se estaban dando.

Los ojos de la chica se abrieron ligeramente cuando se separaron para poder recuperar el aire, sintiendo su respiración un poco agitada por la pasión que usaba él a la hora. Los ojos oscuros del rubio puestos en sus finos labios que ahora tenían una pequeña capa brillosa, se relamió los labios por puro instinto provocando que la chica se sonrojara un poco más.

Manjirō observó de reojo como ella alzaba sus manos con algo de dudas y nervios a su rostro, por lo que le acortó el trabajo, apoyándolo entre ellas mientras no le quitaba los ojos de encima. Notaba como Masumi lo veía con ternura, con deseo, con amor, únicamente a él. No logrando evitar el relajarse cuando sintió como sus pulgares acariciaban sus mejillas con suavidad, cerrando sus ojos por unos segundos, aunque volvió a abrirlos cuando sintió como la chica dejaba un pequeño beso sobre sus labios.

El chico no tardó en sentir como Masumi comenzó a repartir pequeños y suaves besitos por sus mejillas, por sus labios, por su nariz, incluso por su frente. Había comenzado a dejar calmados besos por toda su cara de manera tan suave que llegaba a provocarle pequeñas cosquillas, sonriendo con sus ojos cerrados mientras acariciaba ligeramente su cintura con su mano, dejando salir una pequeña risa cuando besó su sien y luego su mejilla de manera algo sonora.

—Maldición, ¿por qué eres tan linda? —soltó el chico luego de que ella parara observando la linda sonrisa que estaba en sus labios junto con un pequeño sonrojo, las mejillas de Mikey estaban imperceptiblemente ruborizadas.

—Sólo te estoy dando cariño. —dijo la chica con dulzura, acariciando sus mejillas con sus dedos mientras dejaba un pequeño besito sobre su nariz, sacándole una risa.

—Cuando haces esas cosas, haces que no quiera controlarme. —soltó de manera juguetona, tomándola de la cintura mientras le sonreía—. Eres tan linda que sólo quisiera comerte a besos.

—Manjirō-kun... —se quejó la chica algo avergonzada, sonriendo un poco más cuando el chico le dio un pico.

—Hablo en serio. A veces sólo quisiera besarte hasta cansarme. —sonrió mientras se inclinaba una vez más hacia ella, capturando sus labios en un breve beso—. Podría... —besa una vez más—... besarte... —toma de la nuca a la chica para profundizar el contacto—... todo el día. Podría comerte en serio. —susurró contra sus labios, formando una sonrisa traviesa.

—¡Ay! —chilló la chica con su rostro rojo, separándose del risueño chico—. Y-Ya vas a empezar tú. ¡Mejor busquemos a los demás! —busca zafarse bastante nerviosa y caminar hacia otro lado.

—¿A dónde vas? —dijo entre risas mientras la chica soltó un chillido cuando la tomó del brazo y los hizo girar y fue ella quien quedó contra el arbol.

—R-Recuerda que vinimos con los demás.

—No me importa. Ellos están bien. —dijo mientras la abrazaba y perseguía sus labios en donde la chica giraba su rostro entre pequeñas risas—. Quédate quieta.

—Y tú cálmate.

—Ven aquí y sigue dándome cariño.

Entre pequeñas risitas comenzaron a darse pequeños besos que apenas duraban unos segundos, donde la chica fue colocando sus manos sobre su pecho mientras tenía una linda sonrisa en sus labios, Mikey tomó su nuca mientras su otra mano se apoyaba en el arbol, suspirando un poco mientras sentía los labios de la chica contra los suyos, sonriendo por unos segundos.

Poco a poco los cortos besos se convirtieron en uno solo, lento pero a su vez apasionado, donde comenzaron a intercambiar pequeños suspiros entre si. El rubio dio un par de pasos a ella para poder acercarse más a su cuerpo, sintiendo como la tela de su kimono rozaba sus piernas, su respiración se volvió más pesada conforme pasaban los segundos, mientras la de Masumi se volvía algo temblorosa, sintiendo como tomaba su mentón con una de sus manos y la hacía abrir más la boca.

Su cuerpo se estremeció al sentir como adentraba su lengua a su boca y comenzaba un beso más intimo, más privado donde sólo ambos sabían que estaba pasando. Sus mejillas se colocaron aún más rojas cuando se separaron y notó la forma en la que tenía sus labios separados, dejando salir pequeños suspiros; su rostro la hizo removerse un poco inquieta, apretando sus propios labios con un pequeño brillo singular en sus ojos. Pestañeó cuando Mikey besó sus labios una vez más y bajó su rostro hasa su cuello.

—M-Manjirō-kun... —susurró a duras penas la chica mientras entreabría sus labios una vez más, sintiendo como lamía suavemente su piel, dejando varios besos contra su piel para comenzar a rozar suavemente sus dientes—. En serio... debemos volver con los demás... —un pequeño chillido salió de entre sus labios cuando dejó una pequeña mordida en su piel.

—No, ellos pueden esperar. —respondió el chico con un tono de voz grave, alzando su rostro y pegando su frente con la de ella, su respiración igual de pesada—. Ahora eres toda mía.

—P-Pero... —apenas pudo formular terminando con ser interrumpida por un fogoso beso que le robó el aliento apenas logrando seguirle el ritmo, su respiración se volvía cada vez más irregular.

—Ahora sólo quiero estar contigo. Sólo los dos. —relamió sus labios y agachó su rostro hasta su hombro, hundiendo su nariz entre sus hebras rizadas, casi frotando su rostro contra ellas—. Vamos...

La mirada de Masumi quedó por sobre su hombro, observando sólo arboles y más arboles, que eran los únicos testigos de lo que ambos estaban haciendo. Su corazón palpitaba con fuerza, sintiéndose algo sorprendida por su petición o más bien propuesta algo sutil pero que llegó a entender, sus manos continuaron abrazándose a él mientras entrecerraba sus ojos algo dudosa, no obstante, había algo que picaba su necesidad de hacerle caso, aferrando un poco más sus manos a su espalda.

Manjirō alzó su rostro y pegó su frente a la de ella, viéndose fijamente a los ojos en completo silencio, pero pareciendo transmitirse muchas cosas con una sola mirada. Sus narices se rozaron suavemente, en un gesto algo inconsciente, pero sin embargo, al momento en el que Masumi abría sus labios para decir algo y Manjirō inclinaba su rostro nuevamente a ella, el sonido de una llamada los detuvo.

—Justo ahora... —bufó el chico con fastidio, tomando su teléfono y llevándolo a su oreja, su ceño estaba fruncido y se marcaba una pequeña vena en su frente—. ¿Qué quieren?

Masumi observó desde su lugar el rostro de su novio completamente serio, quien mantenía su enojo completamente marcado demostrando su enojo por haber sido interrumpido. El chico alzó sus ojos hacia ella y recibió una pequeña sonrisa haciéndolo sonreír por unos segundos.

—¿Qué? —soltó el chico, volviendo a acentuar su ceño fruncido, la chica lo observó con curiosidad—. ¿Ahora?

La chica vio en silencio la expresión de fastidio de su novio, soltando su rostro y alejándose de ella casi con brusquedad, aunque no parecía ser algún enojo especificamente a su persona, si no a quien parecía llamarlo por telefono para algo importante, o más bien para algo que no era de agrado suyo.

—Bien. —colgó mientras se quedaba mirando a algún punto apretando sus puños con cierta fuerza que por un momento parecía que iba a romper su telefono.

—¿Qué pasa? —escuchar la voz de su chica hizo que sus hombros se relajaran considerablemente.

—Es algo de la TōMan. Dicen que es urgente y que tengo que ir ya. —habló el chico luego de dejar salir una profunda respiración por su nariz, pateó una roca cualquiera que impactó contra un arbol—. Maldita sea...

—Oh... —Masumi se desanimó un poco al pensar que tendría que irse, pero pensó en el hecho de que se trataba de la pandilla y era algo importante. Así que, sonrió con ligereza—. Si es algo importante, entonces ve. Yo puedo esperarte.

—No sé para que me quieren, les había dicho que hoy no me molestaran.—respondió el chico con cierta molestia, aunque en realidad se sentía algo extrañado por esa llamada. Se revolvió el cabello con algo de frustración y observó a su novia quien continuaba sonriéndole—. ¿Segura que no te molesta que vaya?

—Después de todos eres el capitán, no puedes sólo no ir. Puede ser algo realmente urgente. Está bien. —se acercó a él tomando una de sus manos con suavidad, dándole una pequeña sonrisa—. Yo te esperaré aquí, no tienes porque preocuparte.

Mikey observó su agarre por varios segundos para elevar sus ojos hacia su rostro, hacia aquella sonrisa que logró tranquilizarlo poco a poco, dejando de sentir sus hombros tan tensos. Su mirada llegó a relajarse, sonriendo de lado. Se inclinó hacia ella y besó sus labios brevemente, dejando un último beso cuando se separó.

—Ve con Emma y Kenchin. Trataré de volver rápido. —dijo el chico con seguridad, recibiendo un pequeño asentimiento de la más baja, observando como comenzaba a caminar de espaldas, señalándola—. No creas que fue mentira lo que dije. Quiero estar completamente solo contigo.

Sus mejillas se ruborizaron notablemente por sus palabras, agachando su rostro unos segundos un poco avergonzada. Pero, no tardó en sentir más confianza y disposición, alzando su rostro hacia él con una pequeña sonrisa.

—Te esperaré. —la sonrisa en el rostro de Mikey no se hizo esperar ante la respuesta afirmativa de la chica.

Masumi no tardó de ver como su novio se iba a paso apresurado de allí luego de hacer un pequeño gesto de despedida para desaparecer de su vista. Cuando pudo estar sola llevó una de sus manos hasta sus labios y los tocó con la punta de sus dedos, sonrojándose un poco al recordar momentos atrás, no pudo evitar sonreír como una tonta mientras suspiraba largamente, mirando hacia el cielo un poco pensativa. Podía sentir como el aroma a lluvia se intensificaba, haciéndola suspirar una vez más.

❛Espero que no tarde tanto❜ fue lo que pensó la chica, llevando su mirada hacia el suelo, pensando en si quedarse, pero ver el alrededor tan solo y silencioso le provocó pequeños escalofríos. Mejor le hacía caso a Mikey y buscara a Ken y a Emma, o al menos buscar un lugar con más gente para no arruinarles la noche. Así que, comenzó a caminar con cuidado para salir de la zona de árboles del templo, dando un pequeño salto al camino de concreto, suspirando largamente, comenzando a caminar por aquel camino que la llevaría devuelta a la zona del festival.

—Va a llover... —murmuró la chica mientras caminaba, alzando su mano y sintiendo como unas mínimas gotas caían sobre ella, poco a poco convirtiéndose en gordas gotas de lluvia—. Ay, por...

Aunque no le ayudara demasiado, cubrió con sus manos su cabeza junto con el pequeño bolsito que había llevado ese día, caminando más rápido para tratar evitar el que se mojara por completo. Apenas pudo conseguir colocarse bajo unos árboles porque la lluvia ya estaba cayendo sin detenerse, observando en silencio su alrededor, sintiéndose un poco desanimada por terminar sola y que justamente comenzará a llover.

—Que suerte... —se quejó en voz baja mientras hacía un puchero, suspirando mientras buscaba su teléfono, dispuesta a llamar a Emma, aunque casi al instante le llegó una llamada—. ¿Taka-chan?

—Disculpe. —escuchó una voz desconocida casi a sus espaldas, quien la interrumpió justo antes de poder contestar—. ¿Sería tan amable de quedarse bien quieta, Tenshi-chan? —las risas no tardaron en hacerse presentes.

LA LLUVIA CAYENDO SOBRE TŌKYO SIN DETENERSE, HUMEDECIENDO sus alrededores y a su vez arruinando el festival Musashi, que por el clima fue cerrando poco a poco hasta quedar desolado, o al menos, en una gran mayoría.

—Pehyan, desgraciado... —el platinado observaba con su ceño al más alto—. ¿¡Qué haces trabajando con Moebius!?

—¡Cállate, Mitsuya! ¡O te mataré también!

❛¿Tenshi-san? ¿Dónde está?❜ Takemichi observaba de un lado a otro con apremio, tratando de distinguir sus cabellos rizados juntos con las mechas blancas que tanto la caracterizaban. Su pulso estaba completamente acelerado, miraba a Draken sangrar de la cabeza con su respiración algo pesada, al menos había encontrado a uno, pero seguía faltando la novia de Mikey, quien era igual de importante para salvar y no la veía en ningún lado.

—¡Miren lo que traemos aquí, un angelito caído del suelo!

Hanagaki dirigió su mirada directamente hacia la voz de un integrante de Moebius llegar animada, sus ojos no evitaron mostrar asombro y espanto al ver cómo una chica colgaba sobre su hombro. Con sólo ver su kimono de tela roja pudo distinguir inmediatamente de quien se trataba, su cuerpo paralizándose del simple miedo de que uno de los eventos que tenía que evitar ya se haya cumplido y no lo haya logrado evitar.

—¿Qué...? Malditos. —había dicho Draken mientras observaba a quien tenía sobre su hombro.

—Cuando matemos a estos imbéciles, ¡celebremos con e... —en su rostro impactó con fuerza una patada que lo hizo ir hacia atrás, donde su nariz casi de inmediato chorreó por el golpe.

—¡Ay, perr...! —su garganta dejó salir un fuerte quejido cuando el broche de cabello se clavó en su espalda baja, sintiendo como un fuerte derechazo lo terminó noqueando, cayendo al suelo.

La de cabello rizado se quejó ligeramente cuando su cuerpo cayó al suelo, sentándose sobre sus rodillas mientras se sobaba el brazo cuando cayó, observando con un pequeño puchero como su kimono terminó por mojarse. Observó a los dos chicos a su alrededor inconscientes, curioseando a uno para estirar su mano y agarrar el broche de cabello clavado en su espalda baja, escuchándose claramente la pequeña queja del integrante de Moebius, que a pesar de esta inconsciente, sintió el dolor.

—Lo siento... —murmuró con una pequeña mueca apenada al ver cómo se retorció.

—¡Tenshi-san...! —Takemichi se había acercado rápidamente a ella, quedándose sin habla cuando la más baja se enderezó y giró su rostro hacia ellos.

Su rostro tenía rasguños, señales de golpes que había recibido, podía notar como incluso uno de sus párpados estaba más caído que el otro, tal vez por la hinchazón que comenzaba a surgir poco a poco. De su labio salía un pequeño hilito de sangre, estaba despeinada, incluso su kimono parecía estar más desarreglado desde la última vez que la vio hace sólo rato atrás, su expresión era una mezcla de cansancio y cierto dolor. Algo se removió en su pecho por sólo observar su rostro golpeado.

—Que alivio. Están aquí... —la chica habló con algo de pesadez, pasándose el dorso por sobre su labio, siseando con algo de dolor—. Ay, arde...

—¡Masumi-chan! —Emma chilló con espanto y al mismo tiempo alivio, casi corriendo hacia ella cuando se acercó lo suficiente, temblando al ver el desastre que era. La chica le sonrió de manera tranquilizadora para ver hacia los demás.

—¡Ken-kun! ¿Estás bien? ¡Estás sangrando! —la chica expresó su preocupación.

Draken la miró de reojo por varios segundos, endureciendo un poco su mirada al ver su rostro, no obstante, su mirada se agachó hasta su cuello y luego al comienzo de su kimono. Sus párpados se alzaron y sus pupilas se reducieron en su cuencas al notar como su kimono estaba flojo, suelto, como si estuviera en proceso de quitárselo, o más bien, como si hubieran tratado de quitárselo. Inmediatamente una vena se marcó en su frente.

—¿Esos idiotas intentaron...? Hijos de perra, los voy a matar. —vociferó Ken con su ceño completamente fruncido.

—¡No! Osea... S-Si lo intentaron... —su voz tembló un poco, removiéndose incómoda—. Pero estoy bien... En lo que cabe. Pude defenderme lo suficiente.

—Esos malditos de Moebius si que son una basura. —escupió Mitsuya con su tono de voz ronca característica—. Primero Cherry y ahora tú... Bueno, podré darles su merecido ahora. —mira hacia enfrente con molestia—. ¿Así de bajo caíste, Peh?

La de mechas blanquecinas alzó su mirada algo confundida cuando escuchó ese sobrenombre, encontrándose con la expresión algo tensa del que era vicecapitan de la tercera división, observando fijamente a su dirección, teniendo un pequeño gesto de vacilación hasta desviar la mirada hacia un lado. Masumi no podía estar más confundida.

—¿Pehyan-kun? —llamó la chica, observando como estaba junto a varios miembros de Moebius que comenzaron a mirarla con malicia—. ¿Qué estás...?

—¡Él fue el que atacó a Draken! —el chillido de Emma se escuchó detrás de ella—. ¡Se unió con los de Moebius para atacarlo a él y a tí! ¡Eres un cobarde, Pehyan! ¡Lo atacaron por sorpresa con un bate, incluso te atreviste a confabular para que lastimaran a Masumi-chan! ¡Ni siquiera peleas solo! ¿¡Y te haces llamar hombre!?

—Emma-chan... —susurró la más alta de ambas. Entrecerró sus ojos con cansancio y cierto dolor, sintiendo la lluvia caer sobre ellos.

—Diablos, estoy hecho polvo... —suspiró Draken mientras dejaba caer a un chico inconsciente al suelo, tambaleándose un poco.

—¡Ken-kun! —Masumi, a pesar de estar procesando aún lo sucedido, fue rápidamente hacia él y lo sostuvo al ver su desequilibrio. El más alto no objetó nada y sólo suspiró con pesadez, mirando unos segundos su rostro golpeado para volver a ver hacia enfrente, su mirada desenfocándose unos segundos.

—Veo que no fuí el único al que dejaron hecho polvo. —murmuró haciendo a la chica sonreír un poco, con cierta pena, el chico cerró sus ojos—. Te encargo el resto, Mitsuya. —dijo con un tono de voz algo lento mientras se sostenía la cabeza, el aludido pasó sin dudar enfrente de ambos mientras la chica lo ayudaba a sentarse—. Diablos, que jaqueta...

—Ya todo estará bien... —susurró la chica mientras tocaba su espalda, preocupada por verlo sangrar.

—¿Creen que podrán con todos nosotros? —vociferó un chico de Moebius de manera altanera. Takashi sonrió con enojo y altanería.

—Cierra el pico, imbecil.

—Maten a los tres. —escupió Pehyan con frialdad, mirando por unos segundos a el ángel de la TōMan que lo observaba con una mezcla de tristeza e incredulidad. El chico vaciló un poco en su expresión, pero sólo frunció el ceño—. Y hagan lo que quieran con ella. No me importa.

A su cuerpo le recorrió un enorme escalofrío al escuchar sus palabras, observando como todos los integrantes de Moebius presentes comenzaron a exclamar con emoción. Su mirada estaba fija en quien era la persona de más confianza de Pah, sus manos temblando imperceptiblemente porque estuviera planeando todo eso. No lo entendía, ¿por qué estaba con Moebius? Sintió un pinchazo en su pecho y no le quitó la mirada de encima, como si pidiera que le diera la razón de porque estaba haciendo eso.

El miedo era inminente en su cuerpo, observando a su alrededor asustada, pero, no pasó mucho para que a lo lejos se escuchara el eco de un motor que poco a poco iba acercándose, captando la atención de los presentes. Los de la TōMan poco a poco fueron suavizando sus expresiones para ser reemplazados por una sonrisa cuando no tardaron en reconocer, Masumi no tardó en sonreír casi con alivio al escucharlo cada vez más cerca.

—Hasta que llegó... —soltó Draken con una pequeña sonrisa de lado.

—Ese tubo de escape... —dijo Mitsuya con confianza.

—Es la CB25OT de Mikey.

—Realmente no tardó tanto... —susurró Masumi con un enorme brillo en sus ojos, observando como a la entrada del estacionamiento llegó a gran velocidad aquella motocicleta fácilmente reconocible, que rapó con fuerza al momento de detenerse, levantando el agua que había en el suelo.

Las luces de la CB25OT iluminaban el lugar, haciendo que las gotas de lluvia lo reflejaran, poco a poco el humo se fue dispersando hasta mostrar la figura del capitán de la TōMan en medio de la lluvia, con una expresión fría y completamente seria, mientras la lluvia caía sobre él, escuchándose el motor aún ronroneando a los oídos de todos. Su simple presencia comenzó a alterar a los integrantes de Moebius, no esperando que estuviera allí.

—¡Mikey-kun! —soltó Takemichi con alivio de verlo allí presente.

El rubio continuó con la misma expresión gélida, aparcando la moto y finalmente apagándola, en donde se dejó ver mejor su presencia. Dio una rápida mirada detrás de Pehyan en donde se encontraba Draken y Tenshi, analizando rápidamente la situación, su mirada posándose varios segundos en la apariencia ahora desarreglada de su novia. Su ceja tembló imperceptiblemente.

—Ya veo. —decía mientras comenzaba a encaminarse hacia Pehyan, sin cambiar de expresión—. Me enviaron a otro lugar para que dejara sola a Masu-chan para poder atacarla, así como a Kenchin. Y luego iban a culparme por esto para dividir la TōMan. En sí estoy molesto porque me jodieran esta noche.

—¡Hago esto por Pahchin...! —exclamó Pehyan con resentimiento, siendo interrumpido casi de inmediato.

—¡Tú no eres así! ¿Lastimar a una chica por tú enojo? —cuestionó dejando casi en shock al chico, la mirada del rubio se entrecerró, manteniendo aquella seriedad—. ¿Quien te incitó a hacerlo?

—Vaya, que sorpresa. —de la nada, se comenzaron a escuchar unos vagos pasos junto con una voz, justo detrás del rubio—. Parece que no eres puro músculo. —el rubio y la mayoría presente dirigió su mirada hacia la nueva presencia, en donde un chico bastante alto y delgado aparecía en la escena, sosteniendo un cigarro en su mano de manera despreocupada.

—¿Quien eres?

El chico sólo observó al más bajo por unos segundos, llevando con tranquilidad el cigarrillo a su boca y inhalando de este, luego soltando el humo, en su mano observándose un peculiar tatuaje que decía «pecado».

—Que aburrido. —soltó este de manera vaga, acercándose a calmados pasos hasta quedar frente a frente a Mikey—. Realmente no importa quien soy. Pero digamos que de momento dirijo Moebius. Soy Hanma.

—¿Tú eres el miserable que está detrás de todo esto? —preguntó el rubio, sin quitarle la mirada de encima, sólo provocando que Hanma sonriera de lado.

—Eres todo un fastidio, Mikey...

Al apenas decir esas palabras, el más bajo no dudó en lanzar aquella famosa patada que podría noquear a cualquiera. Sin embargo, aquel chico de tatuajes con unos reflejos impresionantes logró bloquearlo sin problema, sorprendiendo al mismo Mikey al ver tal acción así como sus amigos, incrédulos de que haya logrado bloquearlo así de fácil.

—Eso dolió. —soltó Hanma con una sonrisa, agitando su mano—. No tengas tanta prisa, Mikey. Nuestra meta es acabar con la TōMan. Habría sido mejor que se autodestruyeran, pero esto otro tampoco está mal. Al fin y al cabo, esto me permitira... —dijo mientras su sonrisa se volvía en una más psicópata, cubriendo uno de sus ojos—... ¡matar al invencible Mikey con mis propias manos!

Masumi apretó sus labios por la declaración del tal Hanma, observando como los miembros de Moebius se iban organizado detrás de él, preparándose para atacar. Aquello sólo hizo crecer su inquietud, apretando sus manos algo temblorosa.

—¡Moebius cuenta con cien hombres y TōMan sólamente con cuatro! —exclamó con sadismo, paseando sus ojos por los miembros de la Tokyo Manji, aunque se percató de la pelinegra presente—. Oh, cierto que la TōMan tiene chicas dentro. Así que esta es la linda Tenshi. —la chica se removió un poco incomoda por la manera para nada disimulada con la que la miró, pero luego el chico sonrió hacia Moebius—. ¡Ni se les ocurra acobardarse! Yo no soy tan permisivo como Osanai.

—¡Si, señor!

—¡Perseguiré a los que huyan y los golpeare hasta dejarlos sin dientes! —algo intimidados por sus palabras, volviendo a asentir de manera obediente, por lo que sonrió casi como un loco—. Bueno, pequeña Tenshi, sólo mira y observa que tanto Mikey como Draken... son hombres muertos.

La de orbes rosaceos continuó observando a Hanma con cierta incomodidad, ya que en sí era alguien que la incomodaba mucho, sobre todo era intimidante. Miró hacia la espalda de Mikey quien continuaba enfrente de él y luego observó a Draken, aún sentado en el suelo. Lo único que pedía es que llegara un milagro.

Y como si la hubieran escuchado, el sonido del motor de las motocicletas comenzó a hacerse presente.

—Llegaron a tiempo. —suspiró Mitsuya, confirmando sus sospechas.

Poco a poco comenzaron a hacerse presentes los miembro de la TōMan, la sonrisa en sus labios no se hizo esperar cuando fue distinguiendo a Keisuke, a Mucho, a los gemelos Kawata y asi sucesivamente, sonriendo un poco más al observar a Cherry entre ellos con una sonrisa bastante altanera, guiñándole el ojo cuando conectaron miradas.

—¡La Tōkyo Manji ya está aquí, imbeciles! —exclamó Keisuke con una enorme sonrisa en su rostro una vez todos los uniformados se hicieron presentes.

—Una enorme pelea callejera en el día del festival hace que a uno le hierva la sangre. —Draken se había levantado con cuidado, teniendo una sonrisa confiada. No tardó en colocarse a un lado de Mikey quien lo miró—. ¿No, Mikey?

El rubio recordó como había comenzado la noche, logrando sentir a su chica detrás de él, suavizando más su mirada. Soltó una pequeña risa. —Tienes razón, Kenchin. Me arruinaron la noche y la estaba pasando bien.

—Me imagino. Masu debe estar molesta aunque no lo parezca. ¿Crees que puedas moverte con ese kimono...? —decía Draken con una sonrisa de lado, girándose hacia atrás. Tanto él como Mikey se quedaron en silencio al verla terminar de doblar el kimono, ahora vistiendo una camisa blanca y unos shorts, al parecer llevando esa ropa debajo.

—Mujer precavida vale por dos. —canturreó la chica con una sonrisa, colocándose a un lado de ellos—. ¿Creen que no tomaría medidas de prevención? Era esto, que me terminaría cansando del kimono, o que tendría tal suerte que me caería y me ensuciaría.

—Siempre piensas en todo. —no evitó decir Mikey en una pequeña risa.

Takemichi observaba en shock a la chica de baja estatura, estático e incrédulo de que incluso ella estuviera dispuesta en meterse a esta pelea de tal magnitud, pero, recordar el hecho de que era subcapitana de la Tokyo Manji lo empujó de las nubes; aunque fuera alguien tan dulce y amable, seguía siendo miembro de una pandilla de delincuentes, por lo que incluso ella participaba en las peleas. Pero eso no significaba nada bueno, que Draken y Tenshi se metieran en esa pelea no era nada nuevo, sintiendo su respiración volverse agitada, con las ganas de llorar por la misma desesperación invadirlo.

«Mikey cambió cuando Draken murió y perdió a Tenshi»

—¡Vamos! —exclamó Mikey con una sonrisa emocionada, en donde todos exclamaron para comenzar a correr entre si, comenzando así el enfrentamiento de Moebius contra TōMan.

❛No puede ser...❜ todo pasó en un segundo para el viajero del tiempo cuando observó como todos fueron contra todos, comenzando a golpearse entre si y sin piedad alguna, escuchándose las exclamaciones de aquellos chicos, sorprendido al ver cómo la de mechas blanquecinas también se lanzaba, pero, lo único que pasaba por su cabeza era el hecho de que estaba rodeada de hombres que fácilmente podrían incapacitarla como el futuro.

Tragando saliva dió un paso dudoso hacia enfrente, sintiendo la ansiedad recorrerlo cuando fue perdiendo de vista a Draken y Tenshi. Enseriando su rostro, tomó una respiración para adentrarse a aquella pelea, dispuesto a encontrar a aquellas dos personas que tenía que proteger a toda costa.

—¡Tenshi-san, Draken-kun! —comenzó a exclamar, tratando de distinguir a alguno de los dos.

Masumi sólo podía pensar como la noche había dado un giro de ciento ochenta grados; no se esperó que todo terminara de esa manera, pero al mismo tiempo se preparó, incluso usando unas sandalias no tan altas para cualquier cosa. Había tenido que suspirar ligeramente cuando esquivó un golpe que fue hacia ella, echando su cabello hacia atrás.

—Realmente esto arruinó la noche. —susurró la de mechas blanquecinas con una mueca algo decaída, pero enseriando su rostro cuando volvieron a tratar de golpearla, tomando distancia.

—¿Sabes lo estúpido es que una chica esté en una pandilla? —canturreó uno de manera altanera, observando con una sonrisa a la chica. Se relamió los labios, mirándola arriba a abajo—. Bueno, ¿para que más servirá una chica?

Masumi continuó viendolo con atención por varios segundos, observando como este golpeó su puño contra su palma, relamiéndose los labios una vez más. La mirada de la más bajita vaciló un poco, removiéndose inquieta en su lugar, pero casi al segundo aquel chico de Moebius fue contra ella sin dudar, alzando su puño y lanzándolo, pero en un rápido reflejó la chica lo esquivo. Y antes de que pudiera reaccionar, sostuvo su brazo y golpeó en medio de este, doblándolo en un movimiento tan rápido que en menos de un segundo le hizo una llave, usando su pequeña estatura a su favor para lanzarlo al suelo.

Rápidamente golpeó su cuello en un rápido y preciso movimiento que provocó que su cuerpo perdiera fuerza, dejando caer su extremidad y admirando como quedó inconsciente. Observó a su alrededor como más chicos de Moebius iban contra ella por lo que suspiró, echando el cabello que se fue a su rostro hacia atrás, sintiendo su humedad. Tomó impulso y fue rápidamente hacia ellos, haciendo la falsa idea de que lanzaría algún golpe, cuando, aprovechando la ventaja del suelo mojado, se dejó caer sobre una de sus piernas y rapó por el agua, pasando justo debajo de uno de ellos, pero reaccionó a tiempo y estiró su pierna para girarla y hacer que al menos tres de ellos cayeran al suelo ante el desequilibrió.

—Ojala no me enferme, ay... —susurró la de mirada cansada mientras sorbía su nariz, observó como como buscaban levantarse, uno agarrándola de atrás, pero al apenas sentir su agarre lanzó un codazo justo en su abdomen, sacándole al aire. Pateó la entrepierna del que quiso ir enfrente de ella quien cayó al suelo adolorido.

Cuando se zafó del agarre, tuvo que agacharse rápidamente cuando trataron de golpearla con un palo, golpeando la pantorrilla con fuerza y provocándole un quejido, gateando rápidamente debajo de sus piernas para levantarse y hacerlo perder el equilibrio unos momentos, pero apoyándose bien, volvió a lanzar un palazo que la chica pudo esquivar agachándose, para agarrar rápidamente su brazo y doblarlo detrás de su espalda.

—La ventaja de tener que saber primeros auxilios es tener que estudiar mucho del cuerpo junto con sus puntos débiles y las articulaciones. —presionó una zona específica de su espalda, sacándole una exclamación bastante dolorosa. La chica hizo una pequeña mueca—. No me gusta escuchar el dolor de la gente, por eso sólo hago esto. —susurró dándole un golpe en la nuca que lo mandó al suelo.

Agitó un poco su cabello con una de sus manos para que no sea más estorboso, haciendo una pequeña mueca al sentir la pequeña trenza en su media moña que le había hecho Emma, casi desecha. Esperaba terminar con esto lo más rápido posible y volver con la chica, quien debe estar bastante asustada. Le alegraba que se haya alejado del lugar, así no saldría herida.

—¡Tenshi-san, Draken-kun! —Takemichi mientras tanto, gritaba una y otra vez mientras observaba de un lado a otro con apremio, tratando de pasar entre los chicos que se golpeaban entre si. No tardó en distinguir finalmente su cabello oscuro con mechas blancas—. ¡Tenshi-san!

La chica giró su rostro inmediatamente al escuchar la voz de Takemichi llamarla, con su cabello más aplacado y su ropa un poco más oscurecido ante la humedad de la lluvia al igual que su cabello despeinado y más desarreglado que antes. El rubio no podía estar más feliz de verla y notar como aún se encontraba bien, aún no la habían atacado, aún continuaba con las mismas heridas que tenía desde antes, pero no estaba grave. ¡Aún estaba bien! Aún faltaba encontrar a Draken, pero era un comienzo al encontrar a la chica de orbes rosáceos.

—¡Take-kun, ten cuidado! —la dulce chica demostró su preocupación, haciendo que el rubio se agachara antes de que le dieran un fierrazo, cayendo de trasero al suelo.

—Uf, por poco... —murmuró aliviado, para levantarse—. ¡Tenshi-san, quédate ahí! —exclamó tratando de pasar entre la gente y poder llegar a ella quien noqueaba a quien trataba de atacarla, suspirando mientras agitaba su mano y colocaba su atención en él.

«...quien la golpeó con el bate usaba capucha...»

Sus ojos se abrieron en shock al observar la figura asomarse detrás de la de cabello rizado quien lo continuaba observando con atención, completamente ajena a la figura de chaqueta gris detrás de ella, con la capucha sobre su cabeza evitando distinguir a esa persona bien. Pero, lo que si pudo distinguir fue el bate de baseball que fue alzando en posición de bateo, todo sucediendo tan rápido y al mismo tiempo en cámara lenta como esa persona movió el bate directamente hacia la chica de mechones y pendientes blancos.

«...alguien tomó un bate y sólo comenzó a golpearla...»

Masumi giró su rostro hacia atrás al sentir la presencia a sus espaldas, pero, al apenas girar su rostro, el bate impactó con fuerza contra el costado de su cabeza, siendo tanta la fuerza que su cuerpo inmediatamente cayó hacia un lado en un golpe seco, cayendo boca abajo, mojando su vestimenta inmediatamente apenas hizo contacto con el frío suelo, donde su cuerpo se postró, y sólo se quedó allí.

Takemichi quedó en shock al observar como el cuerpo de Masumi cayó de lleno contra el suelo, escuchándose el pequeño chapoteo contra los apenas charcos de agua. Por un momento sintió como el mundo se detuvo al verla completamente inmóvil en el suelo, sin mover un sólo músculo, provocando que su respiración se detuviera y atascara en su garganta, comenzando a sentir las lágrimas acumularse en sus ojos por el simple pensamiento de que la chica no se movía, no dejando ver su rostro al tenerlo contra el suelo, esparcido por encima.

—¿T-... —su voz apenas pudo formular la primera letra de su nombre, dando un par de pasos hacia ella—. ¿...Tenshi-san?

¡Felicidades!
¡Has terminado still with you!

¿Se imaginan que la historia terminara así? Nooo, me funan

Aunque sería una manera interesante de terminar el libro, mmmmm🤔

Mentira, Mikey mataría a todos si Masu se muere(mmm, spoiler?)

Ustedes llegaron rapidito a la meta y aquí tienen su recompensa, les dije que aceptaran que esto es tokyo revengers, y cuando está escrito con mis manos, habrá más sufrimiento.

Y no, no voy a pagarles la terapia, incluso en el anterior capitulo me estaban amenazando con un abogado, tratenme bonito /dedito señalandolos

Dato curioso mientras escribía: comenzó a sonar Softcore de The Neighborhood y literal es su canción 👊🏻

❪📚❫',• curiosity's zone

#Tenshi sabe pelear y defenderse perfectamente, estuvo un tiempo en el dojo del abuelo de Mikey y también en su momento Wakasa la entrenó. Por lo que si, sabe pelear bastante bien.

#Prefiere terminar rápido y noquear a sus contrincantes. Como ella expresó, no le gusta el sufrimiento humano, por lo que prefiere algo rápido e indoloro.

#Tal vez no sea la más fuerte de la TōMan, pero es muy resistente y rápida. Sabe reaccionar bastante veloz, bueno, la mayoría de las veces.

→S H A N X L A B Y X←

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