CAPÍTULO 36: CONFESIONES

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—— CONFESIONES ——

Elara se paró frente al edificio de Derek, seguía sin entender porque la había mandado un mensaje tan tarde pidiéndola ayuda. No necesitaba que se la pidiera, ella siempre le ayudaría, pero era extraño por parte de Elara recibir mensajes del hombre lobo, sobretodo a aquellas horas de la noche. Ya que casi siempre, solía ser él, el que entraba en su habitación a escondidas.

Sin pensarlo más, Elara se encaminó al interior del edificio mientras maldecía por el hecho de que todo eran escaleras.

—Voy a poner un buzón de sugerencias.— Respondió sarcásticamente Elara mientras entraba dentro y se acercaba a la mesa donde Derek estaba para ver el tablero de ajedrez. —¿Por qué estás a un movimiento de jaque mate?— Miró confundida el tablero, mientras veía que dos piezas, con los nombres de Alexander y Isaac estaban fuera.

—¿Sabes jugar al ajedrez?— Derek la miró confundido, ya que cada vez se sorprendía menos al saber que Elara había practicado algún deporte.

—Sí, mi madre me enseñó cuando estábamos en Alaska.— Respondió con indiferencia mientras miraba las piezas del tablero.

—Me sorprende que hayas estado en Alaska.— Comentó con sorpresa.

—He estado en muchas partes.— Aseguró ella intentando recordar todos y cada uno de los lugares en los que había estado. —¿Para que me has llamado?— La morena levantó la cabeza del tablero y le miró con seriedad.

—Necesito tu ayuda.— El pelinegro mostró la herida de su hombro, lo que hizo que Elara le mirase incrédula.

La mujer lobo comenzó a limpiarle la herida, mientras que al ver la sangre pensó en la visión que días atrás había tenido con la anterior bruja y el anterior Beskyttende. Por alguna razón, para Elara se estaba repitiendo la historia, el Beskyttende que mataba al brujo. Pero ella no era así, aunque a veces intentará mostrar ese lado, ella jamás sería capaz de matar a alguien. Sería incapaz de matar a su hermano a sangre fría, por qué, aunque estuviera controlado por la magia negra, seguía siendo su hermano.

—¿Qué habéis descubierto del Nogitsune?— Preguntó Derek intentando evitar pensar en el dolor de su hombro.

—La madre de Kira le invocó hace setenta años, le mató con ayuda de otra mujer lobo y mi abuela.— Respondió Elara con tranquilidad.

—¿Tu abuela?— Derek la miró incrédulo.

—Sí, mi abuela. Ayudó a matarle por masacrar a mi familia entera, justamente antes de que Astrid hiciera la última de sus matanzas.— Derek la miró confundido. Había oído rumores sobre Astrid, su hermana le contaba historias para que tuviera miedo por las noches, lo que menos creía era que esas historias fueran reales.

—¿Astrid Sunderson?— Elara le miró confundida.

—¿Qué sabes de ella?— Preguntó confundida.

—Rumores y leyendas.— Respondió él. —¿Qué sabes tú?— La miró extrañado, Derek sabía que Elara sabía mucho más y que no le estaba diciendo todo.

—El otro día tuve una visión, la última matanza que Astrid hizo. La cual fue hace sesenta años tal vez un poco menos. El caso es que fue asesinada por un hombre lobo, un Beskyttende.— Al escuchar aquella palabra Derek se tensó y se giró para mirarla.

—¿El anterior a ti?— La morena asintió.

—Solo un Beskyttende puede contra el alter ego de un brujo. Y Alex está siendo controlado por su alter ego al haber insistido en practicar magia negra.— Aclaro Elara intentando mantener un tono de voz normal, pero cualquiera que la conocía sabía que aquel hecho, la asustaba.

—¿Y por qué no me dijiste nada?— Derek la miró preocupado, sabía cómo podía terminar todo.

—Por que no voy a matar a mi hermano. Yo no lo haré.— Sentenció ella con seriedad.

—¿Pero dejarías que alguien más lo hiciera?— Elara mantuvo su mirada en la cremallera de su sudadera, mientras analizaba su pregunta. Ella no sería capaz de matarle, pero ¿sería capaz de dejar que alguien le matará?

—No.— Respondió tajante. —No si existe la posibilidad de salvarle.— Sentenció ella.

—¿Y si no la hay? Debes de ser consciente de esa posibilidad, no digo que tengas que hacerlo tú. Pero debes de ser consciente de que alguien más podría hacerlo.— Le recordó él con obviedad.

—Lo se, y no me opondría, pero todavía existe la posibilidad de que vuelva a tener el control de su cuerpo.— Sentenció con esperanza.

—¿Por qué me has ocultado esto? Se que lo llevas sabiendo desde hace tiempo.— Derek la miró con seriedad.

—Por que ni yo se como ayudar a mi hermano.— Respondió Elara con certeza. —Puede que este medio curado, pero ¿por cuanto tiempo?

—Y te da miedo.— Sentenció él.

—Yo no he dicho que me dé miedo, solo estoy preocupada por mí hermano.— Sentenció Elara con obviedad.

—Claro.— Ironizó. —Te olvidas de las señales químicas, Lara.— Respondió Derek con superioridad.

—Y te olvidas de quién te está ayudando a curar la herida soy yo.— Le recordó ella infringiendo un poco de dolor en ella, acción que hizo que Derek se quejara.

—Y ahí es cuando muestras ser hija de un cazador.— Puntualizó él. —¿Qué pasó la noche en la que terminaste en el Nemeton?— Elara soltó un pequeño gruñido al escuchar su pregunta.

—La madre de Kira me llevo allí y me amenazó, con matarme si no la decía quién era realmente. Supongo que al saber qué y quién era se dió cuenta de que necesitaba mi ayuda. Ya que me dijo que necesitaba mi ayuda para matar al Nogitsune.— Respondió con tranquilidad.

—¿Sabías desde esa noche lo del Nogitsune?— Derek la miró enfadado, al saber que ella lo había sabido desde el principio y no se lo había dicho, ni a él ni a nadie.

—Sí, lo he sabido. Y no me recrimines no habértelo dicho, porque si no lo he dicho ha sido porque no lo veía necesario.— Respondió con tranquilidad.

—¿Algo más que quieras decirme y me hayas ocultado?— Preguntó él poniéndose de pies para mirar a Elara, la cual le miró con seriedad.

—Creo que no te tengo que dar ninguna explicación, Derek, en relación con lo que pasó aquella noche o lo que he estado ocultando.— Puntualizó ella. —¿O debería de recordarte lo de las garras?— La morena encarnó una ceja divertida.

—¿Me estas comparando eso con lo que tú has ocultado?— Derek la miró incrédulo.

—Pues sí. Ya que al parecer te estás comportando como un idiota.— Elara se cruzó de brazos mientras le miraba expectante.

—¿Qué yo me estoy completando como un idiota? Te recuerdo que eres tú la que ha ocultado cosas, importantes, a todos. Y ahora no vengas con la escusa de que es para protegernos, lo haces por miedo. Por qué tienes miedo, y no está mal tener miedo, Lara. Pero hay veces que tener miedo y ocultar las cosas por protección dejan de ser lo mismo.— Aclaró Derek intentando mantener la calma.

—¿Como tú me ocultaste que era el Beskyttende? ¿Es la misma clase de miedo?— Al escuchar aquella pregunta Derek la miró con seriedad, sabiendo como iban a terminar las cosas.

—Y vuelta al tema. Ya lo hablamos. Y en ese caso era para ahorrarte el hecho de saberlo y de terminar como estas ahora, entre la espada y la pared al saber que tienes que matar a Alexander si no se detiene. En nuestro caso sí era para protegerte.— Elara gruñó al escucharlo.

—No voy a seguir discutiendo por algo, que, claramente, no es mi culpa.— Elara se puso de pies y caminó hacia la puerta. La morena no estaba dispuesta a seguir escuchando como Derek la recriminaba no haberle dicho aquello. Si no lo hizo fue porque no sabía ni como afrontar la situación, no por miedo. Pero él siempre alegaba todo a ello.

—Lara.— Derek la llamó.

—La próxima vez que salgas herido te buscas la vida.— Sentenció ella mientras salía del loft para bajar las escaleras.

Elara llegó hasta su coche, mientras se subía en él y miraba el mensaje que había recibido por parte de su madre diciéndola que Alexander había vuelto a tener el control. Al saberlo sonrió aliviada. Eso significaba que no debería de mancharse las manos, ni ella ni nadie. Pero ante aquello, Elara se replanteo otro dilema, ¿y si aquello no dudaba?

Antes de que la morena pusiera las llaves del vehículo en el contacto, unos nudillos dieron contra el cristal de la ventana, originando que se sobresaltara mientras soltaba un gruñido al ver la silueta de Derek.

—¿Qué quieres?— Preguntó Elara bajándose del coche mientras se apoyaba en él y se cruzaba de brazos.

—No quería recriminarte nada, Lara.— Empezó a decir Derek. —Pero siempre me ocultas cosas.— La morena apretó con fuerza su mandíbula mientras intentaba mantener la calma.

—A veces no se ni como explicar las cosas que veo.— Aclaró Elara con cierto temor en sus palabras.

—Podrías empezar ahora.— Derek la miró con seriedad, mientras se daba cuenta de que ella, jamás, había hablado de lo que veía, ni con él ni con nadie. En ese momento se dio cuenta de ninguno de ellos se había interesado en sus visiones, siendo, posiblemente, una vía a evitar muertes innecesarias.

★★★

Creo que era muy necesario este capítulo, en el sentido de que la mayoría de los capítulos que hago de ellos son románticos, y sinceramente quería reflejar otro lado de ellos.

Pero no os preocupéis que en poco habrá más Delara, puedo deciros y esto me duele, que será el último capítulo Delara de The Moon. Pero no os preocupéis que el primer capítulo de The Truth tendrá Delara.

¿Creéis que Elara ha ocultado lo del Nogitsune por miedo o por los motivos que ella da, es decir, no saber lo que pasaba?

¿Qué os pareció el capítulo?

Os leo ♥

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