❁•° V E I N T E °•❁

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Han Gil estaba más confundido.

Su cuerpo descansaba cómodamente en el colchón de su cama, mirando el techo de madera mientras que la oscuridad lo consumía. Aunque no del todo, la puerta entreabierta podía dejar que un poco de la luz artificial del pasillo se reflejara. Así que no tenía tanto miedo de la noche.

Escuchó unos pasos desde el otro lado de la puerta, pero no hizo caso. Estaba muy ocupado con sus pensamientos, en especial en el rostro de aquel chico.

La conversación se repetía una y otra vez dentro de su cabeza, él aún no se lo podía creer. Conocía su nombre completo, el tiempo que estuvo desaparecido, le indicó lo que le gustaba hacer, que lugares eran sus preferidos hasta la comida que no le gustaba.

Hubo muchas cosas que llegó a acertar, algo que lo mantuvo muy sorprendido; por otra parte, había factores que no sabía que en su antigua vida llegaba a practicar, por ejemplo, el deporte.

Aun así, no era la excusa para acercarse y expresarse como en el pasado. Aun se sentía con algo de miedo y nerviosismo.

De ahí, los latidos de su corazón se aceleraron y sus ojos se agrandaron cuando recordó sobre su relación con el chico. La cual llegó a pensar que no era tan íntimo, si no que él llego a tener una pareja.

Él.

Do Han Gil.

De todas las conversaciones que tuvo con sus amigos; en donde señalaban que él era tan inocente, tanto en su vida pasada como la de ahora. Sin embargo, tenía algo muy en claro, que si llegara a hablar de esto, Min Ki y Chin Hwa explotarían.

Los pasos se escucharon más cerca y el castaño cambió su mirada a la puerta en dónde estaba su hermano llamándole. De inmediato tomó asiento y asintió ante el permiso del mayor.

Se adentró y cerró la puerta, lentamente caminó hasta su hermano y se sentó, dejando un plato con fresas. Este no se hizo esperar y comenzó a comer.

Yori sonrió.

—¿Qué tal la escuela?

Han Gil de encogió los hombros. —Normal, el examen estuvo maso menos bien. —Habló mientras sus mejillas estaban anchas por la fruta.

—¿Y qué hay de tus amigos? Hace bastante tiempo que no los veo juntos.

—Mhm... —Masticó y luego tragó—. Se pelearon.

—¿Cómo así?

—En el restaurante, sólo porqué Min Ki le levantó la voz y de ahí no pararon. Chin Hwa le sacó el dedo y se fue, hoy quise que los tres nos fuéramos juntos a casa, pero no se pudo ya que... —Se detuvo de golpe al recordar aquel chico no tan misterioso.

—¿Ah?

—Nada, nada. —Mordió otra fresa y sonrió nervioso.

—Has estado muy raro, desde aquella mañana que te mande por las compras no hablas mucho, al parecer hay un tema rondando por tus pensamientos que ni siquiera te deja dormir; ¿Acaso quieres decirme algo?

El joven guardó silencio, entrando nuevamente en una crisis. A él no le gusta mentir, siempre que ha tenido algún problema se lo consulta a su hermano con toda la confianza posible, pero aquella situación no era un tema pasajero, oh no, era algo que cambiaría la vida de todos. No quería lastimarlo o que el ambiente en la familia cambiara drásticamente, ya no quería volver a ver lágrimas y sufrimiento.

Él quería quedarse.

Tenía tanto miedo de hablar.

—Es normal que un adolescente tenga muchos problemas, pero para algo está tu familia, para apoyarte y guiarte por el buen camino. Si no me quieres hablar de ello lo entenderé, pero sea cual sea la situación, debes tomar una buena decisión, piensa dos, tres, cinco, ocho veces o las que quieras. Pero no quiero verte por ahí culpándote por todo.

Bajó la mirada e hizo un puchero. Intentando buscar la valentía para hablar y no trabarse en medio de la frase. Al último, suspiró rendido.

—Hay solo una cosa... —Murmuró.

—Vale, te escucho.

El silencio volvió y sus dedos de los pies los movía de atrás hacia adelante. El castaño se dio cuenta que estaba nervioso.

—No te voy a exigir, cuando estés preparado puedes ir a busc...

—¡Una persona! —Interrumpió. El chico arrugó la frente y lo examinó, lo primero que se le había cruzado por la mente es que tal vez se trataba de un tema amoroso. Así que prefirió guardar silencio. —Su nombre es Baek Dong Sun, ¿Le suena?

El mayor negó lentamente. —¿Qué pasa con ese nombre?

—Él... Me encontró.

—¿T-te e-enc-contró? —Preguntó, su voz había temblado un poco; luego pensó que se trataba de un acosador o pervertido. De esos que se adueñan actualmente de la Internet y que te extorsionan o siguen por medio de las redes sociales —¿A qué te refieres?

—Él me conoce... Desde mi antigua vida.

Al chico casi se le paraba el corazón al escucharlo, al parecer se había mareado.

—Hoy hable con él, me dijo varias cosas que pueden tener sentido y otras que ni siquiera sabía que a mí me gustaban, ¿Puede creer que practicaba fútbol y a la vez natación? ¡Eso es realmente sorprendente! Hasta ahora nunca me imaginé que fuera una persona tan viva...

Y el adolescente seguía hablando y hablando, al parecer sus expresiones dictaban lo emocionado y sorprendido que estaba. Mientras que, el otro chico sólo lo miraba en completo silencio, aún no se lo podía creer. Ese pensamiento que a veces tenía sobre la posibilidad de que fuera encontrado, lo tenía tan atontado. La información no podía circular, ni siquiera podía imaginarse a su abuela esperando tal noticia, de cómo su expresión cambiará cuando se de cuenta que el pequeño Han Gil se irá y que tal vez nunca más lo verán.

Ahora él era el que estaba aterrado.

—¿Me está escuchando?

Parpadeó. —¿Cómo paso todo esto?

—Bueno... Lo vi llorando en medio de la plaza y fui con él para ver si necesitaba ayuda. Pero todo cambió al decir mi nombre, de ahí transcurrieron los días hasta llegar al presente. Le quise dar la oportunidad para corroborar que no fuera algún loco, pero al parecer no es así. No lo sé, quiero confiar, pero a la vez estoy tan confundido.

—¿Has recordado algo más?

—No, ni siquiera su rostro...

HyunJack.

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