˚。⋆୨1O. no es un tipo malo୧⋆。˚ ⋆

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capitulo diez.











La mañana se sentía tan tranquila y acogedora, los rayos del sol apenas eran capaces de atravesar las cortinas que cubrían su ventana, pero eran lo suficientemente luminosos para darle un poco de claridad a su habitación, reflejándose con suavidad en su rostro, obligándola a abrir lentamente sus pesados párpados, pestañando repetidas veces para acostumbrarse a la luz de su entorno. Su cama se sentía más suave de lo normal, tuvo otra noche relajante de sueño en dónde los resultados fueron bastante positivos al no despertarse con un fastidioso dolor de cuello.

No habían ruidos molestos y fuertes provenientes del exterior, todo estaba transcurriendo con tranquilidad... con tanta que parecía sospechoso ¿desde cuándo tenía la buena suerte de tener una mañana tan relajada? no se sentía real, era demasiado bueno para ser verdad.

Optó por tomar su teléfono de la mesita de noche donde siempre lo dejaba para recargar la batería, cuando lo encendió lo primero que miró en la pantalla fue la hora, casi se le sale el corazón del susto.

¡TODO ERA TERRIBLE!

¡¡ELLA SABÍA QUE ALGO DEBÍA ANDAR MAL!!

¡¡FALTABA MENOS DE VIENTE MINUTOS PARA INICIAR LAS CLASES!!

¡¡POR SUPUESTO SU MAÑANA DEBÍA TENER UN PERCANCE!!

Se quedó dormida, la maldita alarma no sonó ¡¿por qué el maldito aparato despertador se quedó mudo?! Ah, ya recordaba. Fue totalmente su culpa, el día anterior se levantó con el pie izquierdo, de un humor tan terrible que si alguien quería buscar problemas allí iba a estar ella para quitarle las ganas. Bueno, el caso es que el objeto era ese alguien que "buscaba problemas" al sonar más irritante de lo normal a oídos de la susodicha, Hayami con todo el amor del mundo lo tomó entre sus manos y con gran molestia esparciendose por sus amarillentos ojos, lo estrelló tan fuerte contra la pared terminando todo destartalado.

Era el cuarto despertador destruido en el mes, debía moderar más sus arranques de ira para enviarle el infame destino a más pobres despertadores por el solo hecho de cumplir con su trabajo. En paz descanse reloj número cuatro, fuiste un gran guerrero.

Con la falda arrugada en cada pliegue, una calceta más alta que la otra, su camisa de uniforme mal acomodada y un pan medio quemado en la boca, Hayami salió disparada a toda velocidad de la residencia Teruhashi. Alistarse en poco tiempo no era lo suyo, honestamente necesitaba mínimo una hora de antelación para prepararse. Se tardaba demasiado en la ducha analizando cosas innecesarias pero de cierto interés. Además que le estaba haciendo caso a Sun con seguir una rutina de skincare, siempre le regañaba por descuidar de su apariencia y en parte tenía razón, desde que comenzó con la rutina su piel se estaba volviendo más suave e hidratada, a ver cuánto más duraba haciéndola.

Sus audífonos por supuesto no iban a quedarse atrás, poniéndolos alrededor de su cuello. La última vez que los olvidó se sintió incompleta, esos aparatos eran parte de su cuerpo.

«¡teruhashi kokomi debiste despertarmeeee! ¡¡La puta madre, cuando necesito que el inservible pedazo de mierda de makoto me despierte, el muy imbécil no está!! Ah, pero cuando es domingo bien que se vuelve bien rompe huevos interrumpido mi sagrado sueño»

Ni si quiera revisó si tenía todos los cuadernos del horario de clases, si faltaba uno ni modo, tendría que transcribir todo de nuevo. Lo importante en ese momento era llegar antes de que le cerrarán el portón en la cara, no quería llamar la atención de sus tíos al recibir una llamada por quedarse afuera a causa de llegar tarde. Sin dudas detestaba ese tipo de ejercicio físico como lo era correr, en ocasiones como esa es que necesitan urgentemente una bicicleta o una motocicleta o un amigo que tuviera una, cualquier opción sería de lo más favorecido.

Para nada era una atleta, su cuerpo mismo se lo estaba reprochando al exigirle un descanso inmediato.

«odio correr, me caga correr, voy a sudar demasiado, odio sudar, me caga sudar, voy oler mal, odio oler mal, me caga oler mal, shit, shit, shit, shit»

Faltaban dos cuadras más y por fin llegaría a su destino. Dios mío, sentía que una multitud la acaba de pisotear cada parte de su cuerpo al punto de hacerla picadillo, estaba exhausta y apenas iba comenzando el día. Necesitaría comprar por lo menos unos tres vasos de café bien cargados para recuperar un poco las energías perdidas. Lo volvía a repetir una vez más, correr no era en absoluto su fuerte, siempre acababa con los músculos adoloridos.

Como si fuera poco, una cuadra atrás por esquivar a unos ciclistas que seguramente andaban entrenando, terminó chocando contra un poste y a la vez cayendo encima de un arbusto —tuvo un mísero grano de suerte al no ser espinoso— desordenado aún más su cabello, ahora realmente podría comprarse con un nido de pájaros, varias ramitas quedaron adheridas en su cabeza, pero a la ausencia de tiempo y un espejo cercano, siguió corriendo sin preocuparse por su desordenada apariencia.

Cuando estaba a tan solo unos cuantos pasos de la entrada, colocó ambas manos en sus rodillas en un intento de regular su agitada respiración, jadeando llena de cansancio. Demasiada actividad física por hoy, apenas terminarán las clases se daría un merecido baño de dos horas en compañía de alguna playlist con canciones relajantes y finalizaría con una exquisita cena mientras ve algún anime que dejó incluso para después dormir hasta el siguiente día. El plan perfecto después de clases, se lo merecía después de tener otra mañana llena de infortunios. Suena más fácil decirlo que hacerlo, ojalá y si pudiera cumplir en realizar sus planes.

Con el aliento ya recuperado y su fuerza vital volviendo a su cuerpo, secando el sudor amenazante de ensuciar más su uniforme, con un pañuelo que encontró guardado en la bolsita escondida de su falda; por el color y los diseños impregnados en este pudo asumir al instante quién era la dueña. Sun realmente tenía un gusto delicado y adorable al momento de comprar sus cosas. Siempre tenían estampadas adorables, usando colores pasteles tanto en sus cosas como en su vestimenta.

Hablando de Sun. Hayami acababa de divisarla a una no tan distante distancia de dónde se encontraba, al parecer no solo a ella se le hizo tarde. Pero algo andaba mal, su querida amiga no se encontraban para nada en soledad, había alguien más con ella y ahora que juntaba más sus ojos para mejorar su visión notó algo inquietante. Definitivamente su amiga estaba en una posición demasiado comprometedora con un chico, el cual la estaba acorralando contra la pared ¡¿acaso la estaba acosando?!

Ese chico acababa de cavar su propia tumba. Mientras Hayami existiera nadie, jamás, nunca, ni en un millón de años sería capaz de faltarle el respeto a Sun. Si era necesario correría sangre en ese mismo instante y no precisamente la suya. El simple hecho de imaginar lo aterrada que se ha de encontrar la castaña al enfrentar una situación tan desagradable no hacía más que hervirle la sangre, si ese chico se atrevió a tan siquiera tocarle un cabellito de su suave cabecita, regresaría a casa castrado y Hayami con una posible orden de alejamiento.

Sun era demasiado amable para ser tosca o grosera con otra persona,  ella siempre los trataba bien, no por ser alguien complaciente, sino porque era parte de su amorosa y para nada maliciosa personalidad, aplicando el dicho "trata como te gustaría ser tratado". Prefería vivir su vida y disfrutar de ella sin rencores de por medio. Tampoco era una hipócrita, cuando alguien no le agrada simple y sencillamente no interactuaba con esa persona.

Mientras que Hayami era más explosiva cuando algo o alguien le desagradaba y cometía frente a sus narices acciones mal intencionadas por su puesto tanto su boca como su persona no se quedarían quietos.

Olvidandose de su anterior cansancio, con la molestia esparciendose por cada centímetro de su ser. Se encaminó con pasos pesados hasta la escena. Pateando la espalda del chico con fuerza, haciéndolo caer de cara al suelo, tomando entre sus brazos a su mejor amiga para luego ponerla detrás suyo para brindarle protección en caso de que el desconocido quisiera seguir con su desagradable numerito.

─¡Zángano, sin vergüenza, desgraciado, malparido! ¡Más te vale no volver a poner tus asquerosas manos en Sunni otra vez! ─le dirigió una mirada cargada de puro desprecio─. Te ibas a aprovechar de una jovencita inofensiva incapaz de hacer daño. Pena te debería dar, degenerado pervertido.

─Este... Yamii...

─Ahora no, Sunni. Estoy en algo importante.

El chico desconocido volvió a colocarse de pie, aún estaba algo sorprendido por el repentino golpe o más bien dicho patada voladora en su espalda. Demonios, quien sea que lo haya pateado realmente tenía una pierna bien pesada, aún le dolía la zona impactada. Antes de generar un escándalo en su primer día de clases en esa academia, lo mejor sería intentar comunicarse como personas civilizadas y no recurrir a la violencia como lo hacía en su vida anterior. Ahora estaba redimiendose, no iba a abocarse a los golpes como una solución, esa etapa quedó atrás.

Además la responsable de la patada era una chica, jamás le levantaría la mano a una por muy molesto que estuviera. Un hombre de verdad no debía golpear a una mujer. Tampoco era que creyera que las mujeres eran débiles, claro que no, después de todo su madre estaba en una pandilla de mujeres y era bastante intrépida, pero como el mismo lo dijo, había diferencia entre pandilleras y estudiantes normales.

─Señorita ─por lo que tenía entendido, así se trataban los normaluchos como solía decirle a las personas normales sin vida criminal de por medio─. Dejame decirte que no soy un pervertido. Estás malinterpretando todo ─intentó explicar con la mayor de las calmas, acomodando las gafas falsas que usuaria de ahora en adelante para aparentar ser un estudiante común y corriente.

─Ajá sí, y yo soy Batman ─ironizó, riendo secamente─. Bien ví como tenías a mi amiga acorralada contra la pared y para colmo tu manota depravada sostenía su cintura. Seguramente le tocarías una nalga ¡¿Crees que soy ciega?! ─aún seguía cegada por el enojo, ninguna justificación del varón le haría entrar en razón a lo que sus ojos vieron con anterioridad.

─De verdad, pregúntale a tu amiga. Jamás caería tan bajo como faltarle el respeto o hacer algo indecoroso. No es nada de lo que estas pensando ─confesó, estaba siendo de lo más honesto, aún así la de cabellos azules no daba su brazo a torcer tan fácilmente. Sintiendo como esa mirada amarillenta quería atravesarlo igual que un puñal.

Antes de que Hayami abriera nuevamente su maleducada boca y dijera palabras no aptas para todo público, Sun se apresuró a tomarla del brazo con gentileza.

─Yamii, vámonos. En el camino te explicaré todo ─le susurró. Ese no era ni un poquito del carácter enojado de su mejor amiga, lo más sensato sería apartarla del conflicto y calmarla en el proceso.

Por lo tanto, Sun hizo una reverencia ante el desconocido —ante los ojos de Hayami fue algo innecesario— dándole a entender que disculpara las acciones de la recién llegada. Sun más que nadie sabía cuánto Hayami la cuidaba, ella era consiente que su blando corazón solía meterla en varios líos por querer verle el lado bueno a las personas, y en cada uno de ellos fue Hayami quien le extendía ambas manos para ayudarla, poniéndose a ella misma con tal de evitarle salir lastimada de alguna manera. Se querían demasiado.

Por esa misma razón, Sun no quería levantarle más rumores a su mejor amiga, no faltaban los metiches del periódico estudiantil anunciando en primera plana con un título llamativo de lo más ridículo, diciendo algo como: "¡Último momento! ¡Último momento! ¡Teruhashi Hayami; la violenta  prima de la diosa de la academia, acaba de pelearse en pleno portón a horas tempranas de la mañana! ¡Sin dudas es una bomba de tiempo! Tengan mucho cuidado, puede llegar a morder" a esos les picaba la mano por exagerar los hechos con tal de crear una buena primicia atractiva para el ojo público y sobre todo, difundir chismes que luego se convertían en rumores molestos.

Hayami desde hace tiempo tenía dos tipos de reputación. La primera por su puesto es la más conocida: una chica aburrida, una sombra, una copia barata de Teruhashi Kokomi sin encanto alguno. Alguien rara, para nada interesante. Por eso muchas personas optaban por ignorar su presencia, haciendola a un lado ya que lo único interesante de ella era el hecho de ser prima de la chica más hermosa y perfecta de todos los tiempos. Sin mencionar que intentar acercarse a Hayami con dobles intenciones era una perdida de tiempo, al instante descubría que estaban tramando y por ende los ahuyentaba. Le era fácil idénticar las dobles caras, la mayor parte de su vida estuvo rodeada de personas así.

La segunda ya era una cosa un poco más fuerte: una chica con problemas de irá, mal encarada y violenta. Una persona frustrada que descargaba toda su envidia, rencor e impotencia con los demás. Una revoltosa mal hablada busca pleitos que disfrutaba intimidar a los demás. Tratandolos mal a propósito.

Para Sun ambos conceptos eran erróneos, las personas hablaban por hablar, su Hayami no era en absoluto esas cosas tan feas. Es verdad, tiene problemas de ira ¿quién no los ha tenido? no podemos estar felices todo el tiempo, en más de algún momento tuvimos un arranque de enojo, en algunos se manifiesta más fuerte y en otros es más leve. También tenía un vocabulario algo tosco, pero no lo utilizaba en lugares inadecuados o frente a personas que se les debía mostrar respeto.

Ellos no la conocían, se dejaban llevar por falsas acusaciones. No era una sombra, no era una copia, Hayami era alguien especial, una persona bastante noble y leal que a su manera te demostraría lo mucho que te quiere, teniendo su propia esencia que le hacía brillar a su manera. Sun jamás cambiaría a Hayami por nada en el mundo, mucho menos la dejaría de lado, estarían juntas sin importar los contratiempos.

─¿Segura que estás bien? ¿No te tocó indebidamente? ─al dirigirse a Sun, por supuesto su voz optó un tono más tranquilo y sereno, jamás sería capaz de gritarle y de hacerlo le pediría perdón de rodillas si era necesario. Si rostro reflejaba genuina preocupación por el estado físico de la castaña─. Puedo castrarlo. El otro día ví un programa de jardinería, usaría la mismas tijeras podadoras para dejarlo sin huev-

─No es necesario. Confía en mí ─comenzó a reír impidiendo el final de la frase, Hayami era una persona única─. Te voy a explicar lo que realmente pasó ¿oki?

─Adelante, te escucho.

─Como sabes suelo ser bastante distraída y está vez no fue la excepción. Cuando iba a cruzar la calle el semáforo claramente indicaba el momento para el paso peatonal así que no le di mucha importancia y caminé observando mi celular para escribirte. En eso escuchó el sonido de un motor y era un auto que no le importó el color del semáforo, entre en pánico y me quedé quieta a la espera del impactó─el rostró de Hayami cambio a uno preocupado a causa del relato, su amiga estuvo tan cerca de tener un grave accidente hace unos instantes atrás. Tomandole la mano y apretándola con suavidad─. En eso siento como me toman del brazo y me llevan cargada hasta el otro extremo de la calle, cuando ya estaba más calmada me di cuenta que me acababann de salvar. Ese guapo chico de lentes evitó lo que pudo ser un feo accidente.

─Oh... así que eso pasó... ¡Lo importantes es que mi sunni resultó ilesa! ─ahora se encontraba avergonzada, sus deducciones anteriores resultaron erróneas y terminó pateando a una persona inocente con buenas intenciones. Carraspeando su garganta y llevando su mano hasta su flequillo para acomodarlo siguió hablando─, es su culpa por ser hombre, nunca se sabe si sus intenciones son buenas o malas. Tengo derecho a desconfiar.

─Lo sé, Yamii ─siguió riendo suavemente. La cara de su amiga era un revoltijo de cosas, viéndose algo graciosa─. Ahora con esto aclarado vayamos al baño, parece que un huracán te pasó encima.

Un foco se prendió en el cerebro de Hayami, es cierto ¡era tarde, muy tarde!

─¡tarde, clases, salón, ahora! ─iba a comenzar a correr otra vez, pero fue detenida por la castaña.

─Yamii ¿lo olvidaste? hoy entraríamos una hora más tarde.

─¿Eh? ¡¿Eh?!

Ay, Hayami. Tonta y olvidadiza Hayami. Corrió como una loca para nada. Fue el centro de atención de todos los transeúntes por verse igual a una vagabunda para terminar dándose cuenta sobre la hora cambiada a una más tarde. Ser despistada no era una de sus cualidades y está vez le jugó en su contra, tal vez desvelarse ya le estaba comenzando a quemar las neuronas, siendo así en poco tiempo tendría la capacidad intelectual de una gallina. La estupidez la sigue y ella se quedó esperandola, se pasó de pende-

¿Vas a narrar mi desafortunada vida o me vas a seguir insultando? Te estás ganando una buena patada.

Bueno, dejando de lado la amanenza contra la pobre e inofensiva narradora, prosigamos.

Nadie tenía la culpa de su olvido hacia la hora predicha de entrada de ese día, pero no pudo evitar sentir como la ira se iba esparciendo en su sistema, una vena en su frente se exaltó. Ahora sí tenía unas enormes ganas de destrozar algo, cualquier objeto sería bueno para hacerlo añicos. 

¡Estaba tan enojada que! Su vista fue a parar al gentil rostro de la castaña, cierto, tenía a Sun a su lado, al instante su irá fue descendiendo poco a poco. Caminando hasta su amiga, la acercó a si misma para brindarle un abrazo. Hayami decía la verdad cuando mencionada que Sun era tan suave y su aroma de los más agradable al olfato, su perfume emitía un olor dulce pero sin ser empalagoso.

─Ahora haz tu magia y arregla este desastre ─pidió colgada tal koala de la espalda de Sun.

─¡A la orden, capitana Yamii!

Después de que Sun arreglara su estado deplorable anterior, ya se encontraba sentada en su puesto de siempre, siendo recibida ahora como una nueva costumbre por Kaido y Nendo. En cierta parte le gustaba ese tipo de familiaridad que crearon alrededor suyo en años anteriores la única persona en darle la bienvenida al salón solo era su mejor amiga o Kokomi. Fue una buena idea darle cabida en su vida al duo de idiotas, con esos dos nunca se aburría, los dos cometian alguna estupidez cada que podían lo que le sacaba genuinas carcajadas, su dinámica le recordaba a la suya con Keiji al insultarse a cada rato.

No nos podemos olvidar de nuestro psíquico favorito que llevaba todo el capítulo desaparecido, pero su aparición no era del todo necesaria para la trama en este momento.

Si no fuera por mí existencia, este fanfic pedorro no existiría. Debes cuidar más tus palabras si no quieres arrepentirte más tarde.

Omitiendo el hecho de dos amenazas hacia la narradora en un solo capítulo, prosigamos. La profesora entró anunciando la llegada de un nuevo alumno. El bullicio se hizo presente en salón, la mayoría debatía sobre como sería el recién llegado, muchas opiniones se mezclaron y la curiosidad incrementaba con el pasar de los segundos.

A Hayami le importaba un bledo quién se uniera al salón, mientras no se interpusiera en su camino todo bien o fuera alguien irrante dándole dolores de cabeza. Aunque su rostro chupa limón era suficiente para ahuyentar a quien sea con tan solo verla por unos instantes.

«bravo profe, ya revolvió el gallinero»

⟨¿no se cansan de llegar tantos a mitad de año? solo espero que no sea un ratito o imbécil como toritsuka, suficiente con ese⟩

El misterioso nuevo alumno entró al salón, sus compañeros al verlo se quedaron en silencio, esperaban algo más extravagante, su decepción se mostraba a leguas. El chico escribió su nombre en el pizarrón para luego presentarse cordialmente, dándose cuenta que escribió algunas palabras innecesarias utilizadas en su antigua vida. Causando algunas risas en sus nuevos compañeros, diciendo que era una bromista.

Hayami al escuchar esa voz al instante levantó su mirada para dirigirla hacia el chico. Su rostro se torció en una mueca de desagrado a la vez de incredulidad, parpadeando varias veces por si era una confusión visual, pero en definitiva sus ojos estaban cien porciento bien, el mismo cabello, las mismas gafas y la misma cara. Ese chico que se acababa de presentar como
kuboyasu Aren era el mismo al cual le dijo ciertas palabras groseras hace unos minutos atrás, al cual estaba segura que se convirtió en el nuevo crush de su mejor amiga, se le notaba lo embobada en todo el rostro mientras le explicaba los hechos.

Al parecer él también la reconoció, frunciendo el ceño por uno instantes para luego relajarlo. Ambos se miraron incómodos, su primer interacción fue de las peores y de ahora en adelante debían compartir clase, vaya suerte. Por el momento fingieron seguir siendo desconocidos, ignorandose por completo, evitando cualquier otro encuentro de sus miradas. La verdad es que Hayami quería salir de salón para no seguir perdiendo cara, pues se estaba comenzando a sentir nuevamente avergonzada y un poco culpable por haber pateado a alguien que no lo merecía.

Era muy difícil ofrecer una disculpa sin sentirse de lo más idiota. Más cuando se tenía la culpa en esa determinada situación.

«tiene que ser una maldita broma» se quejó Hayami, llevándose una galleta a escondidas a la boca masticandola en silencio, comer era otra forma de relajarla.

⟨¿de qué me perdí? ¿teru lo conoce?⟩

«esa chica es patada voladora, la amiga de la chica dulce y bonita. calma aren, tal vez cambie su perspectiva sobre mí y podamos llevarnos bien, actúa como un normalucho lo haría»

⟨yare yare, debería asegurarme que clase de persona es, para evitar cualquier problema innecesario⟩

«calma hayami, le prometiste a sunni no insultar a nadie hoy»

⟨tu promesa no va durar ni cinco minutos⟩

«suponiendo que tiene cerebro, no se va sentar cerca de mi, eso sería pasarse de pendejo»

⟨te lo dije⟩

«¿debería hacerle caso a sunni y disculparme?»

⟨me siento muy fuera de contexto ¿vas a contar la historia completa o no? no es que importe, solo quiero está bien informado⟩

«mmh, más tarde, ahora verlo me genera incomodidad y vergüenza. mira lo que tengo que pagar por tus errores hayami del pasado o más bien hayami de hace media hora»




Una semana transcurrió desde la llegada de Aren, dónde para su mala suerte siguió llevandose miradas desconfiadas y juzgadoras por parte de Hayami. Ese era el parte del mecanismos de defensa para la chica, pues ninguno de los dos intercambió palabras con el otro, además Hayami aun sentía que le debía una disculpa pero no encontraba la forma de hacerlo. Hasta Keiji le sugirió que la mejor forma de una convivencia en paz era disculpándose y evitar actuar como si nada hubiera pasado, porqué sí, Keiji ya estaba enterado de los acontecimientos.

El muchacho estaba decido a hacer nuevas amistades, hasta el momento no tenía ningún amigo y se sentía algo solitario. Algunas veces en los pasillos observó a la distancia a la chica bonita de cabellos castaños, se le hubiera acercado a hablarler, siendo honestos quedó cautivado por ella, nunca fue testigo de alguien siendo tan naturalmente dulce, pero sus intenciones se esfumaron al ver cómo siempre estaba en compañía de Teruhashi Hayami ─enterandose que era prima de la gran belleza de la academia─ y un chico pelinegro al cual desconocía en absoluto.

Siendo honestos la diferencia entre Hayami y Kokomi le asombró, a pesar de tener rasgos físicos parecidos sus personalidades eran de lo más opuestas, su primera impresión de Kokomi fue de lo más amigable, su belleza era altísima, eso era innegable. Aún así, seguía creyendo que la chica castaña bonita tenía algo que lo dejó embobado, si tan solo pudiera acercarsele sin llevarse una patada de por medio.

Optando por hacer amigos de su propio salón. Hasta el momento ocultó muy bien sus instintos violentos y agresivos, debía ser fácil conseguir un amigo nuevo. Empezó su búsqueda y terminó eligiendo a Saiki para crear una amistad, le parecía alguien callado y tranquio, nada fuera de lo normal.

⟨de todas las opciones me tenías que elegir a mí⟩ Saiki estaba al tanto del pasado y verdadero ser de Aren, lo estuvo investigando a penas llegó, en cierta parte el mal genio del chico le recordaba a cierta persona. Bueno, se lo sacaría de encima haciendo su singular cara de desagrado.

Antenitas, te iba a preguntar si querías ir al club de origami más tar-
─justo cuando ella iba caminando terminó chocando con el chico nuevo.

«verga, pero bueno, pude chocar con alguien peor como takahashi, ese tipo me da cosita verlo, lit parece un brócoli»

«supongo que debo intentar sonreírle, aunque si sus ojos pudieran matar yo ya estaría tres metros bajo tierra. me recuerda a mí, que tiempos aquellos»

─Hola ─saludó algo nervioso, esperando la reacción contraria.

Hayami pudo ignorarlo y seguir con su camino, sin embargo, una vocecita le gritaba en su consciencia que dejara de ser inmadura por un error que ella misma cometió. Realmente el chico no era malo, tampoco era escándaloso o revoltoso,  tal vez debía empezar de cero con él.

─Hola. ─fue un hola bastante seco, pero vamos, se trata de una persona arisca como Hayami reflexionando sobre sus actos e intentando llevarse mejor con alguien desconocido, se valora el esfuerzo.

Sin esperar alguna palabra más, Hayami siguió con su camino hasta el de cabellos rosas. Impidiendole a Aren acercarse y terminando por hablar con Kaido.

⟨teru, nunca te alejes de mí, eres un gran amuleto espanta personas⟩ se encontraba bastante agradecido, nuevamente se estaba evitando interacciones innecesarias.




La hora del almuerzo llegó y nuestro querido trío de amigos estaban juntos en su mesa de siempre. Hayami comiendo a montones y Keiji haciéndole dos trencitas a Sun, el chico tenía talento para hacer peinados, hasta Hayami se dejaba peinar por él cuando le daba la gana.

─Uuuuy, así que a Sunni le gustan los chicos malos y salvajes ─canturreaba Keiji mientras le pellizcaba la mejilla. Estaba al tanto de la situación y como amigo íntimo de las chicas sabía cada detalle de la situación. Además la llegada de un chico nuevo le provocó curiosidad, hasta el momento ya lo conocía de físico pero no de personalidad.

─No es un chico malo ─justificó─. Es una persona bastante amable. Yamii, tú que estás en su mismo salón has visto que no tiene conductas malas.

─Pues sí ─susurró evadiendo el tema, continuando con su comida, la mejor parte del día era cuando llegaba la hora de comer─. Tiene cara de idiota.

─Yamii, no me digas que aún no te has disculpado con él.

─Este... Sabían que nuestro país tiene más de 200 sabores de Kit-Kat. Están creados exclusivamente para diferentes regiones, ciudades y estaciones  ─intentó cambiar el tema ─. Hay algunos que suenan muy bien, como el de plátano, el de tarta de queso con arándanos y el de helado de oreo, y otros muy cuestionables, como el de patata asada, el de melón y queso, el de wasabi y el de zumo de verduras.

─Es bueno que sepas sobre dulces pero no estábamos hablando de eso.

─Hayami-chan, debes aprender a disculparte con las personas cuando tú has tenido la culpa ─le acarició el cabello mientras reía, a lo que Hayami le sacó la lengua.

─Ok, ok. Cuando lo vea le pediré disculpas. Déjenme comer ¿sí?

─Estás de suerte gruñona ─anunció Keiji emocionado─, tendrás que disculparte en estos momentos porqué el jovencito viene hasta aquí.

En efecto, el peli-morada se estaba acercando hasta ellos con una sonrisa adornando su cara. Hayami casi se atraganta con su comida y Sin se sonrojó al instante, no era en secreto entre los tres que le había llamando la atención y podría decirse que hasta tenía un flechazo contra él.

─Soy adicto al chisme, pero el deber como líder del club me llama ─se despidió abrazandolas por los hombros y luego darles un beso en la mejilla a cada una─. Después me cuentan todo, las amo. Y Hayami-chan, no olvides comprar más papel con brillitos.

─Buenas ¿puedo sentarme con ustedes? ─preguntó con cierto nervios, llevando una mano detrás de su nuca.

─Sí ─respondió al instante Sun.

─No ─respondió al mismo tiempo Hayami. Confundiendo al recién llegado por no saber a quien hacerle caso.

─Yamii, ya hablamos de esto.

─Sunni ¿Hay algo que me asegure que no es un delincuente, chico malo, pandillero con antecedentes policiales? ─juzgó Hayami analizandolo de pies a cabeza, no podía permitir que su algodón de azúcar con patas el estar involucrada con personas dañinas para su vida.

«¿c-cómo es posible esa acertada deducción? ya abandoné esa vida, quiero comenzar de nuevo. aún así me asusta lo acertada que está ¿tendrá poderes psíquicos para leer a las personas? seguramente estoy siendo paranoico y lo dijo por decir»

⟨persona equivocada, el psíquico soy yo, por desgracia⟩

─Teruhashi-san.

─Dime Teru, así no hay confusión es con mi prima.

─Teru-san, realmente no tengo malas intenciones al acercarme a ustedes... es más ─motró sus manos que anteriormente estaban escondidas detrás de espalda, teniendo en cada una una caja con leche de chocolate─. Vengo a disculparme de nuevo por lo que pasó el día que me transferí, si mis acciones les resultaron un poco malinterpretables, no era mi intención ofenderlas.

Sun miraba con ojitos suplicantes a su mejor amiga para que cediera, realmente el chico de lentes tenía algo que provocaba fuertes palpitaciones en su corazón, quería conocerlo más a fondo. Hayami hablando su semblante severo a uno más relajado, de verdad no podía negarse a una petición de la adorable castaña. Tragandose su desconfianza, señaló el lugar vacío a la par de la otra chica, indicándole a Aren que podía tomar asiento en su mesa. El chico obedeció emocionado, era un nuevo avance.

─Empecemos de nuevo, mi nombre es Kuboyasu Aren, un placer conocerlas.

─N-Nakano Sun ─se presentó, sus mejillas aún seguían con un leve rubor─. Y creo que ya conoces a mi mejor amiga ─el chico asintió─. Puedes comer con nosotras cuando quieras, eres bienvenido.

Vaya, Aren cada vez estaba más maravillado con Sun, le hacía honor a su nombre, sentía que cada palabra dicha por ella era como un cálido abrazo al corazón. En su anterior vida jamás la habría conocido, una nueva cosa positiva a su lista de ventajas de vivir una vida normal y honesta.

Hayami que comía en silencio mientras su amiga y su completo de clases platicaban, recibió un toque en su pierna por parte de Sun, ya sabía lo que significaba, debía disculparse como declaró anteriormente. Suspiró con pesadez.

─Mira, Kuboyasu ─el peli-morado puso su atención en ella─, la verdad tú no tenias porque disculparte conmigo, yo te la debía. Lamento haberte pateado y decirte zángano, pervertido, sin vergüenza, idiota, pendejo... Tú entiendes, me encuentro bastante apenada por seguirte viendo de mala forma, pero es que me sentía un poco culpable por ser grosera cuando no lo merecías. Una vez más te agradezco por haber salvado a Sunni de ser atropellada.

─Tranquila, Teru-san, entiendo que sientas el deseo de proteger a las personas que aprecias. Yo reaccionaría así si veo que están intentando acosar a una de mis amigas. Dejemos esa pasada de lado, sin rencores ─le mostró su mano para ser estrechada, dando a entender que desde ahora se llevarían mejor.

─Sin rencores ─Hayami por primera vez le sonrió, tomando la mano contraria y cerrando de una vez la incomodidad que existía entre ambos.

─Vieron, todo es más fácil cuando se habla ─festejó sintiendose orgullosa por su mejor amiga y abrazándola en el proceso.

─Saben, les agradezco por aceptarme en su mesa. Les confesaré que se me es algo difícil adaptarme a mi nueva vida aquí, pero estoy haciendo el esfuerzo.

─Kuboyasu-kun, lo estás haciendo muy bien, ya tienes dos amigas nuevas ¿verdad, Yamii?

─Si soportas problemas de irá diré que si.

─Te entiendo, suelo lidiar con ellos a menudo. Me he metido en problemas por eso.

─¿En serio? No me digas que también consideras a algunas personas de lo más irritables y quisieras cerrar les las tapas de un golpe.

─Mejor con un extintor, le pegas con eso y no vuelven por más ─el tono de voz que usó fue bastante inocente en comparación a lo dudoso de su sugerencia.

─Awebooo.

─No, Yamii. No le vas a pegar a nadie con un extintor ─advirtió la castaña a lo que la peliazul puso una carita de perro regañado. La escena le resultó divertida a Aren, era increíble como Sun lograba quitarle esa cara de odiar a medio mundo a Hayami y la cambiaba por una mucho más relajada y expresiva.

─Muchas gracias otra vez por aceptarme.

─No tienes que agradecerno, Kuboyasu-kun. Realmente eres alguien agradable ─el de cabellos morados no pudo evitar sonrojarse, en todos sus años de vida nunca fue testigo de una sonrisa tan sincera y sin malcia, le resultaba tan dulce que quería grabarla para siempre en su memoria.

─Si alguna vez necesitan ir a algún lugar no duden en pedírmelo. Yo las puedo  llevar en mi moto.

─¡¡¡¿¿Tienes moto??!!! ─preguntarón al mismo tiempo emocionadas. Sus ojos estaban chispeantes ante la idea de por fin poder disfrutar de un paseo en motocicleta como tanto habían querido, porque ninguna sabía conducir y mucho menos han tenido la oportunidad de tocar ese tipo de vehículo.

Así fue como Aren comenzó a hablarles de manera infantil sobre su motocicleta, sin dudas amaba las motos y el ver como sus dos nuevas amigas le prestan atención en cada palabra que decía, comenzó a sentirse cada vez más cómodo. La perspectiva de Hayami sobre él cambió por completo, si resultó ser una persona agradable como Sun le dijo, por esta vez dejaría que alguien más se uniría a su círculo social.


































❰𝐝𝐚𝐧𝐢'𝐬 𝐧𝐨𝐭𝐞❱

capítulo largo para recompensar la espera, ya llegamos al capítulo diez waaaa, aunque no lo crean actualizar diez capítulos en un fic es un logro para mí, a veces me tardo meses en actualizar un cap y los máximo que he llegado es hasta el capítulo 17 en mis otras historias, pero esto debe cambiar, voy a dar todo de mi para lograr finalizar este fic.

en la nota de inicio decía que le calculaba unos 15 capitulos, ahora mi perspectiva cambió y le calculo alrededor de 30, es que me encariñé con hayami y no lo voy a negar, disfruto de escribirle todo tipo de desgracias KAKSKD.

además me tienen sorprendida, deberían ser detectives ¿cómo adivinaron que aren el interés amoroso de sun? 

regalito de mi parte 😽😽

al final vieron que aren y hayami si resultaron ser buenos besties, tienen mal genio pero en realidad tienen corazones bonitos.

muchísimas gracias por todo el amor y el apoyo que le están dando a mi fic, leer sus comentarios es muy divertido y ver que nuevas personitas llegan y le dan una oportunidad a mi fic me hace feliz.

los quiero mucho, muak.

sayōnara 🦋🌾

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