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capítulo once.






















─¡¡VAS A TENER UNA CITA CON EL SATÉLITE ANDANTE!! ─exclamó eufórico ante la situación, tirándose de trasero a la enorme cama perteneciente a la fémina. Tomando entre sus brazos uno de los peluches con forma de oso panda y chillando emocionado al imaginar todos los escenarios posibles en donde un cita podía llevarse a cabo.

A Hayami se le estaba marcando una vena en la frente ante el exagerado compartimiento de su mejor amigo. Las ganas de apretarlo del cuello para silenciarle todas las tonterías provenientes de su boca de una vez, se hacían cada vez más fuertes. Ya le explicó cientos de veces el verdadero motivo de esa salida y todavía seguía obstinado con lo mismo.

Definitivamente no era una cita.

Las citas se llevan a cabo cuando dos personas se ponen de a cuerdo para conocerse más a fondo, saber más acerca de los gustos e intereses del otro, midiendo la compatibilidad entre ambos. Existiendo otras razones como el de crear un vínculo más allá de una amistad, en muchos casos llevando al noviazgo y en otros a algo más pasajero y efímero.

─Keiji, por décimo quinta vez ¡No es una estúpida cita! ─si no fuera por el hecho de que su querida Sun les estaba peinando el cabello; desenredando los nudos, ya le hubiera lanzado una almahoda. Chasqueando su lengua y rodando sus ojos ante las falsas acusaciones del único varón en la habitación, continúo hablando─, simplemente voy a pagarle lo que le debo del desafío. ¡Más te vale entrar en razón si no quieres una patada en tu maldito trasero!

─Así empiezan. Años después están repartiendo las invitaciones de bodas ─canturreó divertido ante la mirada asesina que Hayami estaba dándole. Era un cierto gusto extraño hacer enojar a su mejor amiga, a su parecer le resultaba de lo más gracioso las diferentes muecas que podía realizar.

Hayami le sacó el dedo de enmedio, a la vez que fruncía su rostro y su nariz se movía similar a la de un conejo, estallando la risa escandalosa del azabache.

─Keiji-kun, deja de molestar a Yamii
─la castaña no iba a negar que también se estaba divirtiendo con la pequeña rabieta de su amiga, sin embargo, su misión en ese momento era arreglarla y ella amaba todo lo relacionado con la belleza─. Recuerda que gracias a ella pudiste quedar bien con Kaido-kun.

─Cierto. Eres un malagradecido, por ser tan malo nunca más se te va parar. ─lo señaló juzgadora con su dedo índice─. Si no fuera por mi gran amabilidad, jamás hubieras conseguido el manga que tu amorcito tanto quería.

─Lo sé, lo sé ─movió su mano de un lado a otro, para luego ponerse de pie y sacar varias prendas de ropa del armario ajeno─. Por eso estoy buscando un outfit que cambie tu perspectiva de "hola, soy una vagabunda y esa caja que pateaste es mi casa" a "hola, soy una chica bonita que vino a tomarse un cafecito contigo".

Para entender el contexto de porqué nuestro trío favorito se encuentra en la habitación de Hayami, con Sun peinadola y varias prendas extendidas alrededor de toda su cama siendo armados en un atuendo por Keiji quien a su vez no paraba de reír y molestarla cada vez que se le daba la oportunidad, vamos a retroceder un día atrás.

Viernes, el día más esperado por la mayoría de personas, siendo que los fines de semana es donde se les saca provecho para hacer todas las casas que durante la semana quedaba en segundo plano por el agotante ajetreo de estudio o trabajo, se podía sentir la emoción de la mayoría de adolescentes en cada aula de la academia P.K, muchos hasta contaban los minutos para escuchar el sonido de la campana indicando la hora de ir a casa. La mayoría ya tenía todo tipo de planes, como el salir a alguna fiesta, visitar algún lugar de la ciudad, otros aprovecharían el tiempo libre para estudiar o concentrarse en si mismos.

Por supuesto, Hayami no era la excepción. En su cabeza ya planeó como disfrutaría su fin de semana. Haría absolutamente nada, estaría todo el sábado durmiendo hasta medio día, luego pediría comida a domicilio y haría un maratón de algún anime que tenía en sus pendientes. El domingo lo pasaría en casa de Sun, mientras ella prueba recetas nuevas de postres y Hayami sería la captadora. Su parte favorita era el comer las experimentaciones, Sun tenía gran talento para cocinar y hornear, casi nunca le salía mal un platillo.

Esos eran sus planes originales. Hasta que cierto chico de cabellos rosas le recordó que tenían un asunto pendiente. Un foco se le prendió en la cabeza a Hayami, recordando la tarde de videojuegos dónde le ganó a Kaido y terminó siendo su esclavo por un día completo —ningún Kaido fue sobrexplotado en el proceso, bueno, un poco sí—. Pero las cosas no terminaron allí, antes de irse jugó una vez más, siendo su oponente el pelirosa. Creando una nueva competencia donde inesperadamente quedó perdedora, por lo tanto le debía cuantas gelatinas de café se le antojaran a Saiki.

Ella era una mujer de palabra y cumpliría con su parte del trato.

Saiki jamás desaprovecharía una oportunidad para comer gelatinas de café, más si era gratis, es por eso que le recordó ese momento tan trivial. Hayami estaba catalogada en su lista de personas "no molestas e insoportables", salir con ella tal cual dos amigos que eran, no lo consideraba un dolor de cabeza o piedra estorbando en el zapato.

Acordando el lugar donde irían a comer y la hora de llegada, ambos se despidieron. Hayami se encontró en la salida con sus chicles y en el camino se pusieron a platicar sobre lo que hicieron en el transcurso del día. Los tres se contaban todo, y desde el punto de vista de Hayami, el salir con Saiki a comer no era la gran cosa, contándolo con toda la tranquilidad del mundo enmedio de la amena charla.

Sun y Keiji detuvieron abruptamente su caminar, se miraron entre sí bastante incrédulos pestañando una y otra vez. Hayami al sentir que ambos dejaron de caminar, frunció sus cejas confundida, volteandose sobre sus talones, topandose con sus dos amigos al borde del llanto, pero no de tristeza, ella conocía muy bien la expresión marcada en sus rostros.

Ay, no.

Ella solita se condenó. Bravo, Hayami.

Se pegó a si misma en la frente, ahora entendía muy bien el peso de sus palabras. Cualquiera podría llegar a una conclusión más sencilla, aunque sea errónea, por como lo dijo daba entender otra cosa. Un chico + una chica + salir solos = cita. Claro, para Hayami nunca estuvo en consideración esa palabra, rotundamente era un salida de amigos como cualquier otra.

─He salido a solas contigo múltiples veces y no por eso es una cita ─le reprochó. Vistiendo el outfit armado por el único varón en la habitación. Tenían tal grado de confianza que podían vestirse en compañía del otro sin sentirse incómodos.

Al final, Keiji optó por jean de color negro ni tan flojo ni tan apretado al cuerpo, un top negro de botones con tirantes que le llegaba hasta el ombligo y una camisa de cuadros de color café mezclado con tonos verdes oscuros por encima, por supuesto no podían faltar los amados converse; era el tipo de zapato favorito de Hayami, tenía en varios estilos y colores. Sun le hizo una trenza floja, recogiendo partes de fleco con una ganchito con forma de estrella.

─Es diferente. Yo a ustedes las considero mis hermanas, mis soulmantes, la mugre de mis uñas, el piedra y papel de mi tijera, el café y la leche de mi pan, el mapa y la brújula de mi camino, la─

─Keiji-kun, ya entendimos. Somos los amores de tu vida pero no en forma romántica ─contestó risueña Sun. Sacando de los cajones del tocador de Hayami, un estuche donde guardaban maquillaje.

A pesar de las muchas quejas de Hayami acerca de no exagerar en su apariencia, se dejó arreglar por completo de sus dos mejores amigos. Ellos eran los únicos con lo que era demasiado permisiva, Hayami estaba realmente agradecida de tener dos personas tan sinceras en su mugrosa vida. Si fuera otra persona la que le exigiera el mostrar una imagen presentable ya lo hubiera mandado a la mierda por opinar dónde no le llaman. Desde que era pequeña siempre estuvo rodeada de personas aprovechadas, convenencieras y sobre todo, personas que buscaban beneficios a través de ella. Sintiéndose como una clase de camino para llegar a conseguir lo que quieres, y ella no era eso, no era un objeto.

La amistad de ambos fue una especie de curita a su receloso corazón. Jamás cambiaría a Sun y Keiji.

─Yamii, eres tan bonita ─halagó, poniendo una última capa de rímel en sus largas y abundantes pestañas. Admirando maravillada su rostro. Hizo un gran trabajo ocultando sus marcadas ojeras─. Es injusto que prives al mundo de tu verdadera belleza.

─Sunni tiene razón ─opinó, poniendo un ganchito con forma de estrella para sostener parte del fleco hacia un lado─. Si dejaras de descuidar tu rostro y amansaras un poco tu cara de culo, las personas no huirian por temor a recibir una patada.

─Ustedes saben porqué lo hago ─tomó el espejo de mano, observando detenidamente su rostro. Lo que podía hacer un poco de labial, corrector y rimel era asombroso, sus ojos ya no reflejaban aquél aura lúgubre de siempre, hasta podían apreciarse mejor el amarillo intenso de sus grandes ojos─, no me gusta ser el centro de atención.  Entre más personas te conocen, más propenso eres a que se meta en tu vida y la mayoría solo lo hacen para arruinarla.

Una persona externa a la conversación podría llegar a la conclusión de que Hayami era una exagerada, con demasiada desconfianza al momento de crear nuevas relaciones. Pero, hubieron malas experiencias pasadas que provocaron ese recelo al momento de interactuar con personas nuevas, prefiriendo enterrar en lo más hinospitos lugares de su cerebro todas aquellas malas experiencias, decidiendo conservar los bonitos momentos que le han estado regalando sus queridos amigos.

─Mejor así, más Yamii para nosotros dos. Los demás desearían tener una Hayami como la nuestra en sus vidas. ─un abrazo de Sun no podía faltar, el día que no le diera uno, Hayami se preocuparía mucho, aceptando gustosa el gesto de cariño, llegando a sus fosas nasales el dulce perfume floral. Además, era la fan número uno de sus abrazos, era como una especie de confort al cual se fue acostumbrado cada vez más, pero nunca lo admitiría en voz alta.

─En eso tienes razón, felíz. No encontraremos otro gruñón ─bromeó llamándolas por dos de los nombres de los enanos de blanca nieves, uniéndose al abrazo. Hayami rodó los ojos, era irónico que les asignara personajes de baja estatura cuando él era el más bajo del grupo.

─Como digas, tontín.

Minutos después, Sun y Keiji se despidieron de la peliazul oscuro. Su colaboración en la "no cita" acabó, por lo que decidieron regresar a sus hogares luego de unas cuantos chistes más de por medio. Hayami miró la hora en su celular, jugueteando con su labio inferior y mordiendolo un poco, se dijo a si misma que ya era hora de salir. Sería muchas cosas, pero irresponsable no.

Cuando ya estaba llegando a la puerta, se encontró con su prima; la cual durante unos segundos la analizó de pies a cabeza. Kokomi abrió sus ojos más de lo necesario, pocas y contadas eran las veces donde Hayami se arreglaba más de lo normal, se acostumbró a su estilo desaliñado y despreocupado. Hace unos minutos atrás vió salir a los dos mejores amigos de ella, por lógica asumió que saldría con alguien más, pero la pregunta era ¿con quién?

La curiosidad le ganó y usando su característico tono dulce y angelical comenzó a hablar, tal vez podría sacarle información y saciar su sed de chisme.

─Oh, Haya-chan, no sabía que saldrías hoy ¿a dónde vas?

─Seh. Saldré a comer ─eso no era muy informativo para el gusto de Kokomi, pero ya se lo veía venir, la comida era una de las más grandes adicciones de su prima. Eso se daba a entender en todos los eventos donde fueron juntas y lo primero que hizo Hayami fue ir a la mesa de aperitivos─. Ya le avisé a la tía, vendré de regreso a las ¿cuatro? no sé, pueda ser que antes o después, a ver que surge primero ─su respuesta fue  demasiado vaga y despreocupada, así no podría saber más acerca de su dichosa salida. Se quedaría con la incertidumbre.

─Ya veo ─sonrió. No tenía caso seguir insistiendo, Hayami deduciría fácilmente la razón detrás de sus preguntas─. Diviértete.

Así, Hayami emprendió su viaje hacia la dirección que anteriormente se le fue enviada por mensaje. Al parecer Saiki eligió una cafetería y si mal no recordaba allí trabajaba su compañera de clases Chisato Mera, bueno, ella le caía bien así que no tenía problema alguno de ir al local. Conectó sus audífonos a su teléfono y le dió reproducir a una de sus tantas playlist mientras tarareaba la melodía.


Kusuo prefería quedarse en casa a tener que estar en el exterior, rodeado de todo tipo de personas; de las cuáles podía escuchar sus estúpidos pensamientos. Ese día era la excepción, su amor por la gelatina de café fue impulso suficiente para recordarle a Hayami a cerca de su recompensa. Eligió el café Mami por una sencilla razón, es un lugar de lo más tranquilo y confortable, el ambiente de ese lugar era de su total agrado, las probabilidades de encontrarse con un entrometido eran pocas.

Estaba del todo seguro, pues se aseguró de elegir un día donde los dos idiotas y Aren estuvieran ocupados, no debía preocuparse por Yumehara o Teruhashi –como le sucedió una vez anterior– ya que tampoco saldrían ese día. Mera por su lado está más ocupada trabajando y asegurándose de los clientes, no tenía tiempo para andarse metiendo en asuntos ajenos.

Serían solamente muchas gelatinas de café, Hayami, él y más gelatinas de café. Las gelatinas de café hacían más feliz su vida.

Ahora se encontraba en la entrada a la espera de la llegada de su acompañante. Tal vez exageró un poco y llegó veinte minutos antes de lo acordado ¿tan escaso estaba su estómago de su postre favorito? o la razón detrás de su súper puntualidad era otra, como por ejemplo: sus padres se les dió por celebrar otro de sus mesaversario y se estaban poniendo más empalagosos de lo normal. Con solo verlos ya se sentía dolor en sus dientes tal caries después de comer dulce en exceso, demasiado cariño y cursilerías para sus pobres ojos.

«¿dejé prendida la estufa? ni modo, si huele a quemado por lógica deben ir a la cocina»

Estaba bien familiarizado con esos pensamientos. En cuestión de segundos, Hayami ya se encontraban parada a un lado suyo.

─Hola, antenitas... «vete a la... una gran coincidencia»

⟨yare yare, hasta el mismo color, deben estar bromeando⟩

Tanto Hayami como Kusuo se analizaron de pies a cabeza durante unos instantes, literalmente traían la misma camisa de botones por encima y por dentro algo de color negro, el pantalón era del mismo color; siendo el de Saiki un poco más ajustado, lo único diferente eran los zapatos que en vez de traer converse, el chico traía puesto unas vans. Demasiada coincidencia si les preguntaban, daban la impresión de ser una pareja con ropa a juego.

Pero eso no fue lo que más llamó la atención de Saiki, sino fue el pequeño cambio hecho en su rostro, si no fuera por la ventaja de leer sus pensamientos, le hubiera costado un poco reconocerla. Cuando te acostumbras a ver a alguien que la mayor parte del tiempo se ve desordenado, cuando se arregla hay cierto impacto en nosotros al no esperar un cambio y que luzca tan diferente a lo de siempre.

Hayami es bonita. Eso no lo podía negar.

«sólo es ropa, más de una vez me encontré con alguien que tenía mi misma camisa, no hay porqué hacer un escándalo»

⟨en eso tienes razón, usar ropa similar no significa nada⟩

Bueno ¿entramos o qué? en el camino me entró hambre ─el psíquico asintió, ambos entraron al local y eligieron una mesa, ignorando el hecho de que sus ropas iban a juego como esas que vendían en internet. El día estaba de lo más tranquilo como para dañarlo con incomodidades.

Como era de esperarse, Mera los atendió, siendo bastante amable y cordial al momento de hacerlo, siguiendo la etiqueta laboral que debía poseer un mesero, esperando la orden de ambos adolescentes para anotarla en su libreta. Hayami analizó unos momentos el menú, ya había probado la mayor parte de cosas ofrecidas en el menú, no es una broma cuando se menciona que le gusta comer de todo. Al final decidió ordenar un frappé en compañía de tres rebanadas de pastel de zanahoria, siendo bastante obvia la elección del peli-rosa.

─Entendido. En unos momentos les traeré su pedido ─sonriendo, hizo una reverencia y se marchó hacía la cocina. 

«este lugar es lindo, traeré a sun y keiji en otra ocasión»

Hayami jugaba con uno de sus anillos mientras tenía la mirada fija en su teléfono, metida en las redes sociales y dándole corazón a las fotos de los famosos a los cuales seguía. Saiki por otra lado estaba pensando si debería hablar de algo para evitar un incómodo silencio. La mayoría de veces era Hayami quien tomaba la iniciativa y le contaba acerca de las series que miraba o le recordaba canciones dándole su interpretación del significado que tenía la letra. En ese momento todo era diferente y Hayami no sacaba ningún comentario al aire para intentarle seguir la corriente al asunto.

¿Qué podría decirle?

A pesar de poder leerle la mente, no sabía que decirle, los pensamientos de la chica eran acerca de las fotos que estaba mirando.

─¿Ya hiciste la tarea de matemáticas? ─de todos los temas posibles y por haber, tuvo que usar el más cliché relacionado con el estudio, realmente era pésimo para hablar con los demás, aún así no dejaba de tener personas a su alrededor.

─Sip, Keiji me ayudó. Puede parecer estúpido, pero en realidad es un genio de las matemáticas. Entiende tan bien las ecuaciones y sabe cómo aplicar las formulas. ¿por qué? ¿la necesitas?

─No, en realidad yo también ya la hice. Preguntaba para pasartela por si la necesitabas. ─no estaba mintiendo del todo, podía acabarla en menos de un minuto si se lo proponía.

─¿Estoy soñando? Es la primera vez que me ofrecen pasarme una tarea sin tener que sobornar ─bromeó, apoyando su codo en la mesa para poner su mentón sobre su mano─, Serías mi salvador.

─Aunque, pienso que tienes buena nota. ─agregó recordando la nota anterior sacada por la peli-azul en un exámen sorpresa. A decir verdad, estuvo entre los diez puestos de mejor nota, estando en el número ocho.

─Lo sé, no estoy mal en mate, pero me cuesta entender algunas cosas. Una mano extra nunca hace daño ─expresó con honestidad, recostando ahora la mitad de su cabeza en la palma de su mano─, tampoco te quedas atrás, tus notas son buenas.

Sí.

Un nuevo silencio se prolongó entre ambos, haciendo que Hayami regresara su atención al teléfono. Y como si la suerte por fin tocará la puerta de Saiki, Mera llegó con el pedido de ambos. Los ojos de Hayami brillaron cuando los postres fueron colocados en su lado de la mesa, pasando su lengua sobre labios similar a un cazador al acecho de su presa o más bien similar a una criatura que no ha comido en semanas. Tomando la cuchara entre sus dedos y llevándose el primer bocado, tanto la textura como el sabor eran buenos, definitivamente volvería a esa cafetería.

─¿Tan pocas cosas vas a pedir? ─alzó una ceja al notar que su acompañante tenía simplemente una gelatina de café en su lado de la mesa.

─¿A qué te refieres? ─cuestionó llevándose una cucharada del postre hasta su boca, disfrutando al instante el exquisito sabor fundiéndose en su lengua.

─Pues, tienes las oportunidad de pedir cualquier cosa. Voy a pagar todo lo que quieras ─lo señaló obviando con su cuchara.

─No soy un aprovechado.

─Nadie ha dicho eso, mi punto es que estás siendo poco codicioso. Creí que pedirias unas veinte gelatina de café o una máquina que las prepare ─sonrió de lado, comiendo la segunda rebanada de pastel.

Eso no sonaba nada mal, era una opción bastante tentadora...

─Debes aprender a pedir buenas cosas. La próxima vez sé más creativo.

─¿Próxima vez? levantó una de sus cejas confundido ante la reciente declaración.

─Sí, próxima vez. Aún no estoy conforme con esa derrota, heriste mi orgullo gamer y debo defender mi legado ─limpió una lágrima falsa para luego autopalmear su pecho determinada─. Hasta que no te patee el trasero no estaré en paz.

─Tendrás que esforzarte mucho si me quieres ganar. ─Saiki no sabía porqué, pero tuvo el impulso de seguirle el juego, usando un tono de voz más retador al momento de comunicarse por su telepatía, debía admitir que molestarla le daba un poco de buen humor, eso lo acababa de descubrir─. Te costarán muchas gelatinas de café.

─Suenas tan seguro de ti ─Hayami amplió aún más su sonrisa, usando un tono arrogante al hablar─.  Además, da igual, puedo comprarte lo que quieras, el dinero no es problema para mí. Puedo ser tu sugar daddy. expresó lo último con cierta coquetería para molestarlo.

─Lo tendré en cuenta. ─a través de sus lentes verdosos, Saiki le sostenía la mirada a Hayami.

─Olvidé preguntar ─mencionó después de un rato de mirarse fijamente entre ambos─, ¿hasta qué hora te dieron permiso tus padres? no vaya a creer tu divina, preciosa, perfecta y hermosa madre que soy una mala influencia. No quiero arruinar su imagen de mi, sería algo con lo que no podría vivir.

─No les dije que saldría. ─sería un tremendo dolor de trasero el mencionarles que saldría con una chica, más si era alguien como Hayami que ya conocían y le emparejaban a menudo. Sus padres no cesarían por los próximos meses en asfixiarlo con las mismas preguntas y comentarios. Lo único dicho por él fue el hecho de salir a dar una vuelta, sin más detalles de por medio.

─¿Enserio? Vaya, antenitas es todo un rebelde. La mala influencia vendrías siendo tú y no yo. Debo asegurarme que no metas la pata en problemas.

⟨esto es raro, casi siempre es al revés.⟩

─Entonces, cuídame bien.

─Tenlo por seguro. Me reviento a vergazos con quién sea, tu nomás dime y te caigo a la defensa. ─dió algunos golpes al aire para luego levantar su brazo simulando tener musculatura.

Al parecer encendió la batería social de Hayami, quien hablaba con tanta naturalidad como otras veces, contándole algunas anécdotas ocurridas en su grupo de amigos, mientras él la escuchaba atentamente y hacia algunos comentarios.

Inconscientemente, en el rostro de Kusuo la forma de una sonrisa se hacía cada vez más evidente. Pasar su tiempo en compañía de Hayami resultaba agradable, cada vez se convencía más de eso, la presencia de la chica en vez de fastidiarlo le gustaba, lo cual le preocupaba. Al ser un psíquico no podía relacionarse demasiado con las personas, entablar una relación tan íntima con alguien conlleva al riesgo de pasar muchos momentos en compañía del otro, por lo tanto sus poderes podrían ser descubiertos. Si alguien descubría su secreto, su intento de pasar por un chico normal se volvería complicado y él tendría que recurrir a la opción de alterar sus recuerdos y si es necesario, borrarle la mente en las partes dónde él aparecía para que se olvidase de su existencia.

Aún así, sabiendo lo peligroso de la situación, Saiki quería ser un poco egoísta por una vez, porqué estaba experimentando momentos de un adolescente común y corriente, estaba sonriendose como una persona normal.

─¿Tengo algo en el rostro?

Cuando salió de su monólogo reflexivo interno, se atravesó con Hayami bastante concentrada en observarlo detenidamente, como si hubiera visto un hecho histórico y aún no hubiera procesado del todo lo que acababa de pasar. Hayami se cacheteó internamente, era cierto que a menudo analizaba a las personas de pies a cabeza, pero está vez no fue ni un poco disimulada al observar al chico frente suyo, teniendo su vista en sus labios para ser más específicos.

─Nunca te había visto sonreír ─admitó comiendo el último pedazo de pastel─. ¿Debo pedir un deseo?

─Haz lo que quieras.

─Siendo así. Deseo que vayas al mostrador, tomes este dinero ─extendió su mano mostrando la cantidad requerida para pagar sus postres─, y pagues. Ese es mi deseo, lo haría yo, pero está demasiado lejoooos ─exageró la última palabra mientras se tumbaba fingiendo cansancio en el respaldar de su asiento.

Kusuo rodó sus ojos por detrás de sus lentes, provocando la risa de Hayami al lograr su cometido ya que el chico le obedeció y se fue a pagar. Cuando estaba de regreso, escuchó un pensamiento que lo dejó desconcertado.

«antenitas se ve bonito cuando sonríe. ojalá lo haga más seguido»

Esa era la segunda vez que Hayami de manera indirecta lo halagaba ¿cómo debía sentirse al respecto? ¿agradecido? ¿emocionado? ¿indiferente? ¿avergonzado? ¿nervioso? ¿decirle algo similar? No, ella se lo pensó más no lo dijo, no tendría una manera lógica de explicarle el como sabía que le estaba halagando. Prefirió fingir ignorancia, era la opción más fiable.

─Oye, aún tengo tiempo antes de regresar a mi casa ¿quieres ir a una tienda de mangas?

Kusuo no tenía nada más que hacer y aún era temprano para llegar a su casa, una pequeña salida más no hacía daño a nadie, se la estaba pasando bien de todas formas. Asintió su cabeza confirmando la petición de la peli-azul, ella le sonrió comenzando a caminar con las manos guardadas en el bolsillo de su pantalón con Saiki caminando detrás suyo.

Al llegar a la tienda, Hayami fue recibida con una gran sonrisa por la vendedora detrás del mostrador, al parecer ella era un cliente frecuente en ese lugar. Hayami alzó su mano con tranquilidad, dirigiéndose a varias áreas de diferentes géneros, mientras Saiki le ayudaba a sostener todos los mangas escogidos, teniendo que fingir no ver ciertos tomos de contenido bl infiltrados.

─Mira, esa chica es muy bonita ─susurró un chico a su grupo de amigos refiriendose a Hayami que en ese momento estaba en la sección de terror psicológico. Saiki al instante concentró su oído en la charla, frunciendo su cejas en el proceso─, ¿debería pedirle su número?

─Es bonita, pero no deberías hacerlo
─aconsejó una de sus amigas.

─Eh ¿por qué crees eso Kimiko-chan? Soy bastante guapo ─cuestionó, llevándose una mano hasta su cabello.

─Es obvio, Taro ¿eres idiota? ¿ves a ese chico de allí? ─la otra chica señaló con sus ojos a Saiki, el chico cuyo nombre es Taro asintió─, es su novio.

─¿Cómo estás tan segura, Nao-chan?

─¿No tienes ojos? Llevan ropa a juego ─contestó de mala gana la chica de nombre Nao quien era más brusca al momento de hablar─ la mayoría de parejas hacen eso, seguramente están en una jodida cita.

─Que lindos. Le sostiene sus mangas y espera a que elija otros más para llevar. Ojalá tener pareja para poder llevar ropa a juego ─expresó con cierta ternura.

─Kimiko, no hace falta, para eso me tienes a mí ─Nao la apegó a ella con su brazo, provocando un sonrojo en la recién nombrada. Taro se resignó a olvidar a su pequeño crush imposible.

─Hasta aquí huelo sus jotencias ─el otro chico que hasta el momento se encontraba de brazos cruzados sin emitir palabra alguna, comenzó a hablar, recibiendo una mala mirada de Nao─. Si no tienes los huevos para pedirle el número, yo lo haré ─su rostro denotaba aires cínicos de grandeza. Arregló su chaqueta dispuesto a coquetearle a la peli-azul, importandole poco si tenía novio.

Saiki que hasta el momento no había hecho nada, si ese chico comenzaba a molestar a Hayami se vería en la obligación de intervenir. Le daba mal sabor de boca la presencia innecesaria de ese idiota.

─Con estos dos es suficiente ─Saiki relajó su rostro al escuchar la voz de Hayami cerca suyo─. Gracias por ayudarme a sostenerlos, antenitas.

Antes de que Saiki pudiera responderle, el estúpido chico ya estaba parado al lado de Hayami.

─Hola, bomboncito.

«¿a este mono qué se le perdió? no, eso es ofender a los monos, este se ve aún más horrible y estúpido» se preguntó Hayami a si misma, cambiando su tranquila sonrisa a una cara de desagrado.

«demonios, es más bonita de cerca. me voy a divertir un buen rato»

⟨intenta algo y ya verás⟩

─Perdí mi número, ¿me puedes dar el tuyo? ─guiñó uno de sus ojos, provocándole pena ajena a Hayami por lo ridículo que se vió.

─¿Cómo te lo voy a dar? ¿Con qué quedaría yo? Cómprate otro número o yo que sé ─se dió vuelta para seguir hablando con Kusuo, ignorando la desagradable llegada del extraño salido de la nada.

─JA, JA, JA. Eres tan divertida, bomboncito ─rio falsamente, exagerando el sonido de sus carcajadas. Irritando cada vez más a Hayami que hacía un esfuerzo sobrehumano por no soltar un insulto.

«fuera impulsos de partirle la cara, hoy somos un ser humano civilizado»

─No he dicho ningún chiste. ─soltó sin disimular la repulsión que le daba verlo.

Hayami ya estaba perdiendo la paciencia, su  tarde fue de lo más agradable, así que quería evitar un escándalo provocado por su poca tolerancia. Sin embargo, todo tiene un límite.

─Estabas a punto de pedirme mi número, ¿no? Estás de suerte, te lo daré con mucho gusto.

─Mira semejante pedazo de mier-

Nosotros estamos por irnos, así que te pido de favor dejes de ser un obstáculo en nuestro camino. ─Saiki se puso enfrente de Hayami, los asquerosos pensamientos del chico ya lo estaban hartando, iba a cortar las cosas allí para no dejarse ganar por la molestia del momento y recurrir al uso de sus poderes.

─Si no ¿qué? ¿eres su novio o algo así? ─demasiado necio y ellos con la paciencia colmandose.

─Sí, él es mi novio y lo estás incomodando con tus estupideces. ─soltó Hayami con seguridad, pasando su brazo alrededor de los hombros de Saiki, sorprendiendolo un poco por la salida que buscó para deshacerse del idiota.

«perdón antenitas, después te lo recompensaré»

─Yo sería un mejor novio que ese espagueti. Seguramente ni si quiera es bueno en la cama.

Adiós decencia humana. Hayami ya se encontraba en el punto máximo de su tolerancia, era buen momento para aplicar sus conocimientos adquiridos de las series policiales y documentales de asesinos de como esconder un cadáver o utilizar los métodos de jardinería para dejarlo sin ciertas partes. La vena en su frente era cada vez más visible, apretando sus puños con fuerza, sintiendo su estómago revuelto.

─Mira, dejemos algo en claro
─su mirada se tornó sombría, con un tono amenazante encubriendo la rabia de su interior─ Mi novio es educado, inteligente, tranquilo y respetuoso, por muy encima de la basura apestosa que eres tú
─lo miró por encima de su hombro, evitando usar un léxico demasiado grotesco, por ese día no quería rebajarse y tratarlo con la "p" para arriba. Kusuo sintió algo diferente en su interior, no era el momento indicado, pero escuchar a Hayami decir eso de él en voz alta le daba una sensación agradable─. A diferencia de él, yo no mido mi lengua y si no quieres ir a urgencias por tener atascado un lápiz en medio de la garganta, esfumate de nuestra vista.

«por estás cosas prefiero parecer un zombie, le arruiné la tarde a antenitas» aún mantenía su rostro enojado, sin embargo, su preocupación era el como se sentía su amigo ante la situación incómoda y desagradable que nadie pidió estar.

El chico se sentía echando humo de las orejas, era la primera vez que sus métodos de coquetería resultaban mal. Su ego fue enormemente lastimando, iba a actuar por impulso cuando uno de sus amigos lo detuvo, tapandole la boca y disculpense con Hayami y Kusuo en su nombre, ellos tampoco querian salir en las noticias o ser echados por un escándalo. Hasta se ofrecieron para pagar por los mangas de Hayami y así olvidar el mal embrollo, cosa que Hayami rechazó, entre menos interactuaran mejor sería. Hayami pagó por sus compras y tomó la mano de Kusuo saliendo de la tienda sin dirigirle la mirada al grupito.

Eso no iba a quedarse así, Saiki utilizando sus poderes alteró el sistema digestivo del chico provocándole un fuerte dolor de estómago, estaría en el baño un par de horas. A decir verdad, era poco en comparación a lo que realmente se merecía por ser un completo imbécil, tal vez merecía algo más fuerte para darle una lección.

─Lo siento ─Hayami tenía la cabeza baja, sin atreverse a mirar a los ojos al peli-rosa

─¿Por qué te disculpas? ─preguntó desconcertado, sin soltar la mano contraria, al parecer se olvidaron de ese pequeño detalle.

─Si no te hubiera arrastrando hasta aquí, ese pedazo de mierda no te hubiera molestado ─Hayami sintió un golpecito en su frente, dirigiendo su atención hacia Kusuo

Nada fue tu culpa, que otras personas no tengan la suficiente capacidad mental para comportarse no está en nuestras manos ─hasta para un psíquico como él, era difícil mantener ciertas cosas a raya. Era consiente de eso, tampoco ignoraria el hecho de haberse divertido ese día, por eso no iba permitirle echarse la culpa cuando no la tenía. Me la pasé increíble hoy a tu lado, Teru.

El peso instalado en su pecho se desapareció hasta quedar en nada, Saiki no era el más hablador, ni el más expresivo, pero cuando lo hacía decía las palabras correctas o eso sentía Hayami en ese momento. La molestia mezclada con impotencia fue cambiada por una mirada tranquila y una sonrisa sincera. Casi olvidaba la divertida tarde en compañía del de cabellos rosas, fue la primera vez que salía con alguien que no fueran sus amigos cercanos y fuera una experiencia bastante amena. No le molestaría pasar más tiempo en compañía suya.

Con él no sentía aquella inseguridad que sentía alrededor de otras personas, ni mucho menos el temor de ser utilizada para llegar a otros. Hayami sentía que Saiki era bastante honesto en cada interacción entre ambos, sentía esa comodidad que no tenía con cualquiera.

─Yo también me divertí contigo, antenitas.





















(𝐝𝐚𝐧𝐢'𝐬 𝐧𝐨𝐭𝐞)

debí actualizar hace mucho ¿me perdonan? 😓

sean sinceros conmigo ¿les gustan los capítulos largos? me andan saliendo de 3mil a 5mil palabras, así que tengo esa duda sobre si es mucho o está bien para ustedes.

en la parte de "la p para arriba" quiere decir el utilizar "puta, hijo de puta, jueputa, semejante hijueputa" ya saben, ese tipo de palabras.

muchas gracias por todo el apoyo, loviu 💗.

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