24 | it'll hurt less

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𝕮apítulo 𝐕einticuatro ☪
Dolerá Menos Aún

SABRINA ACABÓ haciendo que la señorita Wardwell la ayudara a pasar al limbo de los mortales. Pero no pudo encontrar el alma de Tommy, así que se vio obligada a contarle a Harvey la verdad sobre todo. Así que Harvey rompió con Sabrina antes de verse forzado a matar a Tommy.

De modo que todo vuelve a estar en equilibrio, pero Sabrina lleva dos días sin salir de la cama. Así que ese lunes por la mañana, Selene va a su habitación y abre las cortinas para que entre algo de luz.

—Brina, despierta. No puedes estar deprimida por un tío para siempre. Tienes que vivir tu vida.

—¿Y si lo veo, o si me ve él a mí? —pregunta Sabrina con tristeza, sentándose en su cama—. No podría soportarlo.

—Hilda te ha preparado un bálsamo que te anestesia el corazón durante un par de horas —informa Selene, dándole el bálsamo a Sabrina con una cálida sonrisa—. Dijo que te lo pusieras en el pecho tres veces al día, o las que haga falta.

—No quiero dejar de sentir —susurra Sabrina, observando cómo Selene va a su armario y le busca un conjunto—. Quiero dejar de sufrir. No, tampoco. Quiero que Harvey no sufra.

—Bueno, el bálsamo no funciona en los mortales —Selene se encoge de hombros, sacando un jersey azul de una percha y cogiendo una minifalda negra de la cómoda de Sabrina.

—¿Qué voy a hacer, Selene?

—Hoy vas a clase conmigo, y esta noche vamos a la academia —dice Selene sonriendo, tomando asiento junto a Sabrina y agarrando las manos de la chica—. Luego podemos quedarnos en casa y darnos un atracón viendo Crónicas Vampíricas. Y mañana haremos lo mismo, y te dolerá un poco menos. Y pasado mañana, dolerá menos aún.

—Después de lo que le he hecho a Harvey, ¿cómo voy a mirarlo a la cara? —pregunta Sabrina, Selene se acerca a su amiga y toma su cara entre sus manos para reconfortarla.

Luego se inclina hacia delante y le da a Sabrina un fugaz beso en la mejilla.

—No estoy segura, pero lo superarás. Te ayudaré y lo superaremos. Juntas.

Sonríe cariñosamente a Sabrina antes de marcharse. Y eso es exactamente lo que hacen; van a clase y pasan el día sin problemas.

Pero antes de ir a reunirse con Sabrina después de clase, Selene localiza a Harvey en la biblioteca. Lleva los auriculares puestos y está escuchando música, pero se vuelve hacia ella en cuanto esta le toca el hombro.

—Hola —saluda Selene con una sonrisa de disculpa.

Él se quita los cascos y la mira inquisitivamente.

—Hola.

—Sé que probablemente soy la última persona a la que quieres ver ahora mismo, pero quiero ver cómo estás —admite Selene, redactando cuidadosamente su frase.

—Mejor que mi padre —Harvey deja escapar un suspiro—. Le dije que Tommy se había suicidado para no seguir sufriendo. Y asintió y dijo: "No era mi Tommy". Y llamamos a la funeraria, pero no a la vuestra, a una de Riverdale.

—Probablemente fue una buena idea —Selene asiente torpemente—. Mira, he estado muy preocupada por ti, Harvey. Sé que nada de esto debe ser fácil para ti─

—Sabes, tiene gracia... —Harvey frunce el ceño mirando a la chica— ahora que sé que tú y Sabrina sois... brujas. Todo tiene mucho más sentido. Había muchas cosas que no entendía. De ti y de Sabrina. Creía que era demasiado tonto para entenderlo.

—No, Harv, no eres tonto —Selene sacude la cabeza sombríamente—. Quería contártelo a ti, a Roz y a Susie. Pero nunca había sido mi secreto para contar. Todo lo que hago afecta a Sabrina, así que siempre he creído que era su secreto para contarlo. Y debimos haber confiado en ti. Siento mucho que no lo hiciéramos antes. Nos odiarás a muerte.

—Nunca podría odiaros a ninguna de las dos —Harvey sonríe, pero al cabo de un momento, la sonrisa cambia a una llena de dolor—. Pero cada vez que os miro, sólo pienso en mi hermano.

—Lo entiendo —responde Selene, sólo para que su teléfono suene con un mensaje de Sabrina. Selene lo mira y se vuelve hacia Harvey, disculpándose—. Lo siento mucho, Harvey, pero tengo que irme. Pero espero que algún día puedas perdonarme y cuando estés listo, podamos hablar.

Él permanece en silencio mientras ella va y se reúne con Sabrina. Ambas acuden a la academia y luego se van a casa a ver Crónicas Vampíricas hasta que Sabrina se queda dormida. Selene sonríe ante la placidez de su amiga, pero entonces siente que Ambrose le toca el hombro.

Se gira para mirarle y él le hace un gesto hacia la ventana. Por curiosidad, Selene se asoma y ve a Nick esperando fuera. Entonces se gira otra vez hacia Ambrose.

—¿Qué?

—Vamos —exige Ambrose, cogiendo la mano de Selene y ayudándola a ponerse en pie. Vuelve a mirar a Sabrina, asegurándose de que está dormida antes de ponerse una chaqueta y dejar que Ambrose la guíe fuera—. ¿Qué haces aquí?

—Os venís conmigo —declara Nick, tendiendo las dos manos.

—Es como medianoche —señala Selene con escepticismo, pero no puede evitar divertirse con lo impreciso que está siendo Nick.

—En realidad, son las once y cuarto —aclara Nick, haciendo que Selene y Ambrose pongan los ojos en blanco dramáticamente—. Vamos, no elijáis ahora ser responsables. Os tendré a los dos de vuelta en una hora como mucho

Selene y Ambrose intercambian miradas, antes de que ambos tomen las manos de Nick.

—Vale, vamos.

El grupo camina entonces por el bosque en silencio, pero al cabo de un rato, Ambrose enarca una ceja.

—Para hacer guarrerías no hace falta ir al bosque después de medianoche.

Selene echa la cabeza hacia atrás y se ríe mientras Nick sacude la cabeza, incapaz de contener la risa.

—Sólo quería enseñaros uno de mis sitios preferidos.

—Oh, yo ya sé cuál es tu sitio preferido —Selene le sonríe a Nick—. Lo tienes justo entre las─

—Me refería a mi sitio preferido para nadar —la interrumpe Nick, que sólo consigue que ella se ría más. El trío se topa entonces con una abertura, al borde de la cual hay un río.

—Nos podrías haber dicho que trajeramos bañador —declara Selene, mirando el agua, sabiendo que estará helada.

—Pero eso habría arruinado la sorpresa.

—Sin duda vamos a pillar un resfriado —Ambrose sacude la cabeza mientras se quita la camiseta. Selene y Nick también se mueven para desvestirse, pero antes de que puedan quitarse la ropa, el trío oye un grupo de voces que corean en latín.

—¿Qué demonios será? —Selene se detiene, mira a su alrededor y al principio no ve nada.

—Allí detrás —Ambrose señala a un grupo de brujas que rodean una hoguera cercana—. Mirad. Es un círculo de brujas.

—¿Son de nuestro aquelarre? —pregunta Nick mientras Selene se acerca vacilante a ellas, intentando traducir lo que dicen para poder averiguar qué están haciendo.

—¿Qué están haciendo? —pregunta Ambrose, antes de que Selene se aleje del grupo.

—Un conjuro de invocación —suelta ella, sabiendo que si las brujas son de su aquelarre entonces su padre las conocería y se lo habría contado—. Probablemente deberíamos irnos.

—¿Por qué? —dice Ambrose sin más, cada vez más confuso por la preocupación en la voz de Selene—. Si son brujas, son de nuestro aquelarre.

—Seguro que sólo están divirtiéndose —comenta Nick, pero Selene niega con la cabeza.

—No lo creo.

En cuanto lo dice, el fuego se apaga y las brujas desaparecen en la noche. Por curiosidad, el trío se dirige al lugar de la hoguera y comprueba que todas las brujas han desaparecido.

Pero entonces Ambrose se arrodilla junto a la hoguera y encuentra un muñeco que parece un hombre a caballo. Y en cuanto lo encuentra, Selene siente que alguien le toca el hombro. Se da la vuelta y se encuentra cara a cara con una de las brujas de sus sueños de hace unas semanas—  una de las Trece de Greendale.

—Selene Blackwood... —el fantasma le aprieta la garganta, haciendo que Selene jadee en busca de aire—. Lleva este mensaje a tu padre en la Iglesia de la Noche.


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