O12. no romeo

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O12 | NO ROMEO

   Alice sonrió encantada ante las palabra que Kang Seung soltaba, explicando cada detalle y respondiendo toda duda que la inmortal tenía.

Edward pensó en cuanto les gustaba a ellos hablar de su tribu con los forasteros que se acercaban curiosos. Confirmando también que ningún Kane era hostil a menos de que presentarás un peligro, como lo fueron los cazadores que habían empezando una masacre en la cual ellos fueron los caídos en la lucha.

Sin duda, la fuerza de una Kane era de admirar y temer, pues la mayoría de cambiaformas eran hembras y eran las que traían los pantalones en casa. Por así decirlo.

—Mi papá estaría maravillado al conocer a su tribu —declaró la vidente—. Son muy diferentes a los hombres lobos de nuestro territorio.

—Muchos se alejan de nuestra madre Luna, a quién le debemos nuestra existencia —Seung desvío sus ojos al fuego de la gran fogata que algunos habían preparado para recibir a los vampiros, aunque no estaban en condiciones de ofrecerles un banquete por la reciente perdida de su gran Aibek, debían guardar el luto por algunos días—. Unos le llaman magia, para nosotros es una bendición que estamos honrados de portar. Por eso hacemos rituales como el Qamar o vivimos así, alejados de los humanos para conectar nuestra alma con ella.

La vidente asintió, imaginando todo lo que el padre de Liam le contaba. Entendiendo de cierta manera la fascinación de su hermano por la tribu y por Liam.

Estaba agradecida con el chico de darle a su hermano una nueva oportunidad de amar a alguien. Y no podría imaginar a otra persona que no fuera Liam.

Edward sonrió ante los pensamientos de su hermana, dirigiendo sus ojos dorados al cambiaformas que venía saliendo de su hogar al escucharlo acercarse.

La mañana había sido algo ajetreada para él por culpa de Jade, su obsesión por Liam había desconcertado a todos. Al mismo tiempo en que los ponía furiosos por su actitud y el querer acercarse a un lobo que ya había dejado su huella en alguien más.

Misuk se encargó de echarla y mantenerla lejos de su hermano.

Al parecer, sus acciones eran consideradas lo peor de lo peor entre ellos. Nadie podía interferir entre la relación de un lobo y su impronta, era una unión sagrada.

Y le agradaba que así fuera.

Su posesividad sería un gran problema si Liam llegaba a tener un harem. No podía culparlo, sabiendo muy bien como funcionaba las relaciones entre los lobos y sus parejas, ellos escogían al mejor prospecto para llevar su descendencia y Edward no era el más indicado para eso por obvias razones.

—¿Por qué estás de pie? —reprendio, acercándose al azabache con sus brazos extendidos hacia él por si tropezaba—. Debes seguir descansado.

—No es necesario, te tengo cerca y eso es suficiente —sus manos se deslizaron por el antebrazo del contrario, acariciando su piel de porcelana mientras acortaba la distancia entre ambos—. Tengo algo que decirte.

—Te escucho.

—No, aquí no —murmuró, tirando de sus manos obligándolo a seguir su andar hacia algún lugar alejados del pueblo.

El Cullen no protestó, dejándose ser y disfrutando la compañía del azabache.

¿Cuántas veces había añorado está tranquilidad a su lado? Las suficiente como para no poder contarlas, pensó.

—¿Me dirás por qué te fuiste? —Edward dejo de sonreír y solo se limitó a observar la espalda del contrario que iba adelante de él, guiando su camino.

—Es... complicado —respondió pausadamente.

Liam se detuvo, mirando el pequeño lago rodeado de esas plantas hermosas que solo florecían en invierno, con la luna llena reflejada en el agua.

—¿Sabes lo que es un Aqmar? —sus dedos fueron removiendose hasta soltar la mano del cobrizo.

—No con seguridad.

Aqmar significa "más brillante que la luna" —explicó—. Y así le llamamos a la persona que escogimos como nuestra alma gemela, nuestro complemento. Independientemente de cualquier cosas que represente un problema para estar juntos. Nosotros los Kane, no dejamos nuestra huella en alguien que es considerada apta para llevar nuestra descendencia.

> Nosotros dejamos nuestra huella en quién amamos y en quién nuestro lobo elige amar hasta el último suspiro. Alguien quien podría pedirnos cualquier cosa y seríamos incapaces de decir no. Alguien cuya existencia es más resplandeciente que nuestra madre Luna.

Sus ojos de oro no se apartaban de Liam y los ojos verdes de Liam no se apartaban de él. Preguntándose en qué momento empezaron a observar al otro, en qué momento los latidos del cambiaformas se acoplaron a su respiración.

¿Su respiración?

Sus ojos se abrieron a causa de la sorpresa. Estar con Liam lo hacía volver a los hábitos que había olvidado hace más de un siglo.

A su lado humano.

—Una impronta...

—Es más profundo que eso, pero es una manera más sencilla de decirle —le sonrió, conectando sus orbes con los de Edward. Verde contra dorado—. Nosotros hemos sido bendecidos con el don de poder dejar nuestra huella en la persona que eligieramos, y yo te elegí a ti, Edward.

—No soy bueno para ti —desvío su mirada con pesar—. Soy un vampiro, no puedo entregarte un corazón que lata por ti, por que está muerto...

—Yo tengo uno que puede hacerlo por ambos —su mano se aferró a la del Cullen—. No me importa lo demás, solo dame una razón de que no me equivoqué al amarte, aunque sea ambigua... una mentira...

Pero Edward se alejó.

Provocando que un pequeño jadeo abandonará los labios de Liam, su lobo se cohibio dentro de él al sentirse rechazado.

Y antes de que su mente se llenará de malos pensamientos, Edward lo rodeó con sus brazos, recargando su cabeza en el hombro del cambiaformas.

—No es necesario que me consueles...

El Cullen negó, alzando su mirada buscando la de el azabache.

—Lo que siento por ti, es más grande que yo y que mis miedos —susurro contra sus labios antes de unirlos por completo.

—Edward, un Kane es sincero con sus sentimientos —acaricio su mejilla al separarse—. No te obligare a corresponderme.

—Yo también estoy siendo sincero. Y te contaré por qué me fuí —suspiro cerrando sus ojos e inclinando su cabeza ante las caricias—. Creí que Julieta había muerto, me sentí un poco culpable y entonces me vi forzado a ir hasta ella. No podía tomar un corazón en mis manos sin antes curar uno que lastime o tratar de salvarlo...

Liam lo observó, el cobrizo arrugaba el entrecejo con los párpados cerrados, como si estuviera viendo una pesadilla de la cual quería despertarse.

—¿Pensaste en hacer lo mismo que "Romeo"? —aplanó los labios hasta formar una línea, sintiéndose incapaz de continuar hablando—. ¿Morir si Julieta lo había hecho?

El silencio los rodeó por cortos segundos antes de que Edward volviera abrir los ojos, conectando nuevamente el dorado contra el verde.

—No —le sonrió apesar del ambiente melancólico que se formó—. Por que ya no soy Romeo, por que en ese momento me di cuenta que soy tuyo, Liam.



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