𝙄. 𝙃𝙞𝙜𝙝 𝙞𝙣 𝙩𝙝𝙚 𝙨𝙠𝙮

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     Nunca había experimentado esa sensación, a lo mejor ni estaba consciente de que era posible perder el control, porque nunca antes había necesitado esforzarse por tenerlo en primer lugar. Era libre totalmente, tanto que incluso siendo ajeno a las reacciones de su organismo, no le parecía estar siendo controlado. Demasiado difícil de explicar, pero el punto era que ahora se encontraba cayendo no solo literalmente, sino también como presa del pánico por no saber en qué momento todo aquello había ocurrido.

Pasaba lentamente ante a sus ojos, se precipitaba paralelo al edificio frente al que había estado hacía nada más unos instantes. Pero ahora se encontraba mirando las ventanas enormes correr como si fueran ellas las que estuviesen en movimiento, y no él.

Le sucedía por primera vez en su existencia, pero algo le decía que definitivamente tendría muchas primeras veces este día. Se había quedado tan pasmado, tan sorprendido, que creyó que se estrellaría contra el suelo y no alcanzaría a recuperar el control. No sabía con certeza si moriría como sabía que hacían los humanos al recibir esa clase de daño, ¿lo descubriría acaso?

Seokjin decidió que no al último momento. Le había contestado, no podía solo dejar aquello así, tenía que regresar y averiguar porqué le había respondido.

Le había escuchado.

La misma fuerza que lo empujó e hizo su cuerpo pesado para que la gravedad lo arrastrara a la superficie, fue la misma que lo llenó de euforia y permitió que se alzara de nuevo, duplicando la velocidad.

Volvió a subir tan rápido que en un parpadeo del hombre, Seokjin ya estaba frente a él, a una distancia tan corta que podía ver hasta los poros del sujeto. Ah, podía ver los pequeños lunares como estrellas en su rostro y escuchar el castañear de sus dientes. Se alejó de inmediato.

El humano temblaba.

¿Y cómo no hacerlo?

Hacía tan sólo unos minutos que había estado caminando como si nada en las calles del centro de Seúl, rumbo a la universidad quejándose por no haber desayunado antes de sus primeras clases del día, con el estuche de su instrumento haciéndose más pesado sobre su hombro con cada paso, y las ganas de maldecir en voz alta venciéndole de a poco.

Pero Taehyung podía controlarse, era experto, entrenado por la frustración que sufría a diario en la carrera que estudiaba. Así que a final de cuentas, se había mantenido completamente tranquilo e impasible hasta un punto casi forzado, tanto así que se atrevió a mirar al cielo mientras andaba con pasos flojos. Deseó no haberlo hecho al parpadear un instante y al otro, ver a alguien allí arriba.

Una figura moviéndose en ese inmenso espacio despejado y profundamente celeste para el día de hoy, tango que hacía su parte en destacar la silueta deslumbrante y blanca. Su desplazamiento no era veloz ni tenso, en sí al mismo verbo flotar parecía faltarle cualidades para describir cuán relajada y liviana se veía aquella forma libre. Porque era eso, precisamente expresaba libertad como ninguna otra cosa jamás lo haría.

En ese momento Taehyung creyó que seguramente, fuera lo que fuera, incluso considerando que nada más se tratara de una nube pequeñita y extraña, el ser se encontraba tan tranquilo como él.

Solo que, no era como él. Nadie levitaba en el cielo. Nadie...

Taehyung se quedó quieto, sin moverse aunque las demás personas siguieran cada una su propio rumbo, empujándolo con sus hombros por estorbar el camino más transitado en la hora punta, temprano por la mañana. Entrecerró los ojos a ver si le estaban fallando y allí arriba había una plataforma, pero nada.

No le importó hablarle a un desconocido para preguntarle si veía lo mismo allí en el cielo. Y tampoco le importó preguntarle a otros diez y recibir la misma respuesta negativa. Él sabía lo que estaba presenciando.

No, la verdad no sabía qué era pero sabía que era real y aunque quisiera pensar que se trataba de cualquier cosa menos un hombre, por el bien de su tranquilidad emocional y mental por el momento, además de sus responsabilidades como estudiante que se supone, debería cumplir con el deber llegando temprano a clase en lugar de distraerse con lo que sea en la calle, sabía que sus ojos no le estaban engañando. No estaba loco, no...

Tenía que comprobarlo.

Como humano entrometido y curioso, sentía la necesidad hasta personal de llegar lo más cerca posible para comprender qué estaba sucediendo. Aún si era obvio que no serviría de nada y solo perdería el tiempo. Pero la manera en que su pulso se aceleraba y empezaba a sudar a medida que se acercaba al edificio más próximo a su ubicación, le daba cierta pista de que estaba equivocado.

Todo cambiaría.

Temblaba incluso mientras cruzaba la puerta de cristal del lugar, tomaba el ascensor y bajaba en el último piso, dispuesto a llamar la atención de aquella presencia extraña para ver si era real o no. Dejó de pensar llegado el momento, porque no habría habido forma de que continuara con esa locura si es que hubiese estado completamente consciente. Era más como si su cuerpo se estuviera moviendo solo. Era el títere de alguien o algo, pero nunca lo sabría con certeza.

Dentro del títere todavía se hallaba Taehyung, estremeciéndose porque era tan extraño. Aún después de encontrar los ojos del ser y hasta llamarlo para luego responderle con su nombre, estaba muerto de miedo. Después lo había visto caer y regresar, lo que solo logró incrementar su pánico hasta el punto de verse incapaz de reaccionar. ¿En qué se había metido?

—¿Me ves?

Asintió una sola vez, retrocediendo un solo paso para alejarse del... ¿Muchacho? Se veía como de su edad, solo que no, joder. Taehyung solo se repetía en la cabeza que definitivamente tendría que dejar de estar comparándolo consigo mismo, porque no había explicación. ¿Qué era? Estaba flotando en el aire, su sola presencia imponía tanto poder y su apariencia, por Dios. ¿Cuándo había visto si quiera en la televisión a alguien así de precioso?

Sí, definitivamente estaba temblando y ya no era tanto por el miedo. Jamás debió ver al cielo, jamás debió entrar al edificio rumbo a la azotea como si estuviera atendiendo un llamado o acatando una orden al ir en busca del ser levitante. Estaba temiendo tanto por su vida en esos momentos.

Taehyung

     Vi al ser descender a una velocidad increíble sin darme cuenta siquiera, ni tener tiempo de reaccionar. En menos de un parpadeo había desaparecido, había caído.

Seguía estático sin mover un solo músculo, no podía creer lo que había sucedido, ¿me había respondido? ¿Era real? Había jurado que era una simple alucinación. Pero claro que no lo era, si segundos después ya estaba de regreso y hasta me había preguntado si yo lo veía. ¡Sí! ¡Sí te veo y no puedo creerlo, maldición!

Pero jamás gritaría algo así, no cuando estaba temblando y viviendo uno de los momentos más alucinantes de mi vida, si es que no era el más increíble ya y punto.

El hombre no se movía, parpadeaba lentamente y yo sentí que ya me había leído por completo, que sabía todo de mí y en cualquier instante me iba a arrastrar con él hacia el vacío, justo como había hecho hacía unos momentos.

Pero no, no era que temiera porque podría arrastrarme. De alguna manera sentía un extraño impulso de arrojarme solo por mí mismo de esta azotea, ¿tanto era el shock?

Intenté relajarme, de otra manera tal vez terminaría obedeciendo al impulso y me lanzaría. ¿En qué piso estábamos? No había vuelto a pensar en nada después de ver la figura flotante desde allá abajo, en el suelo. Definitivamente debía estar alto y no estaba para nada seguro de que él fuera a sostenerme si yo caía.

Pero... sí lo estaba. Sí estaba seguro de que él lo haría.

—¿Me ves? —repitió más fuerte. 

Su voz llegó a tranquilizarme y era tan ridículo, hacía no mucho me había espantado, ¿y en estos momentos tenía el efecto contrario en mí? ¿Qué sucedía?

No contesté ni siquiera con un gesto leve. Tal vez porque quería que lo repitiera, quería escuchar su voz de nuevo. Era tan extraño, pero sentía como si hubiera esperado mucho tiempo por oír esa voz, como toda una vida.

Toda una existencia para encontrarla.

Pero no conseguí lo que deseaba, porque él no volvió a repetir la pregunta, solo se alejó sin mirar atrás. Estuve a punto de caer por el borde de lo rápido que me moví para tratar de alcanzarlo olvidando que diablos, el ser levitante no era yo.

—¡Te veo! ¡Te veo perfectamente!— alcancé a gritar con todas mis fuerzas, como si nos separara una inmensa distancia y yo pudiera acortarla por completo solo con un llamado.

Y fue así, él regresó rápidamente con sus ojos brillantes. Cerré por unos momentos los míos para no dañarlos porque me había parecido ver chispas salir de los suyos. Chispas doradas y tornasoles, tan raras e irreales como la existencia de este ser en sí.

—¿Me ves por completo?

—¡Sí! —respondí sin demorar nada esta vez. 

Su cara se tornó más impresionada que la mía, si es que eso era posible. Apretó los labios y las chispas en sus orbes oscuros desaparecieron, fueron apagadas por la humedad en sus ojos y... Y no estaba entendiendo nada.

Nos quedamos estáticos uno frente al otro por varios minutos, aunque yo sentí que se trató de toda una eternidad. Me consumía lentamente, como si me vaciara solo con sus ojos y me dejara en la nada.

Lo más extraño fue que, jamás me había sentido mejor en toda mi vida.

Fue en ese momento que me di cuenta de que nada, nada volvería a ser igual después de haberte conocido.

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