(14) parte 1

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Dos semanas después

911 ¿cuál es su emergencia?

Las sirenas de las patrullas irrumpieron con fuerza en la quietud de la madrugada.

Disparos provenían del loft del CEO
¿Qué demonios había ocurrido?

La policía llegó al lugar y todo indicaba caos. Un silencio casi ensordecedor se mezclaba con la lluvia que comenzaba a ser más intensa. La sala estaba perfecta, a excepción de unas sillas fuera de lugar, y un rastro de sangre que se dirigía hacia la puerta principal. Al seguirlo hasta la cocina, encontraron un cuerpo recostado por las alacenas.

De inmediato, los oficiales lo corroboraron y las linternas iluminaron el rostro de Vincent. Una gran mancha roja teñía su camiseta gris, cerca de su abdomen.

"¡Envíen paramédicos a mi ubicación!", comunicó el oficial a través de su radio. "Masculino, de unos 30 años, herida de bala en el abdomen, pulso débil”

El rubio estaba inconsciente, desangrándose, su vida pendiendo de un hilo. ¿Cómo es que una velada con el castaño terminó así?

¿Y dónde  está  Azriel?

Horas antes

La tenue luz de las lámparas de noche iluminaban la ropa regada en el suelo alfombrado y las sábanas revueltas, creando un ambiente íntimo y acogedor en la habitación principal del Loft, donde se apreciaba una vista espectacular de la ciudad.

El ventanal permitía ver como una tormenta azotaba New York. Golpeaba contra los cristales, creando un sonido caótico y a la vez relajante.

Vince y Azriel se encontraban acurrucados en la cama bajo el edredón, sus cuerpos desnudos entrelazados en un abrazo cálido. El castaño, con la cabeza apoyada en el pecho del rubio, escuchaba el ritmo constante de su corazón y observaba hipnotizado las gotas de lluvia correr por el cristal.

Vince le acariciaba el cabello con delicadeza, disfrutando de su cercanía. Azriel se encontraba en un estado de relajación profunda luego del encuentro íntimo que habían tenido. Antes de la cena, mientras el rubio degustaba la salsa para la pasta, le preguntó “mi amor, ¿Crees que le falte sal?”

Y el castaño se quedó sin palabras, una mezcla de sorpresa y placer recorrió su cuerpo. Parecerá simple, pero "mi amor" había sonado tan dulce en sus labios, y esa mirada en la que fingía no saber el efecto que había tenido.

En un susurro, le pidió que repitiera la palabra, mientras lo miraba a los ojos.

“Mi amor”

Y lo besó con ternura.

Un suspiro escapó de los labios del mayor, lo que provocó que el joven, con voz casi somnolienta, le preguntara "¿qué tienes?" a la vez que un relámpago ruidoso le hizo sobresaltar en un pequeño jadeo.

El CEO soltó una carcajada suave y lo besó en la frente.

—Solo es la tormenta— dijo, envolviéndolo en un brazo más fuerte.

Azriel se sonrojó y le pellizcó en el abdomen —lo sé, solo me asustó— se levantó un poco para observarlo mejor— ¿te sucede algo?

—No es nada —respondió simple con una media sonrisa.

—¿Seguro? —comentó con los ojos entrecerrados —porque siento que mientes.

El rubio sabía que el muchacho insistiría hasta que se lo contase y además debían hablar sobre aquello. Le acarició la mejilla y habló —tuve una pesadilla— «La jovencita se enteraba, y de la peor manera. Azriel resultaba herido…» — ¿Le has contado a Ruby sobre nosotros?

El muchacho lo miró confundido y negó lentamente con la cabeza. —No, ¿por qué lo preguntas?— abandonó su posición y se sentó al lado del CEO, quién imitó su acción e ignoró su pregunta para hacer otra. — ¿Lo harás? Necesito saberlo— sus orbes azules demostraron desesperación.

—Todavía no se lo dije. Lo haré cuando me sienta listo— elevó levemente los hombros —¿Y tú? ¿Alguien más lo sabe, aparte de tu amigo? ¿Tus abuelos, por ejemplo?

«Iván ni cuenta, solo lo sabe a medias» pensó el rubio antes de responder. —No, no es lo mismo— murmuró, cerrando los ojos unos instantes —Ella vive contigo, eres su hermano, es por quién darías la vida. No deberían existir secretos entre ustedes.

El castaño apartó la mirada hacia otro punto de la habitación —sabe que soy gay, pero ahora es distinto. ¿Qué le voy a decir? — miró al rubio —duermo con mi jefe y tenemos una especie rara de "relación” y gracias a él recibes un mejor tratamiento— soltó de golpe, sintiendo un nudo en la garganta.

El rubio suspiró con cansancio —ya hablamos de eso.

—Ni siquiera puedes definirlo en una palabra— soltó irónico y una sonrisa amarga curvó sus labios.

—¿Y qué quieres que diga? —se notaba molesto —ambos sabemos que esto no solo es sexo. Me gustas, ya te lo dije, pero no puedo ser quien necesitas ahora.

«Amantes» resonó en la mente del castaño.

—Eres lo que necesito— respondió con la voz entrecortada—, lo mantendré en secreto y lo soportaré porque...—hizo una breve pausa, buscando las palabras adecuadas— cada maldito segundo que estamos juntos, vale la pena.

—¿Me esperarás? Hasta que me sienta listo para aceptar esto.

—Lo haré —respondió con firmeza y se acomodó sobre él. Ambos jadearon suavemente al sentir cómo sus miembros se rozaban, provocándoles placer. Las manos de Vincent fueron a la cintura del muchacho, acercándolo más, e iniciaron un beso cargado de pasión, acompañado de un lento vaivén.

—¿Por qué? —susurró el rubio sobre los labios de Azriel.

—Sé que habrá un "nosotros", Vince —respondió entre jadeos— y tú también lo sientes —cerró los ojos al sentir cómo el deseo lo consumía—. Aunque te cueste admitirlo— una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios—. No te pido promesas vacías, solo que me dejes estar a tu lado— sus manos se entrelazaron en la nuca del rubio.

—¿Aunque eso pueda llegar a herirte? —cuestionó el CEO con voz ronca.

El castaño lo observó con lujuria y asintió. En un parpadeo, su espalda aterrizó sobre el colchón y Vincent lo besó en el cuello, dejándose llevar por la pasión.

Minutos después, cada uno se dio una ducha. El agua tibia cayendo por el cuerpo del castaño le hizo pensar en muchas cosas, no quiere que su hermana se encariñe con el CEO, hasta estar completamente seguro de lo que tienen.

Sin poder evitarlo, recordó a Devon, su primer novio y mejor amigo. Tenían 18 años cuando se conocieron en Cleveland y eran conscientes de lo difícil que eran sus vidas. Ruby, tenía 9 años de edad, cuando la enfermedad se manifestó con fuerza y la privó de una niñez llena de juegos al aire libre. Azriel debía estudiar y cuidar de su madre, consumida por las drogas y también de su hermana; la situación era muy complicada. Devon cuidaba de la pequeña, pintaban toda la tarde o simplemente veían televisión y se acostumbraron al chico, hasta que un día se fue. Lo encontraron sin vida en un callejón, un aparente ajuste de cuentas entre pandillas. Con el paso del tiempo, la menor de los Böhen dejó de extrañarlo y se olvidó de él, pero su hermano aún lo atesora con mucho cariño.

Por el lado de Beaumont, rara vez hablaba con sus abuelos y no es que tuvieran mala relación. El feliz matrimonio Beaumont-Thompson, viajaba por el mundo contemplando las maravillas y disfrutando de su vejez. Cuando se enteraron que las cosas se fueron al carajo con la señorita Lawrence, Jhon se enojó con el rubio y le reprochó por haber dejado ir “a la mujer de su vida”. A diferencia de Marie, quien le habló con calidez diciéndole que Emma sólo fue una parada en su vida y que sin dudas, encontraría a la persona correcta.

El castaño bajó hacia la sala ya vestido dispuesto a irse a pesar de la lluvia, pero en la isla de la cocina, el CEO lo esperaba con la mirada fija en la pantalla de la computadora portátil. Como hipnotizado por una película de terror.

La pantalla mostraba un correo electrónico anónimo y un par de fotografías adjuntas que los capturaban compartiendo un beso apasionado y una acalorada discusión. Lo peor fue el mensaje que acompañaba las imágenes.

Una advertencia escalofriante.

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Holisss jeje
nuevo capítulo!! Gracias por los votos y lecturas! Cada vez más personas se emocionan por conocer esta historia♡

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