Santa secreto

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Ese año, la empresa organizó un Santa Secreto entre las personas que quisieran participar para celebrar que la navidad ya estaba próxima a caer. No era una actividad que entusiasmara a Vegetta en lo absoluto, mas la insistencia de Quackity terminó por convencerlo y decidió así darle una oportunidad. Cuando el sorteo se realizó, al hombre de ojos púrpuras terminó por tocarle Badboy, un compañero de trabajo al que no conocía mucho, por lo que ya comenzaba a agobiarse por adivinar qué es lo que podría gustarle que esté, además, dentro del rango del presupuesto acordado.

Lo que no se esperaba, por supuesto, era que a quien le hubiese tocado su nombre fuera tan... coqueto.

"Me alegra ser el santa secreto del hombre más guapo de la oficina"

Aquella primera nota recibida le hizo sonrojarse.

Miró a todos lados, intentando encontrar a alguien, quien sea, que estuviese observándolo para saber su reacción, ¡cómo se atrevía! Bueno, mentirás aquella nota no decía, eso era más que evidente para Vegetta, pero no pudo evitar sentir los nervios que llevaba sin experimentar luego de estar años sin recibir coqueteos directos hacia su persona, al menos, no de alguien a quien seguro conocía. Revisó que, junto a la nota, un pequeño chocolate yacía a su costado, tomándolo y dándole un mordisco que terminó convirtiéndose en más pues el aperitivo se encontraba realmente delicioso.

— Vegetta, let's go home together!

La voz de Foolish, uno de sus compañeros, lo sacó de sus pensamientos. El muchacho había ingresado hace unos meses a la empresa, sin embargo, su talento innato lo hizo ascender muy rápido hasta llegar a la misma área que el de ojos púrpuras. Los dos se conocían debido a que fue Vegetta quien se encargó de hacerle la capacitación cuando llegó a la oficina, formando una bonita amistad entre los dos. Así mismo, solían irse juntos por el mismo camino hacia sus casas cuando el exceso de trabajo no los afectaba, por lo que Vegetta no dudó en asentir ante la propuesta del rubio.

Ordenó sus cosas y siguió a Foolish hacia el ascensor, bajando y comentando pequeños avances del trabajo de ese día. Aún si hablaba con Foolish durante el sendero, la notita y el sabor a chocolate en su boca seguían vigentes en él, siguiendo con la duda de quién se había atrevido a coquetearle descaradamente.

— Hoy estás más callado de lo usual. — fue la respuesta que recibió del hombre de ojos verdes, quien no lo dejaba de observar hasta ponerlo nervioso.

Nervioso dos veces en el mismo día y por distintas personas, ¡increíble! Foolish no le era indiferente: era atractivo y se llevaban de maravilla, empero su mente estaba distraída ahora con averiguar al causante de las notitas.

— Ah, es que mi santa secreto... ¿cómo decirlo?

— What's the matter?

— Creo que está coqueteando conmigo. — Foolish rio, pero se detuvo al notar como su amigo hablaba en serio.

— ¡Qué persona para más atrevida! — dijo el rubio, ante un Vegetta que solo lo vio arqueando una ceja.

— Te digo, aunque de cierta forma es halagador. — continuó — De por sí sé que soy el más guapo de la oficina, pero ¡es solo el primer día! ¿Quizá solo fue su modo de saludar? Aunque uno muy raro... puede incluso que yo lo haya malinterpretado.

Foolish ladeó la cabeza e hizo como si estuviese pensando al tocarse la barbilla. Vegetta sonrió, ¡se veía tan tierno!

— ¿No serás tú mi santa secreto, o sí? — respondió Vegetta, divertido. Foolish se sorprendió antes esa pregunta, sin embargo su expresión de sorpresa cambió a una retadora que solo hizo que el de ojos morados pensara que Foolish se veía demasiado atractivo.

— ¿Eso quisieras?

¿Cómo es que la expresión dulce de Foolish cambió a una muy seductora en tan solo segundos? Vegetta carraspeó, evadiendo su mirada para evitar sonrojarse al admitir que le gustaba esa mirada.

— Solo es una posibilidad. No estaría mal, no estás mal y... — al escuchar las risas del rubio, suspiró — Olvídalo, ya no quiero.

— Wait! ¡Pero dijiste que yo no estaría mal!

— ¡Pues retiro lo dicho!

Y volvieron a reír.

— Por cierto, Foolish — reanudó Vegetta la conversación — tú eres amigo de BadBoy, ¿cierto?

— Algo así.

— ¡Perfecto! — juntó sus manos, esperanzado — ¿Sabes qué le podría gustar? Soy su santa secreto y no tengo la menor idea de qué darle.

— Vegetta, yo también participo en el evento, ¡le quitas lo divertido si me cuentas quien te toca!

— ¿Por qué? — Vegetta no iba a dejar perder su oportunidad de molestar a su compañero — ¿Acaso querías que yo fuera quien te regalara algo?

Se acercó más a Foolish, con una sonrisa ladina. Esperaba verlo nervioso o sonrojado para devolverle los nervios que le hizo sentir hace tan solo unos instantes. Tristemente para Vegetta, solo recibió a los ojos esmeraldas del rubio brillando como nunca antes los había visto.

— Your eyes... — susurró Foolish, tan cerca de él — look like amethysts.

El sonrojado al final terminó siendo Vegetta.

Al día siguiente, luego de que Vegetta dejase un caramelo en el escritorio de Bad (Foolish había accedido a ayudarlo, quedando en ir a comprar el regalo en unos días), este encontró una segunda nota al costado de su laptop, abriéndola y revelando el contenido que solo lo hizo toser de sorpresa.

"¿Te han dicho que tus ojos son muy bonitos? Este caramelo de uva no se compara a ellos, pero ojalá que el sabor te guste"

No era para nada un malentendido. Vegetta comió el caramelo, sintiendo la gloria ser saboreada por él. Volvió a observar a cada lado, pero nadie parecía sospechoso y ya eran muchos los que participaban en el evento dentro de la oficina, por lo que era difícil deducir de quién se trataba. Incapaz de quedarse con la duda, terminó escribiendo una nota a su santa y la dejó en su escritorio, esperando a saber si el anónimo se dignaba a aparecer y leerla.

"¿Coqueteas cada año con quien te toca de santa secreto?"

Cuando regresó de su lunch, una hora después, notó como una nueva nota se encontraba ahí. Nervioso, miró a ambos lados y abrió la notita con delicadeza, mirando el mensaje que se encontraba ahí.

"No, esta es mi primera vez, y jamás me atrevería en coquetear con alguien que no me guste tanto como tú"

— ¿¡Pero quién es!? — gritó, parándose de su sitio y bajando la cabeza, avergonzado luego de que todos lo observaran. — Lo siento, lo siento.

— ¿Sabes? Si hubiera sabido que te tomabas tan en serio estos eventos, no te hubiese invitado. Y eso que recién es el segundo día — dijo Quackity, quien estaba a su costado, pero tampoco sabía quién había sido el mensajero. Vegetta solo lo ignoró y se enfocó en trabajar, aunque no podía dejar de sentir como su corazón latía a mil por hora por aquellos mensajitos.

Con los días pasando, las notitas siguieron su curso. Ya no solo eran pequeños piropos, sino que ahora comenzaron a crear pequeñas conversaciones preguntando por su día y cómo les iba. Vegetta en un inicio vio esto como una estrategia para intentar saber de quién se trataba, mas el santa era muy astuto y solo le decía lo general para que siga haciéndosele difícil descubrir quién era.

"Vamos, Vegetta, ¿no es mejor mantener el secreto hasta el día del evento?"

"Simplemente me gusta hablar contigo y cara a cara sería más rápido"

"¿Entonces te gusto aunque se un poquito?"

Vegetta no respondió, no le daría el placer de ganar en su pequeña guerra.

El fin de semana, Vegetta y Foolish se encontraron en el centro comercial para comprar el regalo para aquellos que le tocaron. El clima no estaba a su favor pues era un día lluvioso, por lo que decidieron ser los más rápidos posibles y terminar con todo ya. El de ojos púrpuras no estaba seguro de que aquel reloj con forma de muffin sería un regalo genial para Badboy, pero la mirada divertida de Foolish no cambiaba y la verdad es que no quería seguir agobiándose con el regalo. Foolish, por su parte, le dijo que no le mostraría qué pensaba regalar, ya que no confiaba en que Vegetta pudiese guardar el secreto.

— No es justo, yo te dije quién me tocó. — bufó, mientras los dos caminaban ya saliendo del centro comercial. El momento donde Vegetta hacía cola para comprar el reloj, Foolish había desaparecido y luego regresado con el regalo ya comprado.

— Y me siento muy halagado por la confianza — siguió — pero debo mantener el secretismo, esa es la magia de este tipo de eventos.

Pues tenía razón, aun así, Vegetta seguía con la curiosidad.

— Foolish — dijo Vegetta — si tú eres mi santa secreto, te voy a reclamar y mucho.

— ¡¿Eh?! — se quejó — ¿Pe-pero de ser yo no preferirías besarme?

— ¿Perdona?

— Oh... es que hablas tanto de las notas que pensé... no, forget about it.

— Dime, Foolish. — le insistió.

— Well... — se rascó la nuca, dudoso — Do you... do you like them? Your secret santa, I mean.

El corazón de Vegetta dio un vuelco ¿Acaso se estaba enamorando de su santa secreto? No podía siquiera creerlo, pero las notitas se metían a su corazón sin previo aviso, los suspiros luego de leer cada una mientras comía los dulces que le enviaba y lo deseoso de querer que sea ya el día siguiente, imaginándose qué sorpresa sería la que encontraría en su escritorio no hacían más que confirmar que un sentimiento sí que se hallaba ahí. Sin embargo, no podía afirmar que estaba enamorado por completo de su admirador, pues solo bastaba con ver la sonrisa maravillosa de Foolish, dedicada a él, sus ojos esmeraldas, sus rebeldes cabellos rubios, así como también al recordar todas las caminatas de regreso a casa, los almuerzos que tenían de vez en cuando, las bromas o quejas sobre el trabajo que compartían y los suspiros que Vegetta soltaba cuando se despedía de él que... que era imposible saber lo que su corazón quería en esos instantes.

— ¿Vegetta? — la voz de Foolish lo regresó a la realidad por segunda vez en ese mes. — Are you ok?

— Yo...

Una mala pisada en la vereda mojada por la lluvia hizo que Vegetta perdiera el equilibrio y resbalara. Cerró los ojos esperando el impacto...

— ¡Cuidado, Vegetta! — pero Foolish lo agarró antes de que el muchacho se cayese acercándolo a su pecho y dejando caer la bolsa con el regalo en él.

Los dos se encontraban muy cerca del rostro del otro, con las respiraciones entrecortadas y las mejillas sonrosadas.

— Gracias... — alcanzó a susurrar, con el corazón incluso más alborotado que antes.

— Vegetta... ¿Te han dicho que tus ojos son muy bonitos?

Esa frase dicha por Foolish, tan igual a la segunda notita de su santa secreto, lo hizo volver en sí. Vegetta se soltó agradeciéndole por la ayuda y retomando la compostura, sin saber por qué su corazoncito no dejaba de gritarle que siguiera de esa forma con él. Oh bueno, sí que lo sabía, por un instante su mente imaginó que el admirador y Foolish eran la misma persona, no pudiendo negar que realmente era una idea que no le disgustaba.

— ¿De verdad no eres mi santa secreto? — volvió a preguntar, esta vez sin verlo para que no note sus coloradas mejillas.

— Si te digo que sí, ¿qué harías?

— Esa no es una respuesta.

— La tuya tampoco. — rio, burlesco.

Vegetta suspiró, ¡no podía saber si ese chico hablaba en serio o no!

Dejaron el tema de lado y cada quien se despidió. El corazón de Vegetta se sentía dividido, pues el tiempo que había compartido últimamente con Foolish no le era indiferente, pero también añoraba saber si su admirador era tan carismático y le haría sentir mariposas en el estómago cuando lo conociera por fin. Se encogió de hombros, con la leve esperanza de que el rubio y el santa secreto fueran la misma persona.

"No me respondiste el día anterior"

"No me puedes gustar ni enamorar si ni siquiera te conozco, ¿no crees?"

"Espero no te decepciones cuando sepas que se trata de mí"

"No podría, una parte de mi corazón... sabe que no podría"

"¿Solo una parte? Me encargaré de tenerla toda para mí"

"Oh, cállate"

"Cállame"

Otro día más, otras notas más. Vegetta rodó los ojos pero sonrió mientras guardaba la nota en una cajita especial que había comprado. Ya no podía esperar por conocerlo, curioso por saber si su teoría se hacía realidad.

Los días continuaron pasando hasta que la fiesta de Navidad de la empresa llegó. Un nervioso Vegetta ingresaba a su piso con el regalo para el santa secreto, notando que la fiesta ya había iniciado, con la gente hablando, tomando y uno que otro juego por aquí y por allá. Vegetta, Roier y Foolish conversaban animados, siendo los dos últimos los curiosos por ver a Vegetta tan nervioso.

Una última nota apareció en su escritorio, ¿desde cuándo estaba ahí? Vegetta la abrió, una sonrisa apenada apareciendo en su rostro.

"Espero me permitas darte más regalos en el futuro"

— Sí que te gusta tu admirador. — dijo Roier, recibiendo un pequeño quejido por parte del mayor — me iré antes porque quedé en salir con mi gatinho, ¡ya me contarás quien es tu ser amado!

— ¡Roier!

— Déjalo, Vegetta, creo que es momento de empezar con los regalos. — esta vez fue Foolish quien habló, logrando servir de distracción para que Roier pudiese huir.

— No lo defiendas, no es un niño.

— I know, but ¿no quieres conocer a tu admirador?

— Sí, bueno... — se detuvo, atrayendo la atención de Foolish — por fin es el día, ¿eh? Estoy nervioso.

— Espero no te lleves una decepción.

Los ojos de Vegetta brillaron al escuchar esas palabras.

— Estoy seguro que no.

Todos los participantes se sentaron en una ronda y esperaron al organizador para dar por iniciado el intercambio de regalos. Todo pasaba rápido para Vegetta: Fit era el santa de Pac; este, de Quackity. El muchacho le dio su regalo a Mike y este le entregó su presente a Jaiden, quien se acercó a Slime con una sonrisa. El de lentes le lanzó su obsequio a Mariana, quien hizo lo mismo con Baghera (aunque ella fue capaz de atraparlo a la primera). La rubia se acercó con alegría a Philza, siendo este quien le entregase su regalo a Foolish. El corazón de Vegetta no dejaba de alarmarse ahora, pues el rubio se paró con obsequio en mano, caminando en círculos para aumentar la tensión en el ambiente.

— Es alguien muy importante para mí, pues me ayudó mucho en mis primeros días en el área — decía, con una sonrisa maravillosa — espero haber hecho de sus días previos a este algo bonito, y que sepa que todo lo que dije iba en serio — finalmente, sus pasos se dirigieron al puesto de Vegetta, entregándole el presente con una sonrisa — Al final si era yo, perdona todo el misterio.

Vegetta se puso nervioso, pero no por ello estaba molesto. No tuvo tiempo a decirle algo más pues ahora era su turno, apresurándose a entregarle el reloj con forma de Muffin a Bad. Ya hablarían al finalizar. Cuando volvió a su sitio y abrió su regalo, se dio con la sorpresa de que se trataba de una corbata morada, de las que tanto le gustaban, mirando a Foolish y agradeciéndole por ello. Los siguientes santas secretos siguieron dando sus regalos, pero Vegetta solo tenía tiempo para darle pequeñas miradas a Foolish, contento de que, gracias al cielo, su teoría había acertado. Notó, luego de que el mini evento concluyese y todos comenzaran a retirarse a sus hogares, una nota más escondida debajo de la corbata, agarrándola con nervios pero ansioso por saber del contenido.

"Y ya que esta es la nota final..."

— Me gustaría ser capaz de decírtelo cara a cara. — se sobresaltó al escuchar la voz de Foolish detrás suyo, sorprendiéndolo.

— Eres un completo bobo, te odio. — mintió, siendo tan obvio cuando se acercó a él y le hizo un puchero fingido — ¡Te estuve contando todo y tú solo hacías tu cara de póker!

— ¡Te juro que en el fondo no dejaba de avergonzarme! — respondió, intentando que los demás no se dieran cuenta de su conversación. — Pero todo lo que dije en esas notas era cierto, Vegetta, tú de verdad me gustas, solo que no sabía cómo decírtelo luego de tanto tiempo juntos. Cuando me tocaste en el sorteo me puse muy feliz y sin querer te escribí esa nota. Con los días pasando seguimos conversando tan bien que ya no sabía cómo detenerlo y, eh... simplemente me sentía feliz, perdón si te incomodé alguna vez.

— Si lo hubieses hecho no te hubiera respondido nada. — le dijo — Además, tenía la ligera sospecha de que serías tú, decías algunas frases parecidas a la de las notas.

— ¿Te diste cuenta? ¡Es que me moría de ganas de decírtelo más que escribirlo!

— Eres realmente tonto, Foolish, pero me gusta eso de ti. — se cruzó de brazos, los dos ya saliendo de la oficina — Y bueno, ¿qué es lo que querías decirme en tu nota final?

Foolish suspiró, acercándose a su compañero.

— Quisiera conocerte más, ¿Quién sabe? Quizá tú y yo podríamos... intentarlo, si así lo deseas.

— No podría negarme... a conocer más a mi admirador.

Foolish parecía complacido ante tal respuesta. Cargó a Vegetta y dieron vueltas en su sitio, riendo ante la alegría de saber que los sentimientos de ambos eran correspondidos. Cuando lograron estabilizarse, Vegetta lo tomó de la mano las entrelazaron, no pudiendo evitar acercar sus labios y formar un muy esperado beso.

— Hay una última cosa que quería saber. — dijo — Tu penúltima nota, ¿lo decías en serio?

— Todo lo que dije en ellas es verdad.

Eso fue suficiente para que el corazón de Vegetta terminara por caer en su totalidad ante el carisma de Foolish.

— ¿Entonces, Vegetta? — el muchacho lo miró con picardía y acarició la mejilla del de ojos amatista — ¿Te gustaría saber qué otros regalos tengo preparados para ti?

Tragó saliva, haciéndosele increíble el cambio de actitud tan tierno del rubio a uno atrevido en poco menos de unos instantes.

— Muéstrame qué más aguarda para mí, Foolish.

Y lo volvió a besar.

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