🌷Capitulo 1🌷

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||Park Jimin

Tal vez, si desde la primera vez que lo vi en aquella celebración las cosas hubieran sido diferentes. Quizá si, en lugar de quedarme paralizado, hubiera dado el primer paso cuando mi corazón empezó a latir descontroladamente por alguien que ni siquiera sabía de mi existencia. Quizá entonces mi vida no sería este caos en el que me encuentro ahora.

Esa noche, ni siquiera me imaginaba que Jeon Jungkook sería mi hermanastro. Si lo hubiera sabido, ¿habría intentado algo antes? A veces me pregunto qué habría pasado si me hubiera atrevido a confesarle lo que sentía antes de escuchar su presentación formal.

-Hola, soy Jeon Jungkook -dijo, extendiendo su mano con una frialdad que cortaba-. Soy el hijo del marido de tu madre.

Su tono era tan distante, tan calculado. ¿Y si en lugar de escuchar su voz serena, hubiera aprovechado para coquetearle descaradamente? ¿Habría cambiado algo entre nosotros?

Pero, en el fondo, sabía la respuesta. No. Jungkook siempre había sido inaccesible para mí. Vivía detrás de un muro que yo nunca podría derribar. Parecía un misterio, siempre envuelto en libros oscuros y finales trágicos que no coincidían con la imagen que proyectaba al resto del mundo. Me preguntaba qué pasaba por su mente cuando se sumergía en esas páginas, qué dolor o deseo oculto escondía detrás de esa fachada.

Y sin embargo, aquí estoy, atrapado en estos sentimientos enfermizos que no me abandonan. Han pasado dos años desde que nuestros caminos se cruzaron, y aunque me convencí de que ya no sentía lo mismo, la verdad es que nunca he dejado de mirarlo con otros ojos. Nunca he dejado de desear lo que no puedo tener.

Sacudí la cabeza, tratando de enfocarme en el presente mientras arrastraba mis maletas por el terreno pedregoso hacia la entrada de la universidad. Mi cuerpo, siempre débil, luchaba por seguir adelante. Cada escalón me recordaba que pronto estaría viviendo bajo el mismo techo que Jungkook nuevamente, esta vez en la universidad. Por más que intentara calmarme, la idea de estar cerca de él, de compartir el mismo espacio, me emocionaba y me aterraba al mismo tiempo.

¿Qué pensaría él al verme? ¿Habría más personas en la habitación o estaríamos solos? La incertidumbre me carcomía. Respiré hondo frente a la puerta, mis dedos temblando sobre la manija.

-Ya es hora, Jimin -me susurré a mí mismo antes de girar el pomo.

Empujé la puerta con la punta de mi zapato, pero lo que vi al otro lado no era lo que esperaba, aunque una parte de mí ya estaba preparado para ello.

Ahí estaba Jeon Jungkook, recostado sobre la cama, sin camisa. Y sobre su regazo, una chica. Lisa. La conocía bien, demasiado bien.

La vi besarlo, esos labios que siempre había observado con una mezcla de deseo y resignación. El dolor atravesó mi pecho, pero lo reprimí. Di dos golpes suaves en la puerta, tratando de mantener la compostura. Jungkook me lanzó una mirada fugaz antes de volver a centrarse en ella, como si yo fuera solo una sombra en el cuarto.

Lisa

Lisa era un nombre que resonaba en mi cabeza, mencionado por mis padres alguna vez en conversaciones que prefería olvidar. Y ahí estaba, ocupando el espacio que yo nunca podría reclamar. Sentí un nudo en el estómago al verla, pero me obligué a sonreír.

-Hola, Park -me saludó con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, mientras se deslizaba lentamente fuera del regazo de Jungkook, como si hubiera sido sorprendida haciendo algo prohibido.

-Hola, Jungkook -respondí con una sonrisa tensa, dirigiendo una mirada hacia ella-. Hola, Lisa, ¿verdad? -Ella asintió, incómoda, pero tratando de mantener una apariencia de normalidad. Sabía que probablemente Jungkook le había hablado de mí, aunque yo solo era una presencia insignificante en sus vidas.

La tensión en la habitación era palpable. Jungkook apenas me miraba, su atención siempre dirigida a Lisa. Cada vez que me dirigía la palabra, sentía que lo hacía por obligación, no porque realmente quisiera hacerlo.

A pesar de eso, aquí estaba, emocionado de estar cerca de él, aunque esa emoción estaba teñida de dolor.

Me senté en el borde de mi cama, sintiéndome como un extraño en mi propia habitación, mientras Jungkook y Lisa seguían conversando en murmullos. ¿Qué tan lejos podía estar de ellos, estando tan cerca? Mis pensamientos divagaban, intentando desconectarme de la escena frente a mí.

Finalmente, me levanté y decidí ir a la reunión en las canchas. Antes de salir, lancé una última mirada a Jungkook, esperando una señal, cualquier cosa. Pero él apenas alzó la vista, su atención completamente centrada en Lisa.

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Quince minutos después de un tedioso discurso sobre las normas de la universidad, volví a la habitación. Al abrir la puerta, noté que Jungkook no estaba. Me acerqué a su cama y vi uno de sus libros, Romeo y Julieta. Lo hojeé, intrigado por las páginas marcadas. Me pregunté si realmente lo leía por interés o si lo usaba como una estrategia más para impresionar a sus conquistas.

-¿Qué haces? -su voz resonó detrás de mí, llena de reproche-. Suelta mi libro.

-Lo siento, no pensé que estuvieras aquí.

-Y no lo estaba. Pero vuelvo y te encuentro hurgando entre mis cosas. ¿Puedes dejar de hacerlo? -Su tono era frío, distante, y por un segundo sentí cómo me congelaba bajo su mirada.

-Ni siquiera llegué a tomarlo.

-Estás con mi libro en la mano, Jimin. ¿Acaso estás ciego?

Solté el libro, que cayó pesadamente al suelo. Jungkook suspiró con exasperación.

-Genial, ahora lo has tirado.

-Fue sin querer -respondí, tratando de ocultar mi enfado.

-Espero que no haya más "sin querenes", ¿entendido? -murmuró, dándome la espalda.

Mi corazón latía furiosamente. No iba a permitir que me hablara de esa manera otra vez. No después de todo lo que había aguantado.

-Tranquilo, no volverá a pasar -le aseguré, mi voz cargada de un rencor silencioso.

Era la conversación más larga que habíamos tenido en años, pero una parte de mí sabía que, aunque lo amaba, no dejaría que me tratara como un intruso nunca más.

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