🌷Capitulo 3🌷

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||Park Jimin

Era el segundo día de clases y me dirigía al baño, deseando mirarme en el espejo una última vez para ajustar mi corbata. Desde allí, observé a Jungkook mientras se colocaba el cinturón sobre sus pantalones. Cada movimiento suyo era meticuloso, casi ritual. Cuando alzó la mirada y me vió, tomó un peine y empezó a arreglarse el cabello, su expresión se volvío en una mezcla de concentración y desdén.

Negué varias veces, sintiendo una oleada de frustración. No estaba dispuesto a quedarme allí y dejar que sus gestos controlaran mi día. Necesitaba aire fresco antes de que el peso de la situación me aplastara aún más. Salí del baño, el viento fresco me golpeó en la cara y observé cómo las hojas danzaban en el aire. El clima parecía apacible, pero no podía evitar sentir que se avecinaba una tormenta, no solo en el cielo, sino también en mi vida.

Respiré profundamente, tratando de despejar mi mente del evento de la noche anterior. Miré la hora en mi celular: casi era hora de entrar a clase. No tenía ganas de enfrentar a Jungkook, pero al llegar al aula, él ya estaba en su asiento, justo al lado del mío.

Sabía que estaba siendo irracional. Su rechazo en la fiesta y la forma en que me hizo sentir ridículo frente a todos no debería influir tanto en mí. Aun así, me irritaba que él pareciera disfrutar con mi incomodidad.

—Sé que te gusta sentarte conmigo, aunque intentes disimularlo —dijo Jungkook con una sonrisa que solo hacía que mis nervios se tensaran más. Me miró intensamente, como si leyera mis pensamientos. Ignoré su comentario. No estaba de humor para sus juegos esta vez.

—¿No vas a hablarme? —insistió con tono juguetón.

—Hoy no tengo ganas —respondí, recostando mi cabeza sobre la mesa mientras el sonido de la tiza rasguñaba la pizarra, rompiendo el silencio que intentaba protegerme.

Jungkook se rió de mi actitud, sin mostrar preocupación por mis sentimientos. Continuó hablando hasta que llegó la profesora. Las horas parecían eternas. Cada vez que alguien se acercaba para hablar con él , me ponía los auriculares, buscando escapar del mundo de Jungkook, aunque no podía evitar preguntarme si solo yo sentía esa pena ajena del dia anterior, actuando así por su comportamiento, era simplemente una parte de su personalidad y yo quería escapar de ella.

—Jimin, ¿puedes responder este ejercicio? —dijo la profesora, interrumpiendo mis pensamientos.

—¿Cuál? —pregunté, avergonzado. No tenía idea de lo que estaba hablando.

—Si estuvieras prestando atención, sabrías la respuesta —me reprendió, señalándome con el dedo mientras continuaba con la clase. Me sonrojé de vergüenza.

—¿Qué te causa tanta gracia? —pregunté, sintiéndome acalorado mientras me limpiaba el sudor de la frente.

—Nada, solo me río de lo fácil que era ese ejercicio —respondió Jungkook con una sonrisa burlona.

—Así que sí te estabas riendo de mí —le acusé, sintiendo cómo la frustración crecía.

—¿Ah, sí? No me di cuenta —replicó con una falsa inocencia.

—Púdrete —le respondí, levantando mi dedo del medio sin mirarle. Sabía que era una reacción inmadura, pero el enojo me sobrepasaba.

—En este momento no sería muy divertido, ya que parece que nada te sale bien y apenas has comenzado. ¿Por qué no lo dejas? Todo sería más sencillo para los dos —dijo con tono despectivo.

Intenté replicarle, pero la voz de la profesora me interrumpió de nuevo, regañándome mientras Jungkook se reía detrás de mí.

—Yo en tu lugar no diría una palabra más —dijo Jungkook con burla, acercándose un poco—. Si te vuelve a regañar, es probable que no te dejen entrar más a esta clase, y eso sería muy deshonroso para ti.

Sentí cómo el puño se me cerraba por la rabia, y me concentré en copiar los apuntes que la profesora dictaba. Todo sería mucho más sencillo si Jungkook estuviera lejos de mí.

El timbre de salida sonó y Jungkook me miró con una sonrisa que solo me irritó más. Recogí mis cosas rápidamente y salí del aula, buscando refugio en el techo para encontrar algo de soledad.

O eso creía.

Apenas había estabilizado mi respiración cuando escuché su voz familiar y molesta. Reconocí sus palabras y los pasos firmes. Me giré, y sin querer, choqué contra su pecho. Su presencia era una mezcla incómoda de familiaridad y perturbación, y me hizo notar el brillo de sus ojos.

—¿Estás ocupado esta tarde? —preguntó, su tono era despreocupado.

—¿Necesitas algo? —respondí, intentando mantener la distancia física y emocional.

—Solo dos cosas.

—¿Alguna de ellas me involucra? —pregunté con desconfianza.

—Me gustaría que me acompañaras a un lugar esta tarde.

—¿Y la otra? —pregunté, intentando no sonar demasiado interesado, pero la curiosidad me venció.

—Que me dejes el cuarto libre hasta al menos las diez.

—No me agradan ninguna de las dos opciones —repliqué, cruzando los brazos y sintiendo cómo la frustración me embargaba.

—Pensé que podríamos pasar tiempo juntos. Me siento mal por lo que pasó ayer y quería compensarte de alguna manera.

Si quiero ir contigo, estúpido,” gritó mi subconsciente, pero sabía que debía mantener una fachada de indiferencia.

—Agradezco tus disculpas, aunque no parezcan sinceras. Pero no tengo ganas de salir a ningún lado.

No podía permitir que unas palabras amables me hicieran sentir como un completo idiota después de todo lo que había pasado la noche anterior.

—¡Demasiado tarde! —dijo con firmeza, y antes de que pudiera reaccionar, tomó mi mano y comenzó a bajar las escaleras a un ritmo imprudente.

—¿A dónde vamos? —grité, tratando de zafarme de su agarre, pero su mano era sorprendentemente firme.

—Solo quiero divertirme. Vamos —respondió, mirando hacia atrás con una sonrisa despreocupada que me hizo dudar de mi decisión.

¿Jungkook me estaba sonriendo? No podía creerlo, pero decidí dejarme llevar por su energía y ver a dónde nos llevaría esta inesperada salida. Ya no había vuelta atrás.

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