Capitulo 19

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"Verdades y confusiones"

Jeon Jungkook

Me despierto, miro al lado y estoy convencido de que nada de lo que pasó ayer fue un sueño. Pongo una mano detras de mi cabeza, la acomodo un poco aún mirado el techo blanco. Aún siguen dentro de mi cabeza todas sus palabras.

Ya no se si te amo o te odio Jeon. Solo vete, ésta vez no te detendré.

Ella estaba allí, justo delante de mi. A mi merced. Como siempre la soñe y voy y la cago de la peor manera. No supe aprovechar la oportunidad que me brindó el destino. Y es que, ¡Estaba demasiado asustado que perdí mi momento!

Me asustaba aún mas que su corazón estaba por ser ocupado por alguien más. Sabía que existía alguien más en su mente. ¿Acaso ya era tarde para mi?

Caminé al baño, lavé mi cara y miré en el espejo.

-¿Por qué eres en todo lo que pienso Weeler? -grité mientras daba un puñetazo en el vidrio, éste se desbarató en mil pedazos, esparciendose por toda la habitación y clavándose en mi piel.

Patee con el pie los filosos pedazos, a cada paso que daba dejaba una huella de sangre pero en esos momentos nada era importante para mi.

Bajé las escaleras en la misma condición que me encontraba. Tomé una tostada con la mano sana y la otra la escondí detras de mi espalda. Weeler estaba a punto de bajar, siempre lo hacía a esta hora y no quería que me viera en esta condición. Aunque si lo hiciera todo sería mi propia culpa por no haberme cuidado mejor.

-¿Jungkook? -pronunció en un bostezo mientras rascaba sus ojos y se sentaba delante de mi. -Hay unas manchas rojas en el suelo. ¿Pasó algo? -negué con la cabeza.

-Todo está bien fresita, no te preocupes.

Dejé la tostada en el plato, tomé el jugo y ella me detuvo en la acción.

-No tomes eso. -gritó derramando todo sobre mi. -Tenía algo raro. -abrio su boca en una perfecta O cuando me vio pararme del asiento de pura inercia por el líquido vertido sobre mi.

-Auch. -proteste al dar un paso mas. El vidrio del pie se estaba adentrando un poco mas en mi piel y cada vez dolía mas.

-¿Que te ha pasado? -dijo desesperada. Comenzó a dar unos cuantos gritos llamando la atención de todos los guardias y rápidamente Helms apareció a ayudarme.

-Quedate aquí, estare bien. -le guiñé un ojo y ella negó. Hice una seña a dos de los guardias para que la sujetaran para que no me siguiera, mientras otros dos me cargaban directo a la habitación y el mayordomo llamaba a un doctor.

-¡Quiero ir contigo! -lloriqueó mientras se resistía. -Solo quiero ver que te encuentres bien. -bajó la cabeza dándose por vencida y dejé de verle ya que me encontraba en cama.

-¿Que ha pasado? -preguntó el Helms preocupado. Acomodó mi cabeza en la almohada y cruzó sus manos esperando una respuesta.

-Un pequeño accidente. Solo limpia todo este reguero y ponga otro espejo en el baño. -indiqué y asintió. Solo quedaba esperar a que llegase el doctor y se me aliviase el dolor, necesitaba que se frenara la salida de toda la sangre que estaba perdiendo.

Arnie Weeler

Caminaba de un lugar a otro, mis pies dolían y ya sabia de memoria cada raya que traía el pasillo. Detallaba el búcaro del final del pasillo, los girasoles tenían varias tela de arañas. Estaban algo descuidadas por el servicio. La puerta se abrió y corrí hasta alli. El doctor salió mientras mantenía en sus manos su maletín.

-¿Está bien? -le pregunté un poco desesperada. Él asintió y me hizo una seña de que podía entrar, por lo que no dude en hacerlo inmediatamente. -¿Te encuentras bien? -me acerqué a él. Tenía ambos pies vendados y con manchas de sangre, al igual que su mano derecha. -¿Que te ha pasado? -traté de coger si mano pero se resistió, no insistí y solo esperé a que dijese algo.

-¿Que quieres Weeler? -agaché la cabeza. Sus palabras me hacían sentir mal. Él lo notó y acarició mi rostro con su mano no dañada. -Lo siento tanto mi pequeña fresita. Estoy tan confundido. -recostó su cabeza al lado contrario. Se veía triste. Se veía como yo hace un par de meses.

-¿Tienes el corazón roto? -le pregunté entre risas mientras safaba el moñito que traía su cabello y lo acariciaba con mi tacto. Él negó y soltó una carcajada burlona.

-¿Por qué te preocupas tanto por mi?

-Me gusta hacerlo, además nunca me has pedido que no lo haga.

-No lo hagas.

-Ya no cuenta. Y aunque lo hayas dicho antes no te habría hecho caso. -toque la punta de su nariz y le brindé una sonrisa.

No puedo creer que lo dejé ir ayer. Estaba enojado, más bien preocupado. Debí de haberle besado. De haberle contado la verdad. Me sentía culpable de lo que estaba pasando, aunque de cierto modo, aun no sabía que le pasaba.

-No quiero mentirte Jeon. -hablé llamando su atención. -No era virgen. -juguee un poco con mis manos del nerviosismo pero seguí. -Se que te dije que si lo era pero te mentí ese día.

-¿De qué hablas Weeler?

-No perdí mi virginidad contigo, no quiero que te atormentes mas por algo que no es verdad. -me miró desconcertado, aunque podía notar que se había quitado un buen peso de encima con mi confesión.

-¿Me explicas que acabas de decir? ¿Como puede ser cierto? -preguntó y le entendía. Aunque ahora debía de decirle lo que tanto quise ocultar.

-Mis padres eran pobres. Papá me decía que mamá necesitaba unos medicamentos, nunca dijo porque y tampoco pedí explicaciones porque sabía que no me las daría. Tenía 14, era de noche y él me llevaba tomada de la mano, según me había dicho íbamos al parque pero el camino cada vez se hacia mas largo. Páramos delante de un auto, le entregaron una bolsa, me imagino que halla sido dinero, aunque a esa edad no pense tal cosa. Unos hombres me obligaron a entrar dentro del vehículo y mi padre se dió la vuelta y sentó en un banco a unos pocos metros. Dentro del auto tres hombres me violaron, pareviera que mi padre oía mis gritos y tan solo miraba a otro lado. Ese día sufrí demasiado, esos 3 hombres abusaron de mi en todos los sentidos y una vez terminaron me sacaron del auto mi padre me recogió con algo de asco. Me prometió que no lo volvería a hacer, pero para entonces ya no tenia mas nada que perder.

Llevé ambas manos a mis ojos, era inevitable no llorar al contar mi pasado. Me había prometido a mi misma olvidar todo eso, volver a empezar del principio y perdonar a mis padres por todo el daño que me habian ocasionado, pero tal parecía que a quien debia perdonar era a mi misma por engañarme de tal manera.

Mis padres nunca cambiarían y ahora que había abierto mi corazón y alma a Jeon es que me daba cuenta de ello.

Nunca pensé contarle esto alguien. No se me pasó jamás por la cabeza que ese alguien sería él.

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