Paso 7

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"no juzgues un libro por su portada"

Yo estaba corriendo. ¿De qué? Esto no tiene sentido. Pero lo hacía y ya, correr. Estoy asustado y no sé por qué, y sin embargo, sigo corriendo.

¿Dónde estoy? No sé si esto es selva o es ciudad, había árboles en plena carretera, claro, la jungla de asfalto.

Estoy corriendo y aún no sé si es porque escapo de algo o si persigo a alguien. Pero, como no, estoy haciendo parkour mientras avanzo, no corro, trazo.

Estoy trazando. Se siente bien, me gusta. Incluso sentir la piedra con mis manos antes de saltar se siente bien, esto era el parkour en su máxima expresión, lo entendí.

No huía, ni buscaba a alguien, mucho menos intentaba llegar a cierto lugar, solo estaba fluyendo. No necesitaba un motivo para hacerlo porque hacerlo, cada movimiento de desplazamiento, era mi recompensa, mi razón de ser. Era yo y el entorno, fusionados. Y aun así, sentía que no había nada a mí alrededor, pues podía moverme con tanta fluidez que parecía que los obstáculos se habían puesto a medida, tan perfectamente colocados para que pudiera pasar a través de ellos.

Pero así como como la vida llega a su fin, así como los alimentos se echan a perder e inclusive como todo lo que sube tiende a caer, yo, me vi con un obstáculo que ya no podía atravesar: un tronco. Que no vi y me golpeó la cabeza.

Me desperté de golpe, empapado de sudor, llevé las manos a mi cara solo para comprobar que el líquido que escurría a un lado no era sangre.

De inmediato voltee a ver en donde estaba, era mi sillón.

Pero Yoko no estaba en mi regazo como lo estuvo la noche anterior.

Tampoco estaba la chica ¿Cuál era su nombre? Estoy seguro que empezaba con la letra "M".

Me levanto buscando mí reloj-alarma que robe hace un par de días, eran apenas las 9:34 de la mañana.

¿María? ¿Mariana? ¿Marisol? ¿Dónde está esa chica?

Un aroma muy delicioso invadió mis pensamientos, mi estómago rugía de hambre.

En cuanto abrí la puerta de la habitación el sonido de una canción llamó mi atención, era Pretty Woman, sonando en una pequeña radio en la barra de mi cocina. Había una chica de piernas largas y ropa muy maltratada cocinando algo mientras se movía con la canción, no la culpo por estar feliz, me gusta la canción.

¿Maribel? ¿Martha? ¿Marilyn?

- oh vaya, despertaste. Buenos días.

-Buenos días Mariet- dije casi sin importancia - ¿Has visto a Yoko?-

- ¿A quién?- respondió la chica

- Yoko. Es mi gatita. No la encuentro y me preocupa-

- ¿Tu adorable bola de pelos? Es un encanto, está justo aquí, le di algo de comer-

¡Mariet!

-un momento... Esto no está bien. ¡De dónde sacaste comida! No tengo otra cosa que no sea comida para gato- le grité, exigiendo respuestas

-no, es triste si lo piensas, pero vi dinero en la mesita de noche que estaba al lado de la cama. A propósito- continuo hablando - quería agradecerte por salvarme ayer, no sé qué habría pasado de no haber sido por ti y por tu amigo. A propósito ¿Dónde está él?-

Esto no tendría sentido alguno, anoche parecía que ella estaba a punto de morir por los golpes que tenía y hoy, no se ve mejor.

- Él debe estar en su casa ¿Cómo están tus heridas?- le pregunté con seriedad

Ella servía huevos y tocino en tres platos antes de responder - pues esta mañana me dolía todo, decidí tomar una ducha, agua fría. Después corte mi cabello e intente quitar la sangre de mi ropa. Después te vi y pensé que tendrías hambre, te veías agotado. -

Esta chica parece de hierro, lleva la misma ropa de ayer pero se ve diferente, apenas y tiene moretones.
Además se cortó el cabello, casi a rapa del lado donde estaban sus puntadas y el resto sobrepasando su hombro.

Pretty Woman, no podía haber mejor canción para ese momento.

- ¿Por qué no llamas a tu amigo? Hice el desayuno- sonrió mientras me ponía el plato enfrente

Dante

Oye quieres venir?

Tal vez necesito ayuda

Pervertido

Ahora que pasó?

Se escapó la chica?

O está grave?

Llegaré en minutos

Dante

Gracias

Así que ahora desayunaba con Mariet, el desayuno que preparó sabía diez veces mejor que cualquier comida instantánea que hubiera probado el último mes. Comíamos en silencio pues no tenía idea de qué hablar, pero decidí hablar cuando vi que le dolía el hombro al intentar levantar la cuchara para llevar bocado a su boca.

- ¿Cómo vas con ese brazo?- le pregunté - ¿Duele el hombro?-

Esta chica podrá ser buena actuando pero a mí no me engaña, le duele, es muy obvio.

-No pasa nada- esa fue su respuesta, siempre regalando una sonrisa

Es muy amable por lo que veo ¿Cómo una chica así terminó envuelta en un conflicto de pandillas?

-Mariet- la curiosidad me atacaba internamente - ¿puedo preguntarte por los jaguares? ¿Qué deuda tienes? Es decir... Te ves como una buena chica y no entiendo cómo fue que te metiste en problemas-

Hubo calma.

Ya no se oía el ruido de la cucharas golpeando los platos y en su lugar no hubo nada más que silencio y una chica frente mío con una mirada perdida, una mirada algo triste.

Justo cuando pensé que iba a hablar, cuando apenas separo ambos labios y me dirigió la mirada, el ruido de la casa se fue, alguien tocaba y seguramente sabía quién era ese alguien. La chica volvió a desviar la mirada y yo tuve que ir a abrir la puerta.

Cuando abrí la puerta vi a Lucciotto, parecía preocupado. Le dejé pasar de inmediato sin dirigirle palabra. Al pasar a mi lado no pude evitar repudiar el olor tan fuerte a perfume que tenía Lucciotto.

Tan pronto como vio a Mariet ambos hablaron y tomaron el desayuno. Por mi parte, subí a mi habitación y revisé mi teléfono.

Número desconocido

Tú eres dante?

Puedes ayudarme con un trabajo?

Tengo $5000 para ofrecer

Me han contado mucho de tus grandes hazañas y de lo que el gran Da Andalucía puede hacer

Que me manden mensajes números desconocidos no me molesta en lo absoluto, es muy normal.

Pero debería poner una contraseña pues a veces me envían mensajes gente extraña.

Dante

Dame detalles y veré si lo aceptó

Mis respuestas son rápidas, no quiero perder tiempo con algo que sé que no haré.

Así que mientras espero por la respuesta bajo nuevamente para observar a Mariet hablar con Lucciotto.

-No me molesta, ni me importa, solo no distraigas a Carlos- pase de largo mientras le decía todo eso, tenía sed

-am... Sobre eso Dante... Ella...- Lucciotto sonaba nervioso así que decidí mirarle para ver qué tenía que decir - ella quiere entrar... Y me refiero al robo-

Qué bueno, no me gustaría dar bromas innecesarias aún.

-No podría, ya tiene mucho de qué preocuparse como bailarina de ballet, además no sé si es buena idea.

- Eres muy observador- dijo Mariet -por favor, dame una oportunidad, puedo ser de gran ayuda

-Das miedo- contestó el pervertido -aun así, debes darle una oportunidad, necesita el dinero-

Una de mis reglas es la de trabajar solo, aceptar a Lucciotto fue una violación directa a ese paso y aceptar a alguien más seria, al menos para mí y mi lista de pasos, inaceptable.

-por favor Dante, no sabes cuánto necesito el dinero en realidad- suplicaba Mariet -solo te pido unirme a tu equipo un tiempo, al menos hasta que reúna lo que le debo a los jaguares, después no volverás a saber de mí si lo deseas-

Con todo y su carita de perro regañado no podía ceder.

-Mariet, apenas y se de ti, si decidí salvarte ayer fue porque vi que realmente lo necesitabas pero bien pudo haber sido un montaje precisamente para infiltrarte, hoy te vez de maravilla y ayer pensé que debía haberte llevado al hospital, con todo respeto... no se quién eres- le dije, cruzándome de brazos

-Tendrás tiempo para conocerme pero por favor, ten piedad de mi- estaba haciendo un puchero, esta niña no se rinde

-aun no termino de conocer al pervertido que tienes a un lado ¿Quién eres? ¿Cuánto debes? ¿Qué te hace pensar que te dejare unirte si no sé nada de ti?- seguía atacándola con preguntas, preguntas que no tuvieron respuesta

- ¿Y bien?- lancé una última oportunidad para la chica

- yo... Bueno... Mi novio apostó mucho dinero y terminó pidiendo un préstamo a los jaguares...- se notaba nerviosa, sin duda - pero el cobarde escapó de la ciudad y me dejó la cuenta- empezó a jugar con las manos

- ¿Cuánto debes?- le pregunto Lucciotto

- veinte mil...- respondió

-además de bailarina ¿Qué otra cosa sabes hacer?- le dije

-Soy muy ágil, lo juro - decía con entusiasmo -soy... Delgada, es decir, puedo pasar por lugares estrechos... Yo podría servir como distracción para que ustedes roben- tenía una sonrisa esperanzada y una mirada que me dejaba pocas dudas

- Carlos- hablé - ¿Tú te harás cargo de ella?-

El reaccionó de inmediato y casi sin pensarlo contesto -claro, yo seré el primero en apoyarla si le pasa algo-

Eso bastaba para mí

-Solo te advierto- le decía a Mariet -que mientras no te ganes mi confianza te vigilare, soy peor que cualquier jaguar, así que no me traiciones ¿Entendido?-

Mi teléfono vibró y la melodía que tenía activada para los mensajes empezó a sonar. Suspiré.

-Disculpa Mariet- dije

Ella parecía algo asustada por mis palabras y Lucciotto no estaba mejor, quizá había sido muy duro.

-Lo siento yo... quizá me excedí, disculpa- me sentía apenado por hablarle con tanta fiereza a una chica como Mariet que, sin olvidarlo, estaba aún con el trauma del día anterior

-Carlos... Intenta enseñarle lo poco que te he enseñado y que descanse un poco más- le di una sonrisa - hay una caja de condones nueva en el segundo cajón de la mesita de noche por si la necesitan, debo cumplir un contrato- le dije casi sin tomarle importancia

- ¿Que? Yo no... ¿Te irás?- me preguntó Lucciotto, algo nervioso por mis comentarios

-Saldré solo unas horas tal vez- tomé un abrigo de un perchero que estaba al lado de la puerta -gracias por el desayuno, Mariet-

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