Nunca puedo hacer nada bien

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Golpeo suavemente la libreta con la punta de mi lápiz. El silencio de la biblioteca hace que incluso escuche el sonido que provoca un cabello al caer al suelo. Y es que hablando con completa honestidad, odio hacer la tarea en casa, además de que tengo mucha pendiente. Pero, por lo regular mi padre rompe con la paz que hay en la casa y eso me deja sin ganas de hacer algo más que dormir para no oírlo. Así que ocupo cada momento que puedo a solas, los mejores momentos son cuando puedo estar yo y nadie más que yo.

Aunque la paz se acaba cuando mi teléfono comienza a vibrar. Como aquí no es admitido ni el más mínimo ruido, salgo como una bala del lugar.

—¿Diga? —contesto la llamada con un tono hosco. Ni siquiera me fijo en el nombre de la persona, sea quien sea me ha interrumpido.

—Dante, necesito pedirte un favor. —De inmediato reconozco la voz de mi madre. Su voz siempre suena dulce aunque esté molesta y alterada, por lo que la mayoría de las veces me cuesta entender sus órdenes o peticiones.

—Mamá, estoy un poco ocupado —respondo, aunque eso nunca la detiene. Al final ella termina por convencerme. Pero bueno, es mi madre, tengo que obedecerla en algún momento.

—Dante, yo también esto muy ocupada. La reunión en el trabajo se ha extendido y no sé a qué hora terminará. ¿Puedes ir por tu hermana a la escuela? Ah y recuerda Dante, hoy son sus clases de ballet, necesito que la lleves también —su voz dulce aún llega a mis oídos y trato de imaginarme sus ojos azules yendo de un lado a otro por la habitación.

Entonces miro mi reloj, en media hora sale mi hermana de la escuela pero aún tengo mucha tarea. Y si quiero llegar a tiempo debo de irme ahora.

—Mamá es que me pidieron que me quedara hasta tarde, un profesor necesita explicarme algo sobre un proyecto —me excuso un poco ansioso. Y escucho como sale un bufido de los labios de mi madre. Eso significa que ya está molesta, pero seguirá con su voz dulce, lo sé.

—Dante, ¿es que nunca puedes hacer nada? Nunca puedes hacerme un favor —y dicho eso ella cuelga el teléfono.

—¿Nunca puedo hacer nada bien? Eso ya lo sé madre, por eso es que vivo entre mis miedos y soy un asco en mi vida. No debes de recordarme la farsa de vida que tenemos en nuestra familia —susurro molesto aún con el teléfono en el oído, aunque ella ya no pueda oírme más.

Entonces apago mi teléfono y me meto a la biblioteca para seguir haciendo la tarea, después de todo siempre hago las cosas mal y nunca le he hecho favores a mi madre. Además yo soy siempre el que pone el trabajo primero y no me intereso en mis hijos, sí, yo siempre debo de ser el malo en la historia. Y sin darme cuenta, las lágrimas comienzan a salir de mis ojos. Una a una caen entre mis libros. Pero lleno de rabia me las limpio, ya estoy harto de llorar, y sé que siempre digo eso, pero en serio lo detesto.

Y así es como paso una hora metido en la biblioteca, aunque comienzo a pensar en mi hermana. Ella no tiene la culpa de nada, bueno, lo que sí es cierto es que cuando vino a la vida, todos los problemas comenzaron, pero eso ya no importa más.

Así que resignado y torturado por mis pensamientos enciendo mi teléfono y comienzo a marcarle a mi madre mientras guardo todo en mi mochila. Sinceramente no me sorprende que ella rechace mi llamada. Bien madre, entonces mejor te escribo un mensaje. Y lo hago, comienzo a explicarle que iré por Hillary a la escuela y luego la llevaré a sus clases de ballet.

Decidido salgo corriendo del lugar, pobre de mi hermana, lleva media hora esperando por nosotros. Tan sólo espero que no se haya puesto a llorar. Será mejor que ya no vaya a mi casa por el auto, me tardaré mucho más en llegar, por lo que tomo el autobús que me deja más cerca de la escuela de mi hermana.

Pasados unos quince minutos de trayecto y otros quince corriendo, llego hasta la escuela de mi hermana, donde todo ya está cerrado, tan sólo está el guardia. Por lo regular llegan choferes a recoger a los niños, pues esta es una de las más costosas y prestigiosas escuelas de la ciudad. Yo no quise venir aquí porque odio usar uniforme, además de que las escuelas "normales" nunca me han desagradado. Pero volviendo al tema, mi padre no deja que los choferes vengan por Hillary, digamos que mi padre no puede ver a Hillary porque se vuelve loco. Jamás había visto a alguien odiar tanto a otra persona como mi padre lo hace con mi hermana.

—Buenas tardes señor, soy hermano de Hillary Collins, ¿podría decirle que ya vine por ella? —El hombre me mira de pies a cabeza y lanza un gruñido. Así que busca en una lista el nombre de mi hermana.

—Ya han venido por ella —suelta el hombre con fastidio y eso sin duda también me pone de mal humor.

—¿Vino mi madre? Su nombre es Eleanor Collins. —El hombre regresa y cumple mi petición leyendo el nombre de la persona que vino a recogerla. Y comienza a decirme aún más enojado.

—No, vino alguien llamado Dakota Harrison, era una chica rubia. Y bueno, vino con autorización de tu madre —¿Dakota? Esto debe ser un error. Aunque el hombre no me deja plantearle mis dudas, ya que se aleja de la puerta.

Bien, no sé qué razón tendría mi madre para conocer a Dakota, pero miro la hora en mi reloj y me doy cuenta que la clase de ballet de mi hermana comienza en diez minutos. Seguramente Dakota la ha llevado.

Así que nuevamente como un loco salgo corriendo, pero sin sacarme de la cabeza a Dakota y mi hermana.

Pasada otra media hora de tortura en mi cabeza llego hasta la escuela de ballet donde va Hillary. Trato de recuperar el aire que toda esta travesía me ha arrebatado. Por lo que sin otra cosa en mente, entro al establecimiento el cual está infestado de niñas y madres resignadas a aguantar una hora en este lugar. Pero eso no me importa ahora, quiero ver a mi hermana.

Y llevando mis ojos de un lado a otro, por fin la veo sentada en el suelo mientras se pone sus zapatillas para bailar. Así que me acerco velozmente a ella.

—¿Hillary? —Mi hermana desvía la mirada hasta mis ojos y yo me quedo embobado en sus hermosos ojos azules y sus enormes pestañas. Sin duda ella no se parece en nada a Lucy y a mí.

—Mamá me dijo que no podías venir, ¿qué quieres Dante? —Una sonrisa inevitablemente llega a mis labios. Jamás puedo enojarme con ella... a menos que ponga su música a todo volumen, eso lo detesto, pero en cualquier persona.

—¿No es obvio? Vengo a cuidarte, estaré por allá sentado —Hillary se levanta mientras un rizo rebelde cae por sus pómulos pronunciados y su piel canela.

—Vine con alguien más Dante. —Bingo, esto era lo que necesitaba. Ahora tan sólo debo de averiguar qué hace Dakota aquí.

—¿Ah sí? ¿Quién es? —Mi hermana mira detrás de mi cuerpo y señala un lugar específico de todo el lugar.

—Es ella, la rubia de allá, se llama Dakota y es mi nueva niñera. Es más divertida que tú, ella conoce todas las canciones de Hannah Montana y me deja cantarlas lo más fuerte que pueda. —Los ojos de mi hermana se llenan de brillo mientras mira a Dakota—. ¿Acaso no es hermosa? —y con esas palabras llevo la mirada a la mencionada, quien está sentada ahí con una libreta entre sus piernas y un lápiz entre sus finos y delicados dedos.

—Será mejor que vayas a tu clase, iré a hablar con tu nueva niñera —Una risita sale de los labios de mi hermana y comienza a dar saltitos llenos de emoción.

—Dante, ella me dijo que van a la misma escuela, así que como no quiero que ella se aleje de mí, le he pedido que sea tu novia. —Llevo mis ojos hasta ella y la miro confundido. Yo ya tengo novia y es la chica más hermosa del mundo entero. Sólo que a Hillary no le agrada Dorothy, dice que es muy presumida.

—¿Y qué te dijo? —cuestiono extrañamente curioso de saber su respuesta.

—Nada, sólo frunció el ceño y siguió cantando conmigo, eso sin duda es una buena señal. —Comienzo a reír y le pido que se vaya hasta donde su maestra. Será hora de enfrentarme a ella. Entonces comienzo a caminar hasta Dakota sin despegar los ojos de sus dorados cabellos.

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Nota de la autora:

¿Qué tal? Dante y Dakota se están acercando más sin siquiera saberlo. Desde este momento empieza lo dramático y emocionante. Sí chicos, se puede ser aún más dramáticos en esta obra. La canción en multimedia la estuve escuchando mientras hacía el capítulo, ay, es que me parece hermosa.

Canción: Bad– U2

Gracias por seguir leyéndome, en serio me hace feliz ver sus votos y comentarios. Por favor, sigue haciéndolo y recomiéndala a tus amigos. Hagamos algo, si te está gustando esta historia pon en los comentarios cómo la describirías y cuál sería tu final ideal.

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