¿Habrán en el mundo suficientes lágrimas para lavar mi alma 

y borrar de ella  mi culpa, mi lástima y vergüenza?

¿Habrá en mi léxico suficientes palabras 

que le devuelvan la inocencia robada al amor que compartíamos,

a nuestra felicidad deseada?

¿O habrán mis episodios maníacos, mis lapsos de razón, 

mis berrinches, mis ladridos, 

arruinado nuestra relación?

¿Roto más allá de cualquier reparo a tu frágil y cansado corazón? 

¿Ejecutado con la daga de la decepción a nuestra euforia?

¿Destruido a martillazos nuestra historia?

Si el remordimiento matara, mi cuerpo bajo tierra ya estaría,

siendo comido por lombrices, devorado por las larvas,

y mi consciencia podrida, en el tártaro encerrada,

para siempre corrompida, y por siempre torturada.

Mis pedidos de perdón hacen eco en el vacío.

Y el silencio me grita devuelta, mientras al destino yo le pido

una última oportunidad de deshacer todo lo que hice

y de probarte que te amo, que te adoro, y que no quise

herirte, defraudarte, mentirte y engañarte.

No sé porque repito estos ciclos.

No sé porque no soy capaz de honrar

El sagrado compromiso que hice contigo.

Decir que te mereces alguien mejor a mí es repetitivo.

Decir que deberías dejarme, doloroso y exhaustivo.

Así que he decidido confesarme frente al mundo

escribiéndote estos versos penosos;

libertando sentimientos cautivos. 

Soy un canalla sin remedio, un tonto, un orgulloso,

un engreído, un vanidoso,

un pesimista, un charlatán,

un conquistador barato, un Don Juan.

Un hombre sin escrúpulos, que finge ser justo;

un hombre mentiroso, que finge ser sincero;

un hombre maldadoso; un hombre al que yo quiero

matar con mis propias manos, la mayor parte del tiempo.

Yo no me soporto, y ni deberías tú hacerlo.

Así que, aunque te amo, aunque te quiero, yo te libero.

Porque sé que mereces algo mejor que esto.

Algo mejor a mis fallidos intentos de hacerte feliz.

No sé cómo cambiar, no sé cómo progresar,

cómo volverme alguien mejor a quien ya fui,

así que rompo las cadenas que te unen a mí,

y te pido que te vayas; ya no te quiero ver sufrir.