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Nos habían tendido una trampa, no lo vi, fui un idiota, ahora nuestro líder estaba tendido en el suelo con una herida de bala en el hombro, Taeyon lo cubría, pero estábamos rodeados, sin muchas municiones.

El apoyo no tardaría en llegar pero ya estaríamos muertos para eso, al menos eso pense, cuando note la camioneta de Taehyung derrapar hacia nuestra direccion, pero esos hijos de puta le dispararon, la camioneta rechino con fuerza.

—¡Taeyon!

El miro en la direccion de la camioneta y aunque algo aliviados por los refuerzos, no estábamos en la mejor situación.

Entonces notamos que alguien abrió la puerta de atrás y en pleno movimiento salió rodando Bo, con media barra de chocolate en la boca, su caída no fue accidental, se paro sin problemas y empezó a disparar con una precisión impresionante.

Una bala rozo mi costado sacándome del trance de verla. No tenía más balas, salí para pelear a puño limpio. Tenía que concentrarme ya que Bo, no estaba más a mi vista.

Taehyung llego para ayudar a su hermano con su padre y deshacerse de los tipos que los rodeaban, me estaba sintiendo agotado, estaba peleando contra tres a la vez y venían más.

Un cañón se coloco en mi campo de visión escuche el disparó y note al tipo caer.

—Toma —Bo me lanzó un cartucho y un arma —esta cargada.

—¿Qué mierda haces fuera de casa?

—Salvando tu trasero.

Se me acerco puso su mano en mi brazo en mi hombro y disparo, no era el momento adecuado para excitarme pero mi polla no lo entendía.

—¿Ropa de gimnasio?

Un short pequeño un crop top pequeño, no dejaba mucho a la imaginación la maldita solo se encogió de hombros.

—Da gracias que no vine en ropa interior.

—Terminando aquí hablaremos seriamente tu y yo.

Sonrió y se adelanto sujeto a uno de los tipos con las piernas en su cuello y desde arriba le disparo, para con el siguiente meter la pistola en su boca y jalando el gatillo sin piedad.

—Me voy a casar con ella.

Cuando llego a donde estaba el líder, un tipo la interceptó  por su expresión no estaba feliz de verlo, el le grito algo en mandarín y ella empezó a atacarlo pero aquel sujeto se defendía bastante bien.

El número de enemigos disminuyó tan rápido que la camioneta negra que recogió aquel sujeto no la notamos hasta que salieron huyendo.

Vi como subían al líder en uno de nuestros autos, yo corrí hacia Bo, la cual miro su reloj de glucosa medio perdida.

—Bo, ¿te sientes mal? —Negó y me acerque para tomarla de los brazos —¿Qué pasa?

—La triada tiene precio por mi cabeza, mi hermano acaba de amenazarme…