❝♡end.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

(__🍨__)

elenco


Daniela Avanzini


  Manon Bannerman

|9O's|

Un fic algo diferente.

(__🍨__)

Escena número tres.

¡Acción!

El cielo del color de los mismos algodones rosas anunciaban la futura y cálida tarde en las calles de Nueva York, específicamente, el gran local popular por sus helados Mearle's Drive In en donde se escuchaban las risas de los presentes neoyorquinos, pedidos y suaves melodías que reproducía la gran rocola fluorescente que hacía juego con el cielo dulce.

En esta, como todos los jueves en la tarde, se adentraba una joven de cabellos castaños cual chocolate con algunos dedos en su bolsillo trasero causando uno que otro chillido por parte de las y los chicos de la estancia. Se limitó a sentarse en las suaves y brillantes sillas frente a la gran barra llena de menús, dibujos y playlists de músicas en aquella temporada.

Llegó una motivada morena en sus pálidos patines mientras extendía una pequeña libreta y una pluma para anotar cada pedido de la joven.—¿En qué puedo ayudarla, señorita Bannerman?—Hizo un clic con su pluma seguido a escuchar lo siguiente.

—Lo mismo de siempre, Lara.—Respondió poco cortante para dirigir su mirada a la del piercing en la nariz. La mencionada la miró confundida para cambiar su semblante a uno molesto.

—No me digas que solo esperas a la caprichosa niña, "mommy".—Habló la peli negra cruzando sus brazos.—Siempre haces lo mismo: te sientas, tomas tu batido, esperas a que llegue y te vas. ¿Qué ganas con eso?

La castaña rió un poco ante sus palabras para luego pensar que ella sabía perfectamente que su chica caprichosa lo amaba, más que cien miradas eran suficientes para afirmarlo y sabía, que ella pensaba lo mismo.

Eso era lo único que le bastaba.

La de piel canela fue interrumpida por un golpe en la mesa gracias a la mesera quien segundos después desapareció entre la multitud de gente, la castaña supuso que para seguir atendiendo a los clientes recientes.

Un espumoso batido de fresas con una cereza al final sería lo ideal para una tarde en primavera dando inicio a encender el gran helado del local con letras en cursiva de un color manzana verde y fresa champagne.

Cuando ya la noche azabache cantaba para ponerse en escena un cuidado y llamativo auto color rosa se estacionabaenfrente de el gran local dejando sus brillantes luces encendidas, claramente para llamar la atención de los que se encontraban adentro.

La castaña ni siquiera tuvo la necesidad de voltearse ya que en los estantes en donde se encontraban variedades de
vinos y cervezas se refleiaban las luces de un auto. Un auto que conocía bastante bien.

Sonrío aún teniendo el pitillo dobladizo naranja en la comisura de sus gruesos labios.

De imprevisto, la rocola antigua comenzó con una nueva canción llevándola a otra tonalidad de colores y que unos ojos
café avellana se adueñaran aún más de la atención de los presentes.

Como mencionamos, unos ojos café avellana en su rostro de porcelana con curiosas pecas junto a unos labios rosas que la
hacían ver más que preciosa. Daniela Avanzini era una leyenda en aquellas épocas, sobre todo si de primavera se trataba.

Dió unos pasos mostrando su cabellera de isleño marrón con unos enormes rizos, un vestido tipo recto cobalto, guantes
blancos con puntos de su color contrario y de su cuello colgaban perlas que brillaban fácilmente en un día soleado.

Pero a pesar de todas aquellas perfecciones a simple vista, había un pequeño problema en aquella porcelana.

Su capricho.

Nadie podría tratar de conocerla gracias a este excepto una destacable castaña, ella conocía rasgos y actitudes de ella que nadie pudiera creer si las mencionabas. Ya saben, de cualquier reina hay una historia oculta.

—¡¿Tienes la decoración para mi auto rosa?! —preguntó infantilmente la ojimarrón.

—Escúcheme nuevamente señorita Avanzini. —Recalcó la morena hacia su contraria. —Aquí ofrecemos bebidas y comida, no una estúdida decoración para tu estúpido auto rosa.

—¡Pero lo quiero!—Chilló.

—¡Pues ves a una tienda para que decoren tu auto!— Gritó con un tono demasiado obvio, Daniela hizo un puchero de sus
tiernos labios y prosiguió a sentarse en las cómodas y medianas sillas poniendo a una ojimarrón nerviosa.

—Tráeme un Bitch vodka.—Ordenó con más seriedad acomodando sus guantes, la de ojos miel obedeció con el pedido mientras que la castaña pensaba en que ya tenía que irse. Como mencionó la morena tiempo atrás, ella solo se sentaba, tomaba su batido, esperaba a que llegara Avanzini y se retiraba sin más.

Apunto de levantarse de su asiento otros personajes invadieron la estancia. Una joven alarmada y detrás de ella un
hombre mayor.

—No se quien es usted así que le pido el favor que no me vuelva a seguir. —Habló por lo bajo pero con el claro silencio
todos pudieron escuchar.

—Disculpen a mi hija. —Comenzó a hablar el varón con nerviosismo. —Vamos a casa, cariño.

—¡¿Qué?! No, suélteme.—Intento zafarse de su agarre pero fue inútil, el mayor antes de salir con la joven junto con una sonrisa victoriosa, alguien detuvo su paso.

—Discúlpeme, señor, pero, ¿qué cree que intenta hacer?—preguntó la única persona que decidió poner las siguientes cartas en el asunto, Daniela.—Me temo que debe de conocerme y sabe que tengo contactos que lo pueden llevar directito a la cárcel.

—Por favor,—sollozó cuando sintió una gran fuerza en su muñeca.—no quiero que me haga daño, perdón pero no quiero ir con usted.—Daniela hizo una seña discreta a la morena del mostrador para que llamara a seguridad, todo se estaba poniendo muy tenso y la noche parecía más oscura de lo normal.

—Esta bien, debo aceptar que esconde cosas milagrosas detrás de ese capricho—Pronunció con seriedad mirándola amenazante, la ojimarrón no sentía ningún nervio. Sabia lo que hacia, una acción que nunca había hecho pero podía controlarlo.

—Nunca te atrevas a disculparte por ser una chica tan poderosa—Miro los ojos cristalinos y marrón profundo de la joven, era muchísimo menor que ella. ¿Qué pretendía ese hombre? Ni siquiera se lo quería imaginar. En un parpadeo tenia a una castaña delante de sus narices, salvandola del golpe que casi recibe.

—Primero intentas secuestrar damas y ahora intentas golpearlas.—Sonrió coqueta aún forzando el agarre de su oponente.—Que falta de caballerismo tienes, me dueles.

—¡Oh!—Una chica con vestimenta blanca que hacia resaltar su cabello negro paso despreocupada derramando su batido encima del hombre mayor. —Creo que a mi batido no le gusto tu ropa de temporada pasada.

—Tengo la misma camisa desde hace un año—Susurró Manon haciendo que la pelinegra achinara sus ojos, claramente pidiéndole que se callara.

El hombre desconocido lleno de espuma intentó huir de ese lugar, pero los que ahora se encontraban insultando y pateando no le permitían hacer tal acto.

—A ver, Avanzini. Si tanto quieres ayudar a esta estúpida niña, ¿por qué no la reemplazas?—Preguntó con una sonrisa perversa mirándola de pies a cabeza.—De todos modos no estas nada mal.

La castaña se puso roja en ese momento, sentía que explotaría. ¿Como trata a las mujeres tan repugnantemente en un solo día?

—Gracias pero no gracias, ni ella ni yo necesitamos a un hombre que nos complemente.—Respondió seca y cortante.

Todos en aquel momento conocieron a la justa y bondadosa Daniela, era como si hubiera renacido de una azucena. Aquel lado que mas enamoraba a la castaña desde aquella noche solitaria en el mismo local de cada jueves. Ambas sabían que morían por el otro desde que sus ojos marrones se encontraron con un brillo que iluminaba toda una noche sin estrellas.

En acto de segundos las autoridades llegaron e hicieron lo debido, agradecieron principalmente a la ojimarrón por redactar el hecho y como actuó para salvar a la menor y esta a su vez, se encontraba en sus brazos agradeciéndole y mencionandole lo tan valiente que fue.

—Niña... Eso fue demasiado increíble.—Lara chocó su mano con la de ella y le dedicó una sonrisa amable a la que tiempo atrás fue su amiga más cercana, pero debido a sus caprichos en la etapa de la adolescencia hasta ahora decidieron retomar su propio camino.

—Hace tiempo que no te veía sonreír así—Rieron en unisono, la morena se agacho para acomodar los cordones de sus patines y cuando levantó la mirada, la de guantes ya no se encontraba allí, suspiró nostálgica.

—Hace tiempo que no reíamos así.—Vio a una castaña salir de la estancia. Siempre cuenta con mi confianza niña.—Sonrió para dirigirse a apagar la rocola y el logo fluorescente.



Podría parecer estúpido e incluso desconcertado pero la castaña tenía en manos el Bitch Vodka que había pedido la ojimarrón tiempo atrás. Salió del local un poco más atrás de ella y se detuvo al ver que ella no daba otro paso.

—Manon, ¿verdad?—Giró su cabeza mientras el frío viento movía sus cabellos suavemente. La mencionada asintió haciendo que la fémina girara completamente. —Gracias por ayudarme, no tuve la oportunidad por obvias razones.—Rió.

Mientras pensaba en que decir se quedo atontada por su risa que ahora era más dulce, cuando río junto a ella por primera vez era una carcajada fuerte y verdadera que la hacia reír cada vez más—Tenía que hacerlo, un gato debe arriesgar sus siete vidas para salvar a una damisela—Nuevamente, aquellos ojos marrones se encontraron, dando emociones inexplicables dentro de sus seres.

—Espero que con "damisela" te refieras a la botella que traes—Señaló divertida.

—Solo pensé que podríamos hablar como la otra vez, es sorprendente que me recuerdes—mencionó acomodándose en el suelo al lado de un pequeño árbol.

-¡¿Me estas diciendo que no recuerdo a la famosísima Manon Bannerman?! ¡¿Es una broma?!—preguntó situándose a su lado.

—Famosísimo el batido que compro, mágicamente a veces no hay.

—¡¿Y por qué crees que pasa eso?!—preguntó nuevamente pero esta vez con sarcasmo. La castaña rió al notar que volvió la sarcástica y caprichosa Daniela, aquella que le encantaba hablar de su auto color rosa que compró su padre, pero lamentablemente no tenía decoraciones para su gusto y chillaba por ellos.

—Nunca cambiaras, ¿eh? —La miró. ¿Cómo llego a este punto? De conocerla, sentarse al frente del bar esperando a que llegara para retirarse a verla con esa dulce mirada mientras que sus rizos se movían ligeramente ocultándose en la noche.

—Quiero un beso-cmencionó de repente, algo inesperado a decir verdad.

Ambos rieron a carcajadas mientras se apartaban.

—Ahora te comportaras caprichosa conmigo, aunque fue demasiado gracioso.—Peino su cabello.

—Ya, ya, solo fue una broma—Rió por lo bajo.

Admiraron las pocas estrellas que se encontraban en el azabache cielo mientras las nubes tapaban el brillo de la luna.

—Daniela.—Llamó.

—Dime, Manon.

—Sabes que por ti esperaré toda la vida, ¿cierto?—Se sujetó situando sus manos en el suelo a sus espaldas.

—Sabes que eso fue muy cursi.—Rieron nuevamente, así eran, ríen disfrutando de los momentos que viven mientras cada vez su amor crecía en silencio, cuando están juntos no pueden evitar sonreír, eso los hace tan especiales.—Manon, sabes perfectamente que te elegiría en esta, en la otra y en lo que queda de esta vida.

—Y después me dices cursi—Señalo divertida.

—Cállate—La fulminó con la mirada.

—Pero... Es lo que calla mi corazón.—Observo sus pequeñas y curiosas pecas acercándose cada vez más a los labios llenos de un poco de brillo rosa. Juntó sus labios con un tierno y casto beso sin saber que el auto de Daniela que aún seguía con sus luces encendidas los iluminaba en esa fría pero preciosa noche.

Y...

¡Corten!

El director gritó seguido a que sonara un timbre bastante escandaloso en el set de grabación. Estuvieron unos segundos más en su tierno y suave beso antes de que los estilistas los separaran para llevarlos a los camerinos.

A la ojimarrón le hicieron pequeños retoques de maquillaje y peinaron sus rizos. A la castaña le acomodaron su ropa y les dejaron minutos de descanso. Los demás actores decidieron comer algo o hablar entre ellos.

La mayor se escabulló entre el staff para entrar al camerino de la pálida y posiblemente conversar un poco con ella, como normalmente hacían.

Antes de entrar tocó cuatro veces suavemente la puerta para que la ojimarrón supiera que era ella. Al entrar, la vio tarareando una canción divertida mientras se tronaba los dedos.

—No sabia que también eras cantante—Cerró la puerta a sus espaldas, sonrió un poco y dio pequeños pasos—Fue una buena toma ¿No crees?

Ella muy en el fondo quería que esa pregunta tuviera una respuesta afirmativa porque si, no solo en aquella película sino también en la realidad estaba profundamente enamorada de ella.

No te alegres aún, gatita, ahora toca la escena en donde peleamos—Rió

—Por poco se me había olvidado—Rasco su nuca con nerviosismo.

—"Sabes que por ti esperaré toda la vida ¿Cierto?"—La castaña la miro confundida.—¿Por qué sentí eso como algo real? Algo más que solo una actuación.

—¿En serio quieres que te lo diga?—Se observaron desde el reflejo del espejo.

La menor con brillos en los ojos se levanto. --"Es lo que calla mi corazón"—mencionó la de guantes haciendo ilusión a lo que ella dijo en la antigua toma y lo que diría cuando pelearan.

—No lo pudieras haber dicho mejor—rieron y se abrazaron, todos esos meses de prácticas que trajeron fruto un enamoramiento de dos almas gemelas, almas que estaban hechas el uno para el otro.

—¡Chicos, comenzamos en tres! —Se asomo un miembro del staff y se alejo con una risita al ver a las tórtolas abrazadas-.Disculpenme.

-¿Vamos, damisela? -Estiro su brazo con un puño.

—Siempre iré contigo y lo sabes—Choco su puño seguido a agarrar su mano y caminar al set de grabación para interpretar una película algo diferente a lo habitual.

A fin de cuentas, no fue una simple película para ambos.

—¿Estamos todos listos? —preguntó el director—De acuerdo, luces... cámara...

Escena número cuatro.
¡Acción!

(__🍨__)

Por ti esperaré toda la vida

Porque mi amor llega hasta la locura

Te amaré hasta el infinito...

-This wall that separates us.

Mil gracias Skyheeu por permitirme adaptar la historia ♡.

Decidí adaptarla al Danon por que amo el ship y también a KATSEYE.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro