Su nombre era Nene, Yashiro Nene, una niña indeseada por sus jóvenes padres. Ellos la dejaron al cuidado de su abuela, y la abandonaron con el deseo de no ser denunciados por la anciana. La pareja desapareció del mundo de Nene, y ella quedó sola bajo el descuidado trato de su tutora.

Solía sentir envidia de sus compañeros. Sus padres los recogían con una sonrisa, llenos de cariño y amor. Sin embargo, a ella no iba a buscarla nadie. Siempre estaba sola.

Entonces decidió que, si algún día alguien la amaba, lo protegería y no permitiría que nadie se lo arrebatase, porque el amor debía ser algo muy valioso si a todos tan felices hacía.

Su nombre era Amane, Yugi Amane, un niño nacido en una familia abusiva. Sus padres lo maltrataban, y llamaban a su tortura amor. Él se lo creyó y vivió correctamente al, al menos, ser querido en esa casa.

Todo cambió cuando su hermano fue a contarle un secreto. Tsukasa, que había sido el nombre de su gemelo menor, comentó que ya sabía lo que era el amor verdadero. Afirmaba que sus padres eran unos mentirosos.

Pero eso acabó con su vida.

A pesar de haber sido testigos durante años, los vecinos alertaron de la tragedia. La policía llegó y se llevó a los señores Yugi, acusados de asesinar a su hijo menor.

Amane quedó solo, sintiéndose abandonado. Podía ser que el amor de sus padres doliera, pero era mejor que esa soledad que sufría. Pasó de vivir en una familia rota de cuatro integrantes a acabar abandonado, porque tres de ellos lo dejaron atrás.

Quedó únicamente resguardado bajo las últimas palabras que su madre le dedicó:

"Esto sucedió porque os amamos."