Deja que pasen los días

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Hola💕
Les traigo un capítulo más, ya veo que hay varias personas que lo están disfrutando y eso me hace feliz😁

También debo agradecerles por sus votos, me hacen llorar😍😭

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-Entonces, ¿sí saben por qué despertó antes de lo pensado?- preguntaba el rey demonio, hablando frente a la esfera de Merlín.

-No, ni Gowther ni yo tenemos idea de por qué sucedió. En aquel momento, puse toda la fuerza que tenía para ayudarlo con el reemplazo de memoria, así que creo que tiene algo que ver con su raza; ellos siempre fueron más resistentes a la magia.-

-Normalmente, no hay un tiempo específico donde debe despertar, así que considero que no es un problema tan grave.- dijo el muñeco, quien estaba al lado de Merlín frente a la esfera.

-De todas formas, estaré pendiente a cualquier movimiento extraño en los alrededores. Elaine puede acercarse al palacio transformada en alguna humana inofensiva.- habló Ban, junto a Elaine sentados en una de las mesas del bar.

-Creo que fui una de las primeras en oponerse a esta decisión y ahora veo que todos están preocupados. ¿Tienen miedo por algo que pueda pasar? Los recuerdos no son solo información, son parte de nosotros, recuerden eso siempre.-

-Diane, creo que hablamos de eso ya, no es necesario repetirlo.- le tranquilizó su rey hada, quien le ponía una mano en su hombro derecho. Estaban sentados en una de las ramas del árbol sagrado.

-Lo sé, no te preocupes, es sólo que sé lo que se siente pensar que algo te falta o que algo está mal en tu memoria...- dijo ella refiriéndose a la época en que Gowther le reemplazó sus recuerdos, eliminando a muchas personas y situaciones importantes en su vida.

-La diferencia es que tu vida no dependía de eso... y desearía no volver a escuchar ese tema de tu parte, por favor.- le pidió Meliodas, bastante incómodo con su comentario.

-Sólo mantengan las esferas cerca, debemos estar alerta a cualquier situación que se pueda presentar. Cuídense mucho chicos, estamos pendientes.- se despidió King, desactivando la magia de aquel artefacto.

-Sí, somos un equipo, para eso estamos. Nos vemos.- prosiguió Ban, ya que casi era hora de abrir el bar.

-Meliodas, lo que sea que estés haciendo para vigilar a la princesa, hazlo con sumo cuidado, no creo que quieras ser tú el causante de algo que quieres evitar. Nos mantenemos en contacto.- le advirtió Merlín, quien sabía de antemano que él no se iba a quedar tranquilo sin poder tan siquiera verla en su vida nueva.

-No hay forma de que active sus recuerdos con un animal común y corriente que no habla, al contrario de Hawk. Sé lo que estoy haciendo, no te preocupes por ello. Gracias.-

La conferencia terminó, retomando cada uno lo que estaba haciendo antes de activar todas las esferas, incluyéndolo a él, quien estaba bastante concentrado en observar los alrededores del palacio, a través de los ojos de aquel gato negro.

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Habían pasado 2 días de que la princesa despertó luego de su larga "enfermedad", y ya era capaz de levantarse de su cama y mantener su vida cotidiana.

Los rayos del sol entraron por la ventana de su habitación, pero ya estaba despierta, hace más o menos 1 hora de hecho. Un sueño no la dejó dormir.

-Llevó varios días soñando con ese chico rubio, cada uno de los sueños en distintos escenarios. Y cada vez que me despierto a causa de eso, siento una nostalgia y tristeza terribles... Algo no anda bien.- se sentó en su cama, tratando de armar el rompecabezas que se mostraba en su mente, pero era inútil. -Mejor me levanto, esto no va para ningún lado.-

Se metió al baño, buscando que el agua fría calmara su cabeza, que sentía que en algún momento iba a explotar. Terminó de asearse y buscó en su closet un vestido corto de vuelo hasta las rodillas, con un escote pequeño, dejando al descubierto su piel blanca y de un color verde azulado y sin mangas, bastante acorde al clima que azotaba Liones en ese momento: verano.

Era bastante temprano, el desayuno aún no estaba listo y ni su padre ni sus hermanas estaban despiertos aún, por lo que decidió ir al jardín del palacio, a apreciar las flores y a tomar algo de aire fresco. Si había estado enferma por tanto tiempo, entonces no ha sentido el sol ni la brisa en un buen rato.

Se sentó en una de las bancas de madera y cerró sus ojos al sentir la brisa soplar su cabello hacia atrás, dejando al descubierto su heterocromía, al cual ya estaba bastante acostumbrada. De repente, vio un pequeño gato negro, sentado en el borde del muro que dividía el palacio del pueblo, el cual era bastante alto. Asustada, se acercó a él pensando que se caería.

-Oye, ¿qué haces allá arriba? Ven, te puedes lastimar.-

El pequeño gatito solo maulló y se lanzó a los brazos de la princesa, quien sin duda buscó la forma de atraparlo sin lastimarlo.

-Vaya que eres valiente, en ningún momento dudaste en saltar, pequeño. ¿Qué haces por aquí, eres callejero?- dijo acariciando su lomo, causando que éste ronroneara y se pegara a los pechos de ella. -Bueno, a partir de ahora tienes un hogar nuevo, ya pensaré que nombre te voy a poner.-

El gatito miró directamente a los ojos de la princesa, y ésta quedó impactada por su heterocromía verde y púrpura, eran bastante impactantes sus ojos.

-Que color de ojos más bellos, parece que encontraste a una buena compañera, entiendo lo que es ser diferente.- dijo metiendo su cabello detrás de la oreja, revelando de nuevo su color dorado, que contrastaba con el azul en su otro ojo. -Vamos, te daré un baño.-

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El rey demonio no se había movido de su cama, estaba demasiado concentrado en volver a ver a su mujer, a esa diosa que lo volvía loco, que lo hacía cometer cualquier locura por su bienestar. La había visto sentarse en aquella banca y decidió que ya era hora de acercarse más. Puso una sonrisa nostálgica, al escuchar como le decía al gatito la hermosura de sus ojos, que él mismo había escogido.

-No tienes ni idea de cuánto amo esa mezcla de colores que tienes tú también.-

Se sintió aliviado al escuchar como ella le decía que lo adoptaría; ahora sí estaba seguro de que iba a estar muy cerca del amor de su vida, aunque fuera a través de aquel animalito.

Decidió levantarse de la cama, al fin y al cabo, era un rey y debía realizar sus responsabilidades. Bufó aburrido, ya que nada de eso le llamaba la atención. Tomó un baño, se vistió con atuendo real y salió de la habitación, buscando a Zeldris. Observó sus puertas semi abiertas, por lo que decidió tocar fuertemente; no tenía intención de ver absolutamente nada que no quisiera.

-¡Ya voy, no entres!- gritó el príncipe desde adentro de la habitación, para luego escucharlo saltar de la cama y correr hacia la puerta.

-Es que no tenía intención alguna de entrar, no vaya a ser que estén haciendo alguna posición que te comprometa jajaja.- dijo Meliodas burlándose de su hermano, quien estaba completamente desnudo, sólo cubierto por una toalla negra de la cintura para abajo.

-Deja de joder, ¿qué quieres?- resopló él molesto, con un leve enrojecimiento en sus mejillas.

-Debemos hablar con los peones acerca de las estupideces que están haciendo fuera de aquí. Aún tienes tu título de verdugo además de ser el príncipe y segundo al mando de esta nación, así que considero que tu presencia es importante.-

-Bueno, está bien, tienes razón. Dame unos minutos y salgo.-

-Claro, termina bien, después quedas hinchado nishishi.-

Zeldris le respondió dando un portazo frente a él. Ya se llevaban lo suficientemente bien como para molestarlo, que en cierta forma lo extrañaba, ya que él tuvo a Gelda unos meses antes que conociera a Elizabeth y lo ha molestado así desde aquel tiempo.

Meliodas sólo sonrió y se dirigió a la cocina, exageradamente grande para su gusto, ya que sólo comían 3 personas allí, pero no tenía intención alguna de ponerse en la tarea de remodelarlo, no le interesaba mucho. Sólo buscó algo que cocinar para calmar su hambre.

-Parece que el infierno tiene al rey que peor cocina de todos, ni yo mismo soporto mi comida.- Recordó cómo una sola persona le dijo que su comida era horrible, pero a la vez deliciosa por haberla salvado. Sonrió por ese pequeño recuerdo. -Y te salvaría la cantidad de veces necesarias, mi Ellie.-

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Ya había pasado casi todo el día, y la princesa no se separó de su nueva mascota. Tanto el rey como sus hermanas, miraron curiosos de donde salió ese gato tan distinto a los demás, pero no le prestaron mucha atención al ver lo feliz que hacía a Elizabeth, quien desde que despertó, estaba con un semblante bastante triste, cosa que les preocupaba.

-Gracias por la cena, iré a mi habitación. Buenas noches padre, hermanas.-

-Descansa Ellie, nos vemos mañana.- le despidió Margaret, con su rostro tan tranquilo como siempre; parecía más su madre que su hermana.

-Claro, hasta mañana.-

Al llegar a su habitación, se quitó inmediatamente el vestido que tenía; había estado todo el día con él puesto, así que necesitaba un baño. Jugó con su gatito por unos minutos y terminó de desnudarse para entrar al baño.

-Creo que puedo acostumbrarme a ésto...- dijo un rey un poco sonrojado, al ver a su diosa desnuda frente a sus ojos. -Total, es lo más que podré hacer ahora.-

Miró hacia la puerta del baño, al escucharla abrirse para luego ver a Elizabeth con el cabello recogido y envuelta en una toalla. Sí, definitivamente podía acostumbrarse a eso.

-Ya voy Moonie, déjame cambiarme y dormiremos, yo también estoy algo cansada. - dijo abriendo la puerta de su closet y agarrando uno de sus vestidos de dormir.

El gatito maulló y se acercó a ella, pegándose a su pierna. La princesa lo levantó y se lo llevó en manos a su cama, para acomodarse ella también.

-Gracias por acompañarme, necesitaba algo así. Descansa, hasta mañana.- terminó de decirle a su mascota, para cerrar los ojos y esperar el sueño.

-Hasta mañana, mi reina.- dijo Meliodas, sonriendo frente a la esfera, mientras observaba a su amor dormir tranquilamente.

Si la vida iba a seguir su curso, no le molestaba que fuera de esta manera.

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¿Qué les pareció? Un capítulo bastante tranquilo, pero con revelaciones importantes.

El próximo capítulo se titulará "El comienzo del fin", ya se pueden imaginar lo que viene.

Feliz domingo, saluditos.

ValyW

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