4: Password, please (1/2)

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-Maldición, Zim. ¡Deja de ser un imbécil! Estoy perdiendo el control
-¿De verdad?- Zim jadeó con burla, jugueteando con la cerradura- Oh, pobre y perturbado Dib-cosa. No te preocupes, estoy seguro de que "los bata-blanca" tienen reservada una celda solo para tu gran cabeza llena de pesadillas.
Dib se estremeció, recordando las terroríficas imágenes de "Amargas Pesadillas"
-No bromees con eso. Solo abre la puerta antes de que las deje caer.- se tambaleó, tratando de recuperar el equilibrio mientras las cajas de donas caían de sus brazos.
-¡Eso intento! Creo que Gir roció soda en el código de bloqueo otra vez. Está pegajoso y huele a caca.- El lekku del irken se estremeció asqueado, bajo la peluca de gel- ¡COMPUTADORA!- chilló, golpeando su mano enguantada contra la puerta- ¡TU AMO Y SEÑOR DEMANDA ENTRAR A SUS DOMINIOS!
Ante las órdenes, una extensión de la cámara fue hacia abajo, hasta la puerta. La lente parpadeó con aburrimiento
-CONTRASEÑA- dijo con la voz arrastrada
-Zim es asombroso- respondió el irken, cruzándose de brazos con irritación.
¿Por qué debía responder su propia contraseña? Solo la había configurado así para que Dib se viese obligado a cantar sus alabanzas si quería entrar.
Le permitía el acceso al humano solo para emergencias, al tiempo que evitaba que abusara de esos privilegios.
Bastante ingenioso, si debía admitirlo.
-MMMM NOPE, ESA NO ES
Zim se quedó boquiabierto por la indignación
-¿QUÉ? ¿CÓMO QUÉ NO ES ESA? ¡YO LA CONFIGURÉ!
-¡GIR LA CAMBIÓ MIENTRAS ESTABAS FUERA!
Un desagradable bufido por parte del humano causó que su lekku se retorciera irritado
-Oh, ¡Debes estar bromeando! Gir no puedo cambiar mi autoridad. ¡Es Gir!
-¡SÍ LO ES!- un agudo chillido causó que el irken diera media vuelta, justo a tiempo para ver como la torre echa con cajas de donas caía sobre el piso junto con Dib, quien estaba siendo abrazado por el pegajoso perro verde.
-¡TE EXTRAÑÉ, MARY!- el insano robot ahogó una risilla.
Dib sonrió incómodo
-Uh, hey Gir. ¿Cómo te va?- acarició al robot disfrazado, muy poco convencido.
Fue una acción de la que rápidamente se arrepintió, y se limpió la mano sobre el pasto con sensación de disgusto.
Zim tomó a Gir del collar, agradeciéndole a Irk la decisión de aún usar sus guantes
-GIR, ¿QUE HAS HECHO?- exigió Zim.
Gir agitó sus nudosos brazos con entusiasmo
-¡ME BEBÍ TODA LA COLA EFERVESCENTE!- exclamó orgullosamente, para luego eructar burbujas marrones. Zim lo soltó con repulsión
-Sí. Sí lo hiciste. ¡TAMBIÉN LE HAS PROVOCADO UN CORTOCIRCUITO AL CÓDIGO DE SEGURIDAD Y HAS CAMBIADO MI GRAN CONTRASEÑA! ¿SABES LO QUE DIGO?
-¡SÍ!- rugió el robot, pero luego se retractó- esperaunmomento... No. -admitió sin comprender
-Significa que no hay donas- dijo Zim con firmeza, cruzándose de brazos con seguridad.
Inmediatamente, Gir se puso de rodillas, gimiendo desesperado. Dib se cubrió los oídos, tratando de amortiguar el terrible sonido. Zim ni siquiera se inmutó, demasiado acostumbrado a los berrinches de su secuaz.
-Está bien, Gir. No donas, a no ser que...- ante esa pausa, Gir dejó de gritar, simplemente gimiendo en un charco de sus propias lágrimas. Zim sonrió.
Tan predecible.
-A no ser que me des la contraseña para abrir la puerta. Solo tras eso recibirás dulces, fritos, delicias... ¿Entiendes?- Gir asintió frenéticamente- Bien, entonces, dame la contraseña, Gir.
Gir abrió la boca para responder... Solo para empezar a toser
-¿De verdad?- Zim gimió con disgusto ante los ruidos asquerosos, pegajosos y ahogados. Parecía que el azúcar estaba arruinando los engranajes del robot.
-Gir, solo dime la contraseña- ordenó- ¿es "tacos"?
Eso sonaba a algo que el robot elegiría.
Gir negó con la cabeza, todavía escupiendo burbujas
-¿Es "taquito"?- intentó Dib, tratando de ayudar
Gir tosió ruidosamente. Dib se encogió. Lo tomaría como un no.
-¿Cerditos de goma?- añadió Zim
-¿¡DÓNDE!?- chilló el humano mirando a su alrededor, sumido en la paranoia provocada por las alucinaciones del TEPT. El irken rodó los ojos, para luego fijarse en que Gir imitaba algo.
El robot apuntó a su dueño. Zim empezó a comprender
-¿Zim?- un asentamiento. Progreso. Gir se abrazó a sí mismo con sus nudosos brazos- No, Gir. No puedes abrazar a Zim.
El robot frunció el ceño, gimiendo frustrado.
Zim suspiró con derrota.
Levantó al cachorro pegajoso en un semi abrazo, dándole palmaditas en la espalda con torpeza. Finalmente, Gir eructó con fuerza, arrojando así lo que parecía ser una botella de refresco sin abrir. Zim miró la bebida gaseosa con desaprobación.
-Gir, ¿qué te he dicho sobre masticar la comida?- le reprendió. El robot, sin embargo, lo ignoró, regresando felizmente el abrazo con una sonrisa de júbilo.
-¡YO AMAR ZIM!
Zim se puso morado ante el estallido de su secuaz.
-CONTRASEÑA ACEPTADA
-¿Huh?- Zim retrocedió cuando la puerta se abrió- ¿ESA es la contraseña?- cuestionó incrédulo.
Dib se acercó, superando finalmente su terror por los cerdos.
-¿En serio?- se burló, pero luego empezó a irritarse al ver un destello de luz en las lentillas de Zim.- debes estar bromeando- gimió el humano.
-¡Es perfecto!- se carcajeó
Oh, aquí vamos.
-Ahora todos los que deseen entrar en la base de Zim, ¡deberan profesar su profunda admiración hacia Zim!
Dib observó con profundo odio como el alien se doblaba de la risa.
-Eres un completo estúpido. No voy a decir eso solo para pasar tiempo contigo. Cámbialo- exigió.
Zim negó con la cabeza.
-No puedo. No lo haré. No quiero hacerlo.-Sonrió, acariciando la cabeza de su leal secuaz.- Además, sería grosero después de que Gir pensara tanto en ello. Solo alguien que ama a Zim más que el propio Zim a sí mismo podría haber inventado una contraseña tan increíble, ¿no te parece? Dib no estuvo de acuerdo para nada. Y lo dio a entender yéndose hacia adentro y cerrando la puerta trás de él, dejando que Zim recogiera las cajas de donas. 
Sin inmutarse, el alienígena rió. 
-Gir, recoge las donas- ordenó, dándole una en la boca al feliz robot.- Eres un buen perro, Gir
-¡YAAAAY!
-Pero también malo. Muy malo. No habrá más soda.
-¡Awwwww!
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-¡SKOODGE!-:Gritó Zim, cerrando la puerta detrás de Gir mientras el robot luchaba por sostener las cajas. Al no ver a su gordito compañero de casa, continuó hacia la cocina, ignorando al humano que se había dejado caer en el sofá.
Zim contuvo la risa cuando vio al otro irken. 
Allí estaba Skoodge, ajeno a su presencia mientras bailaba por la cocina con un trapeador tres veces más alto que él, y con los auriculares de un gato a todo volumen. El regordete invasor se había puesto un polo rosa pastel muy llamativo, junto con un feo broche hawaiano y unos pantalones cortos holgados. 
Oh Irk, ¿y qué era eso en sus pies? Tenían agujeros y estaban hechos de espuma. 
¿Qué tipo de inútil diseño era ese?                
-¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! Stayin' alive! Stayin' alive! ¡Ah! ¡Ah! ¡AAAAHHHH!- gritó Skoodge, saltando casi a un metro de distancia del piso en el aire cuando vio a Zim. El irken más bajo se rió divertido- ¡Zim! ¡Me has asustado! ¿Qué diablos, viejo? ¿Y estás usando tus botas de calle? ¡Acabo de trapear!
Zim se dejó caer en una silla de la cocina, desatando sus botas
-Como dicen los humanos, "no tengas un caballo, Skoodge"
-Es una vaca, Zim- le corrigió Skoodge, fregando por donde Zim había pasado.
-¿Qué es una vaca?
-¡La expresión del humano es "No tengas una vaca"!
-¡Eso es estúpido!- se burló Zim
Skoodge sacudió la cabeza. 
-Has estado aquí más tiempo que yo, Zim. Realmente deberías intentar prestar atención al idioma. Vas a necesitar adaptarte. -Zim se rió con amargura. 
Skoodge suspiró, dejando su fregona para sentarse junto a su compañero en el exilio.-Zim, sé que es difícil, pero tendrás que aceptar que estaremos aquí por mucho tiempo. Y no siempre tendrás a Dib cerca para corregirte. Los humanos tienen vidas cortas.
-Lamentable-. Zim se burló. 
Eran muy débiles. 
Tan debil...
El único digno de quedaese era Dib, e incluso él moriría eventualmente. ¿Qué haría Zim entonces? ¿Consumirse en el aburrimiento? 
No era probable... sería mejor arrancarle el PAK antes de que eso sucediera. 
Su garra se flexionó, avanzando lentamente hacia su manga.
-¿Zim?
Se echó hacia atrás, parpadeando confundido ante Skoodge, que estaba empezando a parecer preocupado. 
-Yo uh... ¡Tengo donas!- espetó. Inmediatamente, el otro Irken se distrajo
-¡Oh! ¿Hay "garras de oso"?
-Una caja entera-. Zim sonrió triunfalmente, contento porque Skoodge le tuviera tanto gusto al dulce; fue redirigido con éxito hacia los dulces, y lejos de Zim. 
-Gracias ... Pero no piense que todavía está fuera de peligro, señor. Todavía tenemos que hablar. Pero, solo después de las rosquillas.
El irken más bajo se enfadó. 
-Sí... después de las rosquillas- se quejó. 
De repente, una sonrisa malvada apareció en su rostro.- Ah, por cierto,
Skoodge. También te conseguí algo para beber.
Sacó la botella de refresco de las patas falsas de Gir, ignorando los gemidos del robot. El ingenuo rostro de Skoodge se iluminó. 
-Oh, gracias, amigo- El otro sonrió, girando la tapa hermética. 
Zim se levantó despreocupadamente, caminando hacia el elevador del baño. 
-No hay problema, amigo- se rió entre dientes, internándose en el laboratorio.

Aloh~
¿Cómo están? ヾ(〃^∇^)ノ yo ya empecé las clases. Jum :') Pero, pude sacar tiempo para traducir~ so, ¡hoy habrá actualización doble! >:D muajaja
Mis horarios no son muy estables ^^' ¿quién diría que ponerme a traducir tan tarde no era buena idea?
Poquito a poquito. Iré haciendo horarios para tener tiempo yo, y no saturaros a vosotros ヽ( 'ω' )ノ
¡Nos vemos en un rato!~ ❤
Recordad: La historia original la podéis encontrar en Ao3 con el mismo nombre. Sin embargo, el nombre del autor es [killyousall]

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