Capítulo once.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Nunca se imaginó que terminaría de esa forma, en ese lugar, con esa persona. Quizás se habían conocido hace muy poco, pero la confianza que se tenían era de esa que se forma con años. Nunca se consideró alguien con gustos distintos, pero tenía que admitir que la sonrisa de aquel chico le cautivó e hizo que algo en su interior se removiera de manera cálida.


Lástima que no podía darse el lujo de tener esa clase de sentimientos.



Él era un ser roto, alguien que fue humillado de la peor forma posible. JongDae era alguien que no se merecía la perfecta y cálida sonrisa de SuHo.


O al menos eso creía él.


-Te noto muy distraído, ¿No te gusta el lugar? Si gustas podemos irnos. -La melodiosa pero varonil voz del dueño de sus pensamientos le trajo de vuelta al mundo real, simplemente no podía dejar de observar esos ojos oscuros, pero tan llenos de vida.


-No es eso, es sólo que me siento un poco incómodo...nunca había venido a un lugar como este, de hecho, ni siquiera se me pasó por la mente entrar en un restaurante tan...


-Costoso, ¿no? -Completó la frase el mayor de ambos chicos, ahogando un suspiro en su garganta. El muchacho castaño asintió un tanto cohibido. - ¿Qué te parece si vamos a ese restaurante familiar de aquí cerca? Me han dicho que tienen buena comida.


-Lo siento...pero me sentiría mejor allí. -Contestó JongDae totalmente avergonzado, Joder, pensará que soy un caprichoso, pensó el castaño.


-Por mí no hay problema, de todas formas, perdóname tú a mí, prácticamente te arrastré para que vinieras conmigo después de una de las reuniones de mi padre que debo asistir.


Ambos chicos salieron del restaurante y sólo en cuanto estuvieron en la calle frente a este, JongDae soltó el aire que no sabía que estaba reteniendo, más que cohibido, se sentía intimidado.


A diferencia de JoonMyun, JongDae venía de una familia humilde y de recursos limitados, sin padre y obligado a pagarse él mismo los estudios, sin contar que tenía una madre trabajadora que apenas veía dos o tres veces por semana.


-¿No te avergüenza estar al lado de alguien como yo? -Preguntó de pronto el castaño, ganándose una curiosa pero seria mirada por parte del otro chico. - Digo, de seguro tus amigos te contaron sobre lo que pasó en...ese lugar.


-Algo sobre que te peleaste con tu jefe y te golpeó. Nada más, lo juro. ¿Acaso pasó algo más que deba saber? -La perfecta ceja del mayor se levantó y JongDae simplemente negó con la cabeza, el hecho de que alguien abusara de él, no significaba que lo contaría al primero que mostrase interés.


-Nada serio, pero...¿Te das cuenta que desde hace unos días has estado muy pendiente de mí? Digo, de seguro tienes novia y además...-SuHo tomó delicadamente la mano del tembloroso chico a su costado, el cual quedó sorprendido y asustado. Definitivamente no le gustaba el contacto físico. - N-no me toques, por favor...


-Primero, lo siento...-Se disculpó el mayor mientras soltaba delicadamente la mano de JongDae, ahora entendía la incomodidad del chico. - Segundo, no tengo novia y tercero...me gustas.


Los ojos del menos se abrieron tan grandes como le era permitido y se quedó estático en su lugar, ¿Acaso le había escuchado bien? ¿Un chico se le acababa de declarar? ¿Por qué su corazón estaba latiendo así de rápido?


-S-SuHo, gracias por eso, pero no creo que te guste como persona...


-Me gustas como hombre, no como amigo. Si bien, ambos somos chicos, no le veo ningún problema que seamos pareja...claro, su tú lo quieres. -Esta vez el avergonzado era SuHo, quien tuvo que desviar su mirada. - No quiero que respondas ahora y tampoco voy a presionarte, simplemente quería que lo supieras.


-Pero...yo no soy homo, no le hago a los hombres, lo entiendes, ¿Verdad?


-Yo tampoco, sólo me gustas tú. Simple.


Desde esa pequeña, pero extraña charla, la relación que comenzaron a mantener era algo más íntima, cálida...casi irreal. JongDae creía que por fin había alcanzado eso tan hermoso que todos llaman "felicidad", aunque no admitiría aún que el chico de ojos tierno le atraía bastante.


Lo único malo era el mal sentimiento que tenía cuando SuHo se acercaba mucho a cierto pelirrojo que le ayudó la última vez en aquel restaurante, era un sentimiento que se instauraba en su pecho, apretándole desde dentro con un calor agobiante que llegaba a irritarle, así es, estaba celoso. Bueno, lo único que le calmaba era que en cuanto cierto chico de tes morena se acercaba, KyungSoo prácticamente corría a sus brazos...


Ellos desprendían un aire tan tierno y la química que tenían era innegable. JongDae deseaba con todo su corazón poder llegar a querer a alguien con tanta confianza. Quizás, en un futuro fuera SuHo su "alguien" especial...


Soltó una pequeña risa ante aquel pensamiento, quien diría que sólo un par de semanas de conocerse, el chico de contagiosa sonrisa se terminaría ganando algo más que su confianza, no se podría decir que estuviese enamorado ni mucho menos, quizás simplemente le gustaba.


Una vez el frío invierno llegaba a su fin, JongDae iba saliendo de su nuevo trabajo como cajero en un supermercado local en su turno nocturno, cuando su ex jefe le agarró fuertemente del cabello por detrás, al tiempo que algo filoso pinchaba su costilla izquierda.


-Al fin te encuentro...-La rasposa voz del hombre hizo temblar de miedo a JongDae el cual quiso liberarse, pero aquella arma se podía enterrar más en su cuerpo y podría salir más herido que sano. - Me has causado muchos problemas, puta...


-Déjame, viejo estúpido. -Gruñó el castaño menor, quizás estaba muerto de miedo y sus ojos completamente húmedos por las lágrimas que amenazaban con salir en cualquier momento, pero no lo demostraría delante del "señor" que le convirtió en alguien "roto". - ¡Te dije que me sueltes!


Antes de volver a gritar, aquel hombre soltó su cabello para poder tomarle desde el cuello, apretando justo la yugular para que de esta forma, JongDae no pudiese gritar más ni llamar la atención. - Te recomiendo que te calles, preciosura, no quiero marcar esa linda cara tuya de por vida...


JongDae no pudo aguantar mucho más y sus ojos se desbordaron en lágrimas, ya no gritaría, ya no pediría ayuda, después de todo, nadie vendría a su rescate.


En un callejón oscuro, a altas horas de la noche se podían oír los sollozos de una persona junto con un par de golpes, seguido de un grito desgarrador que de seguro quien lo haya escuchado le hubiese partido el alma y al final un sonido de algo cayendo al suelo.


-¡JongDae! -El grito de SuHo mantuvo a JongDae consciente, con lo que pudo ver, el chico traía consigo una vara de metal la cual golpeó a su antiguo jefe en la cabeza. Sólo entonces se pudo dar el lujo de mostrar una pequeña sonrisa. Quizás, SuHo era el príncipe quien siempre salvaba a la damisela en los cuentos que solía leer de niño. - JongDae...


-Gracias...-SuHo sufrió de un escalofrío al oírle, como pudo y con manos temblorosas llamó una ambulancia en la dirección que se encontraban y además llamó a la policía para que se llevaran al cerdo con remedo de hombre que yacía tirado a pocos metros de donde se encontraban los otros dos chicos abrazados, uno a punto de una crisis y el otro semi inconsciente.


Después de su "charla", todo fue una verdadera locura. Tres hombres uniformados tomaron al hombre, lo esposaron y se lo llevaron al hospital de reclusos, y segundos después la ambulancia llegó junto con varios paramédicos.


SuHo sabía que debía dejar a JongDae en manos de los especialistas, pero simplemente no se quería despegar del frío cuerpo del castaño. Al final, en la ambulancia se llevaron a JongDae y a JoonMyun. Según lo que pudo entender el universitario, había perdido mucha sangre a causa de la cuchilla que le habían quitado del costado.


Un par de horas más tarde, JongDae abrió sus ojos en una sala con un olor horrible a anestesia, químicos y latex, las cortinas tapaban lo que supuso era la madrugada y lo que le hizo recuperar por completo el conocimiento fue el peso en su costado derecho. Una suave cabellera yacía recostada sobre su mano y sabía perfectamente a quien pertenecía.


Con un suave movimiento, quitó su mano y comenzó a acariciarle, quitando algunos mechones para poder apreciar las facciones de su salvador. Porque sí, su antiguo jefe no había alcanzado a "romperlo" de nuevo, sino que lo golpeó hasta el cansancio y cuando estuvo a punto de bajarse los pantalones, trató de huir, terminando con la navaja que antes le amenazó, enterrada en su costado izquierdo. El resto es casi ficción.


Pero no lo fue. Fue todo real. SuHo llegó como un caballero con armadura a rescatarle.


Sin darse cuenta, un río de lágrimas descendía por sus mejillas y fue por ese motivo que ni cuenta se dio cuando SuHo despertó y le miraba con esa ternura tan característica de él.


Cuando JongDae se dio cuenta de que era observado por esos orbes color chocolate, atinó a tirar de su chaqueta y así poder abrazarle con toda la fuerza que podía en esos momentos, ya que para qué mentir, seguía muy débil por la pérdida de sangre.


-Tranquilo...ya pasó todo. -Susurró el mayor de ambos, y también fue el detonante para las lágrimas de SuHo. Tuvo miedo, mucho miedo. Miedo de perder a alguien tan maravilloso y hermoso como JongDae, miedo de que ya no pudiese ver su sonrisa. Miedo de ya no verle nunca más.


-Gracias, SuHo...muchas gracias. -Respondió el castaño y se separó para mostrarle su tan peculiar sonrisa de gato, como solía decirle el mayor cada vez que se veían.


Cuando sus labios se unieron, fue algo tan natural y dulce, como si lo hubiesen hecho desde siempre. Como si estuviesen destinados a permanecer unidos de esa manera. Como si hubiesen nacido el uno para el otro, sin importar lo que diga la sociedad.


Y con ese beso, sellaron lo que sería un inicio de su relación. Una promesa silenciosa, donde las palabras fueron reemplazadas con hechos realmente grandes.


Lo que restó de noche, JongDae se dedicó a contarle sobre todo lo que le sucedió en su anterior trabajo, los constantes acosos, los "juegos" que tenía con su jefe. En todo momento no soltaron sus manos, era como un apoyo mutuo.


JongDae para no volver a desmoronarse y caer en la oscuridad que estuvo tanto tiempo y JoonMyun para no ir personalmente a la estación de policía y partirle la cara al cerdo ese. Ya cuando la mañana se abría paso, ambos chicos se durmieron en la misma cama de hospital.


Como SuHo se había encargado de enviarles un mensaje a sus amigos en cuanto llegaron al hospital, cuando en la mañana llegaron a ver cómo estaba JongDae, todos quedaron tanto sorprendidos como enternecidos con la imagen frente a sus ojos.


Ambos chicos con las manos tomadas yacían durmiendo uno al lado del otro y con una pequeña sonrisa surcando sus labiales, dándoles una imagen de tranquilidad, además, se notaba desde lejos la protección de SuHo con el chico castaño.


Tanto Kris como LuHan, KyungSoo y JongIn los observaron unos segundos más. Realmente nadie quería despertarlos pero necesitaban saber qué fue lo que le pasó realmente a JongDae para poder hacer la demanda formal; de eso se encargaría el padre de KyungSoo al ser uno de los mejores abogados de la cuidad.


El primero en acercarse fue Kris, quien movió un poco el hombro de SuHo, quien instintivamente se acercó al cuerpo de JongDae, como si lo intentase proteger. JongIn sonrió ante aquella escena y tomó la mano de KyungSoo.


KyungSoo alzó su mirada y le dedicó su tan conocida sonrisa de corazón. El pequeño pelirrojo realmente estaba emocionado que, después de tanto, sus amigos de a poco comenzaban a tener su felicidad real y no la fachada que solían llevar todos los días. Además, quién mejor para SuHo que un chico humilde de corazón, sonrisa contagiosa y que siempre tenía algo que contar. Realmente JongDae era perfecto para SuHo.


Para cuando el mayor de todos abrió los ojos, los colores se le subieron al rostro al ver que todos sus amigos y JongIn se encontraban viéndole con una sonrisa.


-¿C-cuando llegaron? -Preguntó totalmente abochornado, haciendo que JongDae de a poco abriese sus ojos y también se sonrojara. - Debieron despertarme.


Luego de saludarse formalmente y que SuHo se acomodase en una de las sillas que le designaron la noche anterior, donde casi rogó que le dejasen quedarse al lado del castaño menor, comenzaron a relatar su parte de la historia.


Primero fue JongDae, diciendo que acababa de terminar su turno nocturno en su nuevo trabajo y que fue emboscado por su ex jefe, que trató de abusar nuevamente de él pero no lo logró, que lo único que recordaba después de eso, fue que despertó en aquella habitación de hospital.


Luego fue SuHo, quien dijo que quería ir a buscar a JongDae para salir a algún lado y que al no encontrarlo se devolvió por su camino y que llegó corriendo cuando escuchó un grito en uno de los callejones cercanos al trabajo del castaño, y que cuando vio como el hombre acuchilló a JongDae, tomó uno de los fierros rotos que yacían en el suelo y que lo golpeó.


Mientras Kris grababa toda la declaración, KyungSoo tomaba algunas notas y LuHan llamaba a la estación para que le dieran los datos criminales de aquel hombre. JongIn los miraba a todos totalmente sorprendido.


Nunca pensó que los amigos de KyungSoo pudiesen ser así de organizados cuando se trataba de cuidar a los que quieren.


"En esa clase de amistad siempre hay algo detrás...", JongIn abrió muy grande los ojos cuando escuchó aquella voz en su cabeza, por lo que miró disimuladamente hacia todos lados de la habitación, "Debemos tener cuidado, JongIn, esos tipejos nos pueden quitar a KyungSoo. Tendremos que matarlos a todos..."


-¡No haremos nada! -Gritó de pronto JongIn, llamando la atención de todos los presentes. Y cuando el chico moreno se tomó la cabeza con las dos manos, rápidamente KyungSoo le tomó de la muñeca y se lo llevó al patio trasero del hospital, cerca del estacionamiento, ya que era la zona menos concurrida, si es que no transitaba nadie allí.


-JongIn...¿Qué tienes? ¿Quién no hará nada? -JongIn miró fijamente los enormes y hermosos ojos de KyungSoo, y gruñó. Eso asustó un poco al más bajo, pero al mismo tiempo una corriente de adrenalina se deslizó por su cuerpo y fue aún más la descarga cuando aquellos orbes cambiaron de color a un rojo intenso y las raíces a de cabello de a poco fueron cambiando de color.


Nunca le prestó atención a los cambios de JongIn, o bueno, siempre que aparecía Kai trataba de huir o simplemente la situación no le dejaba observar con mayor atención.


-Lo lamento, muñeco, no confío en esos idiotas. Los mataré a todos y así te tendré para mí solo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro