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Las calles despejadas eran de lo mejor por las mañanas, y sobre todo el aire fresco que le entregaba una hermosa sensación de tranquilidad, más aún cuando iba a su nuevo trabajo.

Se estacionó donde correspondía al llegar al hospital; Ya había hablado con su jefa, Park Jihyo, solo debía llegar y empezar a trabajar, y claro, presentarse a sus nuevos colegas.

Hasta ahora solo conocía a Sana, quien era su mejor amiga desde que tenían dieciocho años y estaban en el primer año de medicina, pero solo se separaron un tanto sus caminos cuando empezaron a hacer su internado en distintos hospitales, y luego, empezando a trabajar en estos. De igual forma, en sus días libres aprovechaban para salir y comer algo, ponerse al día en cuanto a lo personal.

— ¡Hey, Mina! —Saludó Sana cuando vio a su amiga entrando al hospital. La pelirrubia sonrió alegre.

— Deberás ayudarme a ubicarme, no me vas a dejar a la deriva, ¿no? —Bromeó.

— ¿Me crees capaz de hacer eso? Me dueles. —Llevó su mano a su pecho, como si le doliera, exagerando claramente. Ambas solo rieron y empezaron a caminar hacia el ascensor

Llegando hasta el piso donde podían cambiarse y ponerse sus uniformes, algo que hicieron de inmediato.

Caminaron por el pasillo al área de neurocirugía, tendría que ir a hablar con la jefa de área para ponerse al día.

Un aroma suave y encantador de flor de chocolate y canela llegó a las fosas nasales de Mina, incluso cuando la mayoría del personal ocupaban supresores para disminuir su aroma en el trabajo, pudo llegar a oler sutilmente aquel aroma perteneciente a una omega. De hecho, era un olor que combinaba con el suyo sin darse cuenta de menta y chocolate amargo.

— Oh, ahí están las primeras doctoras para presentarte. —Propuso sonriente Sana, encaminándose junto a Mina hasta el par de doctoras de pediatría.— Doctora Im, Doctora Chou, buenos días. —Saludó cordial Sana.

— Buenos días. —Saludó sonriente Tzuyu.

Nayeon aún estaba en lo suyo, supuestamente viendo los resultados de su paciente, pero la realidad era que estaba confundida por el hecho de sentir a su loba inquieta y juguetona por un aroma desconocido para ella, pero que le gustaba y atraía ese olor a menta y chocolate amargo, sobre todo al ser de sus sabores favoritos.

—Nayeon, preséntate, no seas irrespetuosa. —Regañó la otra doctora de pediatría.

— Uh, ¿qué? —Ahí fue cuando levantó la mirada y vio a alguien que no conocía. — Perdón por la distracción. Un gusto, soy Im Nayeon. —Se presentó la doctora finalmente mirando a Mina.

— Myoui Mina, un gusto. —Sonrió tímida, ¿ella era la doctora a quien le pertenecía aquel aroma? Por alguna razón sentía a su loba juguetona, emocionada por el olor de la otra.

El celular de Nayeon sonó, el resto de los resultados ya estaban listos. Mientras Sana y Tzuyu hablaban, Mina solo escuchaba y miraba sutilmente a la castaña. La omega revisó rápido los resultados; podía confirmar los resultados finales de la biopsia, confirmando la sospecha a cáncer en su paciente.

Hizo una mueca, tendría que avisarle a la familia; era algo que, pasen los años que pasen, seguía odiando el momento de comunicar al padre o madre que su hijo tenía cáncer.

— Disculpen, debo irme. Que tengan un buen día, con permiso. —Se despidió cordial Nayeon, pasando su vista rápidamente para tomar sus cosas e irse.

Tzuyu miró extrañada a su compañera y amiga, alejándose del lugar. Suspiró desanimada. — Esos resultados no debieron ser para nada buenos. —Concluyó.

— ¿Pasó algo? —Preguntó curiosa Mina.

— Hizo una biopsia hace un rato, cuando es un resultado bueno siempre suspira, la conozco como la palma de mi mano. —Dijo confiada. Su celular de igual forma sonó, debía irse porque tenía una cirugía. — Bueno, que tengan lindo día y pueda disfrutar su estadía acá, doctora Myoui, bienvenida.

— Gracias, doctora Chou, buen día. —Se despidió cordialmente, viendo luego como la doctora de pediatría se iba.

— Bueno, sigamos. —Sana empezó a caminar por el pasillo a la par que Mina, quien solo tenía una expresión media confundida.

Su loba seguía juguetona e inquieta, emocionada por el aroma descubierto recientemente. Era confuso; ¿solo ella había logrado oler el rico aroma de la doctora Im? Las demás ni se inmutaron por el olor de la otra, así que su idea de que quizás el celo de la omega estaba cerca lo descartaba.

— Sana, —Dudó en preguntar, pero debía resolver su duda.— ¿Tú podías oler el aroma de la doctora Im?

La contraria frunció su ceño confundida. — ¿De qué hablas? Claro que no, sabes que debemos usar supresores para nuestros aromas, no puedo oler el aroma de la doctora Im porque es la que, de hecho, más supresores en aerosol utiliza. —Se encogió de hombros restándole importancia.

Mina ahora si estaba confundida, ¿Por qué ella sí pudo oler el aroma a flor de chocolate y canela? No le había pasado anteriormente en el trabajo, de hecho, no solía saber ni como era el aroma de sus demás compañeros por los supresores que utilizaban para que la estadía de los pacientes resultara más cómoda. Y es que a veces, el olor de muchos podía a llegar a ser muy fuerte para algunos pacientes.

Aunque tenía dudas, tuvo que dejarlas de lado en ese momento al encontrarse con la jefa de neurocirugía. Era hora de trabajar, que no por nada se sacó un título y esperó once años para ser cirujana totalmente. Su estadía en ese hospital sin duda fue una de sus mejores decisiones, aunque aún no lo supiera del todo.

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