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-Regresemos al pueblo entonces...- tomé su mano para comenzar el descenso.- Uhm... sí que se ve complicado bajar... Por favor, cuida tus pasos, A-Chen... no quisiera que te cayeras... -me quedaba todo el tiempo mirando sus pies para asegurarme de que no tuviera un accidente.

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- Ten cuidado también, mi bella lucero... No quisiera que salieras herida.- dije teniendo cuidado y asegurando cada uno de mis pasos antes de darlo.- Está parte es la peor que está del camino, vayamos despacio... Por favor.

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-Prefiero velar por ti... es demasiado peligroso si ni siquiera ves dónde pisas...- uno de mis pies se apoyó en una roca inestable que terminó por caer haciendo que mis manos soltaran las de A-Chen y mi cuerpo se arrastrara varios escalones abajo.- ¡Ah!

Intenté detener el descenso de mi cuerpo con mis manos, raspando mis palmas un poco, pero lo que más me dolía era mi pierna derecha, la cual se había hecho un corte ligero por el roce con las rocas.

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-¡A-Guang! ¿Dónde estás? - grité desesperado al escucharla gritar.

Ahora intentaba seguir el camino para poder buscarla llegando hasta ella.

- A-Guang, por favor, háblame... Te ayudaré en cuanto te encuentre. No te muevas, te lo suplico... Enseguida llego.

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Moví un poco mi cuerpo para incorporarme lo más que podía mientras lo escuchaba llamarme.

-¡A-Chen, no vengas! ¡Es muy peligroso para ti!- le advertí viendo como sus pasos se acercaban a los bordes ruinosos de los escalones rotos.- ¡A-Chen, no te acerques!

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-Pero... Princesa, estás herida, ¿verdad? Debe dolerte mucho, tengo que ir a por ti.- dije aún acercándome más a los escalones teniendo mucho cuidado de no tropezar también.

- Solo dime si voy bien... ¿Princesa? Por favor, dime que estoy cerca.

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-E-estás... cerca... - dije atormentada por el miedo de que él pudiera pasar por el mismo destino que yo de caer y resbalar.- Casi llegas... -tendí mi mano al frente.- Toma mi mano, A-Chen... aquí estoy... sigue mi voz... pero ven con calma... y cuida que donde pises sea firme...

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Logré tomar su mano y llegar a ella estando a su misma altura.

- ¿Dónde te has herido? ¿Estás bien? Te llevaré en brazos desde aquí así que, por favor, aguanta un poco más... Estarás bien en cuanto lleguemos al pueblo.

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Lo abracé por el cuello para aferrarme más a él mientras me ayudaba a levantarme.

-No ha sido mucho... Solo me hice una cortada en la pierna... aunque... duele...- comenté terriblemente apenada por la situación.- Será muy difícil para ti si me llevas en brazos... no te podré guiar como debería... podrías caer tú...

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- Sé que eres mucho más que capaz de guiarme aún si te llevo en brazos... Es más cómodo para ti y espero que podamos llegar abajo lo antes posible. Necesitamos que un médico llegue a revisarte el corte, si se infecta no quisiera pensar en lo que te dolerá.

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-De acuerdo... entonces... cárgame en brazos... y si te cansas mucho... me bajas... Intentemos bajar así...

Me dejé cargar por sus brazos y le fui indicando con lujo de detalle cada paso que daba para que no cayéramos. Me sentía culpable de la situación, ahora A-Chen estaba preocupado por mí.

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- Tranquila, no es nada.- dije sonriendo con más confianza de la que sentía en realidad.

Sabía que en el pueblo siempre había habido un médico muy amañado para heridas cortes y demás. Allí pretendía llevar a mi amada princesa herida a causa de sus severas atenciones hacia mí.

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-Un poco más y ya estaremos en el pueblo... A-Chen, ve despacio... vas a tropezar con alguien...

Lo notaba nervioso aunque sonriera para no demostrarlo, pero sabía que no le había gustado el que yo saliera herida.

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- Con perdón de mis modales... Ahora mismo eso es lo que menos me importa.- dije llegando a donde estaba el médico.- Princesa... ¿Ves a alguien dentro?

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Miré el lugar, lleno de estantes con hierbas y medicamentos. En el centro había una mesa con unas sillas y en el pasillo del fondo estaba un hombre.

-Al fondo... hay alguien... un hombre... creo que es el médico...- dije apenada y comenzando a sonrojarme.

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Entré sin soltarla bajo ningún concepto, pues no la dejaría hasta que estuviera en un sitio más cómodo que en mis brazos.

- ¿Doctor? ¿Está usted ahí? Por favor, necesitamos ayuda.- dije desesperado por saber cuán grave era la herida de mi princesa.

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-¿Si? ¿Quién es?- dijo el hombre al salir y vernos.- ¡¿Joven XingChen?! ¿Qué ocurre a sus ojos? ¿Por qué sangran?

Al escuchar al doctor, me percaté de que tenía razón. Nuevamente había puesto a A-Chen tan ansioso y preocupado que sus ojos lo demostraban.

-A-Chen... tranquilízate, por favor... Estoy bien, el doctor me atenderá...- dije abrazándolo para que se calmara.

-Muchacho, ven conmigo.- el hombre lo ayudó a ponerme en una cama.

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- Mis ojos no tienen que preocuparle ahora Doctor, debe atenderla a ella, ha resbalando bajando desde la montaña... Está herida.- dije aún algo ansioso, pero desde que el médico había prestado atención estaba más tranquilo.- Por favor... Examínela y dígame que no es grave... O mejor... Solo dígame la verdad.

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El doctor me retiró la tela de la túnica y comprobó el estado de mi herida. Estaba sangrando bastante, pero la herida era bastante pequeña.

-No está mal, XingChen. Calma, es una cortada leve... estará bien... Iré a buscar algo con lo que limpiarla y venderla.- dijo el hombre antes de retirarse un momento.

-A-Chen...- tomé su mano desde la cama y tiré un poco de él para que se acercara.- Ya escuchaste, no es tanto... Calma, ¿sí?

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Asentí y tomé su mano con más calma... saber que no era grave había hecho que mi tranquilidad perdida volviera a mi cabeza y así también mi sonrisa a mis labios.

- Me alegra que no fuera nada... Me asusté mucho cuando soltaste mi mano, casi podría darme un infarto.- dije suspirando muy ligeramente.

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-Tranquilo, amado cultivador. Nada me hará irme de tu lado... te lo prometí... -acaricié su mano mientras sonreía cariñosamente.- No te preocupes, pronto estaré bien.

Aunque mi mayor herida estaba en mi pierna, también mis manos habían quedado algo magulladas. Solo esperaba que él no lo notara, no quería preocuparlo más aún.

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