CAPÍTULO 15 - ¿Eres malo?

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NAYANA

Tengo mis brazos cruzados en el pecho, cara de mal humor y hambre de tres locos, el sujeto extraño pero extremadamente guapo, me ha secuestrado, bueno no, pero pareciera. Llevamos media hora en el auto, no ha dicho ni una sola palabra después que salimos de la pista, me ordeno que no hablara y no sé orque le he hecho caso.

Mi mente esta distraída, los sujetos de la pañoleta, la carrera, la pelea, mis amigos, Lauren, Gadreel y lo que este sujeto dijo del sitio. Si antes tenía muchas preguntas sin respuestas súmenle muchísimas más, mi cerebro está apunto del colapso sacando hipótesis y conclusiones, que probablemente sean erróneas.

Un escalofrió me recorre el cuerpo cuando mi mente proyecta la imagen de los sujetos de la pañoleta a algunos pasos de mí, mis piernas me fallaron, el aire se me atasco en los pulmones. Las miradas penetrantes que me lanzaron los cuatro, sentí que de alguna manera sabían que estaba invadiendo su territorio, que los investigaba. Fue aterrador, pero me di cuenta de algo, el sujeto de la foto en la casa de Madellen parece ser el líder de ese clan o lo que sea, lo que me envía todavía aún más a la boca del lobo.

«En que mierdas estas metida Nayana»

Max está molesto y a la vez muy preocupado, no le gustó la idea de competir en la carrera, en la cual no hice más que gritar como una loca, porque joder, la adrenalina estaba a mil, la carrera parecía súper importante, el Bombón a mi lado sí que sabe pisar el pedal y mover el volante «huy, eso sonó con doble sentido». No entiendo porque razón dejo ganar al otro cuando la carrera era nuestra, imbécil, las cosas no se entregan con facilidad.

Volviendo al tema de Max, cuando le avise que no regresaría con ellos, comenzó a llamar y enviar mensajes. Donna, no sé qué pasa con esa chica, tenía cara de adolecente enamorada viendo al fuckboy que le va a quitar la virginidad, le va a romper el corazón y la va dejar botada. Asentía y aplaudía como retrasada todo lo que decía este Cubo de Hielo, me entrego así, sin más.

«Eso no se hace, Donna»

La sufrida ahora, se burla mi conciencia.

Mis pensamientos se esfuman, cuando apagan el motor del auto, volteo a mirarlo y mantiene su cara seria, ¿siempre esta serio?, no estoy acostumbrada a estar con personas serias y calladas.

- Baja - ordena y sale del auto.

Hago lo que dice de mala gana, de verdad no sé porque carajos obedezco como perrito entrenado, pero el tono de su voz, la mirada gélida y tractiva le envía una orden a mi cerebro que dice: si no le haces caso te pega y te manda al rincón. Su personalidad es muy parecida a la de mi padre.

Los sujetos que parecen dos gorilas, bajan de una camioneta negra y se acercan a una distancia prudente. Uno de ellos se acera y le entrega una bolsa de papel, una manta y dos vasos. Mi estómago celebra para que sea comida.

Miro a mi alrededor, hacia atrás hay una especie de bosque, luego la carretera, hacia los lados una especie de maleza que se asemeja a la grama, al frente hay una acantilado que deja ver toda la ciudad, pero esta no es mi cuidad. Lo reconozco porque no está el gran edificio en el centro marcando la hora.

- ¿Dónde estamos? - pregunto acercándome, está extendiendo la manta en el suelo.

- Bienvenida a mi territorio - contesta sin mirarme, sigue en lo suyo.

« ¿Territorio? ¿Más o menos?»

- Siéntate - señala un sitio en la manta, y lo miro con ceja alzada - Si te la gana.

- ¿Cómo te llamas? - pregunto cruzándome los brazos, la brisa nocturna hace que me dé un poco de frio, a pesar de tener la chaqueta puesta. - ¿Por qué me trajiste a este lugar?

- ¿Estamos en un interrogatorio? - pregunta con el ceño fruncido.

- Sí, estoy con un extraño en medio de la nada - ironizo, asintiendo con la cabeza - puede que esté en peligro.

- Debiste pensar en eso antes - se levanta, camina dándome la espalda.

«Imbécil»

- ¡Se suponía que era una carrera y ya! - le grito - ¡en ningún momento dijiste que me ibas a secuestrar y llevar a la nada!

- Desde cuando los secuestros se avisan. - contesta buscando algo en la camioneta.

«Repito, imbécil»

Camino hasta llegar a la orilla del acantilado, la vista es muy bonita, la vida nocturna de las ciudades son tan enigmáticas, unos vuelven a casa, otros salen a festejar, algunas personan se acomodan para dormir en las calles, unas huyen de sus problemas, mientras que otras salen a cumplir sus sueños, cada calle, parada o edificio tiene una historia, buena o mala pero la tienen. Es una vista relajante, nostálgica y para fotografiar.

Una mano se posa en mi hombro y la aparto de mala gana.

- No me toques - demando molesta.

- Bien - contesta seco - Si quieres comer, esta todo sobre la manta.

Maldigo a mi estómago, y el hambre que cargo que me hace doblegarme, porque si señores, la comida es mi punto débil.
Me doy vuelta y camino hasta la manta, me siento en flor de loto, hay sándwiches de Jamón, hamburguesas, papas fritas, gaseosas, ¿una ensalada de frutas? Y cupcakes, abro un debate sobre qué comer primero. Tomo las papas fritas, levanto mi vista y el chico se encuentra discutiendo por teléfono, tiene el ceño fruncido, mueve la mano libre como si tuviera a la persona en frente, ríe sin gracias y luego cuelga.

- ¿Novia toxica? - pregunto mientras meto una papa a mi boca.

- En realidad, era el tuyo - contesta tomando asiento sobre la manta con las piernas dobladas hacia su pecho, abrazándolas.

Mi expresión de desconcierto se hace presente por su respuesta.

- Yo no tengo novio - le aclaro con ceño fruncido y sonríe de medio lado.

« Era en sarcasmo» me doy una cachetada mental.

- Cuéntame tu historia - pide sin mirarme, tomando un cupcake de la bandeja.

- ¿No sería mejor la pregunta del nombre?

- No me interesa tu nombre - responde con simpleza y levanto mis cejas - porque te llamare por un apodo - agrega encogiendo sus hombros.

- ¿Qué pasa si no me gusta? - cruzo los brazos en mi pecho y coloco mala cara.

- Te aguantas, te llamare así de todas formas. - muerde el cupcake y mantiene su vista fija hacia la ciudad.

Me permito detallarlo, cabello negro azabache más largo de lo que se suele usar, cayendo de manera libre sobre su frente, los mechones rebeldes apuntan hacia arriba encontrándose en distintas direcciones, mandíbula marcada, nariz perfilada, labios rosados, ni tan finos, ni tan gruesos, lleva un pircing de aro en su nariz y ambas orejas, ojos pude apreciar anteriormente que eran de color ámbar o café muy claro. Viste con una franelilla color negro que deja ver sus tatuajes, lleva la mitad del brazo izquierdo cubierto de ellos, diferentes tamaños y formas, en el brazo derecho esta una frase en forma de pulsera, un vaquero de color negro y tenis del mismo color. Tiene la apariencia de chico malo.

- ¿Eres malo? - la pregunta sale sola de mi boca.

- No paras de hacer preguntas - me mira de reojo, su rostro esta inexpresivo.

- Es la única forma de conseguir respuestas - encojo mis hombros. alcanzo el vaso y bebo del contenido.

- No me considero malo, pero tampoco soy bueno - gira su rostro para mirarme a los ojos, lleva la mitad del cupcake en la mano - pero considérame peligroso.

Termina con el cupcake, llenando su mejilla de glaseado, contraigo mis labios aguantando una sonrisa.

- Me resulta difícil creer en tus palabras cuando llevas glaseado rosa en la cara. - toma una servilleta y se limpia, sin antes lanzarme una mirada amenazante.

Giro mi cara para admirar de nuevo la hermosa vista que brinda este lugar. Se me viene a la mente Bakir, todo sería más sencillo si le hiciera la misma pregunta, no me hubiera metido en ese horrible barrio, no sabría de la existencia de Madellen, no estaría riesgo a ser descubierta por el sujeto de la pañoleta, no hubiera descubierto el sitio ilegal, no habría participado en la carrera, y no estaría en este lugar ahora.

Haciendo siempre las cosas más complicadas, yendo por el camino difícil «no aprendes Nayana».

Pero Bakir parece ser el chico que evita problemas, siempre con una sonrisa y dispuesto a ayudar, tan educado que parece inglés, no aparenta ser un chico malo o que le guste lo ilegal. Su personalidad confunde los hechos y me lleva a actuar de esta manera. En cambio el sujeto que está a mi lado, tiene ese aire peligroso, mirada amenazante, rostro serio y enigmático, sin olvidar que tiene varios hombres siguiendo sus pasos y la gente parecía huirle, sabía que mi pregunta estaba de más porque desde lejos se ve que es involucrado al mundo criminal y que le temen.

- ¿Cómo te llamas? - vuelvo a preguntar, llevo tres horas con él y no sé quién es.

Gira a mirarme como si no creyera lo que de verdad lo pregunto, tiene las cejas fruncidas.

- No, no se quien mierda eres - contesto la pregunta que hace sus ojos.

- Naimer - me fijo en el movimiento que hace su boca al decirlo «concéntrate» ― me ofende que no lo sepas.

- Al parecer no eres tan importante - encojo mis hombros y tomo una hamburguesa - ¿Naimer? ¿apodo o nombre?

- Apodo - emplea el mismo movimiento que realice.

- Que bien - quito el envoltorio y doy el primer mordisco - sería raro que tu nombre fuera "pesadilla" - digo con la boca llega.

Detiene la acción de quitar el envoltorio, levanta su mirada y me sonríe de lado.

- ¿Qué?

- Eres la primera persona que entiende el significado de mi apodo, sin ser de la familia - continúa con la acción, muerde y habla - los demás siempre lo pasan por alto.

- Es porque te rodeas de inútiles, incompetentes con ...

- Poco cerebro - termina por mí y sonríe, tiene una sonrisa muy linda.

- ¿Cómo sabias que diría eso? - ladeo mi cabeza como cachorro confundido.

- Por qué es algo que yo diría - lo miro a los ojos y una sonrisa de boca cerrada se extiende por mis cachetes.

Terminamos de comer en silencio, pero no es un silencio incomodo, es relajante y pacífico, dirán que estoy loca y puede que lo esté, pero no me desagrada, ni molesta compartir oxigeno con él.

- Sigo esperando por tu historia - recuerda acostándose entrelazando sus dedos para llevarlos detrás de su cabeza, dejando sus brazos flexionados. Tiene la pierna izquierda doblada y el tobillo de la derecha apoyándose en la rodilla izquierda.

- ¿Por qué debería contártela? - levanto mi ceja - eres un desconocido.

Su mirada está concentrada en el cielo estrellado, se concentra de tal manera que me obliga a mirar hacia arriba también.

- Mi Tío Thim, desde el primer momento que me conoció le dijo a mis padres que sería una pesadilla, solía decirme que destruía todo, que nunca hacia caso, siempre me metía en problemas desde mi primer año de vida - volteo a mirarlo y tiene una sonrisa de boca cerrada pero no aparta su mirada del cielo - no tengo cuenta de cuantas veces la policía toco la puerta de mi casa, o las veces que me persiguieron en la calle, me expulsaron de 12 primarias y no me aceptaron en la secundaria por mi extraordinario expediente con 348 actas, 529 citatorios a mis padres y 176 suspensiones.

- Súper normal - digo alargando la palabra, me mira de reojo.

- Ellos se perdieron esta joyita - estira su brazo tomando la otra caja de papas fritas y la ubica a su costado, toma varias y las lanza a su boca - mi tío siempre me llamo Nightmare, pero mi prima decía que no tenía estilo escribirlo de esa forma, que solo utilizara la pronunciación, mi familia y conocidos comenzaron a llamarme de esa manera y por más de veinte años nadie a me ha vuelto a llamar por mi nombre. - se coloca de medio lado apoyándose de su codo - esa es la historia de Naimer, ¿Cuál es la tuya?

Pienso un momento, en mi historia y si debería comentarla, me observa con una ceja alzada y mirada neutra, tomo aire antes de hablar, siempre tomando las peores decisiones.

- Desde que tengo uso de razón me ha encantado el baile y hacer lo que me da la gana - sonríe de boca cerrada, miro la manta con el cejo unido pensado en que decir - mi primera presentación con público que no fuera mi familia fue a los 5 años en un recital de la escuela, a los 4 y medio descubrí que me fascinaban las motocicletas, cuando mi tío Miguel llego en una Harley al almuerzo del día de las madres - suspiro recordando el momento - no eres el único que ha estado metido en problemas una docena de veces, creo que soy un imán para atraerlos o ellos me atraen a mí - encojó los hombros restando importancia - pero la mayoría de veces salgo ilesa de ellos, vivo por la anécdota y no me preocupo por el mañana - tomo un buen trago del refresco y lo miro por encima del vaso, su mirada tiene algo que no logro diferenciar, es tan complicado leerlo - esa es mi historia.

O un básico resumen porque ahí no está ni la mitad de lo que en realidad es, pero es un desconocido, no voy por la vida soltando que tengo una doble vida, que realizo una investigación peligrosa y un posible mafioso me mate, por andar de curiosa y creerme salvadora del mundo.

Hablando de la investigación debo visitar a Madellen de nuevo, necesito el apellido y la fecha de muerte de su hijo, tal vez no la pueda sacarla de ese lugar pero al menos ayudare a saber cómo murió su hijo y que su conciencia descanse un poco.

- ¿Qué opinas de las mentiras? - su pregunta me desconserta y mi rostro se contrae en confusión - solo es una pregunta - se levanta tomando la misma posición de cuando se sentó.

Analizo uno segundos mi respuesta, las mentiras... tan usadas pero muy poco justificadas y analizadas.

- Bueno, vivimos la mayor parte del tiempo en una mentira, la sociedad esta tan acostumbrada a mentir que muy pocos son capaces de distinguir la verdad y aunque la descubran, la ignoran - mi ceño esta fruncido y mi vista está en la ciudad -en lo personal las detesto pero soy una inmoral hacerlo porque mi vida también es una mentira y se mantiene de engaños, así que no tengo derecho a juzgar. Mentimos para que de alguna manera la realidad se vuelva más sencilla - volteo a mirarlo - conoces el dicho de "una mentira repetida mil veces se vuelve verdad" la mayoría de personas se aferran a eso.

Su mirada conecta con la mía, es tan pesada que creo que puede ver hasta mis células, no habla pero tiene ese aire analítico, mira hacia el suelo cortando el contacto para luego mirar hacia la cuidad.

- No es sorprendente que el ser humano posean un talento para engañarse entre sí, ser engañosos está en nuestros tejidos - busca algo en sus vaqueros, saca un cigarrillo - nuestra capacidad para practicar la deshonestidad nos es tan fundamental como nuestra necesidad de confiar en los demás. ¿pero sabes qué? - vuelve a mirarme, enciende el cigarrillo - La sinceridad, aceptar que somos humanos, el vivir en paz por decir la verdad. y que la verdad, sea cual sea, llega más lejos que nada - la mirada intensa me hace bajar la mirada - conoces el dicho "mentira confesada es medio perdonada" deberías aferrarte a eso.

No sé cuánto tiempo me quede en silencio, tal vez tenga razón pero cuanto de acostumbras a mentir entras a ese círculo vicioso donde una mentira es remplazada por otra, no me gusta mentir la mayoría de veces trato de evitarlo, pero le temo a la explosión que causa decir la verdad. Reconozco que en algún momento tengo que confesarlo pero quiero que cuando lo haga sea solo un recuerdo.

- Es hora de irnos - avisa levantándose de la manta, tirando el cigarrillo al suelo para luego pisarlo.

Sacude sus vaqueros y camina hacia sus guardaespaldas, le dice algo, estos asienten y camina hacia el auto.

- Wildflower, no tengo toda la madrugada - grita desde la puerta del auto, sacudo mi cabeza y camino rápidamente hacia el auto.

La hora y media de camino se va en preguntas, algunas sin sentidos, otras que generan debate, unas sobre gustos, aun su cara siempre se mantuvo seria pude sentir que no era la misma actitud fría, soy consciente que mi actitud tampoco era la misma, nuestras personalidades son parecidas, en algunos pensamientos coincidíamos, al igual nuestro odio por la sociedad.

En estos momentos me lleva a mi casa, no soy de confiar rápidamente pero dicen que las pláticas en la madrugadas son las más sinceras y salen nuestros pensamientos más profundos, me estoy dejando llevar por eso, puede ser peligroso pero no oculta lo que es, aunque no me ha dicho a lo que realmente se dedica.

- ¿A qué te dedicas? ¿Cuál es tu papel en el mundo criminal? - me mira de reojo para volver a fijar la vista a la carretera.

- No te lo puedo decir aun - toma mi mano que estaba ubicada en mi rodilla - no confió del todo en ti, pero ten la certeza que si todo fluye, te lo diré - lleva la mano a su boca y deposita un beso que le envía una corriente a mi sistema - te doy mi palabra y siempre la cumplo.

Atraigo mi mano hacia mi cuerpo por la extraña sensación y lo miro con las cejas alzadas.

- ¿debo imaginar lo peor? Y créeme tengo una gran imaginación.

- Debes hacerlo, puede que no te equivoques tanto - sonríe de lado con picardía, entra mi vecindario - pero nunca te haría daño.

Ruedo los ojos por lo cursi y cliché que sonó eso. Le señalo cual es mi casa y me estaciona en el frente.

- ¿volveré a verte? - que patética me siento al preguntar eso, anteriormente era la pregunta que me hacían.

« ¿Será este mi karma?»

- No soy tan fácil de deshacer - me giña el ojo, bufo y volteo los ojos.

- Imbécil. - le digo y sonríe, muestra la misma sonrisa del acantilado.

Ya en mi cuarto, luego de tomar una ducha, avisarle a los chicos que estoy en casa y repasar mentalmente todas las estupideces que he hecho en mi vida, llego conciliar el sueño.

(***)

No sé cuántas horas llevo durmiendo, pero son interrumpidas por la persona que acaba de acostarse a mi lado, abrazándome por la cintura, dejo que lo haga por unos segundos.

- Dame cinco minutos más - cuando comienza a jalarme, insiste - Joder, Lauren tres minutos más - pido.

- ¿Cómo sabes que soy yo? - deja de jalarme.

- Siempre haces lo mismo - contesto, dando vuelta para verla parada en el borde de la cama. - ¿Qué ocurrió contigo?Desapareciste una semana.

- Admite que me extrañaste y te cuento - lleva los brazos cruzados pero sonríe como maniática. Entrecierro mis ojos.

- Bien - me levanto de la cama, quedando frente a frente - te extrañe - la abrazo y me corresponde apretándome fuerte - ya, ya, mi oxigeno - palmeo su espalda.

Me suelta y camino hacia el baño, hago pis mientras esta parada en la puerta, comienza contando sobre lo horrible que es el encierro, que jamás quisiera ir o estar en un internado, que estar sin tecnología es de lo peor. Entro a la ducha y abro la regadera.

- Barbie, al punto - pido, ya que se debió de lo que debía contar.

- Ah sí, el día de la inauguración hubo un sabotaje que causo pánico, varios minutos después que nos fuimos - dice relaja, está sentada en el retrete.

- Debió ser algo mayor para que tu padre tomara la decisión de encerrarte - le digo, abriendo la puerta corrediza, para mostrarle mi cara con el ceño fruncido.

- Si lo fue o lo es, no sé - encoje los hombros, lleva en sus manos una revista de cuidado de la piel - dejaron un mensaje holográfico con letras aterradora que decía "viejo amigo, palabras chuecas, cobro grande. Pd: me llevo la Barbie" G. - abro mis ojos de manera exagerada al entender el mensaje - Daddy entro en pánico al no verme en el evento y me busco por todos lados.

- Por Dios, Lauren ¿estas consiente de que pudiste ser secuestrada? - me imagino la situación y siento que se me baja la presión.

- Sí, pero estoy bien gracias a ti - se levanta a darme un beso en el cachete - si no hubieras propuesto irnos, la historia seria otra.

- De verdad, no entiendo cómo puedes estar tan tranquila sabiendo que estas en peligro - niego con la cabeza.

- De la misma forma en la que tú lo estas - contesta volviendo a sentarse. Hago una mueca con la boca porque tiene razón - además tengo guardaespaldas, que están riquísimos por cierto - me guiña el ojo y yo los volteo, cierro la puerta retomando mi ducha.

Media hora después, vamos camino al centro comercial, ya que Lauren dijo que necesitamos ir de shopping para quitar estrés. Savage de Megan thee Stallion suena a todo volumen en el parlante del convertible Lila claro, uno de los 5 coques de Lauren.

- Linda - se baja los anteojos de sol hasta el puente de la nariz y me señala - esa perra eres tú.

- Bitch - canto, y volteo a mirarla - I'm a savage.

Bitch: perra I'am a savage: soy una salvaje.

- Classy, bougie, ratchet- me sigue, moviendo la cabeza al ritmo de la canción.

Classy, bougie, ratchet: con clase, sexy, deliciosa.

- Sassy, moody, nasty - continúo e imito a Lauren.

Sassy,moody, nasty: descarada, de mal humor, odiosa.

Tres camionetas negras pasan por un lado de nosotras, obligando a la rubia esquivarlas pasando la raya blanca que está a centímetros de la cera.

- ¡Cretinos de mierda! - grita, tocando la bocina - ¡Se les explotaran las yantas por creerse reyes de la calle, putos!

- Lauren, cállate - le digo al notar que las placas están remplazadas por el logo que jamás olvidare.

- ¡No! Esos maricas van a escuchar el Repertorio de Lauren Diane Buckley - dice echa furia, pisando el acelerador.

- ¡maldición Lauren! ¡cierra la boca! - le grito y voltea a mirarme con los ojos abiertos, reduciendo la velocidad - son los sujetos de la pañoleta - término en voz entrecortada.

- Oh, mierda, mierda - lleva sus manos a la cabeza, soltando el volante obligándome a tomarlo - ¿Qué hacemos? - me mira con la cejas a nada de unirse, con expresión de angustia y vuelve a tomar el volante.

- Nada, es arriesgado - me paso las manos por el rostro, por primera vez elijo un camino seguro.

- A la mierda, vamos a seguirlos - dice decida y pisa el acelerador - tenemos a esos chicos cuidándonos el culo, no nos va a pasar nada - señala con el pulgar hacia atrás, volteo a mirar el auto negro que nos sigue.

- Pero necesito algo - lleva su mano estéreo del auto, cambiando la canción que sonaba - música de persecución - sonríe.

Comienza a sonar back in black de AC DC ,activa el techo desplegable y sube las ventanas del auto que son polarizadas.

- ¿Qué? - pregunta acomodando sus gafas sobre su cabeza.

- ¿es en serio? - señalo la estéreo y alzo una ceja.

- Necesito meterme en el papel - toma el volante con ambas manos y frunce el ceño acelerando.

Me coloco el cinturón de seguridad y me aseguro que Lauren también lo tenga. Seguimos a las camionetas, a una distancia prudente, vueltas y vueltas, no llegan a un lugar en concreto. Varios minutos y sigue en lo mismo.

- Estamos perdiendo el tiempo, vamos a centro comercial - propongo, apoyo mi codo en la cabecera del cojín y con mi palma tapo mi frente.

- Paciencia chiquita, no es de espías dejar el trabajo a media.

- No somos espías y carezco de paciencia - digo con vos irritada.

- ¡ahí! - grita y señala al frente - van a detenerse.

Tal como digo la rubia, paran frente un local que desde esta posición no distingo de que es. Tres sujetos bajan de la camioneta que iba en medio y se adentran al lugar, excepto uno que mira hacia nuestra dirección o si parece.

- ¿tienes música de huida? - le pregunto preocupada - porque nos descubrieron.

- ¡putas! - exclama.

Acelera el auto dando la vuelta en U, llamando la atención de los sujetos y una camioneta nos da persecución, el auto de los guarda espaldas viene detrás de la camioneta y desde esa posición no creo que puedan hacer algo por nosotras.

- Sabía que era una mala idea - digo mientas me giro para mirar hacia atrás - me gusta el peligro pero de verdad no quiero morir, no todavía.

- ¡Cállate Nayana! - me grita, esta aterrorizada - no me ayudas, me estas colocando más nerviosa.

Trata de perderlos cruzado cada calle que encuentra ya sea de lado izquierdo o derecho, pero no nos pierden la pista, toma la calle que se encuentra en el carril derecho y sonreímos victoriosas al ver que no viene nadie atrás.

- Ufff - pasa su antebrazo por la frente - estuvo cerca, me puedo considerar la mejor conductora del mundo.

Sonrió, vuelvo mi vista al frente y mi sonrisa es remplazada por un grito agudo.

- ¡Lauren cuidado! - siento que grito sale desde mis pulmones y me roba el aire.

La camioneta sale de un callejón impresionándonos, la rubia esquiva como puede pero al tenerla tan cerca pierde el control y de repente todo se vuelve negro.

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HOLA HOLA MIS PRECIOS@S.

AAAAAAAAAAAAA QUE INTENSO ESTA ESTE CAPÍTULO.

¡¡LES TENGO UNA GRAN PREGUNTA!!

¿TEAM GADREEL?

O ¿TEAM NAIMER?

DISCULPEN LA TARDANZA, LA ELECTRICIDAD ESTUVO FALLA
NDO MUCHO :(

Pueden seguirme en Instagram como @Jhonmaryrivera.

LOS QUIERO UN MONTÓ ♡ NOS VEMOS EL PRÓXIMO VIERNES, BESITOS ❤

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