Capítulo 25 - Recuerdos.

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NAYANA

Debajo del nombre se encuentra una imagen de una chica rubia de cabello laceo, nariz pequeña y  ojos verdes esmeralda, hermosísimos, pero lo que más llama la atención de la imagen es su sonrisa con hoyuelo marcado, en la imagen se ve irradia alegría y felicidad, incluso en su mirada esta captada una especie de emoción, parece ser de esas personas que con solo su presencia que te llevan de un día gris a uno lleno de colores y escarcha.

Naimer corta el abrazo, pegando su frente con la mía, subiendo las manos que se encontraban en mi cintura al cuello, tiene los ojos cerrados mientras respira pesadamente, sus dedos pulgares comienzan a moverse por la línea de mi mandíbula, me siento muy extrañada con la situación, no comprendo que sucede, nunca había visto a alguien así de ¿vulnerable?, recuerdo ver cierta nostalgia cuando Gadreel me hablo de su padre, pero no sentí el dolor que trasmite Naimer en estos momentos, está más que claro que las palabras dichas hace un momentos son verdaderamente reales.

― No sé quién es la chica o que le sucedió y lo siento mucho ―trato de sonar lo más comprensiva posible ― pero... acepte a venir contigo solo porque debías decirme algo, si no vas a hacerlo, te dejare para que tengas un tiempo a solas.

Mi mirada recorre su rostro serenamente calmado, mientras respira de manera más pasiva, parece que no escucho las palabras que acabo de decir, mi ceño se frunce mientras mis manos en sus hombros lo empujan con delicadeza.

― Era mi prima ― dice en un susurro, mientras lentamente abre los ojos, los cuales se ven de un color mucho más claro, como la miel. ― ¿alguna vez has sentido que otra persona es tu mitad?

La pregunta me desconcierta, no entiendo a qué se refiere, ni a qué viene o porque lo pregunta, parece notarlo, ya que expulsa un poco de aire antes de continuar:

― No de manera romántica, más bien de alma, que tienen una especie de conexión que no tienes con alguien más, que sientes que es tu persona favorita en todo el mundo, que a pesar de las circunstancias siempre te apoya, defiende, escucha, aconseja y cuida.

La persona que mi mente proyecta es Max, seguido de Donna e incluso Lauren, todas las características que acaba de decir concuerdan con ellos, sin duda alguna ellos son mis almas gemelas en amistad. Se aleja para tomar asiento de la misma forma que lo hizo en el mirador la primera noche que nos vimos, con las rodillas flexionadas y sus brazos rodeándolas con las manos entrelazadas, mirando fijamente la imagen de la chica.

― ¿Qué le paso? ― me atrevo  preguntarle tomando asiento a su lado.

― El amor ― contesta para luego girar a mirarme ― El amor acabo con ella.

― Si, el amor es una mierda ― encojo los hombros ― pero no entiendo lo que quieres decir.

La mirada que me dedica me hace arrepentirme de las palabras que he dicho, pero luego sonríe de medio lado con la boca cerrada, concentra su vista en sus dedos entrelazados. Vuelvo a fijarme en la imagen de la chica, se ve tan radiante de alegría, que no imagino como el amor pudo acabar con ella.  Una oración dicha por mí me viene a la mente:

«Enamorarse es una autodestrucción»

― Era como mi hermana pequeña, yo siempre me encargaba de protegerla ― dice sin despegar la mirada de sus manos ― pero ese día llegue tarde...

Mi mirada se queda fija en la grama verde donde nos encontramos sentados, analizando todo lo que ha dicho, sin comprender mucho, entonces recuerdo...

Es la chica de la cual me hablo cuando nos conocimos, la que lo ayudo con su apodo, esa era la razón por la cual su semblante cambio, por ella miraba al cielo, y de repente me siento un poco mal por él, extiendo mi mano hasta tocar su rodilla dándole un leve apretón.

― No hagas eso ― la aparta con ¿molestia? ― no me tengas lastima.

― Naimer, yo no pretendía...

― No mientas, Nayana ― mira de reojo de tal manera que me sorprende, se molestó por un simple gesto apático ― Estoy cansado de ello...

― Vale, no te toco, no te hablo, no pregunto ― comienzo a estresarme ― ¿para que querías que viniera contigo? Porque trato de ser comprensiva y entenderte pero me lo colocas difícil, estudio economía, no psicología para tratar de entender porque mierdas eres tan imbécil, de verdad trato de ser un poco sensible porque para ti es un tema delicado pero no pretendas que voy aceptar tus estúpidas miradas molestas, amenazantes o de reproche, porque no tiene otro efecto más que terminar con la paciencia que te estoy teniendo, así que dejas de ser tan capullo o me largo, porque nada me obliga a estar aquí haciéndote compañía.

El musculo de su mandíbula se tensa, al igual que los de sus manos, se mantiene en silencio durante unos segundos con mi mirada fija en cada uno de sus movimientos, Naimer siempre me ha resultado difícil de leer y entender, en algunas ocasiones he sentido que pensamos de la misma manera, pero en estos momentos no sé qué realmente pasa por su cabeza.

― Lo peor que le puedes tener a una persona es lastima ¿lo sabias? ― dice sin mirarme, hablando de manera fría ― es un sentimiento tan denigrante y humillante, que me ha tocado sentir en los últimos tres años, esa mirada compasiva y gesto gentil, solo hacen que me sienta más mierda de lo que soy.

Quiero contestarle, poder decirle algo pero las palabras parecen atorarse en mi garganta, no pensé que mi gesto lo hiciera sentir de esa manera, pero ¿realmente le tengo lastima?

Su mano quitando mis brazos de mis piernas me saca de mis pensamientos, mi ceño se frunce al ver como se acomoda para colocar su cabeza sobre ellas, levanto mis brazos sin saber muy bien que hacer, estoy pensando seriamente que tiene un problema, en menos de treinta minutos su actitud ha cambiado de fría a nostálgica, de nostálgica a molesta, de molesta a fría, de fría a esto... que no sé cómo identificarlo.

― ¿Qué sucede contigo?

Levanta la vista y sonríe de lado, pero no de manera arrogante o pedante, es más como un gesto natural, respiro hondo aclamando paciencia, porque si sigue con estos cambios de actitud voy a terminar volviéndome loca, literalmente.

― ¿podrías escucharme sin hacer ningún tipo de pregunta o hablar? ― dice mientras pasa su mano por un mechón de mi cabello.

― No aseguro nada, pero lo intentare.

Inhala profundo y luego exhala con calma, sin dejar de jugar con mi cabello, su mirada se encuentra perdida en la tranquilidad del pasar de las nubes en el cielo, bajo mis manos para colocarlas a mis costados, pasando mis dedos por la grama.

― Hace alrededor de seis años, iba caminando para encontrarme con un trabajador de mi tío, al cruzar una esquina me encontré con una situación peculiar, cuatros chicos insultaban y agredían a otro, los agresores parecían de mi edad que en el aquel entonces era dieciocho, mientras que otro chico parecía de entre catorce a dieciséis años, mire la situación con curiosidad, sin intenciones de ayudar eso es obvio  ― se ríe y niego volteando mis ojos ―  esperaba que el chico se defendiera, pero solo agachaba la cabeza negando lo que los insultos insinuaban, me aburrí, seguí en lo que estaba, la siente semana paso la misma situación, incluso sentí un poco de pena por el chico, pero seguí de largo, así fue cada semana por un mes.

» Pero al cruzar la esquina ese día la situación fue totalmente, el chico parecía realmente molesto, me detuve expectante por ver que sucedía, los insultos eran los mismos talvez más fuertes, comenzaron a empujarlo, el chico no se defendía pero se estaba conteniendo, lo supe por la forma en la que apretaba sus puños, uno de los agresores saco una navaja, sorprendiéndome, cuando vi sus intenciones quise acercarme a ayudar ― lo miro sorprendida y en esta ocasión el voltea sus ojos ― pero no hizo falta, con una agilidad increíble el chico le quito la navaja e hizo papilla a los cuatro en menos de cinco minutos, no noto mi presencia hasta que sin evitarlo comencé a aplaudir, su rostro paso de rabia pura o casi hacerse en los pantalones ― se carcajea.

No sé a qué relación esta historia con la chica, pero él parece realmente disfrutarla hasta el momento, incluso da la sensación de que está proyectando todo lo que dice en su mente, y no negare que me resulta muy interesante.

― Los sujetos también al notarme, se levantaron como pudieron y salieron corriendo, debo admitir que mi aspecto era mucho más intimidante que el de ahora, incluso siendo más delgado, me presente, el chico hizo lo mismo con nervios, lo invite a acompañarme, lo dudo muchísimo pero al final termino aceptando, me dijo que me había visto pasar algunas veces, me pregunto porque no le había ayudado, a lo que le respondí «era tu problema, no el mío» ― suelta un soplido en forma de risa, es increíble que se acuerde de todo, yo no recuerdo ni lo que comí ayer.

» Me conto porque le molestaban, incluso una trágica historia familiar, puedo decir que nos volvimos unidos, cada viernes me esperaba en la esquina y me acompañaba hacer mis deberes mientras parloteaba como un loro sobre temas al azar, no volvieron a molestarlo después de esa paliza.

Se detiene volteando a mirar a la foto de la chica, supongo que ahora viene el conflicto de la historia, toma aire volviendo su mirada al cielo, tomando de nuevo mi mechón rebelde, detallo su rostro mientras decide continuar con la historia:

― Mi padre tenía algunos meses de haber muerto por cáncer en pulmones e hígado, al ser mayor de edad debía ponerme al frente del negocio, por ello venia cada semana, mi tío Thim me entrenaba tanto física y mentalmente para lo que se me venía, al igual que yo al chico se le había muerto el padre, él sabía que yo hacía no era bueno pero nunca comento nada al respecto, el me acompañaba a mí y luego yo lo hacía camino a su casa, esa era nuestra rutina de todos los viernes, luego subió a tres días a la semana, hasta que se me toco venir todos  los días.

― Muy linda la historia de tu primer amor y todo eso, pero creo que la estas alargando ― le digo con burla y me pincha la costilla ― ¿puedes llegar a lo importante?

― Eres una pesada ― vuelve a pincharme la costilla y le sonrió.

― Puedes continuar...

― No supe que hacer en el momento que me pidió que lo dejara unirse a lo que sea que yo me dedicara, mi primera decisión fue negarme de inmediato, era un buen chico, no debía porque pertenecer a esto, pero insistió tanto, me dio un montón de razones por las cuales quería unirse, además de prometerme que no me traería problemas, se lo presente a mi tío como mi mejor amigo, pues era el único que tenía, soy un chico problemático todos siempre terminaban alejándose porque no aguantan mi dulce actitud ― dice con una sonrisa, lo cual yo murmuro un «sí, claro» ― Thim estaba sorprendido por mi petición, pero no se reusó a cumplirla, el chico mostro gran destreza en los entrenamientos, cada vez que entraba en combate parecía ser otra persona, bajo del ring volvía ser el chico amable, nos volvimos inseparables, incluso yo le sugerí el apodo con el que se le conoce en mi mundo.

Su expresión sonriente, como la de un hermano orgulloso ilumina su rostro, pero poco a poco se va opacando, esta vez estoy segura que viene la parte mala o triste de la historia.

― Mi prima Leah, me escuchaba hablar de mi gran amigo, hasta mi tío hablaba de él, Thim no le permitía ir a las instalaciones porque no quería que se mezclara con esta vida, pero el destino hace sus jugadas ¿no? ― Me mira y encojo los hombros ― Recuerdo a la perfección sus reacciones cuando cruzaron miradas, fue una especie de amor a primera vista, no colocamos objeciones cuando nos notificaron que estaban en una relación, los dos tenían la misma edad que era diecisiete años, yo tenía diecinueve, eran como mis hermanitos menores y estaba feliz por ellos porque parecían complementarse uno con el otro.

Cierra sus ojos, tomando y expulsando aire, llevo mi mano a su cabello y comienzo a acariciarle, para que de alguna manera se sienta más cómodo para continuar.

― Leah solía ser molesta e insistente, sin dejar atrás lo buena manipuladora, la sonrisa que vez en esa imagen ― la señala sin verla ― era su mejor arma, nadie podía oponerse a sus peticiones, la relación que en el primer año era un perfecto cliché de novela, pero fue volviéndose muy toxica con el tiempo, solían discutir muy seguido, el chico ya no era tan bueno e inocente como un principio, la amistad que teníamos se iba acabando cada vez que Leah llegaba llorando a casa, era la niña de mis ojos  no me gustaba verle llorar, aun sabiendo como ella era no podía evitar enfurecerme con él.

La mano que tenía sobre la grama se contrae en forma de puño, coloco mi mano libre sobre esta, mira de reojo para volver a perder su mirada en el cielo.

― Thim lo había acogido como un hijo, en la familia se le había abierto un espacio, no sé si mi personalidad y actitud, habrá influido en el chico pero en algunas ocasiones solíamos ser realmente parecidos, tanto, que pasamos de ser unidos a chocar contestanamente, deje de venir a esta ciudad, solo lo hacía cuando mi tío decía que era necesario, estuve meses sin saber de Leah y el chico, estaba concentrado en hacerme conocer y respetar en el negocio, viaje alrededor del mundo para reunirme con algunos socios de mi padre y dejarle saber que yo estaba al mando, cuando volví las cosas parecían estar bien o así me lo hicieron creer.

» Había quedado de reunirme con mi tío, Leah y Sh... el chico en un Club en el centro de la cuidad, me retarde un poco porque Dalton no aparecía por ningún lado, había hablado con Thim por llamada unos minutos antes de salir, al parecer nos encontraríamos en otro lugar porque el chico había discutido con un sujeto por un asiento, las cosas se colocaron feas, así le había informado Leah, lo que no sabían era que  dicho sujeto era parte de la mafia asiática.

Voltea a mirar la lápida en silencio, se queda observando por unos segundos, parece dudar si continuar con la historia o simplemente no puede hacerlo, apenas voy cayendo en cuenta que colores pasteles han comenzado a difuminarse en el cielo, se gira de nuevo mirándome y su expresión es decaída, la mano que tenía en su cabello la bajo para acariciar su mejilla, al mirar su rostro, analizar la historia, noto que he pasado parte de la tarde escuchando a Benjamín y no ha Naimer, he estado con la parte más humana del pelinegro...

― Si no quieres continuar, lo entiendo ― le digo sin dejar de pasar mis dedos por sus mejillas.

Esboza una pequeña sonrisa ladina.

― Ahora si estas en modo comprensiva ― giro los ojos y lo escucho reír ― quiero hacerlo, solo es algo difícil de recordar.

― Toma te tu tiempo, pero que no sea mucho ― me mira con una ceja alzada ― esta comenzando a anochecer y no quiero estar aquí cuando todo este oscuro.

― ¿Ya no eres tan valiente, eh? ― me pincha la costilla, ganándose una pequeña bofetada por mi parte. ― Bien...

Toma profundamente aire, cierra sus ojos, su rostro se ve calmado e inexpresivo, aun no comprendo cómo es capaz de hacer eso en cuestión de segundos, ¿existe algún entrenamiento para eso?

― Cada quien iba en su auto, yo estaba a algunas cuadras del lugar, Leah y el chico estaban por llegar e igual que Thim, todo paso sorprendentemente rápido, mi teléfono se ilumino con una llamada, diciendo que necesitaban ayuda, conduje lo más rápido que pude, todo ya era un caos, fuego por donde se mirara, no alcance a frenar muy bien cuando ya me estaba bajando del auto, apenas reconocí el auto del chico corrí directamente hacia él, se encontraba volteado y chorreando gasolina, se veía dos siluetas, una arrodillada y otra sosteniendo un cuerpo, al reconocer quien era quien, me deje caer de rodillas, sentí como si me hubieran arrancado una parte del pecho ― una lagrima solitaria cae de su ojo izquierdo, sorprendiéndome, la limpio antes que caiga en su oído, parece no notarlo, su rostro mantiene inexpresivo y su voz no se quiebra, ni baja de tono.

» Leah se había ido, no pude protegerla, tenía un año sin verla, esa fue la última vez que la vi y ella no pudo verme ― toma aire sonoramente ― Él solo me miraba y decía sin parar que lo sentía, pero eso no le del volvería la vida a mi prima, no me dio tiempo de gritarle o agredirle, porque comenzaron a disparar, y en minutos balas iban de un lado a otro, Thim había iniciado una guerra con los asiáticos, muchas personas murieron ese día, gran parte de los trabajadores de mi tío, incluso se cree el también.

No me deja procesar todo lo que ha dicho porque se levanta, obligándome a hacer lo mismo, confundida por toda la información que acaba de darme, miro la hilera de lapidas continuas a la de Leah, donde se lee que todas llevan el apellido Thompson, incluso la que esta aun lado lleva escrito Thim Thompson, mi cerebro ha de estar haciendo corto circuitos al no entender nada.

― ¿Qué? ― es lo que pronuncio.

Le escucho expulsar aire, seguro predecía esta reacción de mi parte.

― ¿Cómo que se cree? ― giro para verle la cara ― ¿no murió? ―niega con la cabeza.

― Estoy realmente confundida ― paso una mano por mi rostro ― recuerdo leer en un página pirata que él había muerto, incluso ahí está su lapida, ¿Qué mierda?

― ¿investigaste a mi tío? ― pregunta con tono intimidante que logra colocarme nerviosa.

― No... es decir si... pero no ― hago un gesto de resignación, qué más da  ― No lo investigaba al él, investigaba al sujeto de la pañoleta y su información parece relacionarse.

Lo que he dicho parece no gustarle porque su ceño se frunce hasta casi unirse, y hace presión en su mandíbula, tensando el musculo de esta.

― ¿Para qué?  ― avanza un paso haciéndome retroceder. ― No lo había pensado hasta el momento, pero ¿Qué hacías en ese lugar, Nayana?

Hola Dios, ¿te acuerdas de mí? Bueno creo que necesito ayuda de nuevo...

― No pienses cosas que no son ― levanto mis manos, al ver que su expresión se vuelve más aterradora.

― a ver, ilumíname...

Creo que estoy comenzando a hiperventilar, mi culpabilidad está haciendo que Naimer logre intimidarme, demasiado, me siento diminuta en estos momentos ante la mirada que me dedica.

― Bien, pero respira ― con mis manos hago gestos de inhalar y exhalar ― y sígueme.

Sobo mis manos frías, mientras camino hacia donde se encuentra la lápida de Brandon, al llegar todo se encuentra como lo recordaba, solo que esta vez tiene algunos arreglos florales a los que asocio con su aniversario de muerte, al sentir a Naimer posicionarse detrás de mí, expulso aire, antes de voltear al verle:

― ¿reconoces ese nombre?

Intercambia la vista entre mí y la lápida, para luego asentir y siento que puedo respirar de nuevo. Le relato la versión corta de como conocí a la señora Madellen, y mis ganas de ayudarle a saber que paso con su hijo, más los detalles de algunas de las investigaciones y la relación que tiene el sujeto de la pañoleta en todo esto.

― Por esa razón me encontraba en ese sitio y también sé lo de tu tío, pero no sabía que tenía alguna relación contigo...

Su expresión se mantiene seria con los brazos cruzados, mientras escanea mi rostro en busca de un rastro que le indique que miento, pero no lo encontrara porque estoy siendo de lo más sincera.

― Brandon murió en ese atentado, por defender su puesto como hombre de confianza, trato de salvar la vida de mi tío y perdió la suya ― dice de manera gélida mirando mi rostro ― me resulta curioso que investigues la muerte de la persona que me esperaba todos los viernes e inicio mi entrenamiento. 

Parpadeo perpleja por lo que acaba de decir.

¿Brandon, Naimer y el sujeto de la pañoleta eran amigos?

Siento como si una bomba ha estallado en mi cerebro, la historia, las investigaciones, y todos los acontecimientos parecer cobrar sentido, las respuestas comienzan a parecer por si solas.

Brandon murió por defender a su rey.

El chico de la historia es el sujeto de la pañoleta.

Naimer odia al sujeto de la pañoleta por la muerte de la prima.

Madellen va a tener respuestas...

Siento una especie de paz al poder entender un poco más todo este enredo.

― ¿Por qué esa frase? ― pregunto aunque creo saber la respuesta.

― Shaytan, ¿me imagino que reconoces ese apodo? ― asiento en modo respuesta ― ordeno que lo colocaran en cada lapida de los fallecidos, es algo simbólico para ellos. ― encoje los hombros.

Me quedo pensativa cruzando mis brazos, nosotros todo este tiempo pensando que había un mensaje subliminal, que de cierta forma si lo tiene.

― ¿Qué hay de tu tío?

― Ya tienes la información que querías, eso no te compete.

Volteo mis ojos, al parecer no entiende que mi curiosidad es más grande que yo.

― Bien... ¿Por qué dices que el amor mato a tu prima? ― esa pregunta si parece llamar su atención ― por lo que escuche fue la mafia asiática, no el amor.

Por mi comentario, me gano una mala mirada, genial.

― ¿No puedes estar sin hacer preguntas? ― Niego con la cabeza, y resopla ― la bala que acabo con su vida iba dirigida a Shaytan, pero ella se atravesó recibiendo el impacto, el amor acabo con ella porque si no hubiese estado enamorada no...

― se hubiera arriesgado... ― término por él, sintiendo una fuerte presión en el pecho que me preocupa.

No sé qué expresión he de tener en este momento, pero no debe ser buena porque Naimer me mira preocupado para luego cerrar sus ojos durante unos largos segundos, soltar una mala palabra y volver abrirlos.

― Wildflower ― me llama levantando mi rostro con su mano bajo mi barbilla ―  debes buscar protección a partir de ese momento, busca a Watson él te ayudara.

―  ¿Qué?

― solo obedece.

― ¿Qué hay de ti? ¿No puedes protegerme?

Agacha la cara, cerrando sus ojos, dándome a saber la respuesta.

― Yo no podré hacerlo.

― ¿Qué sucede, Naimer? ― pregunto un poco alarmada.

― Benson te llevara a casa.

Me rodea en un abrazo, lo devuelvo con desconfianza, sin entender a qué viene todo esto y su cambio repentino de actitud.

― ¿Qué pasa? ― pregunto contra su pecho.

Mantiene su barbilla sobre mi cabello sin decir una sola palabra, sin  romper con el abrazo, respirando pausadamente, lo abrazo con fuerza al no saber porque nos encontramos en esta situación, pero me ha dado algo de miedo.

Sus manos suben desde mi cintura hasta posicionarse en mi cuello, nos miramos fijamente, hasta que une nuestros labios en un tierno y lento beso, muy ajenos a los que el suele darme, pero causando el mismo efecto,  al separarse me deja peor de confundida y algo mareada, besa mi frente y se separa.

― Adiós, Nayana. 

Sin más, en pasos apresurados rodea las lapidas alejándose de mí, cuando logro reaccionar voy tras de él, pero al llegar a la entrada del cementerio veo como acelera su motocicleta perdiéndose en la calle, me giro observando al señor de seguridad y el sujeto que me llevara a casa, confundida y ellos me responden con una mirada compasiva, que no me agrada.

¿Por qué ese adiós se sintió tan real?

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como dije en el anterior capítulo les tengo una noticia, la cual daré dentro de unas horas en mi Instagram @jhonmaryrivera y posteriormente en unos días por aquí.

GRACIAS POR EL APOYO ♡ SE LES QUIERE UN MONTÓN Y CUIDENSE MUCHO ♡

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