Maratón 6/?

*̥˚ chapter forty: tonight is the night*̥˚✧
-ˋˏ 'i was there when it happen. i there when you fell'ˎˊ

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KEZIAH ROSE VOLVIÓ A TENER SU HUMANIDAD. El cuerpo sin vida de Davina fue acunado por la Hereje. Kol se quedó a un lado, con lágrimas corriendo por su rostro. Estaba angustiado por lo que había hecho. Apreciaba a Davina como una amiga íntima y familiar.

―¿Qué estás haciendo aquí? ―Keziah levantó la vista al oír la voz de Marcel. Estaba mirando a Kol, pero su cara bajó al ver el cuerpo sin vida de Davina. Se agachó y le acarició la cara.

―Los ancestros se apoderaron de mí. Se me fue la cabeza. Nunca le habría hecho daño. Intenté hacer que se detuviera. Hice que me clavara una daga. Nada funcionó. ―gritó Kol.

La ira se extendió por la cara de Marcel mientras se levantaba y atacaba a Kol, lanzándolo por la habitación.

―¡Detente! ―gritó Keziah ganando su atención. ―Las brujas pueden ser traídas de la muerte.―

―Tienes razón, esto es Nueva Orleans, los espíritus de las brujas vuelven todo el tiempo. Vamos a traerla de vuelta. ―Marcel confirmó. Sacó su teléfono y llamó a Vincent repetidamente hasta que respondió.

Mientras esperaban a Vincent, Keziah se acercó a Kol y se aferró a él. Necesitaba a alguien ahora mismo o se iba a enterrar en la culpa. Todo iba a salir bien, ella recuperaría a su prima y Kol a su mejor amigo.

―Bien, tenemos que consagrarla ahora mismo. Si no lo hacemos, no podremos ni siquiera intentar recuperarla. ―Explicó Vincent mientras se ponía al lado del cuerpo de Davina.

―¡No podemos consagrarla! ―protestó Kol.

―¿De qué demonios estás hablando? ―preguntó Marcel.

―Los ancestros desprecian a Davina. Si la consagramos, despertará en sus dominios y la destruirán.―

―Si no lo hacemos, no la volveremos a ver.―

Vincent se giró para encarar a los vampiros. ―Oye, ya es suficiente. ¿De acuerdo? Todos queremos ayudarla, así que tenemos que asegurarnos de que está consagrada, pero tiene que estar a salvo, así que vamos a llevarla a un lugar donde esté protegida, y luego podremos resucitarla. Y eso va a requerir mucha energía y mi poder no es lo que solía ser antes de ser rechazado.―

―Yo lo haré. ―Keziah levantó la mano.

―No, te necesito conmigo, consagrándola.―

―Necesitamos a Freya. ―Marcel dijo.

―¿Crees que mi familia va a ayudar? Nik odia a Davina. Freya no lo desafiará. ―Exclamó Kol.

―Nik lo hará, si me quiere como amigo. ―Keziah miró con desprecio. Eso fue todo lo que Marcel y Kol necesitaron. Asintieron con la cabeza y se fueron.

Quince minutos después habían recibido el mensaje de Kol diciéndoles que comenzaran la consagración.

Keziah mantuvo la salvia encendida, mientras Vincent le ungía la frente con un líquido. Al cabo de unos minutos estaba completa.

―Bien, chico. Nos vemos pronto.―

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Necesitaban un componente más para traer de vuelta a Davina. El actual Regente, Van. Él la traería de vuelta para siempre, y conseguirían que lo hiciera, por voluntad propia o a la fuerza. Vincent lo había rastreado hasta el Cementerio, donde lo siguieron.

―Es una linda pieza la que tienes. ―Afirmó Vincent, refiriéndose al reloj que Van no dejaba de mirar. ―¿Qué eres, un asesino a sueldo ahora? Lo sé. Lo sé. Lo sé. Lo sé. Se supone que no debo estar en el cementerio. Es muy difícil para mí mantenerme alejado después de lo que los ancestros le hicieron a Davina. ¿Por qué se dirigen a ella, Van?―

―Ella traicionó a nuestra comunidad. ―Van respondió.

―No. Esta comunidad se traicionó a sí misma. Quiero decir, mírate. Eres un Regente de Nueva Orleans, ¿y estás haciendo hechizos para Lucien Castle? Un vampiro que está decidido a destruir esta ciudad. Apuesto a que tu madre está muy orgullosa.―

―Los ancestros tienen una visión de una Nueva Orleans libre de Mikaelson. Lucien es un medio para sus fines, y no dejarán que nadie se interponga en su camino. Mataron a Davina por trabajar con vampiros. Apuesto a que eres el siguiente en la fila.―

―Van, no tienes ni idea del problema en el que estás metido, hombre. Dime esto, ¿los ancestros te han trazado su plan, o estás en la oscuridad, como todos los demás?―

―¿Qué sabes tú? Has sido rechazado, Vincent. Tu magia ya no se compara con la mía.―

―Pero la mía sí. ―Keziah se reveló y formó un puño con su mano. Van se agarró la cabeza con dolor y Keziah se acercó a él y lo empujó hacia una tumba. ―Ouch. Eso tiene que doler. ―Señaló, mientras él caía al suelo.

―¿Qué me he perdido? ―preguntó Kol, mientras entraba en el cementerio.

―Llévalo, ¿quieres? ―Preguntó Keziah a su amiga del alma mientras se refería a un Van arrugado en el suelo.

Kol suspiró divertido y recogió al Regente y comenzaron a caminar hacia el recinto.

Cuando llegaron al recinto, Marcel empezaba a despertarse. Keziah miró a su alrededor sorprendida.

―¿Quién rompió el círculo?―

―Elijah me saltó encima. Freya derribó a Davina de alguna manera. ―Explicó Marcel.

―¿Mi hermano? ¿Por qué haría eso? ―Preguntó Kol, sorprendido.

―Olvídate de eso. Tenemos que resucitar a Davina ahora.―

―Van va a usar todo su poder de Regencia para traerla de vuelta. ―Dijo Vincent.

―Bien. Traeré el cuerpo de Davina.―

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―Bien, es hora de empezar.―

Marcel dejó el cuerpo de Davina en el suelo y le apartó el cabello de la cara.

Keziah miraba, apoyada en el pecho de Kol, mordiéndose las uñas. Esto tenía que funcionar. No podía no tener a su prima cerca.

―Respire la vie corpore. Respire la vida corporal. Respire la vie corpore.―

―Despierta Davina.―

―Vamos. ―Marcel rogó.

―Respire la vie corpore. Respire la vie corpore. Respire la vie corpore.

―¡Despierta! Vamos, despierta! ―Kol gritó.

Van había dejado de cantar.

―¿Qué pasó? ―Preguntó Keziah, sabiendo ya la respuesta.

―Nada. Es como si no estuviera allí. Los ancestros llegaron a ella primero.―

―¿Dónde diablos está? ―Kol se aferró a Keziah, conteniendo su ira.

―Eso es, hombre, ella se ha ido. ―Vincent suspiró.

Keziah se rompió, se dio la vuelta abrazando a Kol tan fuerte como pudo mientras lloraba. Había perdido a su prima. Parecía que había perdido a todos los que la querían. Primero Kol, luego Kai, después su hijo, y ahora Davina. Estaba condenada a perder a todos sus seres queridos.

―Lloremos, ya que no podemos seguir adelante hasta que lo hagamos. Y a pesar de que el dolor puede parecer a veces más de lo que podemos soportar, no te equivoques, vamos a seguir adelante. E incluso ahora, las palabras del Eclesiástico resuenan en mis oídos, dicen que la venganza como un león les acechará. ―Vincent habló frente al cementerio de Layfette. Era el funeral de Davina.

Keziah observaba, aferrándose con fuerza a la mano de Kol. Él era lo único que la mantenía unida. Aunque, él se estaba desmoronando tanto como ella.

―Hace un tiempo, una eternidad, le conté a Davina una historia sobre mi primer novio, pero lo que no le dije es que nunca había compartido esa historia con nadie más. Era como una hermana y una mejor amiga y la quería. Desearía... ―Josh se interrumpió al final, demasiado roto para decir algo más.

Respirando profundamente, Keziah dio un paso adelante, las caras de todos se volvieron hacia ella.

―Davina era mi familia. Cuando era más joven, yo era la niña rara. No te acerques a Keziah, te hechizará. Pero Vina nunca me vio de esa manera. Me veía como una persona normal y era mi mejor amiga. Claro, no mantuvimos el contacto tanto cuando me alejé de ella. Pero no lo necesitábamos. Vina era el tipo de persona con la que podías no hablar durante mucho tiempo y de repente no podías dejar de hacerlo. Ella estaba ahí para ti. Estaba ahí para mí.―

Keziah volvió a los brazos de Kol. Apoyó la cabeza en su pecho y cerró los ojos.

Ella traería a Davina de vuelta a la vida. Ella trajo de vuelta a Kol por ella y ella iba a devolver el favor. Davina Claire, prepárate para volver a estar viva.