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*̥˚ chapter forty six: put your records on*̥˚✧
-ˋˏ ''girl, put your records on, tell me your favourite song. you go ahead, let your hair down.'ˎˊ

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HABÍAN CORRIDO, TAN RÁPIDO COMO PODÍAN, CON UN KLAUS MIKAELSON DEBILITADO. Marcel podría estar detrás de ellos en cualquier momento. Ya llegaban tarde.

Salieron del tubo de desagüe, para ver a Kol y Rebekah estresados.

―¡Nik! ―Rebekah inmediatamente abrazó a su hermano, mientras que Kol tiró de Keziah en sus brazos.

―Oh, gracias a Dios. ―Kol exhaló aliviado al tener a Keziah en sus brazos.

La sostuvo a distancia, dándole un rápido vistazo y sus ojos se estrecharon en su cuello, donde había sangre seca.

―Dime que él no...―

―Deja de quejarte. ―Keziah golpeó su pecho juguetonamente. ―No voy a ir a ninguna parte, lo he sacado con un sifón.―

Keziah sonrió mientras le daba un beso cariñoso en la frente. Estaba orgulloso de llamarla su alma gemela.

―¡Vamos, tortolitos! Marcel está justo detrás de nosotros. Vayan. Vayan! ―Hayley interrumpió su momento.

Se dirigieron hacia el auto, sólo para que Marcel estuviera bloqueando el camino. ―En realidad, estoy aquí.―

―Oh, vete a la mierda. ―Keziah gimió. Lo quería fuera de su vista por lo que le hizo.

―No deberías haber vuelto, ninguno de ustedes.―

―Eso es lo que hace la familia. Luchamos el uno por el otro. ―Dijo Hayley.

―Sí, eso he oído. Aunque en realidad no funcionó para mí, ¿verdad?―

―Oh, por el amor de Dios, nunca fuiste una Mikaelson, supéralo. ―recalcó Kol haciendo que Keziah sonriera. ―¿No tienes una ciudad que dirigir? ¿Vampiros a los que echar de la ciudad?―

Marcel dio un paso adelante dispuesto a atacar a Kol, sólo para ser bloqueado por Rebekah. ―Si quieres matar a uno de nosotros, tendrás que matarnos a todos.―

―Oye, no me empujes, Rebekah.―

―Entonces sigue con ello. Acabemos con esto de una vez por todas.―

―Es suficiente. ―A pesar de que Klaus estaba débil, su voz todavía sonaba fuerte. ―Es suficiente, Marcel, has ganado. Nueva Orleans fue nuestra ciudad una vez. Ahora es tuya. Para siempre.―

―¿El gran Klaus Mikaelson está aceptando la derrota? ¿O todo esto es sólo otra distracción?―

―Ninguna de las dos cosas. De hecho, a pesar de tu espantoso comportamiento, te estoy ofreciendo una oportunidad de paz. Intenta matarnos a todos, y cometerás un error. Cualquiera que sobreviviera volvería sin duda a buscar venganza, trayendo a nuestros enemigos de vuelta a vuestra ciudad tras nuestra estela. E incluso si logras eliminarnos a todos, un día mi hija vendrá por ti. Y su hija después de eso. Una y otra vez durante todos tus días. Un ciclo interminable de violencia que traerás sobre ti. O... O nos vamos y no volvemos nunca.―

―Después de todo ese tiempo enterrado en un agujero, todavía tienes valor. Sí, bueno, te quedas ahí con la cara seria y tratas de vender esto como si fuera tu elección. Pero esta es la verdad. Podría matarlos a todos ustedes ahora mismo. Y esta noche, dormiría como un bebé. Diablos, eso es lo que harías. Has destruido a más gente, has quitado más vidas, has acabado con más familias que nadie que haya vivido. Todo porque puedes. Pero aquí está la otra verdad. A pesar de haber sido criado por ustedes, no me parezco en nada a ninguno de ustedes. De hecho, estoy muy orgulloso de no ser un Mikaelson. Os he vencido a todos sin convertirme en vosotros. Y ahora podéis vivir el resto de vuestras vidas sabiendo que la única razón por la que existís es porque os estoy mostrando misericordia. Ahora váyanse. Y no vuelvas nunca más.―

―Perra, por favor. Te he ganado. ―Keziah murmuró para sí misma, lo suficientemente alto como para que Kol lo oyera mientras todos caminaban hacia el auto.

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Parecía que llevaban horas conduciendo cuando llegaron al piso franco. Keziah se había acurrucado con Kol en el auto, negándose a dormirse. Aunque eso era lo único que quería hacer. Nadie decidió hablar mientras escuchaban la música que sonaba tranquilamente en la radio.

Cuando llegaron, Hayley les indicó inmediatamente unas habitaciones en las que podían descansar todos.

Keziah se había tirado en la cama de matrimonio, deleitándose con la suavidad del colchón. Kol la siguió, atrayendo su cuerpo más pequeño hacia el suyo, donde encajaba perfectamente. Se quedaron dormidos en cuestión de segundos.

Y fueron los primeros en levantarse al día siguiente. Bajaron a la cocina, Keziah saltó a la encimera y se sentó cómodamente mientras Kol sacaba las bolsas de sangre de la nevera.

Se colocó entre las piernas de ella, una posición muy familiar, en la que siempre se encontraban mientras saciaban su sed.

―Maldita sea, te he echado de menos, muñeca. ―Kol gimió mientras colocaba sus manos en la cintura de ella, acercándolas cada vez más.

―No puedo decir lo mismo... tenía a Kai para entretenerme. ―Keziah sonrió descaradamente, pero apretó sus labios contra los de él cuando éste frunció el ceño.

Se apartó después de unos segundos. Su cabeza ardía de preguntas. Nunca llegaron a tener esa conversación.

―Cariño, ¿qué ha pasado realmente? ―Una de sus manos se dirigió a la mejilla de ella, reconfortándola al sentir su cuerpo congelado.

―Yo... ―Se quedó sin palabras, pero necesitaba hablar de ello. Si era con alguien, sería con Kol.

―Tú te habías ido, y yo me estaba perdiendo poco a poco. Rebekah dijo unas palabras que me dejaron perpleja. Lo siguiente que supe es que estaba embarazada. No sabía cómo sentirme. Ahí estabas tú en tu lecho de muerte diciéndome que siguiera adelante y que tal vez le pusiera tu nombre a un hijo. ―Dejó escapar una pequeña risa a través de las lágrimas que habían caído.

―Luego estaba Kai. Él me proporcionó la distracción que necesitaba para ir a Mystic Falls. Le prometí a Nik que volvería, y lo iba a hacer. Estábamos descansando en mi casa, Kai, por supuesto, se dio cuenta de que estaba embarazada, el alcohólico que es, y me curó una vez que me hice daño accidentalmente por el niño.―

―Bien. ―Kol tarareó.

―Sabes, te habría agradado Kai. Está tan loco como tú. ―Keziah sonrió, pensando en su amigo. ―Pero de todos modos, Damon apareció y simplemente cortó la cabeza de Kai y lo siguiente que supe fue que me estaba ahogando. Me desperté y supe lo que estaba pasando, así que me vengué. Fui tras el lote de Mystic Fall, pero entonces me di cuenta de que... ―Keziah comenzó a ahogarse con sus lágrimas. Ahora no podía evitar que cayeran.

―Me di cuenta de que, cuando morí, también lo hizo el, también lo hizo nuestro hijo.―

Incluso Kol estaba llorando ahora.

―Estaba angustiada y no sabía qué hacer, todo estaba demasiado alto, así que hice lo único que podía.―

―Lo apagaste. ―susurró Kol.

Ella asintió débilmente con la cabeza. ―No me di cuenta de lo mucho que lo quería, hasta que se fue.―

El cuerpo de Keziah se agitó con sollozos mientras su cabeza descansaba contra el pecho de Kol. Él la atrajo con fuerza hacia sí, pero ni siquiera él sabía cómo consolarla cuando él estaba igual de destrozado.