Testigos del karma y la repetición

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Existen tantas formas de morir
pero hay poca vida para intentarlas todas.
Hay tantos motivos para sonreír,
pero poca lucidez para admitir felicidad.
En una escala, entre el azul y el negro,
¿será posible notar el blanco?
¿Sería posible considerar el dolor como algo pálido?

El viento sopla las ramas
y ellas no se quejan,
porque están estáticas
dispuestas a regalar su madera,
a morir siendo libres
porque no hay conciencia que remueva
el estado tácito
de su precaria existencia.

Se secaron los bosques
y se quemaron los ríos.
«Sé feliz, sé feliz»
aunque en tu pecho haya un vacío.
¡Sé feliz, sé feliz!
Aunque todo parezca un martirio.

Con una vista deprimente
hasta la ruina de los motores parece lejana.
Con una melodía deprimente
hasta los colores de tus ojos se escapan.

¿Estás triste? Estás triste.
Estás...
Estático
en medio de una ciudad.
Estás
con la cabeza en las nubes
y los pies a punto de dejar la tierra.
Vas
cayendo hacia arriba
en un mundo desigual,
repitiendo palabras
sobre tu forma de pensar.
Y vas,
y volás
y creás
pero nada es digno de celebrar.

Con preocupación ajena
atorándose en tus mejillas,
¡Con dolor en el pecho,
desde la mañana hasta pasado el mediodía!
¡Con dolor! ¡Dolor! ¡Dolor! Agonía...
Estando en el limbo
porque eres incapaz de notar el límite,
en tu mente modelan principios
sin pilares que sostengan las causas del lo líbido.

Respirando solo porque estás vivo
y llorando, porque es el único método conocido
que no está prohibido,
que no está bañado
con adicción y gozo.

¡Buen mozo, buen mozo!
¿Me trae una cerveza?
Quiero embriagarme un poco,
quiero ponerle a mi mente un cerrojo
y dejar de pensar.
¡Que blasfemia! Que hipocresía...
Si mi mente no soporta
el cuerpo no poder controlar.

Te estás ahogando
pero no te estás muriendo.
Te estás quemando
pero no te está doliendo.
Entonces, ¿qué?
«¿Qué te pasa?»
pregunta la vida y no hay respuesta.

Mientras me voy hundiendo,
la ingravidez va doliendo
más y más.
Y los colibríes lloran,
¡no paran de llorar!
Y las golondrinas vuelan
sin poder descansar.

El chocoyito es mi testigo,
me quiero matar
pero no quiero dejarlo solo
aún si no lo puedo salvar.

Las piezas de mi cerebro se disolvieron
porque ya escribí todo lo que quería gritar,
y esto es sólo un recuento
de lo que no me atrevo a contar
en voz alta.
Los poetas se refugian en la metáfora
porque eso les da libertad,
¡les da libertad de odiar sin tener nombre!
Les da la libertad de amar,
aún sin saber besar,
aún sin considerarse hombres.

La mecánica de mi cerebro es nefasta,
no me lo pueden negar.
Si no ¿por qué leen esto?
¿por qué están aquí si yo estoy fuera de contexto?
¿Por qué están aquí?
Si mis problemas no se puede tocar...
¿Por qué están aquí y por cuánto tiempo...?
¿Se van a quedar?

Siento que sólo doy vueltas
en el círculo vicioso de mi imaginación
y lamento
escribir con el pretexto
de desahogar los dolores del alma.

¿Tu puedes sanar? ¿Cómo lo haces?
Lo quiero intentar...
Pero no todos nos hundimos en lo mismo
y esa es la esencia de la humanidad.
Nos preocupamos por la superficie
y todo se vuelve lamentablemente banal.

Esto es sólo otra forma de desnudarse
sin tener que llevar ropa.
Esto es sólo otra forma de decir «no se me acerquen»,
es solo otra forma de escapar.
Por ahora ,durante este efímero ahora,
dejen esto pasar
léanlo mientras en sus mentes se vuelve cenizas
para que no exista el «nuevamente»
en vuestro agónico paladar.

«Me estoy volviendo loca»
pero eso es solo una excusa.
Me estoy ahogando en palabras
porque entre ellas no sé nadar,
porque no sé cómo diferenciar
las corrientes fuertes de la orilla,
ni el acantilado con la libertad.

Déjame contarte un secreto:
Me quiero matar,
porque siento que mi vida no vale nada
aunque sé que eso no es verdad.

¿Las mariposas murieron
o no lograron escapar?
Entonces ¿dónde están sus cadáveres?
No los puedo encontrar.
¿Las mariposas realmente existieron
en primer lugar?

Si maquillo mi rostro,
mi rostro
¿a qué se parecerá?
Puedo jugar con las sílabas de las letras
pero no puedo hacerlas agonizar.
Y es por eso que
(¿por qué?)
me siento tan mal.

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