O21

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Golpes en la puerta hicieron a MinHee cerrar la canilla del lavado, secó sus manos y dio vuelta la cerradura, con una sonrisa en sus labios observa a Yi Xan, pero aquella agradable expresión en su lindo rostro fue cambiado por la bofetada que recibió sin previo aviso. Su rostro giró involuntariamente y con dolor tocó la herida producida por su mejor amiga.

—¡¿Qué te sucede?!

—¡Es tu culpa, tú los enviaste!

Aunque desearía no haberlo hecho, MinHee comprendió la situación sin mucho esfuerzo, sus ojos se abrieron grande y con pena negó. Sabía que algo podía salir mal, se lo habían advertido, pero inocentemente había creído que por ser Betas nada les pasaría, al parecer estaba equivocada. Su amiga tenía lágrimas en sus ojos, estaba realmente furiosa con ella. ¿Y cómo no estarlo? Puso en peligro a dos personas ajenas que no tenían la culpa de nada, fue cobarde, imprudente, y mala persona.

Mala, ¿Era MinHee una mala persona? 

—Yi Xan, yo no quería...

—¡Te dijimos que no lo hicieras, que era peligroso porque podían descubrirlos! ¡Desde ayer no aparecen, MinHee!

Trago saliva, frente a frente ambas se observaban a los ojos, con culpa en ellos. ¿Cómo llegaron a ese punto? Parecía que solo hace unos meses eran tan cercanas, sin sospechar nada, sus vidas eran tan tranquilas, su única preocupación eran los problemas amorosos, el estudio y poder... al menos no ser marcadas para toda la vida por algún Alfa descontrolado. Siempre fue raro, pero quisieron aparentar que no. Ahora, en el pecho de la Park hay sentimientos mezclados, ya no sabe que sentir, está tan confundida. 

Odiaba estar allí. 

—¿Al menos sientes culpa, Park? —la empujó, escupiendo sus palabras con asco— ¡¿Al menos te arrepientes de hacer todo esto?! ¡¿Te das cuenta a donde llegaste?! 

—Yo... yo no quería que ellos...

—¡Tus palabras son inútiles, al igual que tú!—se abalanzó contra ella.

Antes que el enojo la cegara complemente y con sus garras arañan todo el rostro de la rubia, ambas Omegas fueron separadas por SoYoung, quien apenas llegaba de su segunda clase del día, había vuelto por unos libros a su habitación, cuando escuchó esos gritos supo que las cosas empezaban a descontrolarse. Las detuvo justo a tiempo, y con pánico miró a la china, preguntando solo con una mirada que es lo que había sucedido. 

Volvió su vista a MinHee ante la nula respuesta, había lágrimas cayendo de sus ojos.

—Chicas...

—Yo también tengo miedo, MinHee. —Yi Xan se separó del agarre de la castaña, y se dirigió a su amiga— Pero no por ello estaré arriesgando a otras personas, sabiendo que todos los adultos aquí no se preocupan por nosotros. No entiendo que sucede, pero prefiero quedarme en mi lugar sin hacer nada a que ser cómplice de secuestro o en todo caso, de muerte. 

Sin decir nada, la joven sólo bajó su mirada al suelo.

—Lo siento…—su corazón palpita a toda velocidad.

Pues miente. Si debe ser honesta, no está arrepentida, por más que cruel que fuera al pensarlo, algo en ella le decía que estaba bien hacerlo porque JiMin lo necesita, y ella a él. El tiempo pasa, ellos crecen, cambian, evolucionan, pero mientras más lo hacen, más mueren. Una muerte lenta y programada. 

AÑOS ATRÁS

El invierno en aquella parte de Corea no era precisamente algo fácil de llevar, el frío se filtraba por cada rincón, la nieve caía y sus articulaciones se congelaban con cada paso. ¿Algo bueno? Debido a las fiestas de fin de año, Alfas, Betas y Omegas tenían permitido pasar un día juntos. El lugar de encuentro para aquellos hermanos y sus amigos era el edificio de los Omegas, diferente al de los dormitorios, a ese nadie más podía ingresar debido a sus fuertes feromonas. Con emoción la rubia corrió a los brazos de su hermano, quien estaba al lado de su grupo de amigos, este la recibió con una sonrisa en sus labios y dio vueltas en su lugar, sacándole risas.

—¡JiMin, te extrañe! —chillo, volviendo a ser colocada en el suelo, los Alfas rieron ante su graciosa apariencia. 

Llevaba un gran abrigo sobre ella, un gorro de lana tejido a mano por Yi Xan y unos guantes rojos que la Academia les daba como equipamiento de invierno, con su nariz rojiza levantó la vista al más alto, este tomó sus mejillas y las apretó con ternura. 

—Yo también te extrañe, hace tiempo no te veo en la fogata. Supongo que hace mucho frío para vernos allá, tendremos que cambiar nuestra ubicación. —dijo, caminando hacia una de las mesas del comedor. 

Sus amigas estaban ya ubicadas con unas tazas de chocolate caliente en sus manos, TaeHyung fue el primero en sentarse, con una sonrisa grande dibujada en sus labios le arrebató la taza a la pelinegra y bebió de esta, le guiño un ojo cuando la más tímida se quejo en voz baja. No pudo decirle nada más, porque se sentía completamente cautivada por sus encantos. Cuando el resto se sentó, prefirió no decir nada y masticar una galleta de jengibre.

MinHee y su hermano eran el centro de atención, como siempre, por su belleza. Posiblemente también por lo amigables que eran con todo el mundo, simplemente los gemelos más llamativos en esa enorme Academia, decir que los envidiaba era poco, deseaba al menos tener un poco de ellos dos, su belleza, y su agradable actitud, esa que hacía al resto seguirlos inconscientemente. No estaba al tanto de lo que decían, pero al parecer la rubia dijo algo tan gracioso que todos rieron a su compás, incluso el Alfa a su lado, quien la observaba con sus ojos brillando, mientras bebía de su taza.

Al menos sabía de su existencia.

Cuando el Kim notó su intensa mirada, giró a verla, ella avergonzada desvió su vista hacia otro lado, aparentando que jamás se quedó hipnotizada por su tersa piel canela, o por su mandíbula masculina tan fina que podría hacerle un corte al tocarla. 

—¿Ustedes qué harán al graduarse?—la pregunta de Hoseok dejó al grupo en silencio, pensante.

A más de uno el vacío lleno sus mentes. ¿Qué harían en el futuro si a penas sabían cómo vivir el presente?

—Yo quiero viajar por todo el mundo. —la dulce voz del Park mayor fue la primera en escucharse hablar, miró a su hermana y tomó su pálida mano para entrelazarla con la suya— ¿Me acompañaras MinMin?

—¡Sí! —respondió rápidamente— A donde tú vayas yo iré, lo prometo.

—¿Pero no tienes un sueño propio? —una tensa voz interrumpió el momento, toda la mesa giró hacia alguien en específico, TaeHyung frunció sus labios arrepentido de haberlo dicho en voz alta— Digo, tú… ¿No quieres hacer más? No solo debes estar con JiMin, puedes... conocer a otras personas. 

—Estoy bien con él, hasta el momento en que debamos heredar la empresa de nuestro padre y seguir sus pasos, estoy segura de que lo único que quiero es estar con mi hermano.

Era extraño, o eso pensaba él. Hasta era un poco... enfermizo.

—Está bien, supongo. —dudó al decir.

—Yo quiero ser granjero. —acotó YoonGi— Así cultivaría muchas mandarinas.

—Pero te las comerías todas tú y morirías pobre. —rieron.

A pesar de que las risas inundaban el tenso ambiente, en la mente de –exactamente– cuatro personas no se iba la pregunta que comenzó todo, '¿Qué harían al salir?' TaeHyung no tenía una familia en el exterior. JiMin sólo quería irse, olvidarse de los problemas reales, y MinHee estaba dispuesta a todo por seguirlo. Pero Yi Xan, ella ni siquiera entendía su propia mente.

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