Chapitre 4🥀

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Le point de vue de Sophia.

Cansada, llena de sudor y con muchos aplausos de parte del público lleno de borrachos bajo de la tarima y acepto el camisón que me ofrece uno de los guardias de seguridad del club.

Camino rodeando todo el bar, lejos de los borrachos que amenazaban con arremeter contra mi si me descuidaba y en mi camino siento su mirada sobre mi nuevamente.

Desde que estuvo aquí aquella vez y me folló tan salvajemente en esa habitación, no había vuelto más. Lo primero que pasó por mi mente fue que no vendría más, dado que habían pasado unos días ya, pero luego de ver que estaba aquí y que estuvo viéndome durante todo mi show, mi ánimo cambio muchísimo, tanto así que le puse el empeño que jamás le había puesto a mi baile y sólo para que él se deleitara con mis movimientos. Como nunca antes en mi vida, disfruté de las miradas lascivas de un hombre sobre mi, disfruté cada segundo en el que me desnudó y comió con la vista. Sus ojos expresaban todas y cada una de las cosas que quería hacer conmigo y yo me moría porque las hiciera. Es más sin que nadie me lo pidiera, sería capaz de regalarle un baile privado en el tubo solo para terminar siendo follada por él hasta que mi cuerpo no lo resistiera más. Jamás pensé que me gustaría tanto bailarle a un hombre y mucho menos ser tocada así, pero es que él es diferente y su toque y mirada sobre mi en vez de desagradarme, me hacían desear mucho más.

Una completa locura.

Pero la pura realidad.

-¿Vienes de bailar?

La voz de Michelle, me hace dar un pequeño brinco y me saca de toda la bola de pensamientos calientes de mi cabeza. También me hizo darme cuenta de que sin pensarlo ya me encontraba en el camerino.

-S-sí -carraspeo para volver a hablar- ¿Por qué... lo preguntas?

-Porque tu expresión facial no corresponde a la que siempre traes cada vez que vuelves del escenario.

Y era cierto, la cara de emoción que traigo en este momento no tiene nada que ver con la cara de disgusto con la que siempre volvía. Los ojos azul celeste de Michelle estaban entreabiertos y me miraban con pura sospecha. Ella no era tonta, no era por gusto que llevaba años conmigo aquí siendo mi amiga, me conocía de todas las formas posibles y ella sospechaba el por qué de mi cambio tan repentino.

-¿Sophia? -inquiere, esperando una respuesta.

-P-pasa... este... n-no pasa nada.

Mierda Sophia, coopera.

Deja la idiotez.

-Definitivamente si pasó algo -me mira con una sonrisa en sus labios, imaginándose todos los posibles escenarios- ¿Me lo dirás o toca adivinar?

-¡Esto no es justo! -me quejé haciendo puchero, no soportaba que supieran leerme tan fácil- ¿Por qué siempre adivinas?

-Porque te conozco tonta -comienza a reírse y yo solo hago berrinche- Ya dime que fue lo que pasó, ¿acaso vino tu galán?

La miro incrédula, con la boca literalmente abierta y ella solo sabe reírse. Esto es increíble.

-Creo que adiviné, ¿no es así?

-Ni siquiera sé porqué te tomas la molestia de preguntar.

-Porque disfruto más cuando te pones nerviosa y no sabes que decir.

-Tonta -pongo los ojos en blanco- Olivia, bailando supongo.

-Sí, está en una de las habitaciones dando un baile privado. Y yo -se señala eufóricamente- iré a disfrutar mi noche bebé.

Río negando. Ya lo suponía, Michelle no es de dejar pasar su noche libre. Al menos ella podía, yo no podía ni poner un pie fuera de la salida y que los guardias no me devolvieran a tirones a la habitación. Realmente era la única a la que no se le permitía salir y ¿cómo no? No se podían permitir perder a la joya del lugar. Aunque realmente no sé quién se atrevería a tal hazaña. Ya me resigné a podrirme aquí dentro.

-¿Quién es la víctima hoy? ¿Chico o chica?

-Una apetecible castaña -veo como muerde su labio y río- Realmente es deliciosa la chica.

Michelle no se declaraba de ninguno de los dos bandos, es más ni siquiera se creía bisexual. Se consideraba una chica libre de escoger con quien follar y aunque le encantaran las pollas, en una que otra ocasión se deleitaba con un exquisito coño, como mismo decía ella.

-No cambias Michelle -niega- Bueno disfruta a tu chica de la noche, yo creo que no me pedirán hoy, y aunque es mi noche libre, ya lo hubiesen hecho si hubiera algún cambio de planes, entonces creo que me iré a descansar.

-Bueno no te confíes nena, quien sabe y a lo mejor te complacen -me mira pícara y al segundo entiendo sus palabras con doble sentido.

-Ya tonta -río- Anda ya vete.

Nos despedimos con un abrazo y justo cuando se va, que me giro a cambiarme mi ropa y quitar mi maquillaje para poder irme a tomar la siesta, soy informada de un nuevo cliente esperando por mis servicios. Parecía importante, ya que en vez de ser uno de los guardias quién vino a avisarme, fue la mismísima Madame Jacqueline quien vino, imponiendo su poderosa presencia.

-A la habitación en diez minutos -me ordena sin ni siquiera mirarme, como siempre se creía más que todas aquí cuando ella era la puta más veterana de este burdel- No tardes.

-Pero...

-¡Pero nada Flor, tú estás aquí para obedecer, no lo olvides!

Asiento bajando la cabeza, sin refutar nada más y la veo salir, haciendo eco con sus tacones de metro y medio. Realmente odiaba a esta mujer, encaja perfectamente con la definición de bruja horrible. A la muy hija de puta no le importó que fuera una niña de catorce años cuando permitió que un viejo asqueroso pusiera sus manos sobre y me arrancara mi virginidad cuando llegué aquí.

Jamás le he deseado el mal a nadie, pero deseaba que la vieja hija de puta desapareciera de mi vida.

Resignada y sin deseos de nada, me encaminé hacia la habitación que me fue asignada para complacer al cliente. Por muy pequeña que fuera, tenía la esperanza de que fuera ese chico, pero aún así lo dudaba. Si fuera él, ni siquiera hubiera tenido tiempo de llegar al camerino.

Llego a la puerta de la habitación y respiro hondo antes de tomar manija para ingresar. Cuando entro, todas mis ilusiones de que fuera él desparecen, en cambio, empieza a formarse un nudo en mi estómago al darme cuenta de que se trataba del mismo hombre de hace unas semanas. El tipo me había tomado al punto de dejarme fuera de servicio por un puta semana, me maltrató más de lo que usó mi cuerpo y lo que menos quería era tener que estar disponible para él.

-Tanto tiempo sin verte preciosa.

Su voz solo me provoca náuseas y cuando intenta avanzar hacia mi, retrocedo. Sé que no debía o más bien no podía hacer eso, pero también tenía derecho a cansarme y este viejo no me producía ni cosquillas.

-¿Qué pasa? -pregunta con su rostro levemente enojado cuando ve que mis pasos van hacia atrás- ¿O es que no quieres trabajar hoy?

-¿Algún problema si no lo deseo?

Como nunca antes me había atrevido, le mostré una sonrisa cínica, la cual no se tomó muy bien. Sé que no era correcto y que seguramente pagaría muy caro mi atrevimiento, pero ya estaba harta. Si me iban a matar que lo hicieran, pero hasta aquí llegaba mi resistencia.

-Ay perrita, creo que no fue una idea muy inteligente eso.

Su sonrisa era aterradora, una que provocaba escalofríos de puro terror. Mi vista viajó de su cuerpo a la puerta y por más que mi intención de escapar fuera muy clara, cuando intenté dar el primer paso, sus manos me agarraron con fuerza y me lanzaron a la cama de un golpe, impidiendo mi propósito.

-¿Te crees muy valiente zorrita? -su cuerpo se abalanzó sobre mí y sus manos agarraron las mías por encima de la cabeza para que no escapara- Solo eres un puta, pero tranquila, te enseñaré a respetar a los hombres.

-¡Suéltame hijo de puta!

Grité, forcejeé y traté de luchar contra él lo más que pude, pero aunque fuera un viejo cuarentón su fuerza era el doble de la mía. Me golpeó fuerte, logrando girar mi rostro del impacto. Aprovechó que estaba aturdida y comenzó a arrancar mis prendas. Su decisión de tomarme a la fuerza era determinante y juro que de no ser porque la puerta cayó al suelo derribada y un arma se posó en la nuca del viejo, esto sería otra historia.

Eran unos cuantos hombres armados hasta los dientes y con pasamontañas cubriendo sus rostros. Todo un batallón que fue capaz de hacer temblar al gran macho, que hace unos minutos juró que me haría arrepentirme. No sabía a qué se debía esto y no me importaba lo que le hicieran al hijo de puta, pero yo no tenía porque pagar las consecuencias.

-Perdón por interrumpir -una voz fuerte y que haría mojar tus bragas en otra situación hizo acto de presencia en la habitación- Pero trabajo es trabajo.

-¿¡Quién mierda son ustedes!? -escupe el tipo de mala manera mientras forcejeaba con los tipos que lo agarraban y yo solo miraba todo, siendo sujetada por otros dos hombres que ni siquiera me daban chance de cubrir mis tetas expuestas- ¡No tienen derecho a estar aquí, yo pagué por ella!

-Pues lo siento amigo -se acerca hacia él mientras palmea su rostro- Pero pagaste por la chica equivocada.

Y sin decir más mi cabeza es cubierta, impidiéndome la visión de lo que estaba pasando. Los tipos que me sujetaban me obligaron a caminar hacia la salida, no sin antes escuchar el sonido de un disparo que me hizo temblar en mi lugar.

No había que ser adivina para saber que habían matado al viejo y a pesar de sentirme aliviada por no ser yo la que estaba en su lugar, no podía evitar sentir temor por lo que pudieran hacer conmigo.

¿Qué pasaría conmigo ahora?

🤍

Se retira lentamente...

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