ʚ | Still can't forget you

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Hyunjin despertó con un dolor de cabeza que martilleó sus sienes. Gimoteó sin aceptar estar despertándose, topando contra algo que se encontraba a su lado. No tardó en rodearlo con sus brazos, apretándolo contra su pecho. La calidez que sintió en esa zona lo tranquilizó y pegó su nariz para oler su aroma. Se pasó unos minutos en esa posición fetal, acariciándolo sintiendo la necesidad de sentir algo cerca.

Y aunque Hyunjin tuviera veintidós años, agradecía aún tener guardado su peluche de Frodo que sus amigos le habían regalado para su cumpleaños, Chan incluído.

Suspiró pesadamente al recordar su nombre, porque rápidamente recordó los acontecimientos de la noche pasada. Se arrepentía, y mucho. Porque lo que había pasado fue por culpa del sentimiento de frustración que sintió cuando Seungmin no había aparecido y no pensó que quizás lo había visto besarse con Chan. Más bien, besar a Chan. Y, por esa misma razón, las lágrimas volvieron a recorrer sus mejillas como solían hacer esos últimos días, intentando apartar de sus pensamientos los sucesos de esa noche.

[ 🏥 ]

—Hyunjin... —había jadeado Chan cuando los besos del menor se habían desplazado por su cuello, y no negaba que despertaba miles de mariposas dentro de su estómago. Pero ya no se sentía bien, porque no sabía si realmente Hyunjin lo estaba besando porque... lo deseaba —. ¿Ha pasado algo con Seungmin?

Hyunjin detuvo el toque de sus labios contra su cuello y mordió su labio inferior con fuerza. Se sentía terriblemente mal. Horrible, egoísta, hipócrita. Pero así era como había estado actuando los últimos días.

—Perdóname, Chan —había gimoteado, llorando contra el hombro de este. Se abrazó a él sintiéndose un mal amigo, y este lo comprendió y acarició la espalda del castaño —. Soy un amigo horrendo.

—No es verdad, Hyunjin. Sé que cuando alguien te rompe el corazón a veces no se piensa con claridad. Yo te dije eso porque... pensé que podría ayudarte a superarlo. Pero, no quiero que hagas esto por mi. Quiero que lo hagas por ti —murmuró apretándolo contra su pecho, en un intento de calmar los hipidos de Hyunjin.

—Quiero tiempo... aún no puedo dejar de pensar con él, Channie —susurró frotando sus ojos con su hombro —. Yo... creo que lo quiero. Si me gustara simplemente no creo que me sentiría así. Estoy seguro que estoy enamorado de él, y... joder, duele.

—Lo sé.

El menor necesitó dos largos minutos para poder dejar de llorar. Después de eso, casi no se atrevía a mirar a Chan a los ojos, contándole que estuvo esperando todo ese tiempo sin que Seungmin apareciera. Al menos, el pelimorado lo había hecho sentir mejor, recordándole a este que no pasaba nada, que no estaba enfadado por los actos tan arrojados que había llevado a cabo por la no aparición del chico.

—Llamaré Felix o a Changbin para que te vengan a buscar, ¿está bien? Ya son casi las diez...

—Sí... —suspiró, saliendo del baño con la mirada clavada en sus pies —. Lo siento mucho, por... todo.

—No te perdones, en serio. No tienes por qué —Chan se acercó a él, tomó su rostro y besó la frente del chico, cariñosamente —. Ve a descansar. Lo necesitas. Y cuando te sientas mejor... intenta averiguar por qué Seungmin no apareció.

—Sí... Pero ahora lo único que quiero es irme a dormir.

—Está bien. Descansa, Hyunjin.

—Tú también, Chan.

Se dieron un último abrazo y el pelimorado llamó a Felix preguntándole si no sería mucha molestia que lo viniera a buscar.

[ 🏥 ]

Apretó a Frodo, el perrito de Kakao, aún más contra su pecho. Extrañaba a Seungmin. Lo extrañaba muchísimo. Aunque él había sido el que lo había estado evitando esa semana queriendo no sentirse dolido por la relación que debía tener con BamBam, en esos momentos necesitaba verlo. Escuchar su dulce voz. Ver su sonrisa. Sentirse tocado por él. Por esa razón, se había sentido tan dolido cuando él no apareció.

Y rápidamente se echó la culpa. No sabía cuál fue la razón por la que no apareció, pero sabía que de una manera u otra él tenía la culpa. Sí que se le había cruzado por la cabeza pensar que quizás lo había visto, pero eso no tenía lógica para Hyunjin. ¿Por qué debió no aparecer por eso si Seungmin ya tenía a BamBam? Rápidamente había descartado esa idea.

Sólo le quedaban las peores opciones que le revolvían el estómago. ¿Se había sentido tan mal por culpa del trato de esa noche que al final decidió no venir? ¿Pensó que no valía la pena hablar con él? ¿Quería... vengarse de su comportamiento?

¿Seungmin sería capaz de hacer algo así?

No pienses eso. Seungmin... él no es así. Él nunca haría algo así.

Entonces... ¿qué demonios era?

Con un dolor de cabeza ya instaurado en sus sesos, Hyunjin estiró su brazo para tomar el celular de la mesita de noche. Siempre usaba el despertador de su teléfono, pero también disponía de un reloj en su mesita que usaba para comprobar la hora cuando lo tenía apagado y apenas eran las cinco y cuarenta y nueve de la mañana. Llevaba más de media hora desvelado. Miró la pantalla y pulsó la tecla de bloqueo para ver que ya estaba cargado. Desconectó el cable y suspiró, sin atreverse a encenderlo aún.

No sabía cuándo se le había muerto el móvil, ni tampoco si alguien le había hablado desde que quiso comprobar si Seungmin le había hablado cuando Felix lo vino a buscar en coche. Y le aterraba encenderlo. Temía... no encontrarse con ningún mensaje suyo.

Posicionó a Frodo en su cara, luchando por no llorar. Otra vez no. Y, cuando menos se lo esperó, se hicieron las seis de la mañana. Su móvil, tenía un encendido programado (al igual que un apagado, siempre se apagaba a las doce y media de la noche), así que cuando sonó el despertador su corazón se le aceleró, sintiendo cómo le apretaba el tórax. Se levantó sin sentirse del todo bien, apagó rápidamente el despertador y se lo guardó en el bolsillo nada más vestirse, sin desbloquearlo más.

—No pienses en ello. Piensa que hoy vas a bajar a quirófano y va a ser una experiencia increíble —se intentó auto-animar mirándose en el espejo del baño cuando fue a lavarse la cara.

No tardó en desayunar y a las seis y media ya salió del piso para dirigirse a paso lento y calmado hasta la estación, aún sintiendo un poco de ansiedad en su pecho porque no era capaz de dejar de pensar en él. Ya tenía claro que sus sentimientos habían crecido desmesuradamente, pero cuando terminó confesándole a Chan que estaba enamorado de Seungmin... todo se veía más real.

Esperó su tren nada más llegar en la estación. No tenía ganas ni de escuchar música, así que ni se sacó el teléfono del bolsillo. Se quedó todo el trayecto mirando por la ventana, pensando en todo y a la vez en nada. Aún así, el viaje se le pasó más rápido de lo que pensaba, y al bajar del tren decidió que ya era hora de enfrentarse a la realidad.

Mirando su bolsillo por un instante, vio que su pantalla brillaba. Eso sólo pasaba cuando alguien lo llamaba y tragó saliva nerviosamente. Vio que se apagó, y con la mano temblorosa sacó la mano.

Tú puedes, Hyunjin.

Y desbloqueó el móvil.


ㅤ✆ Teléfono · ahora
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KakaoTalk · 148 mensajes de 5 chats · 1 min
JeongIN♡: HYUNJIN RESPONDE POR EL AMOR DE DIOS
Chan hyung: Hyunjin, por favor, estamos muy preocupados.
ㅤ+82 2501-1999: ¿Has visto a Seungmin?
ㅤ+82 2702-1996: Seungmin no está en casa
ㅤ+82 0208-1999: Hyunjin, no sabemos nada de Seungmin...


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¿Por qué tantos mensajes, tantas llamadas, tantas notificaciones en twitter...? Cuando quiso leer por encima los mensajes, sobretodo de esos tres números que no tenía agregados, se vio cortado por una llamada de un número desconocido. ¿Por qué demonios lo estaban llamando a esas horas?

—¿Sí? —descolgó confundido, sin dejar de andar dirigiéndose hasta el hospital.

Dios santo, Hyunjin, al fin contestas... Te hemos estado llamando desde ayer por la noche. ¿Por qué demonios no nos contestabas? —había gritado un BamBam desesperado, pero no en un tono enfadado.

—¿BamBam? ¿Qué... qué ocurre? Lo siento, se me había muerto el celular y no lo miré hasta ahora...

¡Hwang Hyunjin! ¡¿De todos los días que tuviste que estar desconectado tuvo que ser hoy?! —se escuchó a Jeongin a la otra línea también.

Seungmin ha desaparecido, fuimos a su piso y estoy con Jinyoung y Jaebeom de nuevo aquí, pero no está —balbuceó BamBam justo después, con ansiedad en su voz —. Sé que habías quedado con él. Le preguntamos a Jeongin y él se lo preguntó a Chan, pero nos dijo que habías vuelto con él porque Seungmin no apareció. Por favor, ¿puedes mirar si te dijo algo por Kakao?

—A-ah... Esp-peren. —tartamudeó Hyunjin sin saber cómo reaccionar en esa situación. Se había mareado momentáneamente y sus manos temblaron cuando se apartó el teléfono de sus manos y desbloqueó el teléfono entrando en KakaoTalk. No había ni un mensaje de él así que volvió a acercar el celular en su oreja —. No me dijo nada...

Mierda, joder. —maldijo Jinyoung y después se escuchó a Jaebeom intentando calmarlo.

—Y-yo... Lo s-siento, no sé qué hacer... —la voz de Hyunjin temblaba, mucho. Sus pasos se habían detenido, al borde de las lágrimas —. Ha sido... c-culpa mía... ¿verdad?

¡Hyunjin! Claro que no. Si te hemos llamado es porque pensábamos que lo habrías visto, y cuando hablamos con Chan vimos que no, pero queríamos asegurarnos si te había enviado un mensaje o no —la voz de Jeongin sonaba más suave y clara, como si le hubiera cogido el teléfono del tailandés, aunque seguramente estuviera en el altavoz.

—P-pero, yo... —intentó seguir, sorbiendo por su nariz frustradamente.

¡No llores, por favor! ¿Por qué te echas la culpa? Tú no has hecho nada. Chan nos contó que estuvo hablando contigo antes de que fueras a buscarlo. ¿Por qué lo haces? Si no tienes la culpa de nada —ahora era BamBam quien hablaba, para intentar tranquilizarlo.

Pero Hyunjin seguía culpándose. No sabía por qué. Pero él tenía la culpa. Seguro.

Hyunjin, bebé —Jeongin, de nuevo —. Tranquilízate, ¿está bien? Intentaremos contactar con sus padres.

¡Yo fui a casa de sus padres! —intervino Jaebeom, entusiasmado —. Fue hace años, pero creo que sé más o menos qué zona era.

Pero ahora estarán trabajando —seguía Jinyoung.

Preguntemos a los vecinos —propuso BamBam.

—Hyunjin —repitió Jeongin, hablando ahora con él, a "solas"—. No te preocupes, ¿está bien? No has hecho nad...

—Besé a Chan hyung, Jeongin. —le cortó con dureza, como si esa razón fuera el causante de todo eso.

¿Ah? ¿Qué? A ver... Eso ya lo hablaremos después —dijo, pensativo y suspirando sintiéndose confundido —. Pero, por lo que estuvimos hablando, piensa que eso no haría que Seungmin desapareciera —bajó un poco la voz, porque no quería que le escucharan —. Tú no te comas la cabeza, cosito. Vas a llegar tarde a prácticas si no estás ya ahí. Ya verás que estará bien... —dijo lentamente, sin mucha convicción —. Y bueno, ya lo hablaremos después, ¿vale? No pienses en ello. Te quiero, Hyunjinnie.

—Yo también...

Cuídate, luego te llamaré.

—Sí.

Ambos colgaron y Hyunjin sintió su espalda muy pesada, sus pies arrastrándose contra el suelo, y su respiración trabajosa. Tardó más de lo esperado en llegar a su planta, que intentó mantener una mínima curvatura en sus labios, pero fue incapaz. Respondió a los saludos con monosílabos y no dejó de recibir miradas de preocupación por parte de los sanitarios.

—Oye, Hyunjin —sintió la mano de Namjoon en su espalda, que lo miraba con los hoyuelos algo remarcados —. ¿Te encuentras bien?

Hyunjin se sentía en su límite. Que le preguntaran tan directamente si estaba bien era como pulsar el botón que lo hacía detonar. Y cuando sus ojos parecieron querer aguarse, apareció una nueva cara en la planta.

—¡Jungkook! ¿Ya vienes a por Hyunjin? —Minseok fue a recibirlo con un abrazo —. No sé si habrá terminado de pasar las constantes, cuando lo haga ya lo puedes secuestrar, que yo tengo muchas cosas que hacer —comentó volviendo de nuevo a su carro para asegurarse que tenía todo el material para hacer la cura de una úlcera.

Hyunjin miró a ese chico no más bajo que él; facciones más bien parecidas, una nariz perfilada y unas adorables bolsas bajo sus ojos. Su sonrisa era muy atractiva y se acercó a Hyunjin identificándolo rápidamente.

—Tú debes ser Hyunjin, ¿cierto? Encantado, soy Jeon Jungkook, soy cirujano —le dio la mano, y la naturalidad y amabalidad de él logró hacerlo sonreír más tranquilamente —. ¿Ya has terminado con las constantes?

—Uhm, sí, sólo me faltaba el dolor —murmuró apresurándose a escribir un 0, que constataba que el paciente no tenía nada de dolor. Le dio a guardar y se levantó.

—Muy bien, luego se los devuelvo.

—Adiós, Hyunjin. ¡Aprende mucho! Espero que mejores —terminó susurrándole Namjoon, pasando su mano por sus cabellos cariñosamente y este le respondió con una pequeña sonrisa sincera.

—¡Te echaremos de menos! —vociferó Johnny desde dentro de una habitación.

—¡No olvides la primera vía que pinchaste conmigo! —siguió Mina.

—Todos los buenos momentos que pasamos juntos! —siguieron Minhyuk y Soobin.

Hyunjin terminó riendo, abrumado ante tanta atención y cariño y se despidió de ellos, andando al lado de Jungkook.

—¿Alguna vez has estado dentro de un quirófano?

—No, ni siquiera para operarme —le respondió Hyunjin alegrándose tener la mente ocupada con algo que le emocionaba.

—¡Eres un chico con suerte! No todo el mundo tiene la suerte de no recibir ninguna intervención, sea menor o mayor —comentó abriendo un ascensor con su tarjeta.

—¿Qué vamos a ver? —preguntó curioso, porque realmente le gustaba mucho el ámbito quirúrgico.

—Vamos a ver una extracción de cálculos renales*.

—¿Y dónde se encuentran? —lo miró con completo entusiasmo y admiración. Consideraba que tenía mucha suerte como para haber una intervención como esa.

—En los cálices*.

—Oh, entonces el paciente no tiene cólicos*, ¿cierto?

—Correcto, pero sí que tiene otros síntomas. El color de su orina no es normal, además que orina una pequeña cantidad de sangre. Y tiene fiebre.

Siguieron conversando hasta entrar en un pasillo que separaba de otro, que a través de una gran puerta separada por dos puertas y algunas ventanas, veía a todos vestidos de naranja y con gorras y mascarillas verdes. Intentó no reír, ¡pero parecían todos zanahorias!

—¿Esa esa la vestimenta quirúrgica*? —le preguntó señalando a los sanitarios, aún sin dejar de seguirlo.

—Sí, aquí es así. ¿Verdad que es mono? Parecemos zanahorias —Hyunjin no se esperó que dijera eso y por eso rompió a reír, contagiando al joven cirujano Jungkook —. Mira, la zona en la que estamos se nombra zona sucia o zona negra. Es la zona donde podemos ir con la bata blanca o el uniforme sanitario. También se considera zona sucia los vestuarios, de los cuales terminamos ingresando en la zona limpia o zona gris. La zona limpia se debe llevar la indumentaria ya quirúrgica, vamos, estar como zanahorias. También con mascarilla, los zuecos y el gorro. Estas zonas ya se encuentra la zona de lavado quirúrgico, central de equipos y esterilización, también hay un control como en las plantas, y también se pueden encontrar las salas para el diagnóstico con imágenes, rayos, banco de sangre, y también la URPA, la unidad de recuperación post-anestésica. Y luego tenemos la zona estéril o zona blanca que ya es la área quirúrgica en sí, y ahí debe haber un grado máximo de esterilidad —había explicado mientras ingresaban en el vestuario de chicos, donde había dos hombres vistiéndose para entrar también.

Jungkook buscó la talla que Hyunjin le dijo y justo después empezaron a vestirse.

—¿Dónde están los zapatos y la mascarilla y eso? —preguntó cuando ya estaba todo naranja, guardando sus manos en los bolsillos del uniforme quirúrgico. No lo negaba, pero se sentía importante vistiendo de aquella manera. Sabía que iba a sentirse el rey del mundo todopoderoso cuando ya estuviera del todo vestido.

—Al final, porque como esto aún se considera zona sucia pues hasta que no estamos en el límite no nos cambiamos de zapatos. ¿Ves? Mira, hacemos esto —cogió unos zuecos de su talla y se sentó en un pequeño banco que separaba dos zonas del suelo. El que estaba al lado de la puerta, con una zona de limpiado y varias cajas con mascarillas y gorros era blanca. Y el del vestuario en sí era más grisácea —. Esta zona blanca es la que consideramos la zona limpia. Por eso cuando te pones los zuecos, tienes que girarte y ponerte en esta zona.

—¡Ah! Ya entiendo —dijo Hyunjin, mirándolo atentamente.

Observó a Jungkook dejando sus zapatos en un estante donde había toda clase de calzados de los sanitarios que ya debían encontrarse dentro de la zona limpia y vio que al ponerse los zuecos no tocó la zona sucia, sino que alzó sus pies y los posó en la zona limpia. Hyunjin no tardó en hacer los mismos pasos y en menos de un minuto estaba a su lado, poniéndose el gorro y la mascarilla.

—¿Qué? ¿Te sientes poderoso?

Hyunjin rió. ¡Se notaba que el chico era joven y vivió lo mismo que él!

—No puedo negarte eso —rió levemente, rascándose la nuca levemente.

Finalmente entraron en la zona limpia y Hyunjin se quedó asombrado la ver tantos sanitarios de naranja. Como no era muy bajo, no se sentía tan abochornado, más bien, era más alto que todas las chicas y solo algunos chicos. Aún así, un estudiante de prácticas era muy fácil de reconocer por la inseguridad, y porque parecía que llevaran con un gran cartel que ponía "¡SOY ESTUDIANTE!". Eso o los sanitarios tenían un sexto sentido desarrollado que detectaban sin parpadear qué personas eran estudiantes o no.

Pero Hyunjin siguió sonriendo, logrando no pensar en Seungmin, en dónde demonios debía estar, y por qué desapareció.

—Voy a enseñarte algún quirófano que no esté muy transitado para que lo veas, nuestra cirugía es dentro de quince minutos y quería aprovechar para explicarte un poco como funcionaba todo —le dijo Jungkook con la mascarilla en su barbilla, saludando a varios sanitarios que conocía.

Entonces, apareció una chica bastante apurada de cabellos cortos y una nariz muy bonita que llamó la atención a Hyunjin. No estaba maquillada como solían estarlo las chicas y tenía algunos tatuajes en sus brazos.

—¡Jungkook! El cirujano Jake ha sido avisado que hay una urgencia y debemos intervenir a un chico ya. Hemos cancelado la intervención del señor de los cálculos renales. Por favor, cuando pueda acércate al quirófano tres.

—¿Es muy grave, Chaeyoung? —preguntó indicándole a Hyunjin que lo siguiera, los tres yendo hasta ahí.

—Sí. Es un chico que ayer tuvo un neumotórax e ingresó de urgencias. Y esta mañana le ha dado otro, pero le han diagnosticado un hemotórax y es muy grave, por los síntomas que tenía. Ahora deben de estar preparándole —comentó con preocupación, y cuando ella empezó a trotar para llegar rápido también lo hicieron Jungkook y Hyunjin.

Cálmate, Hyunjin. No es posible que sea Seungmin, él ya está bien...

Pero no podía dejar de temblar, aunque luchaba por no mostrarlo. Los tres se adentraron dentro de un espacio cerrado adyacente a la área quirúrgica en sí y ahí se hicieron el lavado quirúrgico, que su duración se alargó a seis minutos. Seis minutos tortuosos donde Hyunjin ya tenía palpitaciones, sudores fríos, y unas ganas inmensas de llorar. No quería adentrarse ahí. No quería ver el rostro de Seungmin. El cirujano Jungkook le fue explicando de vez en cuando algunas cosas, y como estaba demasiado centrado en terminar de hacerse el lavado tan minucioso que debían respetar antes de la cirugía, no se percató del estado del estudiante, ni de los monosílabos que usaba para responderle.

—Preparado —murmuró Jungkook ya con la mascarilla cubriendo su boca y nariz.

—Vamos —dijo Chaeyoung, pulsando un botón de la pared para que se abrieran las puertas.

El frío ambiente del área quirúrgica impactó contra la piel descubierta de Hyunjin como si fueran dagas. Vio a diferentes sanitarios; cirujanos, enfermeras circulantes, instrumentistas, también una anestesista, y varias personas más que no supo detectar su rol dentro de la área quirúrgica. Su corazón se detuvo cuando vio la piel lechosa de las piernas de ese chico. Y se sintió mareado momentáneamente. Le recordaba demasiado a la piel de Seungmin.

—Hyunjin, escúchame. Tú no toques nada que esté estéril. Te dejé entrar porque hay mucho espacio, así que no te acerques demasiado, pero puedes mirar. Si ocurre alguna complicación ya le indicaré a un sanitario que te lleve fuera, ¿está bien? —le dijo el cirujano mientras se ponía una bata estéril encima del uniforme naranja, con ayuda de una enfermera circulante.

—S-sí —respondió colocándose en una esquina de ese amplio lugar, observando los pies del paciente a la vez que sentía sus piernas flaquear.

—Mira, este chico tuvo un hemotórax a causa de daño iatrogénico, que significa que es un daño causado por un acto médico. Como parecer ser, a ese chico ya le habían hecho una toracocentesis y tuvo algunos neumotórax previos, debieron terminar de romper un vaso importante en la última intervención —señaló el monitor que estaba alzado —. Como ves, tiene la tensión baja y la frecuencia cardíaca la tiene elevada, eso es a causa de la pérdida de sangre. Y si sigue perdiendo... 

—La tensión está bajando, apresurense —había comentado un cirujano, el que debía ser Jake, cortando la conversación que Jungkook mantenía con Hyunjin. Todos estaban bajo un ambiente de total tensión, porque parecía que algo no iba bien.

—Maldición, no deja de sangrar —había comentado otro cirujano, con estrés en su voz.

—¡Jungkook, ayúdanos! —el cirujano se sobresaltó. Normalmente sólo trabajaban tres cirujanos y él era el cuarto, pero como la situación empezó a agravarse lo terminaron llamando —. Necesitamos tu ayuda.

—Dios santo, ¿tanto le está bajando la tensión? ¡Preparen adrenalina! —exclamó apresurándose a ayudarles.

"Ya le habían hecho una toracocentesis y tuvo algunos neumotórax previos".

No es Seungmin, no es Seungmin, no es Seungmin.

Hyunjin tuvo que separarse, porque estaba cerca de todo el medicamento que había dentro de los quirófanos. Una enfermera le pidió que se posicionara en la otra esquina y Hyunjin a duras penas podía andar. El pitido constante que marcaba la frecuencia cardíaca del paciente martilleaba dentro de su cabeza, aumentando su estrés, porque cada vez iba más rápido.

—¡NECESITAMOS UNA TRANSFUSIÓN YA! ¡ESTÁ TENIENDO UN SHOCK HEMORRÁGICO*!

Cuando Hyunjin giró el rostro y vio el perfil del chico, los pitidos dejaron de sonar.

—¡PARO CARDÍACO, UN MILIGRAMO DE ADRENALINA EN SANGRE YA!

Todo se volvió un caos y todos se movían con mucha velocidad. Mientras había dos enfermeras transfundiendo sangre dentro de las venas apretando la bolsa de sangre, los otros sanitarios empezaron a proceder con la reanimación cardiopulmonar.

A su lado, una enfermera dejó caer sin querer algunas ampollas de varios fármacos, pero dejó que otra lo recogiera mientras cargaba la adrenalina dentro de una jeringa.

Hyunjin apenas pudo reaccionar. Sus sentidos se nublaron vertiginosamente y cayó al suelo por el gran mareo que había sentido.

Una de las ampollas que había caído rodó hasta tocar con la mano de Hyunjin, el cual instintivamente la tomó para así evitar que nadie pudiera caer, y casi no se dio cuenta de una voz de una mujer que le estaba preguntando qué le ocurría.

—Quiero... salir —su piel se encontraba blanca, y al levantar la mirada para intentar distinguir los rasgos de esa mujer, vio cómo un cirujano intentaba con todas sus fuerzas detener la hemorragia de ese vaso mientras otros dos le hacían las compresiones torácicas y las respiraciones de rescate —. Estoy... muy mareado...

—Vamos fuera, no te preocupes.

Como que en situaciones de urgencia era mejor que no sobraran personas por el simple hecho que podrían estorbar, las dos sanitarias que no tenían un trabajo en la reanimación se aseguraron de levantarlo, dándose cuenta del estado del chico, que parecía que iba a desmayarse en cualquier momento. No se dieron cuenta que en el puño fuertemente cerrado estaba una ampolla de adrenalina, la que había cogido del suelo.

Su mano se deslizó dentro del bolsillo, dejando caer la ampolla. Y todo se volvió más difuso, más negro. Ya no podía escuchar nada, ni del pitido que volvió a escucharse dentro del quirófano antes de que las imágenes que su cerebro procesaba terminaron siendo sólo un color oscuro. ㅤ

[ 🏥 ]

Hyunjin despertó con un dolor agudo en su cabeza. Instintivamente llevó la mano dónde le procedía el dolor y gimoteó cuando el dolor se agudizó. Cuando sus sentidos fueron despertando, pudo notar con el tacto que tenía un chichón detrás de su cabeza. Abrió los ojos con dificultad y notó que estaba en una camilla, justo en el pasillo del bloque quirúrgico. Vio sanitarios ir de un lado a otro aún vestidos con el uniforme naranja, y se percató que él también lo llevaba, incluso el calzado, el gorro y la mascarilla mal colocada bajo su barbilla.

—¡Al fin despiertas! ¡Vaya porrazo que te diste! ¿Cómo te encuentras? —una mujer que no conocía estaba a su lado, mirándolo.

—¿A-ah? Me duele... —balbuceó sin recordar muy bien qué hacía ahí.

—Normal, cariño. Me dijeron que fue tu primera vez que visitabas el quirófano, y es que ver de golpe una parada cardiorrespiratoria debió ser un golpe muy fuerte para ti... ¡Yo estuve delante de ti cuando te desmayaste!

Todo empezó a cruzarse por su cabeza con una velocidad vertiginosa.

Parada cardiorespiratoria. Sanitarios intentando reanimar al paciente. Pitidos que se detuvieron. Enfermeras cargando adrenalina. Cirujanos gritando "paro cardíaco" y "shock hemorrágico".

Seungmin.

—N-no... —susurró Hyunjin levantándose, aún sintiéndose algo aturdido y mareado.

—¿Qué ocurre? —preguntó confundida la mujer, que debía ser enfermera.

—Seung-Seungmin...

Sus ojos se le aguaron. Su respiración se aceleró al igual que su corazón, que le crearon una sensación de ahogo y ansiedad. Bajó de la camilla e intentó ubicarse.

—¡No te levantes! ¿Dónde crees que vas...?

Pero antes de que ella pudiera obligarlo a estirarse de nuevo, cuando Hyunjin recordó dónde se habían dirigido hacia el quirófano tres, empezó a correr hacia esa dirección.

Seguía temblando y chocó con varios sanitarios mientras seguía avanzando apresuradamente por el pasillo que parecía ser infinito. Dio varios traspiés mientras leía los carteles delante de cada zona de lavado quirúrgico que conectaba con cada área quirúrgica.

Quirófano diez, quirófano nueve, quirófano ocho, quirófano siete, quirófano seis...

Casi no podía leer los carteles porque las lágrimas habían empezado a recorrer sus mejillas, empapándolas con amargura. Se le hizo tan eterno que creyó que había corrido una maratón, por lo acelerada que fatigosa que era su respiración, causada por la ansiedad que se había instaurado en su pecho y cada vez iba en aumento.

Quirófano tres.

Entró apresurado en la zona de lavado y se encontró con dos cirujanos haciéndose el lavado quirúrgico. Lo miraron perplejos.

—¿Qué haces aquí? —preguntó uno de ellos, extrañado por el estado de ese joven —. Lo siento, pero esta cirugía está restringida por su peligrosidad, no aceptamos a estudiantes.

—¿Q-Quién...? ¿H-hay alguien dentro...?

—No, el paciente aún no ha llegado —respondió el otro, frotándose con una especie de cepillo sus espacios interdigitales

Seungmin no estaba ahí.

Piensa Hyunjin, piensa...

Su mente se iluminó.

En la URPA, la unidad de recuperación post-anestésica.

Sabía que Jungkook le había hablado de eso.

Salió de ahí sin decir ninguna palabra y volvió a recorrer los pasillos con apuro. Necesitaba verlo. Necesitaba asegurarse que... estaba bien.

Que estaba vivo.

Tardó más de dos minutos en encontrar esa unidad, porque había estado dando vueltas inútiles y no se sintió capaz de preguntar a nadie, porque la ansiedad terminó instaurándose también en su boca y el nudo de su garganta no le dejaba hablar, además que cada vez lloraba con más intensidad, pero aún en silencio, quizás acompañado de algunos gimoteos que salían por los jadeos de la ansiedad.

URPA, leyó en un cartel. Tenía que estar ahí. Debía.

Se apresuró a entrar, con sus piernas flaquear y no supo cómo lo hizo para hacerlo, porque luego tuvo que sujetarse en el marco de la puerta para observar todo el ambiente, luchando por mantenerse en pie.

Habían diferentes camas, muchos aparatos, cables y enfermeras que se encargaban de cuidar, controlar las constantes y demás de los pacientes, algunos dormidos aún, otros ya de despiertos y otros que aún estaban medio dormidos.

Hyunjin terminó entrando estudiando los rostros de cada uno. Había al menos unas diez personas.

Un anciano dormido con una montaña de gasas en su estómago. Un señor que balbuceaba que le dolía la garganta y que tenía todo su brazo cubierto por capas y capas de más gasas, luego una mujer obesa que ya estaba completamente despierta, pero algo atontada, miró a Hyunjin curiosa. Como estaba cubierta por la manta no vio de qué la habían operado. Una chica joven con su pierna derecha envuelta de gasas también. Otra señora con su ojo también cubierto de una montaña de gasas manchadas de sangre.

Luego otra anciana, otro señor. Su desesperación estaba colgado de un hilo muy fino. Una señora que gimoteaba que tenía mucho dolor. El hilo cada vez era menos fuerte. Un chico de cabellos negros que seguía durmiendo. El hilo empezó a ceder. El último paciente que vio fue otro anciano con sobrepeso, que también dormía.

El hilo terminó rompiéndose.

Hyunjin negó, una y otra vez. Seungmin estaba vivo. Seungmin tenía que estar vivo.

¡Seungmin tiene que estar vivo!

Se alejó de ahí sin importarle que todos estuvieran mirándolo curiosos por su estado. Empezó a sollozar, y a duras penas logró acercarse hasta uno de los baños que encontró en uno de los pasillos. No tardó en encerrarse dentro de uno de ellos.

Se sentó. Subió sus pies encima de la tapa y abrazó sus piernas que temblaban igual que sus brazos. Escondió su rostro húmedo entre sus rodillas y rompió a llorar. No tardó en llevar sus manos en sus cabellos y sujetárselos con fuerza, terminando por tirar frustradamente. No le importó que el chichón le escociera, tampoco su piel cuando se arañó su cabeza o cuello.

Nada podía dolerle más que su corazón.

Corazón que negaba con todas sus fuerzas que Seungmin... estaba muerto.

Seungmin no estaba muerto.

Pero Seungmin... no estaba.

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