Feliz Navidad.

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Hay rojo por todas partes. 

En las paredes con horrorosos moños gigantes, en las muebles con mantas llenas de estrellas mal dibujadas, en bolas brillantes que cuelgan de un árbol muy, muy flaquito en una esquina e incluso, el rojo brilla en toda la cara de Baba goo luego de que pasase toda la tarde envolviendo cosas que Aerum no alcanzó a ver y que luego puso bajo el pobre arbolito. 

Rojo, rojo y más rojo. 

Aerum no lo entiende y es más, ni a él ni a Dientitos les gusta tanto rojo junto. 

En cualquier momento un nuevo monstruo puede aparecer, nacer de alguna de esas cosas que Baba goo comenzó a poner esa mañana de la nada, hablando solo como cuando se levantaba a saludar al hombre de la pared antes de ir a darle un besito de buenos días a Baba, como si minutos antes no hubiese pasado su lengua por la mejilla del hombre atrapado en la pared. 

Pero volviendo al tema: ¡Aerum no quiere tanto rojo en su vida! 

.- ¿No crees que es demasiado, bebé? - es lo que pregunta Baba mientras estira sus brazos hacia él, esperando que Aerum y dientitos se suban a su regazo - Es la primera vez que Ae - ssi va a celebrar esto y no sé...

.- Ay, Dios, hyung...  Ya te dije, me aseguré de consultar todo antes de hacerlo - aseguró Baba goo mientras iba hacia la cocina y volvía segundos después, con una enorme olla que olía a algo parecido al puré de papas que a Aerum tanto le gustaba - El doctor dijo que no había problema siempre que no hiciésemos cosas demasiado locas.  

Baba no se ve convencido, pero Aerum sabe que todo queda olvidado cuando Baba goo se inclina y deja un beso sobre el borde de sus labios. Es de esos besos que sólo se dan cuando Aerum está presente, mirándoles fijamente porque le encanta ver como sus mejillas se ponen rositas y sus ojos brillan un poquito más que antes. 

Aerum se inclina entonces entre los brazos de Baba y le da un besito a dientitos, tan sólo porque quiere brillar tanto como ellos. 

.- Es nuestra primera navidad juntos y yo quería hacer algo especial, hyung - sigue hablando Baba goo, ahora acomodando en la mesa los platos (que ¡también son rojos!).

.- Es especial porque estás conmingo, Jungkookie. Con nosotros. 

Lo que Baba dice hace que Baba goo se detenga un momento, sus mejillas volviéndose dos lucecitas rosas antes de que siga sirviendo la comida en silencio. Sirve el puré que hace agua la boca de Aerum y también galletas y vasitos con jugo y pan con mermelada y... y mucha comida. Lo que provoca que se remueva inquieto, deseando ir por siquiera una galleta antes de que el rojo cobre vida y se lo trague. 

¡Debe comer cuanto pueda antes de ser devorado! ¡Rápido, rápido! 

Pero Baba no le deja ir tan fácil, cargándolo a él y dientitos en sus brazos mientras Baba goo se sienta a su lado, su cabeza descansando sobre el hombre de Baba y con su mano acariciando los cabellos de Aerum en un intento de frenar su arranque de energía. 

.- Feliz navidad, Ae - ssi...

¿Navidad? ¿Qué es navidad? ¿Es por eso que hay tanto rojo en casa? ¿Es alguna clase de truco de magia de Baba goo? La palabra le deja quieto, confuso mientras observa la suave sonrisa que Baba goo le dedica mientras sigue acariciando sus cabellos. 

.- Estoy profundamente agradecido por ustedes, no sé qué hice en otra vida para ganarme ésto, pero espero estar siempre a la altura - murmura Baba goo

.- Lo estás, bebé - le contesta de inmediato Baba, dedicándole una de esas sonrisas bonitas que a Aerum tanto le gustan - Siempre lo estás. 

Aerum no sabe bien qué significa, pero entonces comprende que es un momento entre ellos. De esos que cada vez son más comunes y en los que puede apreciar la sonrisa de ambos, el brillo más brillante en sus ojos y el como sus manos parecen no poder estar lejos del cuerpo del otro. 

Le gusta ser testigo de ello, incluso si eso significa que el monstruo rojo aparecerá y vendrá a comérselo. 


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