003 ⋆ would've, could've, should've

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W, C, S
capitulo tres

if clarity's in death, then why won't this die?

TROST: 850
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La oscuridad y los demonios que llevamos dentro no siempre son posibles de contener. Mirai sabía que vivía rodeada de maldad, que el mundo no era justo y era un lugar horrible, un infierno para todos, pero sobre todo para los débiles.

Todo a su alrededor era oscuro, los humanos eran seres espantosos, llenos de maldad y mucho más que eso. No podía decir que ella era la excepción, porque su pureza había sido corrompida por la suciedad de la humanidad. Le arrebataron su inocencia cuando apenas era una niña, condenándola a una vida infernal.

Se convirtió en monstruo, igual a los demás. Perdió su alma, perdió su humanidad y perdió la claridad en su vida, convirtiéndose en un ser oscuro y el deseo de vivir. Y al igual que el resto, su propio demonio salió a la luz.

Estaba sola y herida. Quería huir, quería desaparecer y alejarse de toda esa oscuridad; pero no podía, porque era prácticamente una prisionera.

Corrió y corrió, luchó e hizo lo que pudo para escapar. El camino era tenebroso, completamente aterrador y ella creyó no ser lo suficiente valiente para cruzarlo. Iba a rendirse, porque no era fuerte y no había forma de que ganara una batalla para la que nunca se preparó. Su alma robada estaba sedienta de venganza, y ella quería recuperar lo que le habían arrebatado, aunque era imposible.

De pronto, las puertas del infierno fueron abiertas por alguien como ella: un ángel caído. Un ser igual de roto que ella, pero que incluso con su propio demonio dentro, Mirai encontró una salida.

El demonio le hablaba al oído. Le daba las armas, el poder y el valor que necesitaba para saciar su hambre y sed, para cobrar el mismo dolor al que la habían inducido.

Y ahí estaba, sentada sobre el estómago de un hombre cuyo rostro conocía demasiado bien, solía temerle, pero ahora, cuando tenía el control, solo podía detestarlo. De su mano escurría un líquido carmesí, que se deslizaba por su brazo y manchaba su piel pálida. Levantó el brazo, sacando su cuchillo del pecho del tipo debajo de ella. Estaba inconsciente, por supuesto, después de las heridas provocadas por la rubia no había forma de que siguiera vivo.

Estaba completamente ida. No había brillo alguno en sus ojos, y su rostro estaba cubierto de la sangre del contrario. En su cabeza se reproducían los gritos de agonía que el muerto había soltado minutos antes. Sollozos de auxilio y misericordia, gemidos de dolor y plegarias para que la rubia tuviera piedad.

—¿Piedad? —cuestionó con ella, soltando una risa forzada, sin una pizca de felicidad, ante la ironía de la situación.

Quería arrancarle el corazón y destrozarlo con sus propias manos, para así provocarle el mismo sufrimiento que ella había vivido durante tantos años.

Podía probar el sabor agridulce de la venganza en la punta de su lengua, pero aun no parecía suficiente. Apuñaló tantas veces el pecho del hombre que fue imposibles para ella contarlas, metiendo y sacando el pecho del contrario, rasgando la piel y convirtiendo el lugar en un baño de sangre.

—Oye, mocosa. Ya es suficiente —habló una voz masculina detrás de ella. Hizo caso omiso y continuó con su misión de terminar de sacar por completo las entrañas del tipo—. Mirai, dije que es suficiente.

Antes de que pudiera continuar dos manos se posaron sobre sus muñecas, deteniéndola en el aire y obligándola a dejar caer el arma que sostenía con su puño. Ante el ruido, ella pareció despertar del trance en el que estaba, dándose cuenta de lo que había hecho. Miró el cadáver sin vida, cubierto de sangre, al igual que su ropa, su rostro y sus manos.

Un jadeó salió de su boca. Sintió como le faltaba el aire y su pulso se aceleró. Observó a su alrededor, dándose cuenta de que nuevamente se había desconectado la realidad. A su lado se encontraba Petra Ral, una de las miembros del Escuadrón de Operaciones Especiales, el escuadrón de Levi.

Analizó la situación, se pudo percatar que la atención de todos los presentes estaba sobre Hange Zoe, que había derrumbado algunos objetos sobre un escritorio, cosa que había provocado un estruendo. Levi suspiró con molestia, y aunque Mirai no pudo verle el rostro, sabía que estaba frunciendo el ceño. Entró en razón y se dio cuenta que estaban en la oficina de Erwin Smith, puesto que este se encontraba tras el escritorio. A su lado se encontraba Mike Zacharius,

—Perdón, perdón —se disculpó la mujer de cabello castaña con una sonrisa avergonzada por el ruido que había provocado y la distracción.

—¿Te encuentras bien? —Le preguntó en un susurro la pelirroja a su lado, percatándose del estado de la rubia.

No era cercana a ella, a pesar de que compartían habitación. Aunque no tenía una relación en especial con ninguno de sus compañeros de Escuadrón, a excepción de Levi. No confiaba en ellos, tampoco los conocía desde hace mucho, pues el azabache los había escogido para formar parte de su equipo, ya que se suponía eran lo mejor entre los soldados, con habilidades superiores al promedio.

La fémina le sonrió con amabilidad. Mirai asintió con la cabeza y sintió sus nervios disminuir ante aquello.

—Su misión será vigilar a Eren Jaeger. Lo trasladaran al Cuartel General de Investigación —informó el comandante.

Y continuó hablando, pero Mirai volvió a distraerse y no prestó atención a lo que decía. Se distrajo con un hilo suelto en su ropa, después de todo no tenía ninguna intención de escuchar lo que el rubio diría. Enrolló entre sus dedos la hebra y la soltó, pasó unos segundos repitiendo lo mismo, hasta que terminó por hartarse y arrancó la hilacha. Miró la palma de su mano, tomando la decisión de que analizar las líneas que se encontraban trazadas sobre esta eran más importantes que el tema de conversación que se desarrollaba en la sala. Siguió distraída, hasta que la mujer a su lado se movió y todos los presentes, excepto Erwin, Hange y Mike caminaron en dirección hacia la puerta a unos metros de ella.

—Vayan a sus dormitorios —ordenó el capitán una vez estuvieron afuera de la oficina—. Partiremos mañana temprano.

Los soldados asintieron, se dieron la vuelta y posteriormente se marcharon. Mirai permaneció a un lado del azabache, quien la miró con una ceja alzada.

—Mirai.

La puerta de la habitación de la que habían salido segundos atrás se abrió, llamando la atención de Levi y la aludida, además de los miembros del Escuadrón algunos pasos lejos de ellos, quienes al ver la cercanía de la rubia y la castaña comenzaron a murmurar.

—No me agrada ella —habló Auruo, mirando a la rubia con los ojos entrecerrados—. Parece muy arrogante y se cree mejor que nosotros por ser cercana con los superiores y el Capitán Levi.

—No creo que sea así —defendió Petra, dándole una mirada de molestia al contrario—. Simplemente no es una persona amante de las multitudes, igual que el Capitán. Así que ni te atrevas a hablar mal de él. Además, si quieres imitarlo y parecerte taaanto a él, ten en cuenta que nunca hablaría así de Mirai. Y ni siquiera te pareces a él. En nada.

La fémina se fue hecha una furia, dejando boquiabierto al rubio, que al escuchar las risas de sus compañeros cambió la expresión de su rostro por una de arrogancia, agitando la cabeza y se marchó antes de que los otros dos hombres comenzaran con sus burlas.

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Mirai abrió su boca de par en par, soltando un bostezo. Sus ojos se llenaron de lágrimas ante aquello, por lo que con el dorso de su mano derecha los talló para despejar su vista cristalizada y alejar el sueño de sus cansados orbes.

Era normal que en ocasiones tuviera pocas horas de sueño, pero no fue capaz de dormir esa noche por el miedo combinado con los nervios. Había perdido la noción del tiempo de cuánto tiempo llevaban cabalgando, pues habían salido antes de que el sol lo hiciera para evitar testigos que presenciaran como se llevaban a Eren.

Ella se encontraba detrás de todos, ignorando lo que sucedía a su alrededor. Escuchaba a lo lejos las voces de Auruo, diciéndole cualquier tontería al muchacho de cabellos castaños. Soltó un suspiro y se acomodó en la silla de cuero sobre su cabello, sintiendo los huesos de su espalda tronar al corregir su postura.

Lo único que habían visto durante un par de horas eran los árboles, arbustos y el césped y, hasta ese punto Mirai creía que iba a soñar con el color verde.

—¿Falta mucho para llegar? —Le susurró a Levi, acercando su caballo junto al de él. Un bostezo volvió a escaparse de sus labios.

—Mira el mapa —respondió él, sin despegar la mirada del menor del escuadrón.

La rubia suspiró, apoyando su cuerpo cansado sobre el cuello de su yegua.

—Si no estoy mal, estamos por aquí —habló otra voz femenina, llamando su atención. Petra alzaba un mapa de la muralla Rose, para que la de ojos azules pudiera observar bien desde donde estaba, apuntando un lugar en el pedazo de papel—. Y el cuartel está aquí.

La fémina entrecerró los ojos, analizando lo que la contraria le había dicho. No les faltaba tanto, por lo que le sonrió a la mujer y asintió como forma de agradecimiento. Avanzaron unos minutos más, hasta que divisaron un gran edificio.

—No es nada más que un viejo castillo renovado —comentó Auruo, quien se encontraba frente a Petra—. Aunque se vea impresionante, está tan alejado de las murallas y de los ríos. Terminó siendo una cosa inútil y molesta para el equipo de investigación de la Legión.

Mirai frunció el ceño al ver la manera en que el rubio miraba a Eren Jaeger. El muchacho no le agradaba para nada, sin embargo, le disgustaba la actitud arrogante que aquel hombre tenía, mostrando superioridad sobre el castaño.

—Este lugar es de cuando aún teníamos grandes aspiraciones al comienzo de nuestra formación como grupo —continuó el varón mientras se adentraban más en el patio del castillo—. No obstante, este enorme adorno resultó ser la propiedad más adecuada para encerrarte.

Estaba segura de que iba a continuar con su discurso altanero para menospreciar al menor, y ella no tenía ningún interés en aquello, por lo que dejó la conversación de Auruo de lado. Intentó grabarse en la memoria el panorama completo que obtuvo una vez estuvieron frente a la imponente fortaleza, pues más tarde cuando terminara con sus tareas lo usaría como referencia e inspiración para dibujar.

Uno de los pocos pasatiempos que su trabajo le permitía tener era el dibujo y la pintura. Le gustaba plasmar las imágenes que su cabeza creaba en papel, ya fuera con un lápiz o con pinturas de diferentes colores. Hange se lo había recomendado tiempo atrás, cuando apenas se conocían y Mirai parecía siempre tensa, aterrada y en su propio mundo, como si todo lo demás no existiera para ella.

«Todo el tiempo te ves como si estuvieras sufriendo» Le había dicho, y tras saber que muy pocas veces la rubia podía expresar con palabras lo que sentía, le sugirió descargar todo lo que sentía en el arte. Y luego de practicar durante meses, notó que, en realidad, era buena en aquello.

Prefería trazar paisajes y animales que humanos. Eran pocas las ocasiones en las que había pintado a algunas personas, como Nanaba y Hange, pues siempre se ofrecían para ser sus musas, aunque estaban más emocionadas por tener un retrato de sí mismas gratis. Pintaba y dibujada sus pesadillas, sus miedos y todo lo que había visto fuera de las murallas; le era imposible plasmar en lienzo y en papel dos cosas: los rostros atemorizantes de los gigantes en exterior y, cualquier figura masculina, por lo que siempre los representaba con sombras, completamente oscuros en un paisaje lleno de colores fríos. No dibujaba monstruos: hombres o titanes.

Su mente volvió a la realidad cuando escuchó el grito de dolor que Auruo soltó, y cuando volvió a verlo se dio cuenta que el hombre se había mordido la lengua. Ella soltó una pequeña risita, ganándose una mirada llena de diversión de parte de su compañera pelirroja y de Eren, con quien hizo contacto visual y al instante borró la pequeña sonrisa que tenía en el rostro.

Bajaron de sus caballos para poder dejarlos en los establos. Y mientras Petra regañaba a Auruo, Mirai sostenía un balde lleno de agua frente a la cabeza Lena, para que esta pudiera beberla y calmar su sed.

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Mirai sentía un fuerte ardor en su pecho y en su garganta cada vez que recordaba la oscuridad de su pasado: la suciedad en la que vivía y la manera en que su existencia se deterioraba con cada día que pasaba.

Solía habitar en una casa llena de mujeres, en la ciudad subterránea. Más que su "hogar" era su trabajo, o su prisión. No podía salir de ahí por más que lo intentara, y sabía que no era conveniente intentar escaparse. Algunas de sus «compañeras» estaban ahí por cuenta propio, otras  –como Mirai– habían sido obligadas a la fuerza, y las demás porque necesitaban dinero. No tenían ropa limpia, al menos una o dos prendas. Era un lugar pequeño, pobre e insalubre, había escuchado que algunas mujeres ahí murieron de enfermedades desconocidas, pero que ella suponía que eran causadas por la mala higiene.

Siempre soñó que tendría una casa enorme, limpia y bonita; con un hermoso jardín lleno de flores, para que la familia, que también deseaba, pudiera pasearse por ahí sin ninguna preocupación. No era tan fan de hacer el aseo como Levi, pero sin duda le encantaban los lugares aseados.

Y en ese momento estaba de pie dentro de un gran castillo, mirando por la ventana el jardín lleno de pasto y arbustos, deseando que todo fuera una pesadilla, que ella vivía ahí, con una familia tan hermosa como el exterior de aquel edificio, y que aquello no formaba parte de su trabajo, que tenían que vigilar a un muchacho que podía convertirse en titán.

—Deberías dejar de soñar despierta y comenzar a trabajar.

Levi entró a la habitación, sacándola de sus pensamientos y devolviéndola a la realidad. El azabache la había descubierto suspirando, apoyada en la escoba que sostenía entre sus manos. Lo miró con tristeza, soltó un resoplido y apretó los labios.

—Estaba pensando que me gustaría tener una casa así —confesó Mirai, suspirando nuevamente y sentándose sobre una cama en la esquina de la habitación.

—Este lugar es muy grande para ser una casa —respondió él, acercándose a la ventana para limpiarla.

—Pero es muy bonito.

—Está muy sucio.

—Pero es muy bonito —repitió la fémina, con una pequeña sonrisa—. Considera que ha estado abandonado durante mucho tiempo. Además, no es nada que el efecto Levi no pueda arreglar.

—Como sea —bramó el aludido, rodando los ojos. Se puso una mano en la cadera y continuó: —Si no comienzas a limpiar, nunca vamos a terminar.

—Sí, mi capitán.

Mirai soltó unas risitas, sus ojos se entrecerraron con la sonrisa que se abrió paso en sus labios. El de cabellos oscuros reprimió una sonrisa, sintiendo una extraña calma al saber que en ese momento la fémina estaba menos tensa, pues Nanaba le había dado el informe de la situación en la que su compañera se encontraba.

Una presencia interrumpió en la habitación, acabando con la atmosfera que el par había creado entre ellos. La sonrisa de la rubia se desvaneció al instante, y Levi frunció el ceño ante aquello.

—Termine con la limpieza del piso superior —informó Eren de inmediato.

Mirai salió de la habitación sin decir nada, dándole una mirada de reojo al castaño, dejándolo completamente confundido por la hostilidad de la mujer. Se dirigió a su capitán, y luego de unos minutos de hablar con él, este también terminó saliendo de la habitación.

Levi y Mirai se reencontraron en el piso superior. Ella se encontraba dentro de una de las habitaciones, ordenando sobre la mesa algunos materiales para dibujar que llevaba en su bolso, y que seguramente se pasaría toda la noche utilizando. Giró la cabeza cuando escuchó un ruido a su espalda y, esbozó una leve sonrisa al conectar su mirada con los ojos de un tono gris del hombre.

Le gustaba estar sola con él, porque era indescriptible la paz que sentía cuando estaban juntos y, la mayor parte del tiempo deseaba que solo estuvieran ellos dos solos durante un largo tiempo, para que así ninguno tuviera que preocuparse. Quería ser feliz y quería serlo estando con él. Anhelaba que el mundo ajeno no los molestara.

Era extraño, porque no se sentía así con nadie, e incluso estando consciente de que él era un hombre, no podía sentir algún tipo de rechazo hacia él. Aquello probablemente se debía a que él fue el primero en mostrarle misericordia después de tanto tiempo.

Sentir que estar con Levi era como estar en casa, sin necesidad de un edificio tan elegante como en el que se encontraban.

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🥀 ━━ CHAPTER INFORMATION

# chapter count: 6 paginas; 2,875 palabras; 13, 551 caracteres (sin espacios); 16, 379 caracteres (con espacios).
# update: miercoles, 26 de abril, 2023 / 01:30 p.m
# next page summary: El insomnio era algo normal en la vida de Levi y Mirai y, en una noche donde ninguno puede dormir, reflexionan sobre cómo sus vidas fueron salvadas.

🪩 MIRRORBALL /ᐠ - ˕ -マ.
흑고니 : liss note ☆

JAKAKSKAKAKAN ¡HOLA!!!!!

¿cómo están? yo mui bien, espero q ustedes tmbn.

este capítulo va para lizziermin muejeje tequierolichi

la vdd me gusta mucho escribir aftglw, por la dinamica de levi y mirai pero a veces se me hace tan dificil porque me da miedo que levi me quede fanon, y que algunas cosas se vean medio incoherentes ansksksksk, pero en fin, te amo afterglow.

me gustaría mejorar algunas cosas de mi manera de escribir y narrar, así que si tienen algunos consejos / criticas / correciones, les agradecería mucho que me las hicieran saber <33

creo que eso es todo, así que muchad gracias por leer.

no te olvides de votar y comentar si te gustó, por favor y gracias!!!! 🗣️🗣️🗣️🗣️🗣️🗣️🗣️

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