009 ⋆ death and all his friends

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MUERTE Y TODOS SUS AMIGOS,
capitulo nueve


no, i don't wanna battle from beginning to end



El sol brillaba alto en el cielo, dándole la promesa de un día hermoso y sereno a todo aquel que admirara su calidez entre las nubes. Bajo su radiante luz, muchos podrían haberse dejado seducir por aquella ilusión; mientras que otros podían jurar que aquellos rayos eran su guía para la muerte.

Había llegado uno de los días más temidos de Mirai, el día que la expedición número cincuenta y siete de la Legión de Reconocimiento sería llevada a cabo. Ese escenario había estado en su cabeza más veces de las que podía contar con sus manos, era la pesadilla que más concurría su mente y aún no podía creerlo.

Montada en su yegua, se acomodó en su asiento y miró hacia atrás, percatándose de que había muchos en el mismo estado que ella: a punto de orinarse en los pantalones a causa del miedo. La única diferencia era que aquellos atemorizados eran las nuevas reclutas recién graduados de la tropa de reclutas, esos que un mes atrás se habían enfrentado por primera vez a los titanes en la batalla del distrito Trost.

Las lágrimas se acumulaban en los ojos de la rubia cuando veía los rostros jóvenes de los nuevos reclutas llenos de pavor. Eran unos niños y estaban obligados a madurar de una manera poco natural, a pararse de frente a la muerte.

Los campanazos la sacaron de sus pensamientos. Su corazón se aceleró cuando se dio cuenta que ya era la hora en que tenían que partir.

—Ir y volver —susurró para sí misma.

Eso es lo que se había indicado. El objetivo de la expedición era trazar una ruta desde el distrito Karanese, en el este de la muralla Rose, hasta el distrito Shiganshina, al sur de la muralla María. De esa manera, Eren con sus poderes de Titán ayudaría a recuperar el terreno perdido cuando todo estuviera listo.

No obstante, el verdadero propósito de la expedición no era eso, como todos pensaban.

Después de que asesinaran a los titanes de prueba con los que Hange experimentaba, Erwin y la mujer plantearon la teoría de que había un espía con las mismas capacidades que Eren entre ellos, y que este no quería que supieran la verdad detrás de todo. Entonces, estaba claro que no se podía confiar en nadie.

En la última reunión que habían tenido, el comandante se había encargado que solo aquellos en los que más confiaba supieran; es decir, solo esos que estuvieron junto a él años atrás, cuando la muralla María cayó. Mike, Nanaba, Levi y Mirai fueron informados de que el riesgo de su misión aumentaría con un enemigo que poseía hEl sol brillaba alto en el cielo, dándole la promesa de un día hermoso y sereno a todo aquel que admirara su calidez entre las nubes. Bajo su radiante luz, muchos podrían haberse dejado seducir por aquella ilusión; mientras que otros podían jurar que aquellos rayos eran su guía para la muerte.

Había llegado uno de los días más temidos de Mirai, el día que la expedición número cincuenta y siete de la Legión de Reconocimiento sería llevada a cabo. Ese escenario había estado en su cabeza más veces de las que podía contar con sus manos, era la pesadilla que más concurría su mente y aún no podía creerlo.

Montada en su yegua, se acomodó en su asiento y miró hacia atrás, percatándose de que había muchos en el mismo estado que ella: a punto de orinarse en los pantalones a causa del miedo. La única diferencia era que aquellos atemorizados eran las nuevas reclutas recién graduados de la tropa de reclutas, esos que un mes atrás se habían enfrentado por primera vez a los titanes en la batalla del distrito Trost.

Las lágrimas se acumulaban en los ojos de la rubia cuando veía los rostros jóvenes de los nuevos reclutas llenos de pavor. Eran unos niños y estaban obligados a madurar de una manera poco natural, a pararse de frente a la muerte.

Los campanazos la sacaron de sus pensamientos. Su corazón se aceleró cuando se dio cuenta que ya era la hora en que tenían que partir.

—Ir y volver —susurró para sí misma.

Eso es lo que se había indicado. El objetivo de la expedición era trazar una ruta desde el distrito Karanese, en el este de la muralla Rose, hasta el distrito Shiganshina, al sur de la muralla María. De esa manera, Eren con sus poderes de Titán ayudaría a recuperar el terreno perdido cuando todo estuviera listo.

No obstante, el verdadero propósito de la expedición no era eso, como todos pensaban.

Después de que asesinaran a los titanes de prueba con los que Hange experimentaba, Erwin y la mujer plantearon la teoría de que había un espía con las mismas capacidades que Eren entre ellos, y que este no quería que supieran la verdad detrás de todo. Entonces, estaba claro que no se podía confiar en nadie.

En la última reunión que habían tenido, el comandante se había encargado que solo aquellos en los que más confiaba supieran; es decir, solo esos que estuvieron junto a él años atrás, cuando la muralla María cayó. Mike, Nanaba, Levi y Mirai fueron informados de que el riesgo de su misión aumentaría con un enemigo que poseía habilidades desconocidas para ellos.

Antes de que Mirai lograra mentalizarse, el grito de Erwin Smith dio inicio a la expedición y los caballos comenzaron a correr a toda velocidad.

La tensión en el cuerpo de Mirai aumentó cuando atravesaron la puerta de la muralla y comenzaron a separarse en la formación que el comandante había creado para detectar enemigos a larga distancia.

El plan era, en su medida, fácil de seguir y no requería de mucha comprensión. Se dictaba que, en el caso de que un soldado se haya percatado de la presencia de titanes cerca de la formación, este se encargará de lanzar una señal de humo roja, de esa forma los demás exploradores serán conocedores de la distancia aproximada en la que el titán se encontraba; una vez el comandante Erwin vea la señal, se encargará de lanzar una de humo verde hacia la nueva dirección en la que tomarán rumbo; los soldados, una vez vean la señal verde, deberán lanzar señales del mismo color en la misma dirección que el comandante indicó. Si se llegase a presentar un titán excéntrico, los soldados tendrán la obligación de combatir, pero, si no logran vencer al titán, deberán mandar una señal de humo negra.

Mirai, igual que siempre, mantenía sus sentidos alerta, observando cada movimiento alrededor. La estrategia de Erwin, aunque estaba meticulosamente planificada, no dejaba de tener sus riesgos. El truco funcionaba cuando se trataba de un titan típico, esos que su único rasgo característico es su falta de inteligencia, que solo piensan en devorar humanos y por esa misma razón era fácil evadirlos, pues su velocidad era incomparable con las de los caballos que usaban en las expediciones.

Aunque después estaban los titanes excéntricos: que muestran un poco más de inteligencia que los normales, con un comportamiento errático y la capacidad de correr más rápido que los equinos. La rubia recordaba que se había registrado en un cuaderno el momento en que la única sobreviviente de una expedición presenció a una de esas bestias hablar, para posteriormente ser asesinada.

Si eran capaz de aquello, de una manera fácil podrían forzar su paso en la formación y destruirla por completo, comenzando un caos entre todos y terminando con sus vidas.

La paranoia de Mirai incrementaba de manera considerable cuando se encontraran fuera de las murallas, en especial cuando contaban con la posibilidad de un traidor entre ellos. La incertidumbre sobre quién podría ser el espía hacía que incluso el más mínimo gesto de sus compañeros pareciera sospechoso para alguien como ella, que desconfiaba de todos y de todo sin importar las circunstancias.

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Se suponía que el lugar en el que ella se encontraba era el más seguro de la formación, diseñado para Eren Jaeger. Erwin había previsto que irían tras él y se repartió información incorrecta sobre la ubicación del muchacho entre los escuadrones para prevenir que lo encontraran de una manera fácil.

Esto debería darle un poco de paz, ya que su posición había sido planificada detalladamente para que no hubiera sorpresas. Además de eso, estaba con Levi. Era un alivio. Saber que no llegarían a atacarlos de manera repentina o que no moriría en manos de un titan. Una preocupación menos.

Pero el temblor de sus manos no desaparecería, porque aun estaba el gran problema: Eren, y el hecho de que todavía no confiaba en él, ni en lo que podía o no podía hacer. Es decir, podía protegerse de todo lo demás, pero no de lo que estaba junto a ella.

Lo que había observado durante el mes que habían pasado custodiándolo era que el chico era impulsivo, como cualquiera de su edad, además de eso todavía no controlaba al cien por ciento su habilidad de transformarse en un Titán. Por lo que en lo que en ese mismo momento el Jaeger podía acabar con todos ellos si así lo deseaba (o aunque lo deseara o no, podría hacerlo de manera involuntaria).

El estruendo que ocasionó una bengala obligó a que Mirai saliera de sus pensamientos. Al mirar a su alrededor se percató del humo verde a su alrededor, que había sido disparado por Auruo.

—Mirai —llamó Levi y la aludida encontró con rapidez sus ojos grisáceos,

El azabache no necesito decir ninguna palabra, porque con solo una mirada la mujer entendió de que se trataba.

Había pasado alrededor de una hora y, como era esperado, habían sido disparadas varias señales de humo: rojas y verdes. Y hasta hace poco había sido lanzadas una serie de color negro, lo que indicaba más peligro de lo esperado.

—¡Traigo un comunicado! —Exclamó una voz masculina, que se acercaba hacia ellos—. Aniquilaron al equipo de reconocimiento de la derecha. El reconocimiento no funciona bien.

La rubia alcanzó a reconocer al hombre que recién había llegado. Era ese pelirrojo, Aslan, el amigo de Hange y Nanaba. Él se le quedó mirando durante un instante, antes de apartar su vista para dirigirse a Levi.

—Pase el mensaje a la izquierda.

—¿Lo oíste, Petra? —Dijo Levi, dirigiéndose a la de cabellos naranjas—. Ve.

Petra y Aslan se marcharon al mismo tiempo en diferentes direcciones y el capitán le dio la orden a Eren de disp

Petra y Aslan se marcharon al mismo tiempo en diferentes direcciones. De pronto, una serie de señales de humo negro apareció en el cielo.

—Dispáralo tú, Mirai —ordenó el capitán, una vez más dándole la misma mirada de antes.

Ella volvió a entender, y alcanzó a escuchar lo que mascullaba entre dientes: habían dejado entrar al Titan al centro de la formación. Por lo que el plan secreto de Erwin debería estarse llevando a cabo para ese momento.

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Un escalofrío hizo que el cuerpo entero de Mirai se estremeciera al apreciar el bosque de imponentes arboles al que estaban por entrar. Iban a sumergirse en ese abismo de pinos oscuros y enormes, comparados con los que había dentro de las murallas.

Observó bien el camino. No había crecido el pasto por él, lo que significaba que los titanes habían pasado por ahí, y bien podrían estar escondidos dentro del bosque.

Comenzó a entrar en pánico al pensar lo vulnerable que estarían ahí dentro. Había demasiados puntos ciegos, estaba muy oscuro y no muchos podrían pasar por ahí, lo que implicaba que estarían casi solos ahí.

—¡Capitán! —Llamó Eren entre gritos con la voz entrecortada—. ¡Capitán Levi!

—¿Qué quieres? —Respondió el aludido sin inmutarse.

La rubia analizó el comportamiento del hombre; como siempre, parecía serio y poco preocupado. Por supuesto, en su rostro no se reflejaba ni una sola pizca de miedo, si acaso solo un poco de molestia por los llamados del Jaeger. Pensó que mientras Levi no se asustara, ella tampoco debería de hacerlo.

—¿Cómo que «qué quieres»? ¡Estamos en el bosque! Si solo el centro de la formación entra, no podremos darnos cuenta si se acerca un gigante. Y al parecer algo se viene acercando de la derecha. ¿Cómo esquivaremos a los titanes y protegeremos los carros?

—Deja de lloriquear por lo que ya sabemos —habló Levi, sin dejar de mirar hacia el frente­—. Está claro que ya no podemos hacer nada de esas cosas.

—Entonces. ¿Por qué-

—Mira bien a tu alrededor —interrumpió —. Mira a estos inútiles arboles ridículamente gigantescos. Es un entorno perfecto para el equipo de maniobras.

Mirai suspiró al escuchar eso. Era algo en lo que no había pensado: en la ventaja que tenían con los árboles.

Allá afuera, en el terreno abierto, el combate era muy difícil. El equipo de maniobras tridimensional había sido diseñado para combatir contra los titanes. Estaba equipado con espadas, cables, arneses y ganchos. Funcionaban en las superficies, en donde debían sujetarse con los ganchos.

Los enormes pinos servían de algo más que para ocultar el peligro, les daba una ventaja: la capacidad de moverse.

—Ahora piensa, usa esa cabezota que tienes —continuó el capitán.

La rubia se quedó mirando a Eren pensar con una mueca de preocupación y, segundos después fue sorprendida cuando él giró la cabeza para verla. En ese momento, Mirai desvió la mirada.

El disparó de una bengala provocó que todos observaran el cielo, en donde pudieron apreciar el humo negro ascendiendo.

—¿Qué-Qué fue ese ruido?

—¡Se oyó justo detrás nuestro!

—¡Todos! —Llamó el hombre al mando—. Desenfunden sus espadas. Cuando se deje ver, será apenas en un abrir y cerrar de ojos.

Obedeciendo las ordenes de Levi, cada uno de ellos apretó sus espadas con manos temblorosas.

La mujer de ojos azules no estaba lista para la corriente eléctrica que viajó por su espina dorsal cuando detrás de ella escuchó el estruendo de algo caer contra el suelo. Sabía que eran las enormes pisadas del monstruo que iba tras Eren.

La adrenalina le recorrió el cuerpo, se le erizó la piel y sus dedos se engarrotaron entre sus espadas y las riendas de su caballo.

No mires atrás. No mires atrás —repitió en su mente, mientras una gota de sudor descendía por el lado derecho de su rostro.

—¡En el bosque no podemos evitar sus ataques! —Exclamó Gunther.

—¡Rápido! ¡Nos alcanzará! —Siguió Erd.

—¡Cambiemos al equipo de maniobras! ¡Capitán!

El grito de Petra fue lo último que escuchó antes de que el ruido fuera opacado por un pitido en sus oídos. No podía oír nada. Ningún grito, ni las pisadas del titan, ni los bufidos de los caballos. Absolutamente nada.

Su mirada se conectó con la de Levi, quien miraba hacia atrás, como analizando las cosas. Articuló algo con los labios, pero ella no alcanzó a distinguir que era. Negó con la cabeza mientras que con los ojos bien abiertos lo observaba.

De pronto el azabache levantó una de las pistolas de bengalas y justo después alcanzó a escuchar un estallido.

—Díganme. ¿Cuál es su trabajo? ¿Dejarse llevar por sus sentimientos? No. Nuestra misión es mantener a salvo a este mocoso. Con nuestras vidas. Seguiremos a caballo, ¿entendido?

Mirai podía sentir como los oídos le pulsaban al mismo ritmo que su acelerado corazón mientras escuchaba el retumbar de los pasos del Titán detrás de ellos.

—¡Refuerzos! —Exclamó el más joven del escuadrón, mirando hacia atrás—. ¡Morirán si nos los ayudamos!

Ella hizo lo que hasta el momento había estado evitando: mirar hacia atrás. Si lo hacía, sabía que el miedo la paralizaría, este sería tan inmenso como el monstruo que se encontraba detrás de ellos, con el cadáver de uno de los soldados de la Legión entre sus manos.

El rostro de la mujer se deformó en una mueca de terror, con la mandíbula abierta y los ojos como platos.

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Levi era la persona que mejor conocía a Mirai en todo el mundo, incluso más que ella misma. Sabía sus más grandes miedos, las reacciones que tenía en cada cosa; estaba al tanto de las habilidades que la mujer tenía, de lo que era capaz y de lo que no.

También sabía que poca estima se tenía a sí misma, la poca confianza que tenía. Él, por otro lado, tenía una visión diferente de su compañera: si bien no era la mujer más fuerte de la humanidad, Mirai había pasado por cosas que otros no, tenía la fuerza y habilidades suficientes para defenderse, pues él mismo la había entrenado.

Lo que le faltaba a la rubia era valor. El miedo la consumía, la volvía ignorante, y además vulnerable, lo que la volvía poco capaz y dependiente de los demás. Por esa razón, antes de cada expedición Levi le pedía que se quedara en las murallas, que renunciara a la Legión y se ocupara de algo más, lo que acaba siempre en una pelea y en el mismo escenario: Mirai llorando y él estresado por no poder entenderla.

Y en ese momento la de ojos azules sentía el arrepentimiento establecerse en su cuerpo, por su puesto no era la primera vez. Pensaba que debió haber escuchado a Levi, que quizás lo que él creía era cierto, que no estaba hecha para eso.

Sin poder controlarlo, las lagrimas se deslizaron por sus mejillas. Una imagen pasó por su cabeza: los ojos sin vida de Isabel, el cuerpo de Furlan. Recordó sus muertes, el como se sintió volver con solo una parte de sus cuerpos.

Sentía que la muerte le respiraba en la nuca con cada trote que el titan detrás de ellos daba. Se les estaba acabando poco a poco el tiempo. El resto del escuadrón discutía algo con Eren, pero a ese punto su cabeza ya no podía registrar que era lo que ocurría, solo podía pensar dos cosas: que no quería morir y no quería que Levi muriera.


🥀 ━━ CHAPTER INFORMATION

# chapter count: 10 paginas; 3,011 palabras; 14, 056 caracteres (sin espacios); 17, 002 caracteres (con espacios).
# update: sábado , 20 de julio , 2024 / 17:15 p.m ★
# next page summary: 

🪩 MIRRORBALL /ᐠ - ˕ -マ.
흑고니 : liss note ☆

ANTES QUE NADAAA, ES CUMPLE DE LA eisahi FELIZ CUMPLEAÑOS MI NIÑA <3333, esta actualización (milagro) pasó por tu cum (de hecho debió pasar antes, en el cum de lichi (perdon lichi) pero me ganó la procrastinación), por eso está dedicada a ti <33 (y obvio a ventizzzie tmbn <333). DIGANLE FELIZ CUM A LA JAVI O NO ACTUALIZO HASTA 2025

MEDIO AÑO SIN ACTUALIZAR NO LO PUEDO CREER, perdonenme 5 lectores reales de aftaglou 😞.

en fin, capitulito un poquito más larg de los que acostumbro hacer, y el que sigue es todavia más, espero no tardarme otros 6 meses en escribirlo JAKJDHSJAF.

eso es todo lo qe tengo q decir, chao bbs.

RECUERDA VOTAR POR FAVOR<3!!!


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