VII

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✧「 Capítulo siete 」✧

— ϟ —

ADDS HABÍA ESTADO SALIENDO DE forma constante con Amelia en aquellas semanas. Y es que la castaña le parecía sumamente agradable. Sin embargo su cabeza seguía siendo un lío en pensando constantemente en cual era la forma en la que salía con Amelia.

   En un principio se suponía que era una cita como tal, tan así que inconscientemente habían avanzado un poco. Ahora si parecían dos personas saliendo, pero no sabía si en la forma de diversión o romántica. No sabía en que momento había comenzado a confundir la situación con besos.

Pero a pesar de ello Adds siempre terminaba pensando en Barry. Porque por más que quisiera, a esas alturas ya tenía claro que lo más probable era que sus sentimientos por él no iban a cambiar. No pronto.

   Por parte de Amelia, la castaña tenía en claro que Adds no quería un compromiso serio. Al igual que era consciente de que Adds aún seguía sintiendo cosas por su ex. Y ella no tenía problemas con eso, solo buscaba divertirse, entre otras cosas.

   Barry por su lado tenía momentos y momentos. Porque no iba a mentir que se sentía realmente horrible cuando veía a Adds con Amelia, a quien ya había tenido el placer de conocer. Sin embargo, cuando pasaba tiempo con Adds y ella le sonreía, se sentía la persona más afortunada del mundo.

También era consciente de que Adds internamente se sentía fatal, y que lo que más pasaba por su mente era el pensamiento de que ella estaba jugando con él. Y no era solo una deducción, puesto que Adds se había disculpado incontables veces con él por aquello.

—¿Entonces si tenía poderes? Y era Kid Flash —habló Wally.

En aquel momento, los West, Barry y Adds se encontraban en casa de los primeros, ya que un pequeño problema se había presentado. Resultaba que Wally estaba teniendo sueños de él siendo un velocista, cosa que si había ocurrido en Flashpoint.

Adds realmente no tenía idea de que hacía ahí, solo recordaba que Barry la había llamado y en un segundo el castaño estaba delante de ella, cargándola para luego aparecer en casa de los West.

—En Flashpoint, sí —remarcó Barry.

—Sabía que esto pasaba, ¿Por qué no me lo dijiste antes? —cuestionó el menor de los West.

—Porque...

—¿Por qué...? —repitió Wally.

—Mira, Wally. En esa línea temporal, tú peleabas contra The Rival.

—¿Edward Clariss? —inquirió Iris.

—Sí, Edward Clariss.

—No pudiste detenerlo —siguió contando Barry—. No existía S.T.A.R Labs. No había un equipo que te apoyara. Solo eran tú, Iris y Adds.

—¿Yo? —cuestionó Adds confundida.

—Sí, al parecer eran mejores amigos. Casi como hermanos —asintió el velocista—. Eran una especie de hermano y hermanas en una lucha anti-criminal. Kid Flash y Torch Girl.

—Me gusta ese nombre —susurró Adds.

—¿Por qué no nos dijiste esto antes? —cuestionó Iris.

—Le dijimos que no queríamos saber nada de Flashpoint —le recordó Adds, antes de que Barry pudiera hablar.

—Pero escúchame —habló Barry retomando el tema central—. Saliste herido, ¿Sí? Saliste muy herido.

—¿Y qué? Ese yo, no es este yo.

   Adds blanqueó los ojos.

—Y quiero ser un velocista. Quiero ser un Flash.

—No, no, no. No quieres —aseguró Joe.

—Sí, lo quiero.

—¿No oíste lo que dijo? —cuestionó Joe—. No es seguro.

   Adds se removió incómoda. A su parecer ella no tenía nada que hacer ahí, pero Barry técnicamente la había arrastrado y ahora no sabía como marcharse sin irrumpir en la discusión.

—¿A quién le importa lo que diga Barry? —reclamó Wally—. ¿Cómo sabemos qué es verdad?

   Adds frunció el ceño, claramente disgustada.

—Oye, el estúpido pudo haber cometido unos cuantos errores, pero eso no lo vuelve un mentiroso —defendió—. Además no se trata de la explosión del acelerador dándote meta-habilidades. Se trata de Alchemy, y él va a jugar con tu mente y te convertirá en su maldita marioneta. Como ha hecho con todos.

—Es lo mismo que le pasó a Frankie Kane —
apoyó Iris.

—No sabemos eso —se negó el menor de los West.

   Adds suspiró frustrada. Simplemente no entendía la terquedad de Wally. Volteó su mirada hasta Barry, quien se encontraba inclinado hacia adelante con sus codos sobre sus rodillas, mientras jugaba con sus manos. Estaba nervioso y se estaba atribuyendo culpa. Y si, Adds estaba consciente de que si era su culpa, pero no soportaba verlo así.

—Oye —llamó en voz baja, tomando una de sus manos, para dejar así un apretón en esta—. Todo está bien.

—No, no está bien —murmuró él—. Esto es mi culpa.

   Adds hizo una mueca, sabía que no era correcto negar ante eso.

—Solo trata de no culparte constantemente, ¿Sí? Fue... fue solo un error sin malas intenciones.

Barry solo suspiró y con su mano libre desordenó su cabello, el cual antes de ello se encontraba perfectamente peinado.

La atención de ambos se vio nuevamente atraída cuando escucharon el nombre de Barry salir de la boca de Wally.

—Te parece bien que Barry tenga poderes y que corra peligro combatiendo metas —dijo el menor—. Puede fallar una y otra vez y está bien porque es Barry —señaló—. Y a mí no me darás vía libre porque en resumidas cuentas, no confías en mí.

—Sabes que eso no es cierto, Wally —murmuró Barry negando.

—No tienes que pelear sus batallas —negó Wally, refiriéndose a cómo el velocista hablaba por Joe—. Dilo, Joe. No confías en mí, ¿Cierto?

El detective hizo un amago de hablar pero finalmente guardó silencio.

—Eso creí —y tras eso, Wally salió del lugar evitando a su hermana quien intentó detenerle.

Adds se removió nuevamente, incómoda con el silencio que se había propagado. Esperó solo unos segundos más y soltando su mano de la de Barry, se puso de pie.

—Siendo honesta no sé que hago aquí, pero debo irme —les sonrió a todos.

—¿Dónde vas? —Iris cuestionó con curiosidad.

—Bueno... saldré con Amelia —señaló ella deteniendo su andar.

—Vaya —sonrió la morena—, las cosas van bien.

—Ella es agradable, es una buena amiga —murmuró com simpleza Adds, sintiendo la mirada de Barry sobre ella.

Se sentía la peor persona del mundo.

—Claro —asintió Iris, viendo la situación—. Bueno, diviértete.

—Nos vemos luego.

Y sin más Adds salió del hogar de los West a paso apresurado.

—Creí que las cosas habían mejorado —comentó Joe observando a Barry.

—Lo hicieron —confirmó él—. Pero eso no significa que ella volverá conmigo.

—Solo... dale tiempo —sugirió Iris.

—Eso estoy haciendo. Pero cada vez que siento vamos recuperando un poco de nosotros, es como si la viera dar tres pasos lejos de mí.

Padre e hija hicieron una mueca. Sabían que la relación entre Adds y Barry no era fácil, lo cuál seguían sin comprender, ya que eran conscientes de la manera en que se miraban el uno al otro y la forma en que ambos se sentían respecto al otro.

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—¿COMO NO TE VA A GUSTAR EL HELADO DE FRUTOS ROJOS? —cuestionó a su acompañante.

—No es como si fuera un pecado —se defendió Amelia.

—Lo es. Para mí si lo es —informó Adds, para luego darle una lamida a su helado.

   Amelia la miró divertida al ver el ceño fruncido de la rubia, estaba indignada. En eso la mirada de la castaña se desvió hasta los labios de Adds, los cuales se veían rosados por el natural colorante del helado, al igual que se encontraban cubiertos por una leve capa de este. Sin evitarlo se acercó unos centímetros, sus miradas chocaron y Amelia sin dudarlo la besó. Adds correspondió inmediatamente, disfrutando de la cálida sensación.

—Debemos dejar de hacer esto —murmuró Adds en cuanto se separaron.

—¿Por qué? —preguntó Amelia.

—No se siente correcto —Adds desvió la mirada al decir eso.

—¿Estás segura? —cuestionó la castaña acercándose, y nuevamente ya había atrapado los labios de la otra chica en un nuevo beso.

—Tengo sentimientos por alguien más —habló Adds entre besos—. Y se siente... —suspiró—. Se siente como si lo estuviera traicionando.

   Amelia se separó finalmente e hizo una pequeña mueca.

—Oh, está bien —asintió.

—Me siento pésimo, porque ahora se siente como si te hubiera estado usando.

—Está bien, Adds. Desde un principio fuimos claras y dijimos que esto sería sólo para divertirnos —le recordó con una sonrisa—. Además es imposible que ese amor que sientes por Barry se vaya a ir de un día para otro. Tal vez nunca lo haga.

—¿Cómo...?

—Solo basta con ver cómo se miran para darse cuenta. No se necesita ser un genio —rió Amelia.

—Lo siento.

—Dije que estaba bien —repitió la castaña—. ¿Quieres ir al cine? —propuso cambiando de tema.

—Eso estaría bien —asintió Adds con una pequeña sonrisa.

   Eso hicieron, vieron una película y luego cada una se marchó por su camino. En cuanto Adds puso un pie en su edificio, no tardó en subir rápidamente las escaleras, porque si, siempre fitness. Buscó las llaves en su bolso y entró al departamento.

   Al cerrar la puerta principal, se apoyó en esta y tras cerrar sus ojos se dejó caer por ella, hasta que sintió como llegaba al suelo.

—Mierda y sólo más mierda —susurró cubriendo su rostro.

   Se mantuvo ahí, sumida en el tornado de pensamiento que llevaba atormentándole por un tiempo.

—¿Adds? —llamó Ethan, saliendo de su habitación—. ¿Qué haces ahí? —le preguntó acercándose.

   La rubia alzó la cabeza, dejando ver las pequeñas lágrimas que adornaban sus mejillas.

   Estaba cansada, cansada de guardar tantos secretos, cansada de no dejarse querer y cansada de no permitirse volver abrir su corazón. Estaba cansada de ocultar la cantidad de secretos que guardaba, y estaba cansada de temer a que le rechazaran o la juzgaran.

—¿Qué ocurre? —cuestionó preocupado dejándose caer aún lado de ella.

—Mucha mierda pasa Ethan —susurró—. Siento que en cualquier momento explotaré.

   Ethan suspiró y la atrajo a él, envolviéndola en un abrazo. Sabía que en algún momento Adds llegaría a ese punto. Llevaba mucho tiempo guardando el como se sentía, y ahora ya comenzaba a pasarle cuenta.

—¿Quieres hablar de ello?

   Adds guardó silencio durante unos minutos, pensando cómo organizar sus pensamientos. No podía decirle todo a Ethan, simplemente no podía decirle que sus manos volvían a estar manchadas en sangre después de tanto tiempo, no podía decirle que ni siquiera había dudado en matar a aquellos hombres. Tampoco podía decirle que la Liga estaba tras ella desde hace meses, y menos podía decirle que estaba comenzando a cansarse de todo.

—Sigo enamorada de Barry —susurró finalmente.

   Aquello era cierto, pero si era honesta lo decía porque era lo más liviano que podía confesar en esos momentos.

—Lo sé —asintió Ethan.

—Creo que nunca podré deshacerme de ese sentimiento, porque siempre estaré enamorada de él.

—Lo sé —repitió Ethan, acariciando el cabello de su mejor amiga.

—Y no me atrevo a dar el siguiente paso. No sé si pueda hacerlo, E.T —susurró ella—. Tengo miedo.

—¿Por qué tendrías miedo? —inquirió—. Adds, Barry te ama.

—¿Qué pasa si las cosas no funcionan? —cuestionó—. Recuerda que él está destinado a casarse con Iris. Tal vez simplemente no estemos destinados a estar juntos.

—Esa es una tontería. Además nunca te atreviste a mirar ese periódico por ti misma —le recordó Ethan—. Tal vez ya no es así.

—Yo... no lo sé —susurró—. Tengo miedo a dejarme ser feliz y que luego todo termine explotándome en la cara. Siempre me sucede eso.

—Una vida con miedo constante no es vida, Adds —le hizo saber Ethan.

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   LAS COSAS SE VOLVÍAN CADA VEZ MÁS RARAS. Un hombre había sido asesinado por una sombra. Y si se lo preguntaban a Adds, ella creía ligeramente que eso era algo genial, sin embargo fingía que aquello era horrible.

—¿Sabemos si esta Sombra es del acelerador o es producto de Doctor Alchemy? —cuestionó Caitlin.

—Todavía no sabemos —negó Barry—. En realidad no hemos hallado ninguna evidencia.

—Francisco, ojalá hubiera una forma de ver lo ocurrido —habló H.R dirigiéndose a Cisco.

—¿Dónde fue la escena del crimen? —cuestionó Cisco.

—En Chubbuck, entre Palmer y Racine. Como a las once de la noche —informó Barry.

—Yo pase por ahí cinco minutos antes —habló Adds, frunciendo el ceño.

Cisco entró en las cámaras de seguridad de la ciudad, y el video no tardó en comenzar a reproducirse frentes ellos, mostrando el ataque en las pantallas del cortex.

—Esto me dará pesadillas —murmuró Cisco.

—He visto cosas peores —murmuró por su parte Adds.

     Cosas que yo he hecho... pensó mientras una mueca se formaba en sus labios.

—Shade —comentó H.R—. En mi planeta hay un meta-homínido que hace lo mismo...

En algún punto de la conversación sobre aquel caso, Adds dejó de prestar atención, sumergiéndose en un mar de pensamiento. Su cabeza asoció aquel ataque, haciéndole recordar a la par que una alerta se encendía en su mente, y es que hace ya algunos días que no había sufrido ningún ataque por parte de la Liga. Y sin bien ella había pedido que la dejaran de una vez en paz, dudaba que eso fuera así.

   La Liga no se dejaba vencer, y menos cuando ella era una de las más grandes cazas que la Liga había ordenado. Literalmente para la Liga de las Sombras la cabeza de la meta-humana valía oro.

—Adds —habló Barry una vez todos se marcharon del cortex, posando una de sus manos en el hombro de ella logrando que se sobresaltara.

—¿Sí?

—¿Estás bien? —le preguntó al ver las ojeras que se enmarcaban bajo los ojos de Adds.

—¿Yo? Claro —le aseguró con una sonrisa—. Estoy de maravillas, ¿Qué tal tú?

—Si sabes que a mí no puedes mentirme, ¿No? —cuestionó el velocista observándole con una ceja alzada.

—No trato de mentirte, Rayito —dijo ella.

—Adds...

—¿Qué? —preguntó con inocencia, Barry solo guardó silencio indicándole que esperaba empezara a hablar—. Solo no he logrado dormir bien estas noches —suspiró.

—¿Por qué?

—Ya sabes —se encogió de hombros—, pesadillas. Ethan a tenido que quedarse conmigo hasta que lograra conciliar el sueño.

Barry hizo un gesto de desagrado ante la mención de rubio, cosa que logró que Adds soltara una pequeña risita.

—Si sabes que puedes llamarme a cualquier hora ¿No? —le recordó.

Adds asintió y se acercó para abrazarle apoyando su cabeza en el pecho del velocista, mientras discretamente aspiraba el aroma a colonia que solía usar Barry.

   Él por su parte no dudó en aspirar el característico olor a manzanillas en la rubia. Se reiteró cuanto necesitaba aquello.

—¿Y eso lo dices por qué estás celoso? —cuestionó divertida, con la cabeza apoyada sobre el pecho del velocista.

—Tal vez —murmuró él con una pequeña risa, pasando sus manos delicadamente por el cabello de Adds.

Los constantes y rápidos latidos dentro del tórax del castaño causaban cierta sensación de ansiedad en Adds, pero a la vez de alguna extraña manera le otorgaban tranquilidad.

—Debo volver al CCPD —susurró Barry, lamentando tener que romper aquel momento.

—Sí, está bien —asintió separándose de él, y regalándole una pequeña sonrisa—. Nos vemos luego entonces —se despidió para luego dirigirse a la salida del cortex.

—Espera —la detuvo Barry.

   Adds se volteó nuevamente en su dirección para observarle curiosa.

—¿Sí?

—¿Quieres... quieres ir conmigo? —balbuceó Barry.

—Eso me gustaría —afirmó Adds con una pequeña sonrisa.

   Barry le sonrió de vuelta, y no tardó en cargarla en sus brazos para luego arrancar a correr en dirección al CCPD, mientras de camino apreciaba minuciosamente a la mujer en sus brazos.

— ϟ —

   LAS COSAS EN DEFINITIVA NO MEJORABAN. Wally ya había comenzado con las dolorosas visiones de Flashpoint. Pero no se trataba solo de dolor psicológico, ya que el físico también se estaba haciendo presente.

   Con esto, Joe se había visto envuelto en un aprieto. Ya que hace unos días atrás acordó una cita con la fiscal Cecile Horton, y ahora con la situación por la que Wally estaba pasando, tendría que cancelar una cita que había costado obtener.

Sin embargo, todo el equipo se negó a que esto ocurriera. Si Joe permanecía o no en los laboratorios junto a Wally no haría ninguna diferencia. Así que de todas formas le motivaron a que acudiera. Incluido el mismo Wally.

—Me aseguraré de que nada malo ocurra —le aseguró Barry.

—Pero le dije que todos irían conmigo —comentó el detective refiriéndose a la cita que consistía en ir a ver una película al parque—. ¿Seré el único que aparezca?

   Cisco se puso de pie alzando uno de sus dedos.

—A mí encantaría ver una película —se apuntó de forma inmediata—. ¿Qué película es?

The Shining.

The Shining —repitió—. Me encanta esa película —mintió Cisco.

   Barry y Adds le observaron extrañados por la repentina actitud de Cisco, más aún sabiendo que mentía.

—Esa película te hace morir de miedo —indicó el velocista.

—Nunca has pasado más allá de la parte de las gemelas —siguió Adds.

—Eso... eso fue... Era más joven —se justificó el ingeniero con una falsa sonrisa.

—¿Por qué no voy contigo? —propuso la doctora.

—¿No quieres quedarte? —le preguntó Cisco, intentando evitar la cercanía con su mejor amiga.

—No, quiero ir contigo —le sonrió Caitlin.

—En fin. Mientras más mejor —interrumpió Joe.

   H.R también se apuntó, seguidamente siendo detenido por Joe, quien le recordó el hecho de que Harrison Wells era buscado por el asesinato de Nora Allen en tierra uno.

Ante ese impedimento, Wells sacó de su bolsillo algo que parecía ser un lápiz y con este una luz cubrió su rostro cambiando su apariencia.

—Genial —susurró Adds—. Yo quiero uno.

   Ethan quien se encontraba a un lado de ella, le observó divertido. Tras eso H.R presionó un botón logrando emitir una luz que los cegó por unos segundos, logrando que ellos vieran su rostro normal.

—¿Qué hiciste? —cuestionó Ethan frunciendo su ceño.

—¿Acaso nos neutralizaste? —cuestionó de igual forma Cisco.

—No. Solo les hice un ajuste retinal para que me vean a mí, H.R, mientras el resto del mundo ve a Randolf Morgan —H.R se señaló a sí mismo en el reflejo de una pantalla.

—Que desafortunado nombre —murmuró Adds con una fingida mueca triste, mientras veía como Barry se mostraba emocionado con lo enseñado por Wells de tierra 19.

—Wally, mantenme informado —dijo Joe a su hijo.

—Estaré bien. Solo ve y diviértete.

—¿Entonces quién más irá? —preguntó Iris.

—Adds puede quedarse —indicó rápidamente Ethan.

Todas las miradas se dirigieron a la rubia, quien comenzó a balbucear sin saber que decir.

—Ya saben, en caso de necesitarlo, Adds solo debe usar su gancho derecho y Wally dormirá como un bebé por mínimo tres horas —se apresuró a decir Ethan, al ver la mirada matadora que su mejor amiga le dirigía.

—Eh... si claro. Por mi no hay problema —aseguró finalmente—. Además odio esa película. No me perderé de nada.

Todos asintieron ante sus palabras y sin más se dirigieron a la salida de los laboratorios. Marchándose al parque central de la ciudad, dispuestos a disfrutar de la película.

—Wally está en la celda —avisó el velocista llegando al cortex.

Finalmente Barry y Adds quedaron a cargo del menor de los West. Barry se había encargado de meterlo en una de las celdas para meta-humanos por seguridad, y Adds verificó que todo estuviera en perfecto estado desde el cortex.

—Lo sé —sonrió ella—. De aquí puedo verlo.

Entonces... —comentó Barry—. Según recuerdo tu amas The Shinning —le recordó.

Amaba corrigió Adds—. La vi demasiado que terminé por odiarla —se encogió de hombros.

Claro —asintió, poco convencido.

Guardaron silencio durante unos segundos, hasta que este fue interrumpido por Barry, quien sin desearlo dejó que las palabras se deslizaran por sus labios.

—¿Cómo van las cosas con Amelia?

Adds retuvo una sonrisa divertida al notar el tono de voz que había usado Barry para realizar la pregunta.

—Oh, si. Todo va bien —comentó distraídamente.

—Creí que irías con ella a ver la película.

Adds mordió un trozo de regaliz de frutilla mientras subía sus pies sobre el mesón del cortex, y se encogió de hombros a modo de respuesta.

—Nah, creo que iría con alguien más.

—¿Y eso no te molesta?

—¿Por qué lo haría? —cuestionó finalmente observándole.

—¿Por qué es tu novia? —inquirió de forma distraída.

—La última vez que revisé creo que éramos amigas —murmuró Adds.

Le sonrió divertida, mientras veía como Barry enrojecía.

—Oh.

—Sí, oh —repitió ella.

Ambos guardaron silencio por unos segundos, hasta que Adds esta vez se preocupó de romperlo.

—¿Recuerdas que en nuestra primera cita compraste demasiados dulces? —cuestionó.

—Sí —asintió Barry.

Claro que recordaba ese momento, sin embargo le extrañaba que Adds quisiera hablar de ello.

—Hubo uno en específico que me encantó —murmuró—. Fue el de...

—El de galleta con relleno de frambuesa y cubierta de chocolate —se adelantó a decir Barry, con una pequeña sonrisa.

—Exacto —asintió Adds—. Siempre los comprabas para mí, porque te negabas a decirme donde los comprabas.

—Y seguiré sin decírtelo —aclaró el velocista con una sonrisa.

—¿Por qué? —le observó haciendo un puchero.

—Porque es un secreto —susurró Barry misteriosamente aún manteniéndose divertido.

Adds le dió una mala mirada, y Barry rió ante ello.

—Eres un estúpido —murmuró.

Se cruzó de brazos, volteando su mirada hacía delante. Su cabeza se sumió entre los recuerdos que compartía junto a Barry, y de la nada minutos después, comenzó a reír.

—¿De qué te ríes? —le cuestionó él.

—De nada, de nada —negó.

—Oh, vamos —reclamó Barry, tomando la silla de ella y girándole hasta que terminaron frente a frente.

Adds solo siguió riendo, mientras veía como Barry subía sus piernas sobre las de él.

—Adds... —repitió a modo de advertencia el castaño. Ella negó y simplemente siguió riendo—. Muy bien, tú te lo buscaste —canturreó él, comenzando a mover sus dedos sobre el abdomen de la rubia.

—¡No! —chilló Adds, sintiendo los retorcijones en su estómago—. ¡Barry!

—Dime de que reías —exigió él.

—¡No!

—Muy bien —ignorando los gritos de Adds siguió moviendo los dedos con más intensidad sobre su abdomen.

Adds soportó lo que más pudo, porque si, su orgullo siempre iba primero y de eso no había dudas. Sin embargo hasta ella tenía un límite de aguante.

—¡Bien! ¡Ya te diré!

—Te escuchó —Barry le observó atentamente.

—Yo... es que te vas a molestar.

—No lo haré —aseguró.

—Es solo que de la nada recordé tus caídas —rió nuevamente—. Fue literal como un flashback de corrido.

Barry le observó indignado por unos segundos, pero finalmente terminó riendo junto a ella. La verdad era que la risa de Adds era demasiado contagiosa.

Tras largos minutos, dónde de solo verse reían con más intensidad, Adds logró comenzar a apaciguar su risa, casi al conjunto de Barry. En aquel momento ambos notaron la cercanía del uno con el otro, solo unos centímetros más y sus narices estarían rozándose.

De forma inevitablemente el velocista bajó su mirada hasta la pequeña sonrisa que Adds había formado con sus labios, y se acercó unos milímetros más. No obstante la inseguridad terminó por ganar, y optó por alejarse nuevamente, ya que no quería arruinar el avance en su relación con Adds.

La sorpresa en su rostro fue notable al sentir el delicado tacto de las manos de Adds posándose en su nuca, deteniéndolo. Y fue aún más la sorpresa cuando Adds, sin dudarlo terminó de acortar la distancia y lo besó.

Sus labios permanecieron quietos durante unos segundos, pero no tardaron en buscar su ritmo, moviéndose delicadamente hasta que encontraron su sintonía.

Podían sentir el conjunto de fuegos artificiales estallando en sus estómagos. Muchos hablarían de mariposas revoloteando, pero no, ellos estaban seguros de que eran fuegos artificiales lo que sentían. Se sentía como si hubiera pasado una eternidad desde la ultima vez que habían probado los labios del otro. Sin embargo la sensación nunca dejaría de ser placentera.

Barry podía sentir el notable sabor a frutilla en la boca de Adds, esto debido al regaliz que la rubia había estado comiendo con anterioridad. Y le fascinaba.

   Adds podía sentir perfectamente el sabor mentolado en la cavidad bucal del velocista. Era simplemente adictivo.

La necesidad de tomar un respiro era inevitable, y sintiendo un pequeño vuelco en sus estómagos, temerosos de la reacción del otro, se separaron levemente, sintiendo sus aceleradas respiraciones mezclarse.

—Adds... —susurró Barry, siendo el primero en abrir sus párpados para observarle.

—Lo siento —susurró devuelta, aún manteniendo sus párpados cerrados.

Sus manos aún se mantenían entrelazadas tras la nuca del velocista, prevaleciendo la cercanía.

—Lo siento, pero debo decir que no me arrepiento —aclaró con una pequeña sonrisa, para finalmente abrir sus párpados.

Ambos observaron los imponentes y brillosos iris del otro. Adds notó que extrañamente aquel día, los ojos de Barry lucían más azules al característico verde agua que solían tener. Y Barry por su parte pudo ver cierto brillo en los ojos de Adds, ese brillo característico que solía hacer presencia solo cuando estaba con él.

Y esta vez ambos a la par volvieron a acortar la distancia juntando sus labios nuevamente. Las manos de Barry se mantuvieron en la cintura se Adds, mientras que las manos de Adds subían y bajaban levemente del cabello al cuello de Barry. Les era imposible no soltar pequeñas sonrisas entre besos.

   Al parecer el plan de Ethan al dejarla con Barry a cargo de Wally, no había salido para nada mal después de todo. Más tarde se preocuparían de agradecerle.

   En eso, como era algo típico en sus momentos, una alerta comenzó a mostrarse en los monitores, logrando que ambos se separaran sobresaltados. Sus miradas se dirigieron a la pantalla viendo que el responsable de la activación de aquella alarma no era nada más ni nada menos que Cisco. Ambos intercambiaron una mirada.

—Ve —ordenó Adds.

—¿No vienes? —preguntó Barry deteniéndose.

—Alguien debe cuidar a Wally —señaló la cámara de la celda del moreno—. Si necesitas mi ayuda, solo llámenme.

Sin pensarlo dos veces Adds tomó del rostro a Barry y plantó un casto beso en sus labios antes de empujarle con una sonrisa.

—Ve a ser el héroe, Flash.

Barry le sonrió de vuelta y no esperó más para cambiar su vestimenta a velocidad y correr hasta la ubicación indicada.

   Adds por su parte tomó asiento donde anteriormente se encontraba, y con una sonrisa bobalicona tocó sus labios, para luego soltar una pequeña risa.

   Sin embargo en segundos un nuevo movimiento en la celda de Wally le alertó. Con solo ver la transmisión supo que el moreno estaba teniendo nuevamente aquellos dolorosos sueños sobre Flashpoint. Por lo que rápidamente comenzó a correr hasta las tuberías. Una vez ahí se puso de rodillas, mientras comenzaba a hablarle a Wally a través del vidrio.

—Wally, respira —indicó—. ¡Recuerda que esto mismo le pasó a Frankie y Clariss! ¡Debes ser fuerte y luchar contra ello!

   De repente Wally dejó de gritar y retorcerse en el suelo. Quedándose estático durante unos

—¿Estás bien? —cuestionó Adds.

—Eso creo —le respondió el moreno reincorporándose.

   Sin embargo estaban muy equivocados al creer que ahí había acabado todo. Porque solo segundos bastaron para que Wally volviera a su tortura, escuchando un rechinante sonido, seguido de un escrito en la compuerta de cristal de la celda.

—Debes abrir la puerta —pidió Wally.

—Lo siento, no puedo hacerlo —negó.

   Al parecer aquello no fue grato para el moreno quien parecía totalmente fuera de si en el momento en que comenzó a golpear el vidrio.

—¡Abre la puerta! ¡Necesito salir! —ordenó con voz firme—. ¡Ahora!

   Adds solo podía observarle sintiendo como la desesperación que le producía ver al pobre Wally así comenzaba a embargarla. Al ver que el sufrimiento en Wally solo aumentaba mandándolo al suelo a retorcerse en busca de alivio, no tuvo más opción que abrir las compuertas. No podía simplemente dejarlo ahí sufriendo.

—Wally, escúchame. Está bien, se acabó —intentó asegurar en cuanto llegó a su lado.

   Wally, aún estando fuera de si, al parecer tenía otros planes en mente, por lo que tomando a Adds de los brazos la pegó a la pared más cercana.

—Quítate de mi camino —ordenó, para luego salir de la celda.

—¡Wally, detente! —advirtió siguiéndole los pasos.

—¡Aléjate de mi camino! —repitió bruscamente, moviendo su brazo intentando darle un puñetazo a Adds.

   Con su característica habilidad, Adds se agachó evitando el golpe de Wally, y empuñando su mano derecha y a pesar de las diferencias de altura, estampó su puño en el rostro de Wally. Noqueándolo de un sólo golpe.

—Vaya, Ethan tenía razón —murmuró observando al moreno inconsciente en el suelo—. Y eso no se ve todos los días.

— ϟ —

TODOS HABÍAN VUELTO LUEGO DEL ATAQUE DE SHADE. Por lo que ahí se encontraba todo el equipo mientras discutían respecto al hecho de que Dr. Alchemy podría estar enviando distracciones para así lograr llegar a Wally.

—Ignorar el problema no lo elimina —murmuró Cisco, alzando su vista hasta Caitlin—. Debemos enfrentarlo, ¿Verdad?

Todos se miraron confundidos.

—¿Qué? —se atrevió a preguntar Barry.

—Nada —negó Caitlin dandole una mirada matadora al latino.

—Vamos, Caitlin.

—No ahora, Cisco —volvió a negar la doctora, con voz demandante.

—No puedo seguir callando. Debes decirles.

—¿Decirnos qué? —preguntó Adds, aún confundida.

Caitlin guardó silencio por unos segundos, hasta que rendida, retiró las esposas para meta-humanos que rodeaban sus muñecas.

—Tengo poderes —confesó.

Todos la miraron sorprendidos.

—¿Qué clase de poderes? —preguntó Ethan.

—Del tipo frío —comentó Caitlin, dejando ver la fría neblina que salía de sus manos—. ¿Estás feliz? —inquirió observando a Cisco.

—Entonces qué —señalo el ingeniero—. ¿Vamos a guardar secretos entre nosotros?

Adds se tensó levemente. Aquello se había sentido como una indirecta, aún así no se tratara de ella a quien iban dirigidas las palabras.

—No era tu secreto para contar, ¿O si Cisco? —cuestionó Caitlin, claramente afectada.

—Lo hice porque me importas —se justificó él.

—¡Si te importo, debiste haberme dejado decirlo cuando estuviera lista! Porque esto me pasa a mí, no a ti —lo apuntó—. Yo soy la que se volverá malvada y tendrá que marcharse.

Y tras eso, Caitlin tomó las esposas para meta-humanos y salió del cortex sin dirigir una mirada a nadie y mucho menos una palabra.

—Cisco... —habló Adds lista para reprocharle.

—Nos vibre a los dos peleando en el futuro —se adelantó a explicar el moreno—. Ella era Killer Frost.

—Iré a hablar con ella —propuso H.R.

—Yo voy —se adelantó Barry.

Adds suspiró y tomó asiento en una de las sillas que habían en el cortex, cubriendo su rostro con ambas manos.

Las malas noticias en definitiva no se acababan. Y por si fuera poco Barry decidió contarle toda la verdad de Flashpoint a Caitlin, sin saber que en solo unos días, tal vez en unas horas, su mente se volvería frágil y terminaría por revelar su mayor secreto. La muerte de Adds en la línea temporal original.

   Sin embargo una de las noticias que no clasificaba como realmente mala, era que Wally finalmente había despertado.

—¿Como te sientes? —preguntó Joe a su hijo.

—He estado mejor —respondió este para luego desviar su mirada hasta Adds—. Golpeas realmente fuerte.

—Dímelo a mí —murmuraron Barry e Ethan a la par.

—Debía hacerlo, o de lo contrario escaparías —comentó ella—. Además no me arrepiento, fue satisfactorio —bromeó, sacándole una sonrisa al menor.

— ϟ —

   FINALMENTE TRAS TANTAS IDEAS, TERMINARON por orquestar un plan. No era el mejor plan de todos, sin embargo seguía siendo un plan.

   Se decidieron por ir tras Doctor Alchemy, usando a Wally como la carnada. Tal vez no era lo más recomendable pero era la mejor opción que tenían. Después de todo dejar que Wally siguiera sufriendo aquellos ataques no era algo factible, a menos que quisieran terminara sufriendo daño cerebral.

   Por lo que tras decidir cada punto del ataque, ahí se encontraban Adds y Barry tomando la identidad de sus alter-egos encabezando un escuadrón del CCPD, mientras entraban a la ubicación que Wally les había dado.

—Un subterráneo —susurró Adds mientras terminaban de bajar las escaleras—. Típico de una mala película de terror.

Barry rió de forma breve antes de volver a concentrarse.

—¿Estás bien? —Barry preguntó a Wally.

—Si.

—Está bien tener miedo, Wally —aseguró el velocista—. Yo tengo miedo —admitió.

—¿Si?

—Wally, ser un héroe y tener estos poderes no ahuyenta el miedo —hizo saber Adds—. Somos simples humanos bajo todo esto.

—Mantennos alerta —pidió Barry dando un apretón en su brazo.

—Estoy en alerta máxima —admitió el menor.

Ambos héroes le sonrieron.

—Entonces hagámoslo.

Wally procedió a alejarse, llegando hasta el lugar donde se encontraban los acólitos junto al que ellos creían era Doctor Alchemy.

—¿Qué pasa si sólo lo mato? —le cuestionó Adds al velocista.

—No —negó este rápidamente.

—Aburrido —susurró.

—Lo que deseo es que todos ustedes se vayan —le escucharon decir a Wally. Aquella era la señal.

Barry corrió a súper velocidad, lanzándose contra Alchemy. Mientras Adds comenzó a golpear a los acólitos que se cruzaban en su camino o intentaran interferir en la tarea de Barry. De igual forma las orbes de fuego iban y venían por todas partes.

Ver a Flash saliendo disparado a causa de la piedra que tenía Doctor Alchemy en sus manos no fue de su total agrado. Por lo que se apresuró en hacer sus movimientos para ir en su ayuda.

Una vez libre no dudó en lanzarse sobre la espalda de Alchemy, y dando una vuelta lo tumbó en el suelo. Pero en un segundo, al igual que Barry, terminó siendo golpeada por los rayos que disparaba aquella extraña piedra.

—El chico fue elegido —les dijo Alchemy—. Y ustedes no se interpondrán ante lo que debe ser. Nunca más.

Adds al ver cómo el acólito disparaba contra el velocista, rápidamente se puso de pie y lo tumbó de un puñetazo.

—¡Ahora! —gritaron ambos héroes.

Joe disparó contra Alchemy, y así el escuadrón salió poniendo a todos de rodillas. Adds por su parte corrió hacia el velocista ayudándole a ponerse de pie.

—Eso fue un grave error —habló Alchemy.

En aquel instante sintieron como todo el lugar comenzaba a temblar. Y por seguido que un destello se hizo presente. Solo que Barry era un único capaz de ver aquel destello.

—¿Vieron eso? —cuestionó Flash.

—¿Qué cosa? —cuestionó confundida.

El destello se hizo nuevamente presente. Y en segundos los cuerpos de los policías comenzaron a caer sin vida. El destello los había matado.

—¿Qué demonios? —susurró Adds.

—¡Salgan de aquí! —ordenó Barry—. Tu también —le ordenó a su compañera.

—Estás loco si crees que te dejaré solo con esta cosa —se negó Adds.

Ignorándola, el velocista comenzó a correr tras el destello, pero antes de que le fuera posible anticipar el movimiento de aquella cosa, fue lanzado por los aires.

—¿Estás bien? —cuestionó preocupada una vez llegó a su lado.

Su mirada se dirigió al lugar donde Barry observaba, al igual que Joe West. Era Wally... y la piedra.

—¡Wally, no! —gritaron todos intentando detenerle.

Pero ya era muy tarde. El moreno ya había tocado la piedra, y al entrar en contacto con esta, terminó por convertirse en una crisálida.

El destello nuevamente se hizo presente, tomando a Barry del cuello y presionándolo contra una pared.

—¿Quién eres tú? —inquirió Barry, pudiendo ver de mejor forma a su atacante.

—Savitar. El Dios de la velocidad —respondió.

Mientras eso ocurría, los acólitos quienes ya se habían recuperado, aprisionaron a Joe y Adds, quiénes aún se encontraban un poco confundidos con todo lo que estaba ocurriendo.

—¡Suéltenme! —ordenó Adds, quién en un rápido movimiento se liberó noqueando a un acólito de un puñetazo y al otro de una patada —. Flash —gritó.

—¡Disparen! —ordenó el velocista.

—No podemos verlo —dijo Joe.

—¡Solo háganlo!

Tras intercambiar una rápida mirada, Joe comenzó a disparar con su arma, y Adds por su parte dejó fluir el fuego en sus manos, logrando ver levemente una gran figura.

Joe se distrajo con Alchamy y golpeando a algún acólito, por lo que no vió el momento en que Barry y aquella armadura invisible —para ellos— desaparecieron.

—¡Barry! —gritó una consternada Adds—. Chicos, necesitó la ubicación de Barry.

Eh...

¡Chicos!

¡No sabemos que pasa, la ubicación cambia constantemente! Aparece y desaparece por toda la ciudad. Él no es tan rápido para eso —Cisco habló atropelladamente.

—¡Él no! ¡Pero la cosa que lo tiene si!

   Mientras ellos no tenían ni idea de dónde se encontraba Barry, él era arrastrado por toda la ciudad e inclusive por todo el mundo mientras el velocista que lo arrastraba se detenía por segundos solo para golpearlo y luego volver a arrastrarlo. Incluso para Barry, quien era un velocista, todo ocurría demasiado rápido como para ser consciente de los lugares por los que se movían.

Se detuvo —informó Caitlin.

¿Dónde? —cuestionó Adds, inquieta.

Voy por ti —avisó Cisco.

Una brecha no tardó en abrirse frente a ella, y sin dudarlo la cruzó de un salto, para terminar apareciendo cerca del puerto.

—¡Lo veo! ¡Mierda, creo que lo veo! —avisó Adds.

—¡Yo no veo nada! —exclamó Caitlin a su lado.

—Solo disparen —les ordenó Cisco.

—¡Pero somos fuego y hielo! ¡Son opuestos!

—¡Solo háganlo!

Adds inmediatamente acató las ordenes de su mejor amigo, y comenzó a lanzar fuego a las más altas temperaturas que podía. Era una armadura de metal. Debía calentarse en algún momento ¿No?

Por otra parte Caitlin dudó un segundo, sin embargo terminó alzando sus manos y dejando fluir la ráfaga de frío que producía.

—¡Déjalo en paz! —ordenó Adds acercándose unos pasos.

Al juntar los poderes de Adds y Caitlin, ambos componentes de forma tan concentrada, una explosión no tardó en producirse. Mandando a volar al velocista y a Savitar.

Barry aún seguía siendo el único que podía verle, ya que Adds sólo podía distinguir su silueta.

Para cuando todo esclareció tras la explosión, lo único que pudieron ver de aquel velocista fue el destello, puesto que Savitar había huido.

—¿Estás bien? —cuestionó Adds dejándose caer a un lado de Barry, mientras le sostenía el rostro entre sus manos.

—Bueno, estoy vivo —murmuró él en un quejido.

Adds rió levemente, para finalmente decidirse por acortar la distancia y besarle. Barry a pesar de sentir todo el cuerpo entumido en dolor, no dudó en corresponderle.

Aquel acto sorprendió notablemente a Cisco y Caitlin quienes se encontraban a solo unos pasos de ellos.








— ϟ —








BUENO
ya tenemos la primera aparición del buenazo de Savitar, fue breve, pero apareció

Btw, por si no lo sabían y les interesa, en mi perfil hay un fic con nuestro querido Savitar como protagonista.

Ahora, aclarar una cosita.

Adds en esta línea temporal no tiene idea de que está destinada a casarse con Barry, por eso hasta cierto punto mantiene o mantenía cero esperanzas de estar con él y dejarse llevar.

Recuerden no ser lectores fantasmas y dejen unos cometarios y su voto<333


[editado: 25/03/2022]

─𝙨𝙥𝙞𝙙𝙚𝙮𝙜𝙡𝙤𝙬

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

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