—¿Enserio dijiste todo eso en verdad o...solamente para que Amy no te siguiera molestando? —cuestiono el de vetas rojas, cruzado de brazos y pegado a la pared de la cocina.

—... —suspira— Shad...

—Solo quiero que me lo digas —desvió su mirar hacia la puerta, evitando el contacto con el de orbes esmeralda—. ¿Era verdad o no?

—Je... —cerro el grifo y seco sus manos aun mojadas, para luego dirigirse al mayor y sostenerle las mejillas—. ¿Tu qué crees?

—Mi mente es un embrollo ahora...tu dime.

—Hace tiempo que...me enamore de tu hermana...y no te lo niego...pero ella no estuvo en mis momentos difíciles como tu, y tampoco me salvo cuando caí de ese edificio, además, nunca se esmero por demostrarme que le importaba. En cambio, tu hiciste todo eso y más —lo abraza— quiero que sepas...que a quien amo ahora...es a ti... —hundió su rostro en la pelusa semi-expuesta del azabache, ronroneando en el proceso.

—Sonic... —suspiro aliviado, y acaricio la espalda del contrario—. ¿Cómo puedes darte cuenta...?

—Je...cuando estaba con ella...mi corazón latía a mil, me sonrojaba mucho, sentía esas famosas mariposas en el estomago y planeaba por adelantado nuestra boda... Ahora solo puedo sentir un afecto fraternal hacia ella.

—Quieres decir que eras como un tonto adolescente suspirando por la chica linda —sonrió juguetón, inclinando el cuerpo del otro manteniéndolo sujeto por la cintura.

—Jejeje...fue la primera vez que me enamore...

—No soy de los que se conforman en tener el segundo lugar, pero...esta vez hare una excepción.

—Ni que lo digas —paso sus brazos por el cuello del vetado, cerrando los ojos y limitándose a sonreír.

—Oye Sonic.

—¿Hmmm?

—Te amo~

—....Yo también.

*☆*――*☆*――*☆*――*☆*――*☆*

—No se preocupe señor Silver, podre ayudarlo con esos datos.

—Son...quiero que sepas que esto nos llevara directo a la banda, en donde por supuesto esta tu hermano; tienes que ser fuerte al momento en que nos veamos las caras.

—Entendido señor, hice todo esto para tener justicia por todas esas vidas inocentes...ahora no me echare para atrás.

—Me gusta que seas valiente y decisivo Sonic, espérame un momento, ire por el mapa —se levanta de su silla para salir de la oficina.

—Sí.

{Continuación abajo}

—¡I-idiota! ¿¡Además como entraste si la puerta estaba cerrada?! —pregunto resguardándose detrás de la mesa central.

—Ductos —señala el techo— y no te preocupes niño, no solo venia para acosarte, jaja.

—¿E-entonces?

—Mi tío me llamo, y como sabia que estarías aquí no tuve ningún problema en apurarme en llegar.

—P-pero no hagas eso...me asustaste... —desvía la mirada. 

—Uy perdón, creí que habías mejorado tus reflejos —ríe.

—Tonto...

—Veo que llegaste rápido Shad —dijo el oji-miel entrando, deposito una larga carpeta sobre la mesa y leyó los informes—. Tengo las coordenadas...solo nos falta ubicarlas.

—Yo soy el de la acción, mi novio el de la geografía —menciono simple el moreno dándose media vuelta.

—De hecho ustedes dos lo harán, así que no te salvas jovencito.

—Ahhh, por favor tío, sabes que prefiero-

No termino su frase al escuchar los pitidos de su comunicador, quien llamaba con urgencia era la agente Lidia Lerooz. Tomo la llamada y pregunto el porque de su contacto directo; una mueca se hizo presente en sus labios afirmando que llegaría de inmediato, colgó y giro a ver a los dos restantes, confundidos por la acción del ónix.

—Debo irme, hay un incendio en la planta Parkinson.

—¿Quiénes fueron? —pregunto el albino.

—Los prófugos —respondió serio, dándose la vuelta y saliendo de la oficina.

—Shadow...

—Ve con él.

—¿He? —confundido— pero...

—Son un equipo ahora, a donde él vaya tu también debes ir, Sonic.

—...Sí señor.

[. . .]

—¡Sonic! ¿¡En dónde estás?!

—¡Shadow! ¡¿Shadow!?

El fuego fue controlado por los bomberos que llegaron a ayudar, mientras los agentes se aseguraban de no ser vistos mientras evacuaban a los trabajadores que aun permanecían ahí; solamente pudieron capturarse a tres de la banda delictiva y fueron llevados a la prisión especial, mientras los demás buscaban rastros y devolvían la mercancía robada que lograron salvar.
La pareja tuvo que separarse para ayudar a sus colegas, ya cuando casi el incendio estaba extinto y la sirena de los oficiales se escuchaba acercándose. Todos empezaban a irse de distinta manera, agiles y silenciosos como siempre; menos ellos. El mayor buscaba en medio del espeso humo al cían y éste gritaba para encontrar al otro, pero sin éxito pues su voz se escuchaba como un eco resonante en toda la planta.

—¡Sonic!

—¡Shadow! —Al lograr divisarse corrieron el uno al otro, quedando frente a frente liberando jadeos.

—¿Estás bien? —se preguntaron al mismo tiempo. 

—Sí, si lo estoy pero los oficiales vendrán pronto.

—¿Pero no estas herido, o algo?

—No, no te aseguro que estoy bien —sostuvo la mano azabache para apretujarla fuerte—. Hay algo que necesito mostrarte en cuanto lleguemos a la agencia.

—De acuerdo.