>°22°< "Muestra de amor"

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—¿En dónde se habrá metido ese niño? —preguntaba el albino, dando vueltas en círculos al pendiente de su teléfono.

—Ni Shadow se ha reportado... Rayos debimos haber estado mas atentos con esos dos... —se quejaba el azabache, frotándose la cara con fastidio.

—¿Le has llamado?

—Todo de él esta apagado...

—Estoy preocupado por ambos... ¿crees que deberíamos ir a buscarlos?

—Si mañana no se reportan, definitivamente.

—Espero que ambos estén bien... —suspira.

*☆*――*☆*――*☆*――*☆*――*☆* 

—Listo...con eso bastara.... —dijo el moreno terminando de vendarle la herida al menor.

—Gra-gracias Shad...

Ambos descansaban en una choza abandonada que encontraron, lo suficientemente alejada para que los hombres del oji-zafiro no dieran con ellos y lo suficientemente cerca de una señal telefónica.

Luego de que el fuego arrasara con la vieja estructura, el cobalto con sumo esfuerzo realizo un spin-dash con rapidez y fuerza para lograr atravesar el acero --supuestamente muy resistente--. Al hacerlo tropezó con la corteza de un árbol, estaba sumamente agotado que no le quedaron fuerzas para moverse ni un poco. El ónix salio rápidamente por la abolladura creada por el oji-esmeralda, fue en busca de él y cuando lo vio, ya su cuerpo y mente trabajaban en uno solo; cargo como su mayor tesoro al cerúleo encaminándose a quien sabe donde, pero lejos de ahí.
Pasado algo de tiempo el cielo se oscureció y las nubes indicaban que pronto llovería.
El azabache estaba cansado y sediento, a rastras mantenía el paso, mientras el azulado, ya había perdido la consciencia hace un buen rato. Se acerco a lo que parecía ser una choza, inspecciono el lugar y estaba algo sucio y viejo, pero cómodo y hospitalario; los truenos lo alertaron y sin pensarlo dos veces entro al sitio, no era mucho pero podría improvisar algo para quedarse a dormir ahí por una noche.

Sacudió las sabanas de la cama y dejo al de tez durazno en ella, salio y encontró algo de paja, la cual coloco en el techo para reforzarlo y prevenir que hubieran goteras; regreso a la casa y cerro la puerta con algo de madera para impedir que el viento la abriera de golpe, junto otros trozos y los dejo en el suelo, luego con algunas rocas que se encontraban cerca prendió una fogata para que ambos se calentaran.

El azulino despertó poco después abrazando al contrario por el cuello, pero soltó un gemido de dolor al rozar su herida contra las mantas. El azabache reacciono y busco algo con que curarle la herida, hasta que el chico saco unas vendas, alcohol y gasas; primero se negaba a ser atendido por el mayor, pero por la insistencia de éste termino aceptando.

—Ya esta lloviendo... —dijo mientras lanzaba mas trozos al fuego para que ardiera más—. Nos quedamos muy lejos de mi auto y también de tu motocicleta...esperemos a que el día mejore mañana.

—Eso espero...

—Oye.

—¿Hmm?

—¿Cómo diste con la dirección? Digo...Amy era la única que la conocía, y tu estabas...

—A ti no puedo mentirte... —respiro hondo y se hizo a un lado, dándole espacio para que el mayor se acostara a su lado—. Desperté cuando tu tío Silver estaba hablando con un médico, dijo que regresarías en dos días y no querías que yo me enterara, se me hizo raro eso y cuando se fueron iba a irme pero... —mordió su labio inferior con fuerza, debatiendo si decirle lo de la chica a Shadow o no.

—¿Pero? —volvió a preguntar recostándose cerca del muchacho, acariciando su mejilla y rozando ambas narices.

—Jeje... —rió tiernamente, miro al otro directamente a los ojos—. Ellos entraron de sorpresa y el señor Silver llevaba una libreta que era de tu hermana...llego un agente y les dijo que habían encontrado algo sobre los tipos esos y...por accidente olvido las notas...

—Con que por eso...

—Sí, pero no les digas por favor.

—Tranquilo, mantendré mi silencio pero...quiero que me digas algo.

—¿Qué cosa?

—Explícame... —tomo aire y su rostro se volvió serio. ¿Por qué tu tienes ese símbolo tatuado en el pecho...? No puede ser una coincidencia.

—No lo sé... —respondió bajamente, desviando la mirada—. Pero...no es un tatuaje...nunca me gustaron... Es...es una marca de nacimiento...o eso me dijeron todos cuando yo les preguntaba...lo curioso es que nadie de mi familia, ni siquiera parientes lejanos...tenían esta cosa... —señalo por encima de su ropa el lugar en donde estaba la marca. el corazón.

—Lo que menos quiero es agobiarte con eso ahora...perdón, no quise incomodarte... —.se disculpo besandole la frente y cubriendo a ambos con una manta—. Es mejor que durmamos...estoy muerto...

—Sí...buenas noches Shad.

—Buenas noches Son.

 《Al día siguiente》

'Ring' 'Ring'' Ring' 'Ring'

—Argh...

Ya había amanecido y por lo visto la lluvia había culminado, el primero en despertar fue le bicolor al escuchar la vibración de su celular recién encendido por tanta insistencia de llamadas. De mala gana sujeto el teléfono y contesto, con tono soñoliento y tratando de despertar completamente.

—¡Shadow! ¡Al fin contestas! ¡¿Por qué no has contestado las llamadas ni los mensajes!? ¡Nos tenias preocupados!

—Agh...papá...haces demasiado escándalo...baja la voz...

—¿Sonic esta contigo?

—Sí, hablamos cuando lleguemos, ya vamos para allá —cuelga.

Lanzo el aparato lejos de ellos, se froto la cara con cansancio y observo a su pareja aun dormida.

(Debe de estar cansado...iré por algo de comer, espero no se despierte.)

*☆*――*☆*――*☆*――*☆*――*☆*

—Mmh... ¿Shad? —llamo al de orbes rubíes con los ojos entre-abiertos, al no notar su presencia, comenzó a llamarlo mas fuerte y con algo de preocupación.

—Aquí estoy niño —apareció de sorpresa y apego sus labios con los del otro, sin darle tiempo de reaccionar.

—T-tonto... ¿En dónde estabas?

—Fui a recorrer un poco el lugar, tengo tu desayuno en el auto, ya nos vamos —dijo para retirarle las sabanas y cargarlo de manera nupcial.

—Pero yo traje mi vehículo...

—Pero no puedes manejar con la pierna herida, con tal, la vendrán a recoger después —salio

—Bien... —hizo un puchero nada convencido, ganándose una risilla del mayor.

—¿Te he dicho lo adorable que eres?

—Sí fuera adorable estuvieras hecho cenizas.

—Adorable y valiente —rió frotando su rostro entre el cuello y pecho de su amante, abrió la compuerta del copiloto y sentó delicadamente al chico en el asiento, poniéndole el cinturón de seguridad y dándole un beso en la frente; cerro y dio la vuelta para entrar por el lado contrario, insertando la llave y tomando el volante.

—Me tratas como a un niño pequeño... —se quejo con los brazos cruzados.

—Eres mi niño pequeño.

Rieron por eso y durante todo el viaje se la pasaron hablando de cualquier tema; aunque en el fondo, ambos tenían un presentimiento nada bueno.
Tenían miedo de decirle al otro lo que pensaban; no querían que esa felicidad que surgió en ambos se esfumara tan rápido.

Querían estar juntos más tiempo.
Pero al parecer se les estaba acabando.

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