CHAPTER IV

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[antes de comenzar este capítulo, quiero avisar que las letras de algunas canciones, tanto de la serie de películas como externas, serán modificadas. así que no quiero ningún comentario de "isi ni is li litri", pues los borraré inmediatamente. nuevamente gracias por leer.]














CHAPTER IV

( that's the face! )

──── ⊰✩⊱ ────























LOS CINCO DESCENDIENTES DE VILLANOS CORRÍAN por las calles de Auradon tratando de llegar al Museo de Historia, y a pesar de que Agnys los acompañaba en aquella misión, ésta se mantenía al margen, dispuesta a correr si llegaban a ser atrapados.

— Mira el espejo— le dijo la pelimorada a Evie cuando llegaron a su destino.

— ¿Se me corrió el rímel? — preguntó ésta sacándolo de su bolso.

— Sí, y si tienes tiempo, ¿por qué no ves cómo encontrar la Varita Mágica?

— Claro, perdón— dijo dando una pequeña risita que aturdió los oídos de la diosa—. Por aquí.

Todos comenzaron a seguirla, mientras Agnys se molestaba por la intención de la peliazul por hacerse parecer tonta.

Finalmente, llegaron a la entrada donde un guardia vigilaba las cámaras de seguridad. Jay rió señalando hacia la Rueca de Maléfica.

— ¿Esa es la rueca de tu madre? — preguntó provocando las risas de Carlos y Agnys, quien no dudaría en burlarse de Mal en cada oportunidad que tuviera.

— Sí, es un poco tonta.

— Es mágica, no hace falta que de miedo— se defendió, para luego abrir su libro de hechizos—. "Rueca mágica, te ruego. Haz que mi víctima se pinche un dedo."

Los tres volvieron a burlarse, al ver que nada sucedía. Pero Mal tenía otro hechizo para probar.

»"Pínchale el dedo, te lo digo. Que mi enemigo se quede dormido."«

Y cómo el hechizo dijo, el guardia cayó dormido sacando una sonrisa en cada uno. "¿Les parece tonta ahora?", preguntó la pelimorada antes de intentar abrir la puerta, la cual se encontraba cerrada.

— Atrás— dijo Jay fanfarroneando mientras tomaba carrera para golpear la puerta.

Agnys suspiró, ¿acaso Jay creía que todo se solucionaba a los golpes?

Mal volvió a lanzar otro hechizo, el cual provocó que las puertas se abrieran al mismo tiempo que Jay daba el golpea, quién cayó al suelo.

Las risas no se hicieron esperar mientras entraban a admirar cada artefacto que se encontraba allí, entre ellos la Corona de Hades que llamó toda la atención de Agnys. Aquella era suya por derecho y descendencia, ella debía reinar el Inframundo, sin embargo, aquí estaba en un Museo de mala muerte.

El grupo seguía a Evie, quién seguía las indicaciones del espejo mágico, guiándolos a la Sala de los Villanos dónde estatuas de sus padres se encontraban, dándole un toque se espeluznante al lugar.

"¿Mamá?", "Impresionante", "Nunca olvidaré el Día de las Madres otra vez", "¡Ey! Mi padre no es tan gordo", fueron algunas de las exclamaciones ante tal escena, la única que se quedó callada fue Mal quien no podía despegar los ojos de la estatua de su madre.

— Bueno, la Varita no está aquí— dijo Jay incitándolos a que dejaran la habitación.

Finalmente, la Varita se encontraba en el salón de al lado, pero para su desgracia Jay intentó agarrarla, activando la alarma del lugar, lo que los obligó a irse.

Gracias a Jay, ahora deberían ir a la escuela mañana.





──── ⊰✩⊱ ────







Agnys entró a la clase de Introducción a la Bondad Curativa, ya todos se encontraban en sus asientos mientras el Hada Madrina daba la clase.

— ¡Señorita Agnys! — exclamó cuando ésta se sentó en uno de los asientos libres detrás de Carlos—. Llega tarde, y ya sabes que no me gusta la impuntualidad.

— Oh, lo lamento— dijo falsamente—. Estaba poniéndome bloqueador solar, ya sabe, en la Isla no hay rastros del sol y siendo sincera, debería vivir bajo tierra.

— Querida, tal vez no tendrías tanto calor si tu cabello dejara de flamear, puede lastimar a otros— sugirió ganándose la peor mirada que Agnys pudo darle—. ¡Tengo una idea! Al terminar las clases te llevaré al Salón de Belleza de Cenicienta, hace maravillas y seguramente podrá hacer algo por tu cabello.

— ¡Yo también quiero ir! — exclamó Evie feliz, antes de mirar a Agnys—. Necesito un retoque de puntas, ¿puedo ir?

— No.

— ¿Por favor?

— No.

— Igualmente voy a ir.

— Lo sé— suspiró la diosa notando que una desconocida chica entraba al aula.

Aquella muchacha sí que estaba asustada de ellos.

— ¿Todos recuerdan a mi hija Jane? — preguntó el Hada Madrina, mientras firmaba los papeles que su hija le dio.

La chica se quejó antes de saludar como su madre le indicaba.

— Hola, no se molesten, quédense sentados— dijo antes de salir prácticamente corriendo.

Mal y Agnys compartieron una mirada, definitivamente, Jane era el blanco débil de Auradon y se aprovecharían de aquello.





──── ⊰✩⊱ ────







Mal no podía parar de reír al ver el cabello de Agnys, este se encontraba castaño y, a pesar del esfuerzo de Cenicienta, sus puntas seguían celestes, aunque ya no se prenderían fuego gracias a un nuevo producto salido del mercado con algo de La Flor Mágica, el cual debería aplicarse todos los días.

— Deja de reírte, uva podrida— se quejó mirándose en uno de los espejos del pasillo—. Parezco una chica de Auradon, es asqueroso.

— Estoy de acuerdo— siguió riéndose, mientras ambas seguían a Jane quien entró al baño de mujeres.

Pero antes de que Mal entrara, la ahora castaña la detuvo.

— Yo lideraré esta misión, dado que cuando tú los ha hecho, Jay lo arruinó todo.

— Pero Jay no está aquí.

— Exacto— terminó entrando primera, ante el bufido de Mal.

Jane abrió los ojos como platos al verlas entrar, completamente asustada.

— ¡Hola! Eres Jane, ¿cierto? — saludó con falsa felicidad la mayor de las hermanas.

— Siempre me gusto ese nombre, ¡Jane! — la siguió Mal, asustándola, por lo que Agnys la golpeó volviendo a hablar.

— No te vayas, esperaba poder ser tu amiga—miró hacia el suelo para parecer inocente—. Seguramente estás rodeada de amigas.

— Casi nadie— habló la chica, al fin.

— ¿De verdad? Pensé que como tu madre es el Hada Madrina y la directora, sin mencionar tu propia...— se detuvo al ver la ropa de Jane, realmente su madre la odiaba—. ¡Personalidad!

— Preferiría ser hermosa.

— Oh lo sé, linda— se "lamentó" la diosa—. Look at you, you may never pass for a perfect bride, or a perfect daughter.

Mal rodó los ojos, esto sería largo.

» Can it be, you're not meant to play this part? «, se acercó a ella para sujetar sus hombros.

» Now you see, that if you were truly to be who you want, you would break your mother's heart. «, la giró hacia el espejo.

» Who is that girl you see, staring straight back at you? Why is your reflection someone you don't want? «, la miró con falsa lástima a través del vidrio.» Somehow you cannot hide? Who you are, though you've tried. «

» When will your reflection show, who you are, inside? «, se miró a ella misma extrañada nuevamente por su nuevo aspecto.

» When will my reflection show, who I am inside? «, dijo sin notar que ahora se cantaba a ella misma, aunque Mal sí lo hizo.

Jane suspiró con pesar antes de hablar.

— Quisiera tener el cabello como ustedes.

— Espera, ¿quieres el cabello como yo...? — preguntó asqueada Agnys, ganándose un golpe de Mal, quien la calló.

— ¿Sabes qué? Tengo justo lo necesario para eso— dijo sacando su Libro de Hechizos—. "Cuidado si reniegas, cambia la vieja por nueva cabellera".

Ahora, Jane, tenía un hermoso cabello.

— ¡Wow! — exclamó Agnys—. ¡Ya casi no se notan... tus otros rasgos!

— ¡Ahora la nariz! — dijo Jane emocionada.

— No puedo— respondió Mal—. He estado practicando, pero no sé hacer magia importante. No como tú mamá con su varita, quiero decir, una sacudida de esa cosa y podrías tener la cara que quisieras.

— Ya no usa la varita. Cree que la verdadera magia está en los libros y no los de hechizos, sino los de historia y eso.

Ahora sí que las cosas se habían complicado.

— Usó magia con Cenicienta, que ni siquiera era su verdadera hija, ¿acaso no te quiere? — siguió Agnys.

— Por supuesto que sí, es amor duro. "Trabaja en tu interior, no tu exterior"— dijo Jane con algo de dolor.

— ¡Esa es la cara! — exclamó la castaña—. Sí y después actúa como si tu corazón fuera a romperse.

— "Madre, no entiendo por qué no me puedes hacer hermosa a mí también"— actuó la pelimorada.

— ¿Creen que funcionará?

— Sí, es decir, es lo que hizo Ceni y tú mamá le alegró sus días con un bíbidi bábidi bu— se sentó sobre los lavabos a un lado de su hermana—. Y si tu madre decide liberar la varita, invítanos.

— Si logro convencerla, por supuesto que las invitaré.

¡Yay! — festejó Agnys antes de que Jane se fuera, volviendo a la seriedad de siempre—. Mis mejillas ya duelen de tanto sonreír.

— Así que, ¿no sabes cuando tu reflejo mostrará quién eres realmente? — le preguntó Mal con algo de burla.

— ¡Oh, cállate! Había que convencerla— le contestó antes de irse.

Pero Mal sabía que era mucho más que eso.

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