«¿Y si de verdad me está fallando la vista? ¿Me estaré quedando ciega?».

Temo haber confundido el número seis con el nueve, o ve tú a saber...

Mis pensamientos negativos son interrumpidos por el timbre del teléfono.

Descuelgo con la ilusión de que sea mi abuela, pero cuando escucho esa voz masculina no puedo evitar rodar los ojos.

—¿Qué quiere? ¿Por qué me llama? ¿Cómo consiguió mi número?

—La última pregunta es un poco tonta, ¿no lo cree? —Permanezco en silencio—. Mi teléfono tiene identificador de llamadas —explica.

«Mierda. Ojalá el mío tuviera».

—¡Como sea! —le respondo, alterada—. ¿Por qué me llama? ¿Me denunciará por «arruinar» su Navidad?

¡Sería el colmo!

¿Qué haría Santa Claus si fuera carcelero?

Creo que no dudaría a la hora de encerrarme en una mugrosa celda...

«Jo, jo, jo. Esto es para que aprendas a respetar la Navidad».

Me estremezco.

«Vaya imaginación tengo».

—No, solo quería pedirle perdón. —Levanto una ceja, incrédula, pero no digo nada—. No debí hablarle así. Me comporté de forma irrespetuosa.

A pesar de todo, tiene modales, ¿eh?

Asiento con la cabeza.

—Disculpas aceptadas. Adiós.

—Espere, quisiera saber por qué...

Cuelgo.

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☕ N/A:

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📃 Nota: Me encantaría ver a Santa Claus de carcelero, ja, ja. 🎅🏻

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Nos vemos en la próxima actualización. <3

Abrazos virtuales,

L. P. L. 🖤✨