Capítulo 17

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

EMMA

—Owen, ya para —le pido riéndome mientras besa mi cuello.

—No quiero... Pude haberte perdido, joder. Déjame disfrutar de esto.

Sus labios recorren mi piel, dejando pequeños besitos. Su tacto es tan cálido como el colchón luminoso en el que nos encontramos. Sus brazos me toman, y en un fácil movimiento él se encuentra sentado a horcadas encima de mí. Ahogo un grito al notar su rapidez.

—¿Eres más fuerte acá? —le pregunto sorprendida por la facilidad que le tomó moverse, aún cargando conmigo y estando acostado.

—Aquí todo se aumenta, Emma —responde—. Todo dura más, todo es más fuerte, todo se siente más... —besa mi clavícula mientras se presiona contra mí. Suelto el aire que no había notado que estaba conteniendo cuando siento su dureza aplastando su ropa sobre la mía. Me mareo un poco ante la sensación, y un mar de sensaciones me invade, incluso más fuerte que antes. 

¿Será que estoy por pasar a mi fase de demonio? ¿O que se intensifica el deseo estando acá? De todas formas es algo tan... mágico. Como si se completara algo que está incompleto en mí.

—¿Lo sientes? —me cuestiona.

—S-sí —jadeo mordiendo mis labios ante su roce.

—No, boba. Eso no —ríe divertido—. Mis emociones, se están mezclando con las tuyas. Lo que siento y lo que sientes, ahora es lo mismo. Puedo ver tu aura haciéndose una sola con la mía. Estamos unidos de una forma más profunda, Honey.

Sus labios buscan a tientas los míos, y los roza con la mejor combinación entre lo dulce y lo salvaje, si eso puede ser posible. Parece querer devorarme lentamente y divertirse con un juego que me impacienta. Su lengua entra en acción pidiéndome permiso, y dentro, junto a la mía, comienzan a danzar a un ritmo pasional.  Ahí es cuando toda la situación se va de nuestras manos.

Empujo su camisa fuera de su cuerpo, dejándome ver sus abdominales jodidamente marcados... Por. Todos. Los. Cielos. Paso mi mano por su torso, sintiendo cómo mi corazón galopa. Mi mano va hacia el corazón de él, que late en la misma frecuencia que el mío. Me arrimo a él y paso mis brazos por detrás de sus hombros, profundizando nuestro beso.

—Quiero ver tus alas —le digo con la voz agitada. Me sonrojo al notar en qué estado estoy.

—¿Por qué quieres verlas? —pregunta Owen alzando una ceja mientras me vuelve a besar, pasando sus brazos por mi cintura, buscando mi sostén por debajo de la remera.

—Porque no quiero que el único ángel que haya visto en el cielo con alas sean tu hermano y Julie —le respondo.

—No los menciones —gruñe contra mis labios—. No ahora.

—Quiero ver tu torso con las alas, sin ropa arriba —le confieso y él alza más su ceja.

Y entonces dos gigantescas alas de ángel aparecen detrás de él. Tan blancas y hermosas que me dejan perpleja. El brillo del colchón energético —o como sea que se llame— se refleja en ellas. Parecen irreales. Los ojos de Owen buscan los míos, parecen de un celeste líquido, intenso... 

Mis manos rozan sus alas y el cierra los ojos, suspirando. Al ver su reacción, lo beso mientras busco más y más en su plumaje suave y esplendoroso. Éstas se abren aún más y Owen gime de placer. Luego, sus párpados se abren, y en sus pupilas dilatadas distingo algo: deseo.

—No sabía que tocarte las alas provocaba eso...

—Yo tampoco, pero como sigas no podré parar, Honey...

—No quiero que pares —le confieso.

—¡Cielos! Tampoco quiero parar —sus labios van hacia el lóbulo de mi oreja, y en ella susurra: —¿Te das cuenta de lo que haces? Estás provocando deseo en un ángel, cuando en el Cielo casi nunca pasa. ¿Qué es lo que me estás haciendo, Honey? ¿Qué clase de ser maligno y seductor eres? —gime otra vez y muerde mi lóbulo.

Río cuando sus manos buscan sacarme la remera pero ésta se traba. Maldice y luego parece sorprenderse de su acto. Finalmente me saca la prenda y mis pechos quedan expuestos ante él. Me sonrojo al instante que lo veo contemplarme y morderse el labio. 

—Owen... Tal vez no debamos... Está tu hermano y él dijo...

Ahueca sus manos contra mis pechos y sonríe. —A la mierda mi hermano.

—P-pero... está aquí mismo y...

—No paso nada en nuestra primera vez con Steven estando cerca —asegura mientras me atrae más contra él, presionándome lo suficiente en esa zona.

—Steven no estaba en la casa —le recuerdo, alejando mi cara de la suya.

—A la mierda mis dos hermanos —dice, tomándome del cuello y besándome. El impulso me lleva a acostarme sobre el colchón de energía, sintiendo el peso de Owen sobre mí. Sus besos vuelven a mi cuello, y esta vez, también pasan por mi torso. 

¿Estaré dejando que el campo de energía en el que estamos me influencie de esta forma y no me haga pensar con claridad? ¿No debería estar preocupada porque estoy en un lugar desconocido?

—Puede que sí nos esté influenciando, pero en sentirnos mejor y más aliviados, no sobre esto —contesta Owen al escuchar mi mente—. Y no quiero que te preocupes, nadie te tocará Honey. Excepto yo, de otra forma, si es que puedo —me guiña un ojo al terminar su frase y yo me río como una tonta. 

Cuando Owen vuelve a mi boca, paso mis manos por su cuello para volver a tocar sus alas. De inmediato suelta un gemido y siento cómo relaja su cuerpo, cayendo directamente encima de mí. Mi risa se vuelve más sonora, a pesar de que literalmente me esté aplastando. Sigo rozándolas y él se retuerce de ¿placer?  Vaya poder con sólo tocar sus alas.

—Emma, ¿por qué no hicimos esto antes? 

—Porque no quería que me aplastaras —le digo en broma.

—¡Uy! ¡Lo siento! —de inmediato se levanta, literalmente volando. Vuela dos metros para arriba para asegurarse de que estoy bien. Jamás imaginé cómo se vería Owen medio desnudo volando arriba de un foco luminoso, pero si alguien me lo contara difícilmente lo creería.

Su rostro es lo primero que capta mi atención, además de esas dos alas revoloteando; los ojos se ven líquidos y más claros de lo normal, y la luz baña esas facciones hermosas con las que él fue perfectamente dotado. Al igual que su cuerpo masculino y sus piernas colgando en el aire. 

—¿Te hice daño? 

—No, Owen. Ven —me siento sobre el "colchón".

—No sabes qué vista hermosa tengo desde acá —dice y me sonrojo.

—Lo mismo digo —concuerdo, observándolo acercarse.

Cuando llega al colchón me envuelve entre sus brazos, dándome un gran abrazo. Sus brazos rodean mi cintura, estrechándome con él. —Prométeme algo —habla.

—¿Qué cosa? —le cuestiono.

—Quiero que me prometas que si amenazan mi vida, no te pondrás adelante de mí. Quiero que me prometas que cuidarás tu vida, que serás sólo un poco egoísta y pensarás en ti.

—Owen, no puedo...  No podría no salvarte. ¿Qué haría si te pierdo?

—No, Emma. Ya me has salvado muchas veces. Me rescataste de mí mismo. Y estoy muy seguro de que podrías continuar sin mí, eres fuerte.

—Eso no es cierto —susurro.

Owen deposita un casto beso sobre mi nariz y toma mi barbilla, para que mis ojos se encuentren con los de él. —Lo eres. ¿Me lo prometes?

—No me pidas eso, por favor no lo hagas, no puedo cumplirlo. No puedo prometer algo que sé no voy a cumplir.

—Inténtalo —me ruega. 

—Vale, lo intentaré —digo, pero no muy convencida. De todas formas, esa respuesta le hace feliz, y una sonrisa aparece en su rostro. Se acuesta a mi lado, dejando su espalda para arriba, tapándome a propósito con una de sus alas. Intento quitármela de encima pero no puedo, así que la empiezo a tocar y ahí él comienza a retorcerse. Eso me da ventaja y me siento sobre él, teniendo una vista completa de toda su espalda.

Mis manos se pasan por sus alas una y otra vez. Él jadea, pero no hace nada para luchar contra mí. Definitivamente, Emma Cusnier ganó la batalla.

—Ya sé cuál es tu talón de Aquiles —bromeo.

—Eh... ¿qué? —habla con voz adormecida. 

Entonces escucho un "toc, toc" de la puerta, y un Emmanuel con las alas extendidas y de brazos cruzados aparece en ella. Owen, se remueve de abajo y me tapa con su cuerpo y una de sus alas. Siento toda la sangre de mi cuerpo helarse ante la mirada con una ceja elevada que nos da el gemelo de Owen, luego éste sonríe y niega con la cabeza.

—Debí de imaginarme ésto —susurra para él mismo, pero hablando fuerte, sin temor de compartirnos sus pensamientos—. Mi hermano jamás siguió reglas. 

Una carcajada de Emmanuel invade la habitación y sonríe con una expresión que no puedo descifrar a su hermano.

—Los esperaré afuera, tengo muchas cosas para hablar contigo, Emma —me observa y no detecto maldad en su mirar. Entonces sale de la habitación, cerrando la puerta detrás de él. Dejándome con las mejillas ruborizadas.

—Bienvenida oficialmente a mi mundo —comenta Owen con tono sarcástico, pero ahora no tengo miedo de conocerlo, a pesar de saber que acá es el territorio enemigo, en lugar de eso una curiosidad enorme me invade por completo.


7u7 

¿Les gustó el capítulo? ¡Espero que sí!

Ahora, en el siguiente, podremos saber de Emmanuel, y... ¿quién sabe qué más?

¡Nos leemos MUY PRONTO porque ya tengo bastante escrito de ese capítulo!

-Bri. :)


PD: A Owen le gusta que le toquen sus alas.
Me recordó a mi gato cuando lo acaricio, jajajajaja. Okno.

PD2: Emmanuel es un entrometido, jajajaja.

PD3: Me voy a dormir un poquito más, me desperté en el medio de la madrugada diciendo: "¡tengo que terminar de escribir!". ¡Los amo!


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro