Capítulo 5

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

EMMA

No quiero pensar en abrir los ojos sabiendo lo mismo que todos los días, que será otro sin ver la luz del sol, estando aquí, encerrada, cautiva gracias al miedo de ser capturada, ¿irónico, no?

Pero aun así, sé que debo despertarme... Intento moverme pero algo me lo impide: un brazo que me tiene agarrada de la cintura...

La cintura desnuda...

Toda yo misma desnuda.

Tengo la mejilla en algo cálido que se mueve en un suave compás, haciéndome recordar qué pasó esta noche. Al dar la primera mirada del día, me encuentro con el pecho de Owen siendo mi almohada y sus brazos mi sostén. Nuestras piernas están enredadas junto a las sábanas. Él está completamente despeinado —me pregunto cómo debo estarlo yo—, parece muy cansado, pero al mismo tiempo, sumamente tranquilo.

Sonrío.

No creo lo que hemos pasado.

Cada caricia anhelada, cada beso sellado como un pacto de amor que jamás se romperá, cada palabra dicha.

Mi primera vez con alguien...

Suspiro.

¿Habrá cambiado algo en mí?

Me libero con mucha dificultad de su amarre, una vez logrado eso, busco mi ropa interior tirada sobre el suelo, también tomo la camiseta de Owen y me dirijo hacia el baño con cautela -y un poco de dolor en mi entrepierna, aunque no le hago mucho caso-.

El espejo, esta vez, me devuelve a la Emma de siempre, no a la chica-de-ojos-raros que apareció ante mí hace varias horas atrás.

Me visto con esas pocas prendas y me cepillo los dientes.

Emma del espejo sonríe, no parece haber algún tipo de cambio en mi persona. Me tranquilizo. Aún tengo sueño y no quiero salir, no todavía, sino que deseo fundirme otra vez en los brazos de Owen, dormir junto a él y sentir su respiración sobre mi piel, al menos por un rato más.

Con él.

Las mejillas de mi reflejo se tiñen de un tono rosado y, de esa forma, camino hacia nuestra cama otra vez, subiéndome a ella con delicadeza de no despertar al ángel durmiente. Sonrío ante ese término, es gracioso que antes, hace unos años, relacionara a los angelitos con niños adorables, buenos y regordetes, de cabello especialmente rizado y rubio, y una apariencia inocente. ¡Já! Sí, claro... inocente.

Me acuesto a su lado, enfrentándole, mirándolo y acariciando su cabello mientras de sus labios sale una sonrisa que hace a mi corazón acelerar.

Los ángeles, como también me los imaginaba, tenían una belleza inigualable, tanto por dentro como por fuera, como protectores, guardianes de nuestras vidas. Y él definitivamente es el mío... aunque diferente.

Honey... —susurra adormilado, estirando su brazo y llevándome con él entre sus sueños.

—Shh —le digo—, estoy aquí.

Él suspira.

—No te vayas. Quédate conmigo, por favor, no me dejes —suplica estrechándome más, ¿qué estará soñando? Puedo sentirlo temblar, aumentar su respiración...

—No te dejaré, estaré contigo siempre —le doy un beso en el hombro y acepto su abrazo.

Él se calma y relaja, regresando a su ritmo normal y sereno. Vuelvo a cerrar los ojos, aun queriendo dormir y apagar los pensamientos por un rato más.

«Emma, tú no me conoces, yo sí. En este momento estoy dentro de tu mente, vigilándote... Las decisiones que has tomado marcarán un camino, uno que ya estuvo destinado para ti desde tu nacimiento, pero que a pesar de eso era incierto hasta el momento; y aunque tengo cosas que discutir, y no todas especialmente contigo, es importante que sepas distinguir, permitir, seleccionar, negar y elegir qué harás de ahora en adelante. Pronto tendrás una visión general de todo. Incluso de ti misma.

Todo se pondrá difícil y no falta mucho para eso, inclusive yo no puedo saberlo, pero lo siento: se acerca ese momento.

No puedo permitirme esta... conexión, es la primera vez que lo hago y es peligroso. No habrá más que esto hasta verte personalmente.

Mantén la guardia, Emma. Esto no es un libro en el cual todo está escrito: si fallas, mueres. O algo peor.

Por cierto, feliz cumpleaños.

Nos vemos pronto».

Parpadeo sintiendo la cama, el mundo, demasiado grande, y yo, demasiado pequeña. Ya no recibo el calor de la piel de Owen contra la mía, sino que su ausencia se mese sobre mí como un mal augurio escrito entre paredes desgastadas por el tiempo; ¿qué ha pasado con él? ¿Qué hora será? Estiro mis piernas aún adormecida. ¿Qué fue ese sueño? Recuerdo las veces que soñé cosas así de extrañas, atribuyo que seguro fue una memoria perdida, una de esas tantas que he olvidado, y que su aparición ha ido disminuyendo de a poco, aunque cada tanto atacan a mi mente.

Me muevo bajo las sábanas intentando salir de aquella prisión tan deliciosa, de mi escudo contra el miedo, pero al hacerlo siento un denso olor a naturaleza... A rosas.

Enérgicamente me levanto, sentándome sobre mí en la cama y viendo varios ramos de flores arriba del colchón, dándome la bienvenida.

Muchísimas flores y de varios colores. ¿Pero qué...?

Owen me sorprende dándome un beso en la frente, inclinándose hacia mí, tiene unos jeans oscuros y una camisa a cuadros azules que van perfectamente con sus ojos. Estaba callado a un costado de la cama viendo toda la escena de mi despertar... ¡Por el amor de todos los ángeles!

¿De dónde sacó las rosas? ¿Él se ha expuesto a salir por esto? ¿Para buscar las flores? Prácticamente salto a sus brazos, o mejor dicho: tomo y tiro de sus brazos hacia mí. Él cae sobre mí, junto mis manos detrás de su cuello mientras él se sostiene colocando sus brazos a cada lado. Y le beso. Le beso y me besa, de una forma tan dulce que me dan ganas de llorar. Como bien dicen muchos: dentro de lo malo, siempre hay algo bueno. Owen es lo bueno en este caso. ¿Qué hice yo para merecer a éste chico?

Él sonríe contra mí.

—Me volviste loco, eso hiciste.

Su mano derecha roza, suave, por mi mejilla, y luego acomoda un mechón de cabello detrás de mi oreja. Rompe nuestro beso y se sienta sobre sus piernas, intento hacer lo mismo, pero me es imposible: me toma como a un bebé, en sus brazos, y luego me acomoda sobre su regazo. Comienzo a reír en el acto por su culpa.

—¿Qué haces?

Agarra una rosa y la sostiene frente a mí.

—Emma Cusnier, ¿quiere usted decirme cómo se siente esta mañana? —Su intento de parecer elegante me da más risa. No sé si es porque le sale o porque me pone nerviosa... Tal vez por ambas—. Le traje algunas rosas, no sabía qué tipo de flores le gustan, es mi error no haberle preguntado con anterioridad, pero espero que sean de su agrado y...

—¡Ay, Owen! ¡Me sonrojas! ¡Ya basta! —no puedo dejar de reírme de la situación. ¡Cielos! ¿Desde cuándo a Owen le pinta el Edward Cullen? ¡Es muy raro!

—Oh, lo siento Emma. ¿Te he hecho sonrojar? Me hace bien ver rubor en tu rostro, y más que sea gracias a mí, claro.

Y exploto en carcajada. ¡No puede ser tan... tan... tan Owen!

«Pero soy Owen, Emma. Me alegra que te rías de mí», dice.

«¡Eres un bobo!», le digo a su mente.

«Y te gusto».

«Me encantas».

—Son realmente hermosas... Pero estoy enojada contigo, ¡es peligroso que salgas de aquí! Ya sabes que si finalmente te reconocen quedarás en la lupa, es mejor que, a pesar de que se está haciendo obvio, ¡que no crean que estás de mi lado! Y tú simplemente...

—Yo simplemente me arriesgo para hacerle un buen regalo a mi novia en su cumpleaños, yo simplemente estoy dispuesto a que me descubran si es por ti, porque simplemente te amo.

—No es justo —susurro haciendo un puchero.

Él frunce el ceño. —¿El qué no es justo?

Toco su barbilla y sus ojos azules me atrapan, hipnóticos.

—No es justo que no puedo estar enojada contigo —le sonrío y él hace lo mismo—, aunque eso no quiere decir que no sigo pensando que fue una locura.

—Ya te dije: estoy loco por ti.

—¡Eres un cliché andante!

Ambos reímos para luego callar y simplemente contemplarnos. Él me acuesta sobre la cama para luego recostarse a mi lado. Sus ojos son intensos, puedo verme reflejada en ellos, observar el amor, la complicidad... Recorro su rostro con la vista, partiendo desde aquella mirada hacia sus labios carnosos, que tanto conozco, su mandíbula, su pelo despeinado como suele usarlo, su hoyuelo que aparece con una gran sonrisa de feliz cumpleaños —sí, como si él fuese el cumpleañero en vez de mí—. Sus dedos cálidos rozan mi boca y sé lo que está pensando, lo que ese tacto produce en nosotros: recuerdos, recuerdos de ayer, de hoy. Recuerdos nuestros.

—¿Cómo te sientes, Honey? ¿Sientes algún cambio?

—Bueno... estoy un año más vieja y eso... Pero no me siento de esa forma y... ¿Acaso se nota que tengo diecisiete ahora?

—No me refería a ese tipo de cambio... Ya sabes —su rostro se enciende— por lo de anoche. Te... ¿duele?

—Owen, ¿estás ruborizado? ¿En serio? Wow, puedo producir un efecto extraño en ti...

—Emma...

—¡Hey! Incluso estoy robando tu parte de la frase, ¡já! Creo que debo alejarme un poco antes de convertirme en angelito arrogante versión chica híbrida.

—¿«Angelito arrogante»? ¿Ese es mi nuevo apodo? —su hoyuelo parece estar burlándose de él esta vez.

¿Por qué tengo tantas ganas de reír hoy?

—No, no tengo ningún cambio... creo. ¿Tú qué dices?

Sus labios se aproximan a los míos, impactando en ellos.

—Estás muy guapa —dice—, y sonriente.

—¿Tú cómo estás? -le pregunto.

—Perfectamente. Jamás imaginé que podría sentirme así...

—¿Fue muy diferente conmigo que con tus pasadas admiradores? —le cuestiono un tanto en broma, aunque con solo pensarlo, los celos se aproximan.

—Uh...

¿«Uh»? ¿¡Qué rayos significa «uh»? Sí, conociendo su aspecto, su magnetismo, todo de él, seguro estuvo con muchísimas chicas muy lindas, de esas que ves en las revistas y atribuyes su belleza al editor. Seguro que... —Oh, ya veo... Pregunta equivocada —consigo decir antes de seguir armando teorías acompañadas por imágenes y celos en mi mente.

—No, Emma.

—¿No qué?

—Fue único —menciona.

Pero yo sé que lo dice porque no quiere hacerme sentir mal. Seguro él es como esos chicos que se acostaron con un montón de mujeres antes de su novia, ¿por qué se me ocurrió esa jodida pregunta?

—Emma, basta... Eso que piensas es... Todo lo contrario yo...

—¿Tú?

—Soy... Bueno, era...

—¿Eras?

—¡Ay, joder! No había estado jamás con una chica...

Me quedo pasmada. ¿Qué él jamás? Uh... Eso es raro. ¿Me estará mintiendo? ¿Cómo es que jamás...? ¡Cielos! ¡Hasta me es extraño pronunciar! Todo él era tan seductor, tan arrogante... Es imposible. Pero en su mirada puedo ver la verdad: él no miente. ¡Él no miente! ¿Por eso estaría nervioso antes?

—¿En serio?

—Sí.

—¿Eras virgen?

Él se rasca el pelo.

—Uh...

—¡Cielos! ¡Corrompí a un ángel!

Owen comienza a reír y se acerca para besar la punta de mi nariz.

—O yo a ti, creo que igual ya estábamos bastante corrompidos... Más tú, ¡con todo eso que lees!

—¡Oye, respeta mis novelas! —digo con una carcajada—. Ambos nos corrompimos mutuamente —le susurro aún impactada por la noticia—. ¡Y yo no sabía!

—No tenías por qué saberlo... En mi mundo no acostumbramos a eso... Además es algo que me prometí cuando mamá murió. Sabía cuánto le había hecho daño la partida de... —traga— Josha. Él le había hecho daño, pero no cuando escapó al mundo humano... ¿sabes?

Muevo mi cabeza de lado a lado, negando. ¿Ella no falleció en el momento que se enteró de la partida de Josha?

«Mamá murió cuando se enteró que Josha estaba con una humana. Y la madre de Steven no fue la primera humana con la que estuvo... Aunque sí la única con la que tuvo un hijo», dice en mi mente.

«Steven», pienso.

—Me prometí que no haría sufrir a alguien de esa forma, que no estaría con alguien que no amara —continúa en voz alta—. Puede que suene muy... extraño, pero fue así. Vi cómo eso afecto a mamá, y cómo lo hizo también conmigo.

«Yo hice todo lo posible para no seguir los pasos de mi padre, hasta con eso», termina diciendo por telepatía.

Todo lo posible para no parecerse al padre, eso es muy fuerte...

—¿Y cuándo alardeabas de que estuviste con muchas chicas?

—Era eso: alardeos. Además que me gusta ponerte celosa.

«Tonto», le envío mentalmente, y busco sus brazos, que me encuentran rápidamente sin vacilar.

«Preciosa», murmura él.

Vaya forma extraña de comenzar mi cumpleaños que estoy pasando.

Hermosa y extraña forma.


¡Bien, esto lo escribí dos veces! x.x

Me funcionaba mal el wattpad y escribí dos veces toda la parte final. So, ¡ya son las seis de la mañana y tengo que estudiar! ¡Mier... coles y jueves! Jajajajajaja. Así que... ¡espero que les haya gustado! No tenía planeado dejarlo aquí (quería hacer su cumpleaños completo, pero sí me tomaba esa molestia, no actualizaría en otra semana -ya que ésta está complicada, repleta de exámenes-).

¿Qué opinan de Owen... ¡virgen!? ¡Eso sí que yo ni me lo esperaba! (?) jajajajaja.

Muchos besos a Maricruz. :D

¡Un beso enooooooooooooooooooorme (de parte mía y de Owen) a Astrid (sofiahv26) ¡este capítulo va dedicado para vos!

Y con esto, me despido con muchos besos y hojas a estudiar.

¡Los quiero!

Gracias por leer :)

-Brisa.






Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro