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Ambos se miraban con mucha pasión, uno sacudió su manzana de Adán por los nervios de lo que iba a acontecer, pero no podían postergarlo más, un año de noviazgo les pasaba factura, los simples manoseos a sus pechos y muslos no eran suficientes, tampoco las caricias a sus partes íntimas, nada era suficiente, era consumar el acto o nada.

Singto se acercó hasta casi rozar su nariz con Krist, quién estaba respirando irregularmente por la tensión que se palpaba en el aire, con sus manos hizo contacto en el cuello blanquecino del pelinegro, subiendo tan lentamente que Krist pegó sus cinturas para que sus miembros chocarán y frotaran, el ambiente dictaba que el contacto de las pieles fuese rápido.

Sus labios se unieron salvajemente, pronto Krist empezó a desabotonar la camisa de Singto pero perdió la paciencia y rompió los botones, se separó un momento del beso para contemplar el pecho bien formado del moreno, miró con lascivia tal obra de arte, paso sus manos por cada músculo marcado y se agachó para lamer meticulosamente las líneas de la musculatura.

Singto jaló de su pelo para ponerlos cara a cara, lo miró sólo un segundo, segundo que demostró cuántas ganas se tenían y fué al ataque de su boca, los belfos sensibles soportaban cada mordida y jalada, ambos labios se encontraban hinchados y rojos, Singto hizo su camino para atacar el cuello de Krist, era tan sensible ahí que empezó a gemir abiertamente por las caricias y mordidas otorgadas por la boca del moreno, Singto agarró el miembro ajeno cubierto por ropa y masajeo lo que pudo para que Krist gimiera con ganas, se deleitaba de los gemidos del pelinegro.

Pronto la ropa empezó a sobrar y las ganas de recostarse se intensificaron, Singto subió por los muslos a Krist y lo ciño a su cintura para caminar al cuarto que se encontrará próximo, sin perder la intensidad de los besos en el cuello de Krist, cuando sintió la primera puerta se adentró en ella y caminó rápidamente a la cama dónde recostó a su pelinegro, con prisa quitó la camisa que cargaba Krist y contempló la piel blanca del pelinegro, era inmaculada, a pesar de no tener musculatura marcada para Singto era una obra de arte, paso sus dedos en delicada caricias que sólo tenían un objetivo, quitar el resto de ropa tales cómo pantalón y ropa interior, a Krist le hizo cosquillas cuando los dedos de Singto se tardaron más de los usual en su cintura pero se excitó en demasía cuándo el aire chocó en sus genitales y la mirada de Singto se poso en él al desnudo, el cuarto era un estallido de feromonas, podría jurar que toda la casa era una mezcla de las feromonas de su alfa y las suyas, su entrada lista en lubricación para recibir el miembro de Singto.

El moreno se quitó su ropa restante de manera rápida y se reunió con su omega en la cama, sus dedos vagabundearon la entrada de Krist y quedó complacido de lo humeda que la encontró, sus dedos exploraron el interior del pelinegro, Krist se sentía en una nube, los dedos del alfa eran expertos, recorrían sus paredes de forma placentera.

El ambiente se encontraba cargado de feromonas, jadeos, gemidos, calor y gritos de placer, estaba muy cargado de tensión sexual.

Singto consideró suficiente la preparación que le dió a Krist para recibir a su miembro, alineó su pene en la entrada palpitante del omega y sólo introdujo la cabeza, Krist ahogó un grito agudo y soltó un gemido ahogado mientras arqueaba su cuerpo por la invasión, lentamente Singto fue sumergiéndose, abriendo de manera sutil las paredes del pelinegro, esperó a que Krist se acostumbrara a su miembro para moverse.

No duró mucho la espera, con un movimiento de cadera el omega se auto penetró, dando luz verde para que Singto se moviera, fue lento al principio, pensando en la comodidad de Krist, pero su lado carnal lo gobernó por unos momentos y empezó a moverse de manera rápida y bestial, sus bolas chocando contra el culo de Krist creando un sonido morboso que sólo aumentaba el lívido de los participantes del coito, el cuarto se llenaba de gritos y gemidos.

El climax se encontraba cerca para los dos, Krist alzó un poco sus caderas para recibir más profundo las estocadas de Singto, el moreno contemplaba en primera plana la cara de placer de Krist, ojitos llorosos, mejillas rojas, boca abierta y llena de saliva que se escapaba por sus besos y cómo esos ojos los miraban pidiendo más.

Estaban perdidos en uno por el otro, antes de llegar finalmente a su climax, volteó rápidamente a Krist y mordió su cuello, justo en el lugar donde un alfa marca a su omega, el orgasmo de ambos llegó, extendiéndose por causa del importante pasó que ambos tomaron, Singto se fue moviendo cada vez más lento mientras anudaba a su omega, quién se encontraba de ojos cerrados llorando por tantas sensaciones a la vez, tanto placer y amor lo hicieron sentirse abrumado de buena manera.

Ambos, con respiraciones entrecortadas, esperaron un poco para ir por otra ronda, iba a ser una noche muy larga, y pensar que no se encontraban en celo.

❤️❤️❤️

Singto corría rápidamente por los pasillos del hospital, no podía creer que su padre no le hubiera informado de la situación, si bien la reunión era importante, su pareja lo era más, se encontraba frenético por ver si su omega se encontraba bien.

Llegó al cuarto dónde le habían dicho se encontraba su pareja, la abrió a riesgo de despertarlo pero lo que encontró lo dejo paralizado.

Su Krist se encontraba con su pequeña cría en brazos, lo estaba meciendo mientras le cantaba una canción de cuna, a pesar de que no lo veía, sabía muy bien que estaba sonriendo.

Krist se dió cuenta de la presencia de su alfa hacía rato, estaba esperando que se acercará pero en vista de que no lo hacía alzó su vista para ver qué pasaba, encontró a su pareja paralizado en la puerta, y con una sonrisa amorosa lo invitó a pasar a conocer a su bebé, el hijo de ambos, Fiat.

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