chapter sixteen

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─Siéntate ─Le dijo Peter a su mellizo. Peeta le obedeció y se sentó en una silla un tanto baja.

Peeta le pidió a Peter que le cortara el cabello pues este crecía muy rápido, Peter como no tenía nada que hacer, accedió.

Tomó unas pequeñas tijeras y le colocó un cubridor para que el pelo no se le pegara a la ropa.

─Cuando estaba en la mansión del presidente Snow, conocí a Mary Cresta. ─Peeta al escuchar la información, casi se ahoga.

─¿!Qué!? ¿Y hasta ahora me lo dices? ─Exclama Peeta tratando de voltear la cabeza, sin embargo, Peter le obligó a mantener la vista al frente.

─Vista al frente Peeta, no quiero hacerte un desastre en la cabeza. ─El de pelo largo tomó un mechón de pelo entre sus dedos y fue cortandolo poco a poco. ─Y bueno pues perdóname, no me acordé.

Peter se alzó de hombros, a lo que Peeta bufó.

─¿Cómo es ella?

─Es divertida. Audaz. Muy bonita. ─Describió el de pelo largo, haciendo que Peeta sonriera de par en par.

Mary Cresta es la ganadora de los 73th juegos del hambre. Era la hermana menor de Annie Cresta y Peeta tenía un gran enamoramiento desde que la vió en televisión.

─Es la chica de mis sueños. ─Dijo Peeta en un tono soñador.

─Y solo de tus sueños porque nunca la vas a conocer en persona. ─Peter se rió, Peeta le pegó una patada. ─¿Si sabes que tengo una tijera y te puedo destruirte el cabello?

─Ya bueno, perdón. ─Peeta rodó los ojos con diversión. ─¿Has visitado a mamá?

Peter sintió una sensación amarga en su garganta, negó con la cabeza. Peeta hizo una mueca.

─Lo entiendo, ha estado bastante irritable estos días.

─¿Cuando no está irritable? ─Peeta le dió la razón y ambos se rieron. ─Pero hablé con papá el otro día, le pregunté que tal estaba todo y se oía bien.

─Tengo que cumplir jornada después. ─Peter bufó.

─¿No te quedas a almorzar? Hice espagueti.

─Bueno, ya que insistes. ─Peter rió brevemente y agarró el peine que estaba en la mesa, lo pasó por el cabello rubio de Peeta para hacer q los mechones sueltos de cabello restantes, cayeran al suelo.

Le hizo unos retoques más y luego le pasó un espejo a Peeta.

─Mírate y dime que te parece. ─Peeta comenzó a mirarse en el espejo mientras Peter iba a lavarse las manos para servir el almuerzo.

─Está genial. ─Es lo único que dice antes de quitarse el cubridor e ir a limpiar el cabello que yace en el suelo.

Luego de un rato ambos están almorzando y hablando de algunas tonterías.

─¿Te sientes preparado para ser mentor? ─Pregunta Peeta de repente haciendo que Peter casi se ahogue con la comida.

La verdad es que Peter no había pensado en eso, cuando se elaboraron las reglas de los juegos, se determinó que cada veinticinco años el aniversario se conmemoraría con el Vasallaje de los Veinticinco. Sería una versión ampliada de los juegos en memoria de los asesinados por la rebelión de los distritos. Este año se cumplían veinticinco años desde el último.

Peter no se sentía listo para mandar a dos (o más si es como en el caso de Haymitch) personas de su distrito a su inminente muerte, especialmente si eran menores que él.

El solo hecho de ser objeto de juego del Capitolio le generó repugnancia. Aún así mantuvo una expresión neutra.

─No es algo para lo que se prepare, te obligan y ya. ─Informó Peter con un deje de tristeza. ─Así que no, no estoy preparado.

Peeta hizo una mueca y lo abrazó brevemente.

─Puedes contar conmigo siempre, lo sabes ¿Verdad? ─Peter asintió cortamente y se dedicó a terminar su almuerzo. ─¿Y tú sesión de fotos? Oí que le hicieron una a Katniss ayer.

─Yo no tengo una. En todo caso Portia vino hace unos días y me probé varios trajes. Pero en sí eso de la sesión de fotos fue una excusa que Haymitch usó para librarnos de Thread. La sesión de fotos era más para ver cuál vestido debía usar Katniss para la boda. ─Peeta asintió comprensivo.

Cuando Peeta acabó de almorzar se despidió de su hermano.

─¡Recuerda venir a cenar! ─Exclamó Peter desde el lavabo.

─¡Seguro! ─Exclamó de vuelta y luego cerró la puerta.

El resto de la tarde fue completamente aburrido, Peter se dedicó a cuidar de su jardín, a pintar y a hornear algunos panecillos para luego llevarlos a casa de Katniss, ya que eran los favoritos de ella.

Peter decidió encender la televisión un rato.

Ahí está Caesar Flickermanhablando a una multitud que lo observa de pie, enfrente del Centro de Entrenamiento. Presenta a Cinna, que se ha convertido en una estrella de la noche a la mañana gracias a los trajes que le hizo a Katniss para los juegos del año pasado.

Al cabo de un minuto de charla amigable, piden que miren la pantalla gigante. Peter observa las fotografías de Katniss y sonríe, también observa a Cinna, el cuál a confeccionado doce vestidos de novia. Caesar anuncia a la gente que tienen hasta las doce del día para votar a su favorito.

Peter estaba apunto de apagar la televisión hasta que Caesar avisa que se mantengan pendientes, pues viene lo mejor de la noche. El rubio alza una ceja, pero se mantiene viendo el programa, curioso por saber que es lo siguiente.

─Efectivamente, este año se celebra el setenta y cinco aniversario de los Juegos del Hambre, ¡Y eso significa que ha llegado el momento del Vasallaje de los Veinticinco! ─Peter puede jurar que siente su estómago encogerse.

Suena el himno y la garganta se le contrae de miedo al ver al presidente Snow subir al escenario. Lo sigue un joven con traje blanco que sostiene una sencilla caja de madera. Termina el himno y el presidente empieza a hablar para recordar a todos los Días Oscuros en los que nacieron los Juegos del Hambre.

Peter no puede evitar respirar pesadamente. Es exagerado hasta decir basta el terror que le tenía al presidente. Snow comienza a contar lo ocurrido en los vasallajes anteriores.

—En el veinticinco aniversario, como recordatorio a los rebeldes de que sus hijos morían por culpa de su propia violencia, todos los distritos tuvieron que celebrar elecciones y votar a los tributos que los representarían. ─Peter siente como su estómago se revuelve, se puso en los pies de los posibles tributos de aquel año y el solo hecho de que la gente votara en el para ir ahí, lo hizo querer vomitar. —En el cincuenta aniversario —Sigue diciendo el presidente—Como recordatorio de que murieron dos rebeldes por cada ciudadano del Capitolio, todos los distritos enviaron al doble de tributos de lo acostumbrado.

Peter sabe que ese fue el año en que Haymitch asistió y no puede evitar sentir algo de lastima por Haymitch.

—Y ahora llegamos a nuestro tercer Vasallaje de los Veinticinco —Dice el presidente. El niño de blanco da un paso adelante y sostiene en alto la caja mientras él la abre. Peter ve las ordenadas filas de sobres amarillentos en vertical. El presidente extrae un sobre marcado claramente con un 75, mete el dedo bajo la solapa y saca un cuadradito de papel. Sin vacilación, lee—: En el setenta y cinco aniversario, como recordatorio a los rebeldes de que ni siquiera sus miembros más fuertes son rivales para el poder del Capitolio, los tributos elegidos saldrán del grupo de los vencedores.

La respiración de Peter se atasca en su garganta. Sus ojos amenazan con soltar lágrimas y suelta varios sollozos secos.

El distrito 12 solamente cuenta con tres vencedores, Haymitch Abernathy, Peter Mellark...

Y Katniss Everdeen.

Peter suelta un desgarrador grito de frustración y furia inédita, trata de apagar la televisión varias veces pero por alguna razón no funciona.

Aprieta todos lo botones sin éxito, luego, aprieta tan fuerte el control que este termina hecho añicos en su mano. Rápidamente avienta los pedazos a la pared más cercana que tiene.

Se levantó de golpe y en un fuerte ataque de ira, agarró el sillón por debajo y lo volcó. Estrelló todas las cosas de vidrio que tenía a las paredes de su casa. Algunos vasos, varios platos, decoraciones, casi todo estaba roto y los vidrios en el suelo.

Las fotos, las pinturas, los papeles, absolutamente todo estaba rasgado de un momento a otro, patea la mesa y hace que esta, además de perder una pata, se estrelle contra la pared.

Peter jamás había experimentado un ataque de ira hasta hoy. Y ni siquiera era por él, era porque Katniss sí o sí, estaba obligada a ir a los próximos juegos del hambre.

Rompió todas las sillas de madera y la última que quedaba, la lanzó por la ventana y esta quedó en su porche. Finalmente se sentó en el suelo lleno de vidrios y comenzó a llorar sin parar.

Iba a tener que revivir cada pesadilla que tuvo, cada dolor que experimentó, el terror inminente de sentir que podía morir en cualquier momento, de que en cualquier momento podía presenciar la muerte de Katniss.

─¡Katniss! ─Exclamó pasándose las manos llenas de sangre por la ropa. Se levantó rápidamente y abrió la puerta, corriendo a la casa de su amada. Tocó la puerta varias veces y quién abrió fue la señora Everdeen.

Presenció su rostro deshecho por las lágrimas, sus mejillas rojas, sus ojos hinchados y sus manos ensangrentadas, sin embargo, Peter se limitó a preguntar:

─¿Katniss está bien? ¿Está en casa? ─La mujer rubia negó a ambas preguntas, y antes de que pudiera decir algo, el joven rubio se encontraba corriendo a casa de Haymitch.

─¡Haymitch! ─Exclamó una vez estuvo en su puerta. La abrió bruscamente y al verlo ahogarse en alcohol, se derrumbó y comenzó a llorar nuevamente de forma histérica.

El muchacho se acercó lentamente y aún llorando, se arrodilló a los pies de Haymitch y los abrazó. Balbuceó varias veces, tratando de decir su nombre.

─Tranquilo chico. ─Haymitch acarició su espalda suavemente. ─Estoy aquí.

Pasó un tiempo antes de que logrará formular las siguientes palabras:

─Tienes que dejarme ir Haymitch. Puedo protegerla, tengo que protegerla. ─Peter suplicó con desesperación y evitando llorar nuevamente. ─No puedo dejarla morir, no podemos dejarla morir, Haymitch. Prométeme que no la dejarás morir, no vas a dejar que muera, ¿Verdad?

Haymitch lo observó detenidamente, ni siquiera alcanzó a abrir la botella de licor, cuando el hijo del panadero apareció, desesperado y rogando por su ayuda.

─Haré todo lo posi...

─¡Eso no me basta! Necesito tu palabra Haymitch. Quiero tu palabra. ─Haymitch suspiró y alzó la vista al techo.

─Tienes mi palabra, Peter. ─El mencionado asintió, luego abrió la botella de licor de Haymitch y le dió un gran trago.

Dejó la botella en la mano de Haymitch, el cuál lo miraba con las cejas alzadas.

─Así no es como imaginé que beberiamos juntos. ─Peter no le hizo caso y se largó de su casa.

Cuando entró a su casa, contempló el desastre que había hecho. Acomodó el sillón y se sentó en este, mirando a la nada. Momentos después, la puerta se abrió bruscamente y la persona detrás de esta, observó todo con asombro.

─Peter... ─Jadeó el mellizo del mismo cuando vislumbró el desastre que había en la casa. ─Vine lo más rápido que pude.

Peeta se acercó a su hermano y lo abrazó con fuerza. Momentos después, se escuchó un portazo nuevamente, era el panadero.

El hombre observaba como sus dos hijos se abrazaban, se unió al abrazo.

─Peeta. ─Susurró el hombre. ─Trata de limpiar este desastre, yo cuidaré a tu hermano.

Peeta asintió y rápidamente se dispuso a realizar su tarea, mientras el padre de Peter lo cargó escaleras arriba.

Peter creyó que lo llevaría directamente a su habitación, pero su papá lo llevó al baño y comenzó a prepararle una ducha de agua caliente.

Cuando él y Peeta eran pequeños y tenían fuertes discusiones con su mamá. Su papá siempre les preparaba un baño caliente y dormía con ellos.

El panadero del distrito 12 preparó la bañera y luego de que estuvo lista, ayudó a desvestir a su hijo y lo puso en la bañera.

─¿Quieres hablar? ─Peter negó con la cabeza, aún mirando hacia el frente. ─Está bien, no hablemos de eso. ─El hombre mayor besó la frente de su hijo, tomó las manos ensangrentadas de este y le ayudó a limpiarlas y a vendarselas.

Cinco minutos fue lo que duró el baño, ante de que el señor Mellark ayudara a su hijo a ponerse la pijama y lo llevó a su habitación.

Lo sentó en la cama y se acercó a la ventana para abrirla de par en par, acostó a Peter y le colocó las sábanas encima.

Le dió un beso en la frente y salió de la habitación, Peter se quedó mirando al techo unos segundos.

Conociendo a Haymitch y a Katniss, ambos se habían derrumbado y todo sería un desastre. Peter tenía que ser fuerte, por ambos. A los pocos minutos entra Peeta, y a su mellizo se le ocurre una brillante idea.

─Peeta, ven aquí por favor. ─Pide Peter, Peeta le hace caso. ─¿Podrías hacerme un favor?

─Claro, por supuesto, lo que sea.

─Ve al negocio de licor de Ripper y dile que si le vuelve a vender algún tipo de licor o algo que contenga licor a Haymitch o a Katniss, lo delataré a los agentes de la paz. ─Peeta pareció atónito por su petición. ─¿Podrías hacer eso por mí?

Peeta asintió y salió de la habitación. Peter se acomodó y se volteó.

Al cabo de unos minutos, durmió un poco. Pero varias veces despertaba en la madrugada.




••••

Peter arrojó una caja vacía de licor a la mesa de Haymitch.

─Está hecho. ─Dice en tono firme.

─¿Que cosa? ─Pregunta Katniss, Haymitch mira el suelo.

─Tiré todo el licor por el inodoro. ─Haymitch se levantó de golpe.

─¿¡Hiciste que cosa!? ─Exclamó Haymitch incrédulo mientras tocaba la caja.

─Lo tiré todo. Vete a beber agua del inodoro si se te da la gana, pero no servirá.

─Comprará más. ─Peter se rió sin gracia.

─Por supuesto que no, anoche mandé a Peeta a decirle a Ripper que si les vendía una sola gota de alcohol a ambos, iba a delatarlo a los agentes de la paz. También fuí a buscarlo y le dí dinero por si acaso, pero si sabe lo que le conviene, va a obedecer. ─Peter esquivó a Haymitch cuando éste trató de acuchillarlo. En consecuencia, el mayor cayó al suelo.

─Lo que el haga no es asunto tuyo. ─Escupió Katniss furiosa.

─Oh, pero lo es, preciosa. Dos de nosotros estaremos en esa arena y uno será mentor. No podemos permitirnos estar borrachos en este equipo, sobre todo si se trata de tí, Katniss.

─¿Qué? ─Espetó la fémina indignada. ─Anoche fue la primera vez que me emborraché.

─Y mírate ahora.

─No te preocupes, te conseguiré más licor. ─Dijo Katniss hacia Haymitch.

─Entonces los entregaré a los dos. Así estarán sobrios en la cárcel.

─Discúlpame, pero... ¿Que sentido tiene todo esto?

─Te lo explicaré con idioma de señas para que lo entiendas. Dos de nosotros, vamos a volver a casa de Capitolio, uno como mentor y otro como vencedor. ─Peter hace un dos con los dedos, luego alza las cejas hacia Haymitch y lo mira como si fuera estúpido. ─Effie me enviará las grabaciones de los vencedores que siguen con vida, vamos a ver sus juegos y a aprender todo lo que podamos sobre su forma de luchar. ─Peter hace puños y los mueve en el aire. ─Vamos a ponernos en forma. Y a empezar a actuar como profesionales. Y uno de nosotros saldrá como vencedor, ¡Les guste o no! ─Peter sale de la habitación y da un fuerte portazo que se oye por toda la casa.

Después de unos cuantos días, Katniss y Haymitch acceden a comportarse como tributos profesionales. Todas las noches veían los resúmenes de los juegos en los que ganaron los vencedores que siguen vivos. Peter toma copiosas notas, Haymitch ofrece información sobre sus personalidades y, poco a poco, empiezan a conocer a la competencia.

Todas las mañanas hacían ejercicio para fortalecerse. Corrían, levantan cosas y estiran los músculos. Todas las tardes trabajan en las habilidades de combate, lanzan cuchillos, se enfrentan cuerpo a cuerpo; incluso Katniss les enseñó a trepar árboles. En teoría, los tributos no pueden entrenarse, pero nadie intenta detenerlos.

En cualquier caso, en los años normales, los tributos de los distritos 1, 2 y 4 aparecen sabiendo blandir lanzas y espadas. Eso no era nada, en comparación. Después de tantos años de maltrato, el cuerpo de Haymitch se resiste a mejorar. Aunque sigue siendo muy fuerte, se queda sin aliento con una carrera de nada. Y cabría pensar que un tipo que duerme todas las noches con un cuchillo sabría cómo acertar con uno en la pared de una casa, pero las manos le tiemblan tanto que tarda semanas en conseguirlo.

Por otro lado, a Peter y a Katniss les sienta muy bien el nuevo régimen. Además, da algo que hacer, aparte de aceptar la derrota. La madre de Katniss les pone una dieta especial para ganar peso. Prim cuida de sus músculos doloridos. Madge les pasa en secreto los periódicos del Capitolio que le llegan a su padre. Los pronósticos sobre quién será el vencedor de los vencedores los sitúan entre los favoritos.

Incluso Gale aparece en escena los domingos y, pese a que no aprecia ni a Peter ni a Haymitch, les enseña todo lo que sabe sobre trampas. Peter y Gale dejan sus diferencias de lado, aunque Gale siempre le envía una que otra mirada.

El día de la cosecha hace un calor bochornoso. La población del Distrito 12 espera en la plaza, sudando en silencio y vigilada con metralletas. Katniss está sola en una pequeña zona delimitada con cuerdas, y Peter y Haymitch están en un corral similar a su derecha. La cosecha dura un minuto. Effie, reluciente con una peluca de metal dorado, no exhibe su brillo de siempre.

─Cómo siempre, las damas primero. ─Effie se acerca lentamente a la urna y tarda un momento antes de tomar el papel y decir en voz alta: ─Katniss Everdeen.

La mencionada mira al frente con una expresión vacía, luego, una lágrima cae.

─Ahora, es momento de elegir a nuestro tributo masculino. ─Effie camina hacia la urna opuesta y tarda un momento antes de tomar uno de los dos papeles que se encuentran. ─Haymitch Abernathy. ─Anuncia con voz ahogada.

─Me ofrezco como voluntario. ─Dijo Peter de inmediato, Haymitch lo tomó del brazo con fuerza y le contempló detenidamente.

─No hagas esto...

─No puedes obligarme. ─Le dice Peter en el mismo tono.

─Peter...

─Suéltame. ─Dice librándose de su agarre.

Peter observa un momento al público. Peeta, Delly Cartwright y su padre lo miraban fijamente, Peter les sonríe.

Los llevan de inmediato al Edificio de Justicia, donde los espera Thread, el jefe de los agentes de la paz.

—Nuevo procedimiento —Anuncia, sonriendo, y les empujan hacia la puerta trasera, al interior de un coche que los lleva a la estación de tren. No hay cámaras en el andén, ni gente para despedirlos.

Aparecen Haymitch y Effie, escoltados por guardias, y los agentes se apresuran a meterlos en el tren y después cierran la puerta. Las ruedas empiezan a girar. Peter observa el distrito 12 en su totalidad por una última vez.

Porque no pretendía volver con vida.

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