Capítulo 6

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

¡Holiwis¡ Aprovechando que arreglé mi celular y que tengo algo de internet, les dejo la actualización, que la semana pasada la cosa quedó con algo de suspenso, jeje.

Muchísimas gracias a todas las hermosas personitas que me llamaron, me escribieron y me dejaron sus comentarios de apoyo, lo aprecio mucho 🥰🥰🥰. Mi compañera resultó tener covid, hace un par de días me hicieron el PCR, estoy esperando el resultado, aunque no tengo ningún síntoma, por suerte, pero sigo aislada. Es asfixiante.

Por cierto, ¿qué les parece la portada? La hice yo misma, otra vez. Lo que hace la cuarentena XD.

Jimin, todavía adolorido, abrió los ojos lentamente, quedando su mirada fija en la persona enmascarada a su lado, que no había dejado de abrazarlo y, al parecer, había quedado inconsciente luego de la caída. No estaba asustado, tenía un sentimiento de confortabilidad increíble entre aquellos brazos, una que solo le transmitía alguien en particular.

«Sería imposible», pensó, atónito, pero cuando la cercanía excesiva le permitió incluso percatarse del aroma familiar que desprendía esa persona, tragó en seco.

Se separó y se sentó frente a él; estaba bastante ileso, luego de caer por dos pisos, sentirse tan bien solo podía significar una cosa: alguien más había recibido los golpes. Con sus manos temblorosas, comenzó a retirarle la máscara lentamente. Sus ojos se abrieron hasta el límite, no podía creerlo, no quería hacerlo, no era capaz de comprender cómo era posible que ese fuera Jeon Jungkook. Por más que en ese momento quisiera decirle: "gracias por protegerme al caer", eran demasiadas las interrogantes: "¿Por qué tenías esa arma? ¿A quién le estabas apuntando? ¿Qué significa todo esto?".

La sensación de ser tocado hizo que Jeon regresara a sus sentidos. Comenzó a abrir los ojos despacio, intentando moverse, pero el dolor no se lo permitió; cuando logró enfocar la mirada, sintió como su mundo se venía abajo, sus ojos se encontraron con los de Jimin, esos que siempre lo miraban con emoción y un brillo característico de felicidad, ahora solo mostraban perplejidad, incertidumbre, desconfianza, enojo y algo de miedo. No supo qué hacer, no había manera de justificar esa situación sin exponerse, no podía dar siquiera una explicación, por razones obvias.

—Jimin..., yo. —Intentó extender su mano lentamente hacia él, pero los hombros del mayor se tensaron y se puso de pie, alejándose unos pasos.

Más que el dolor físico que experimentaba, que apenas le permitía respirar, esa acción le acababa de desgarrar el alma.

Jimin no tenía idea de cómo reaccionar; desconcertado, simplemente dejó caer la máscara que aún apretaba en sus puños y salió corriendo, perdiéndose de la vista de Jungkook, que lo vio alejarse sin haber podido dedicarle una sola palabra.

Se recompuso, comenzó a analizar la situación lo más fríamente posible. Miró hacia las escaleras, estaba un par de pisos más abajo, no sabía qué había sucedido con Kang y, con su cuerpo en ese estado, no estaba seguro de poder siquiera subir nuevamente. Tomó aire lo más profundo que pudo, tensó sus músculos y se puso de pie, tambaleante. Cerró los ojos con fuerza e intentó alejar el intenso dolor de su conciencia. Sintió una mano en su hombro, de inmediato se encendió en su interior un interruptor, preparado para entrar en combate cuerpo a cuerpo, ignorando por completo sus lesiones.

El dueño de la mano le habló, haciendo que se relajara:

—Tranquilo, no es necesario que te pongas en guardia. La misión ha sido completada. He eliminado la evidencia y asegurado una ruta de escape, lo mejor será que nos vayamos rápido.

—Ok. —Fue su única respuesta. Si Taehyung lo decía, podía confiar plenamente en que todo estaba listo.

Se escabulleron rápidamente fuera del edificio, llegando al auto estacionado a un par de cuadras de distancia. Tae estaba sorprendido, hacía solo un par de minutos, su amigo no podía ni mantenerse en pie, pero, justo ahora, caminaba casi como si nada hubiera pasado. La fuerza de voluntad de ese hombre era impresionante. Ya de regreso en el carro, la póker face de Jungkook se derrumbó; los quejidos, aunque algo silenciosos, salían con cada movimiento, el sudor comenzaba a apoderarse de su cuerpo tenso y su mirada no se mantenía enfocada.

—Sé que te debes haber ocupado de eso porque no dejamos testigos, pero, aun así preguntaré: ¿te encargaste de la persona que cayó contigo por las escaleras?

Jeon solo desvió la mirada y, luego de una pausa, respondió:

—Era Jimin. —Tae se quedó mudo—. No sé cómo o por qué fue a la azotea, pero... cuando recuperé la conciencia, ya tenía mi máscara en sus manos. Se fue corriendo antes de que... pudiera decirle nada.

—¿Y qué se supone que ibas a decirle? —Estaba preocupado. Bangtan no dejaba nunca testigos, pero esta situación lo superaba, no podía decirle que matara a la persona que amaba—. Haaaaa —suspiró resignado—. Lo mejor será que hoy te quedes en mi casa, ya pensaremos luego qué hacer sobre esto.

La noche fue larga para ambas partes. Tae le dio a Jungkook los analgésicos más fuertes que tenía en casa para que lograra dormir, pero su sueño no era, ni de lejos, tranquilo; en su expresión se notaba que no podía, una gran preocupación, mezclada con el dolor, lo aquejaba; aunque, por fortuna, no parecía haberse fracturado nada. Jimin se pasó toda la noche sentado en el sofá, intentando concatenar los hechos que acababa de vivir, rellenando una y otra vez su taza de café, mientras las lágrimas venían a sus ojos sin control cada pocos minutos.

La mañana siguiente, dos personas se encontraban tocando a la puerta del joven médico, que cuando les abrió se llevó una gran sorpresa.

—Buenos días, somos los detectives Kim y Myung. —Le mostraron sus placas—. Necesitamos hacerle algunas preguntas.

El médico imaginaba ya un par de posibles escenarios, pero logró mantenerse sereno, invitándolos a pasar. Cuando estuvieron en el sofá, la conversación comenzó. Le cuestionaron someramente sobre la fiesta de la noche anterior, lo que había hecho y con quiénes había hablado, pero, cuando le informaron sobre la muerte de Kang Ilgu y la aparición de su cadáver en la azotea, palideció anonadado, no esperaba eso.

«Si Kang estaba muerto en la azotea, eso significa que... ¿Jungkook le estaba apuntando con el arma hasta que llegué? ¿Por qué, por qué lo hizo? Sabía de la importancia del éxito de ese evento para el proyecto... ¿Fue Kang quien me empujó? ¿Acaso quería evitar que me dispararan? Pero, si es así... ¿por qué Jungkook se lanzó para protegerme cuando vio que caería? ¡Nada tiene sentido!»

—...ark, Dr. Park. —Estaba ensimismado en un mar de pensamientos cuando la voz del oficial lo trajo de vuelta a la realidad—. ¿Le sucede algo?

—¿Eh? —dijo nervioso—. No, no es nada..., es solo que... estoy un poco en shock.

Los detectives habían investigado la relación que tenía Kang Ilgu con los futuros planes del Hospital Central de Seúl, así como la implicación del médico frente a ellos en esa iniciativa humanitaria, por lo que la reacción de este no era del todo descabellada. Hicieron el resto de las preguntas que necesitaban, le dejaron sus números de teléfono por si recordaba algo que pudiera ser de utilidad a la investigación y se fueron.

Los próximos tres días fueron un suplicio para Jimin, mantenerse concentrado en el trabajo era todo un reto.

Al fin llegó su añorado día libre, no había tenido noticias de Jungkook y estaba realmente preocupado, no sabía qué tipo de lesiones podría tener o si lo habían atrapado, pero, a quién engañaba, se sentía traicionado; ni una sola llamada, ni un solo intento de justificar lo que había sucedido. ¿A dónde había ido la confianza que habían estado cultivando hasta ahora?

«¿Confianza?», pensaba. «¿En serio alguna vez la hubo?»

Ni siquiera podía saber qué había sido real del Jeon Jungkook que conocía. Cada idea, cada interrogante, solo hacían aumentar su enojo y decepción.

Cuando pensaba que nada podría ir peor, su teléfono comenzó a sonar. Se estremeció por un instante pensando en que podría ser Jeon, pero al ver la pantalla, vio que era el director del hospital. Se tranquilizó y contestó con voz ecuánime:

Diga, habla Jimin.

—Dr. Park, lamento llamarte en tu descanso, pero pensé que debía comunicártelo desde hoy, así podrías ir pensando tú también y me das sugerencias mañana.

—¿A qué se refiere? ¿Qué es lo que necesito saber?

—Sucede que... los inversionistas y donantes para el proyecto se han retirado.

—¡¿Cómo?! Pero...

—Kang siempre fue un hombre de imagen social impecable, fueron muchos los proyectos de este tipo en los que participó. Nadie puede pensar un motivo por el cual alguien hubiese querido matarlo. —Jimin sintió su pecho doler—. Han dado varias justificaciones banales, pero... la verdad es que tienen miedo.

—¿Miedo?... ¿Por qué? O, más bien, ¿de qué?

—Miedo de ser los próximos..., al parecer, han llegado a la conclusión de que podrían verse en peligro también.

El enojo y la impotencia del médico iban en aumento, todo se estaba derrumbando poco a poco, casi dudaba que quedara algo en pie.

Pero, eso es...

—¿Solo una especulación? —anticipó el director—. También es lo que pienso, pero no es como si pudieras obligarlos. Sé perfectamente los sentimientos que tenías hacia este proyecto, pero..., seguramente en el futuro podremos retomar esta idea y entonces podrás ayudar a ese niño.

«¿El futuro? En el futuro ya será demasiado tarde», fueron las palabras que llegaron a la mente del cirujano, pero decírselas al director no haría que la situación cambiara, una rabieta no era la solución.

¿Park?

—Sí, lo escucho... Gracias por avisarme, hablaremos los detalles mañana. Si me disculpa... —concluyó, con voz apagada.

Claro, nos vemos mañana.

Habían pasado ya tres semanas desde la muerte de Kang. Jimin, ante la falta de comunicación con Jungkook y los intentos fallidos de llamarlo o de esperar que regresara, asumió que su relación había terminado. La casa se sentía demasiado grande; la cama, donde no se cansaba de dar vueltas dormitando mientras buscaba la anhelada compañía, era sumamente fría al despertarse y regresar a la realidad; la nostalgia de escuchar aquella sonrisa. Las lágrimas que llegaban sin control, llamadas por el silencio abrumador, se intercalaban con la ira de la traición. No podía controlar aquella desgarradora ambivalencia afectiva. ¿Cómo era posible que alguien hubiera logrado transformar su vida hasta ese punto? Lo que hasta hace unos meses era su rutina, se había transformado en un suplicio.

Todo regresaba a la normalidad en el hospital y los papeleos relacionados con las donaciones suspendidas habían sido totalmente ordenados, eso solo significaba que era momento de ir al orfanato y comunicar oficialmente que la operación de Yunho había sido suspendida.

—¡Doctor! —exclamó el pequeño con una gran sonrisa al verlo llegar y corrió a abrazarlo.

Jimin se sentía desolado, aquellas menudas manos que se aferraban cariñosamente a su espalda lo hacían sentir miserable, no era directamente su culpa, pero, si... al menos hubiera podido hacer algo, o percatarse de lo que sucedía, quizás el desenlace hubiese sido diferente.

Cuando se separaron, notó un juguete de Jack en la mano del niño.

—¿Y ese juguete, Yunho? —cuestionó. Esa clase de productos era bastante caros y ese se veía nuevo, no parecía ser una donación.

—Es un regalo del señor Jeon.

—¡¿Has dicho Jeon?! —Yunho se sorprendió por la reacción—. ¿Cuándo lo has visto? —Veía en la mirada del niño cómo dudaba en contestar—. Por favor..., necesito saber, hace mucho que no lo veo, estoy... preocupado. —Sus ojos comenzaron a cristalizarse.

«¿Qué pasa conmigo, qué no había terminado todo ya? ¿No se supone que estaba enojado por sus mentiras y su ausencia injustificada? ¿Por qué no puedo dejar de sentirme así solo con escuchar su nombre?»

Yunho, al ver la expresión del médico, habló:

—Lo siento, el señor me dijo que no le dijera a nadie de su visita. —Miró al piso avergonzado.

—No te preocupes, eres un buen niño. —Desordenó sus cabellos—. ¿Cuándo estuvo aquí?

—Ayer en la tarde.

—¿Estaba... bien?

—Sí, o eso creo... ¿Ocurre algo con el señor Jeon?

—¡¿Eh?! —Se sorprendió. Un niño de primaria había logrado ver a través de él—. No, no pasa nada, no te preocupes —dijo sonriéndole. Quería saber muchas cosas, pero no podía sobrecargar al pequeño.

Jimin vio acercarse a la directora de la institución, había llegado la hora de decirle. Yunho aún no estaba enterado de la operación, pero se sentía horrible haberle quitado la esperanza de tener un futuro. No iba a rendirse, mas las posibilidades ahora eran bastante escasas y la batalla era contra reloj. Lo abrazó con fuerza y se dirigió dentro con la mujer.

Luego de terminar la conversación, salió con el corazón en la mano. Se despidió brevemente de Yunho para no romper en llanto frente a él; había fallado no solo al pequeño, sino también a sí mismo, a pesar de haber prometido a todos salvarlo, no fue capaz de cumplir su palabra. Se montó en su auto y se dirigió a casa. Debía prepararse la cena, el sabor de su propia comida no era el mejor, pero desde que Jungkook se había ido tenía que prepararla él mismo. La simple idea de regresar a esa casa vacía lo hacía llenarse de desasosiego y ansiedad. ¿Por qué todo había tenido que terminar así?

Luego de estacionar en el garaje, se paró frente a la puerta con una bolsa de víveres que había comprado, suspiró y entró a su solitaria morada. Sin embargo, los vegetales y demás alimentos cayeron al piso luego de dar solo un par de pasos dentro.

—Hola, Jimin, ha pasado algún tiempo —le dijo una voz conocida, cuyo propietario estaba sentado en la sala, mirando hacia la puerta y se había puesto de pie en cuanto cruzaron miradas.

—¿Qué... estás haciendo aquí, Jungkook?

Ok, si alguien desea matarme por volver a dejar esto en suspenso, puede hacerlo aquí XD ➡️

El próximo capítulo será duro, aunque, creo que todo será duro de ahora en adelante, esta historia es angst en ascenso.

Por cierto, publiqué un pequeño OneShot, el primero que escribo para este fandom, se llama “Sakura”. Si lo desean, pueden pasar a darle una mirada y me cuentan qué les parece.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro