Capítulo 19

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Jungkook sentía su cabeza quedarse en blanco nuevamente, en esta ocasión por el placer. Jimin lo besaba con profundidad, transmitiéndole un sinnúmero de emociones, al mismo tiempo que lo masturbaba con un ritmo que le robaba varios suspiros. Los besos fueron bajando a su cuello y clavículas. Cada caricia era delicada y cuidadosa.

El contacto se hizo más profundo y los labios fueron deslizándose paulatinamente a la parte baja de su cuerpo. Antes de saberlo, estaba extendiendo su cuello hacia atrás, ahogando un gemido de placer tras sentir su miembro ser engullido y saboreado con sensualidad, con sumo cuidado de no sobre estimularlo para no provocar reacciones corporales exageradas que lo hicieran moverse en exceso y le causaran dolor.

Cada succión, frenética pero compacta, suave pero apasionada, no muy profunda pero que llamaba el 100% sus más recónditos deseos luego de tanto contenerse, le demostraba que cada uno de los gestos y movimientos de su pareja eran solo para él, para su satisfacción y placer, como si le gritara: soy tuyo y esta noche es para ti.

El incremento del compás lo hizo cerrar sus ojos para concentrarse en las sensaciones, esas que evocaban los mejores momentos que compartieron en su alcoba, haciéndolo excitarse más solo de imaginar lo que podrían hacer para recuperar el tiempo perdido a partir de ahora.

—¡Ahhh... ghmm... ah! —El sonido más erótico de la noche escapó de sus labios. Jimin acababa de estimular su glande, tal y como le encantaba, haciendo que su poca cordura lo abandonara por completo.

El contacto seguía incrementando la intensidad y el placer crecía inmensurablemente. Su respiración se agitaba cada vez más y se sentía a punto de llegar al límite. Dejó de arquear su cabeza e hizo contacto visual con el castaño; aquel panorama frente a sus ojos, donde podía observar desde un plano superior al mayor devorando eróticamente su virilidad, mientras la lujuria brillaba en sus ojos, fue la gota que derramó el vaso, haciéndolo liberar su esencia en el interior de su boca.

—Jimin... Lo siento... —jadeó tratando de regularizar su respiración—. Ha pasado tanto... que no pude conte... —No dijo nada más, solo observó cómo su novio se relamía tras deglutir todo el contenido en su boca.

—Todo de ti me pertenece, no desperdiciaré ni una sola gota —dijo con su mirada encendida por la pasión y el deseo inocultable de hacer mucho más.

El mayor acomodó las prendas de Jungkook en su lugar nuevamente.

—Lo que dices no se corresponde para nada con lo que haces... Es injusto que me mires de esa forma y me digas eso si lo que vas a hacer es vestirme; esperaba que terminaras de quitarme la ropa, con esto lo único que haces es dejarme con las ganas —concluyó sonriendo travieso.

—No digas tonterías, tu cuerpo está demasiado débil ahora como para más; aunque no lo creas, la producción del semen consume mucha energía y ahora mismo debes enfocarla en recuperarte.

—¡Oh, por favor! ¿En serio vas a matar el momento con una explicación médica?

Jimin se acercó y lo beso, dejando un vestigio de ese sabor en sus labios.

—Eso será todo por ahora, ya es tarde, mejor descansa. —Le acarició los cabellos—. En la mañana probablemente no estaré aquí cuando despiertes, tengo que regresar temprano a casa para preparar lo que necesito e ir al trabajo, pero estaré aquí toda la noche por si necesitas algo.

—Veo que te has vuelto un experto en evadir temas de conversación —agregó con ironía.

—Aprendí del mejor, jeje. —Le delineó el rostro con las manos y acarició su barbilla—. Al menos ya tienes buena cara, la arruga que se había formado en tu entrecejo desapareció, aparentemente este método anti estrés es muy eficiente.

—Si el médico lo dice, espero tener otra sesión de terapia pronto, aunque parece que para ti es bastante dolorosa. —Señaló el bulto creciente en sus pantalones—. Aunque me hace feliz.

—¿Ah, sí?

—Claro, así sé cuánto me deseas. Tu cuerpo me necesita más de lo que quieres admitir.

—¡¿Qué cosas dices?! —exclamó enrojeciéndose—. Me voy a deshacerme de esto en alguna parte antes de que sigas vanagloriándote.

—Jajaja, más vale que sea donde no te escuche, o tendrás más trabajo al regreso. —Señaló su propia entrepierna.

—¡Pervertido!

—Gracias, jaja.

Con otras conversaciones y bromas pasó cerca de una hora antes de que se fueran a dormir, evitando pensar en el hecho de que compartirían habitación siendo pareja, por desgracia sin poder tocarse. Fue todo un reto para ambos, sobre todo para Jimin que, a pesar de no admitirlo, llevaba mucho tiempo conteniéndose.

La mañana siguiente llegó. Cuando Nochu despertó, tal y como esperaba, se encontraba solo en la habitación, sabía que su novio volvería en la noche, pero se sentía cual niño de primaria esperando por el arribo de la fecha de ir al parque de diversiones. No era capaz de contener las ganas de verlo, besarlo, tocarlo; aunque el contacto fuera extremadamente limitado y lo hiciera tener que esconder sus más primitivos impulsos.

Estuvo un rato mirando a la nada, con sus pensamientos repletos de su castaño, de anhelo; en un esfuerzo por no ocupar su mente con lo que transcurriría... Preocupación, esa era la identidad de lo que asolaba su mente, invadiendo sus placenteras memorias de la noche anterior. Sería un día complicado, estaba pronosticado que escuchara toda la verdad, lo que hacía que antiguos miedos afloraran en su piel y recuerdos dolorosos fueran desenterrados.

—Qué bien que estés despierto. —La voz de Taehyung lo trajo de vuelta de su ensimismamiento—. BangPD y Jin han llegado, ¿les digo que pasen? ¿Te sientes bien como para conversar?

—Tranquilo, no es como si me estuviera muriendo. Llámalos —respondió ecuánime, ocultando sus nervios con maestría.

Se saludaron e intercambiaron someramente sobre el estado de salud de Jungkook. Ambos lo valoraban como si fuera su verdadera familia, su preocupación era más que obvia, querían mantenerlo alejado del gran problema que se avecinaba; pero era imposible. No hubo mucha dilación antes de caer en el meollo del asunto, comenzaron a revelar la verdad, ambos estaban implicados en ese engaño que sostuvieron por tanto tiempo, por petición del propio Sr. Jeon.

Seokjin fue el primero en hablar:

—El Sr. Jeon se acercó a mí pocos meses después de que te marcharas con él, me habló de los peligros a los que podrías enfrentarte y me pidió ayuda para protegerte. Yo acepté sin dudarlo, te habías convertido en una parte irremplazable de mi vida, eras mi única familia, tenía que velar por ti. Me presentó un magnate amigo suyo que vivía en los Estados Unidos que me adoptó, comenzando una nueva vida allá.

Había mucho que explicar, no solo de su parte, así que dijo unas últimas precisiones:

—Aprendí todo lo que sé sobre administración en América. Hice crecer la empresa, obteniendo considerables ganancias, todas con el objetivo final de que contribuyeran a defenderte. Él me diría cuando llegara el momento; años después, supe que ese momento había llegado. Fue a verme, me explicó varias cosas y me trajo a Corea para presentarme a alguien: BangPD.

El nombrado continuó:

—Creo que sería mejor comenzar desde el principio. Conocí a tu padre durante nuestra juventud, cuando estuvimos en el ejército, allí nos hicimos buenos amigos. Durante nuestras conversaciones nos dimos cuenta de la similitud de nuestros ideales, por lo que nos prometimos proteger Corea siempre desde nuestras respectivas posiciones. Él era un soldado increíble, lo mejor de las fuerzas armadas. Yo solo estaba pasando mi servicio militar para luego continuar mi camino como hombre de negocios.

El mayor se percató de la expresión confusa del azabache, pero continuó su narración:

—Nuestros rumbos se separaron y lo último que supe de él fue que se marchó con su esposa a Irak, para una misión encubierta. Solo nos comunicábamos por carta de vez en cuando, las llamadas telefónicas siempre corrían peligro de ser escuchadas o rastreadas. Extrañamente, hace siete años, me hizo una inesperada visita. No fue para hablar sobre los viejos tiempos, sino para explicarme sobre la amenaza que podría cernirse sobre nuestro país a largo plazo, luego me dijo que enviaría hacia acá unos hombres de su total confianza que, en el Oriente Medio, eran conocidos como Bangtan.

Jungkook se quedó sin palabras, miró a Taehyung y este solo mostraba, al igual que él, desconcierto. Estaba hecho un lío, esta supuesta charla esclarecedora solo le había creado más interrogantes de las que ya tenía, era como si simplemente le hubieran dicho cómo estaban todos relacionados, pero sin explicar el verdadero motivo detrás de todo.

—BangPD-nim, no entiendo nada. Corea está en peligro desde hace más años de los que imaginaba, pero no sé por qué. Hay que protegerme, pero no conozco el motivo. ¿No se supone que vine a este país para trabajar para usted principalmente? Si vine a laborar como asesino, todo se contradice; obviando el hecho de que el motivo real tras todos estos planes sigue sin esclarecerse.

—Sé que lo que te dijimos no es, ni de lejos, lo que quieres y necesitas escuchar, pero debíamos explicártelo de antemano —dijo Jin al mismo tiempo que le entregaba un sobre.

—¿Qué es esto?

—Es algo que se nos pidió que te entregáramos cuando llegara el momento de que conocieras la verdad —contestó Bang—. Si vas a saberlo todo, lo mejor es que llegue a ti desde la fuente principal: tu padre.

Jungkook de inmediato dirigió su mirada al sobre y comenzó a abrirlo. Si esa carta era de su padre, seguramente tendría escrito todo lo que deseaba saber. Una vez tuvo las hojas en sus manos, comenzó a pasar su vista por cada palabra y a dar lectura en voz alta al contenido.

Jungkook, hijo:

Si estás leyendo esto, es porque irremediablemente ha llegado el momento de contarte todo. No soy bueno con las palabras, es algo que sabes mejor que nadie. Sé que hasta ahora he tomado muchas decisiones egoístas, desde no llevarte a ti ni a Taehyung a todas mis misiones cuando se suponía que éramos un equipo, hasta traerte a Corea en contra de tu voluntad, a sabiendas de que querías perseguir a Jahangir tanto como yo... Si lo hice de esa manera, es porque es precisamente él quien ha volteado de cabeza nuestras vidas.

Como bien sabes, él es el responsable de la muerte de tu madre, así como de las varias persecuciones y provocaciones que vivimos en Irak. Sin embargo, ahora que lo pienso, nunca te aclaré por qué estaba tan obsesionado conmigo, si supuestamente era un enemigo derrotado, un tigre sin garras. Es una larga y retorcida historia.

Todo se remonta a hace más de un par de décadas, tú habías cumplido cuatro años y yo me sentía feliz, a pesar de mi trabajo, tenía una familia que amar y un hogar al que volver, era más que suficiente. Recibí una llamada de mis superiores diciéndome que era hora de poner en acción el plan en que trabajábamos desde mi llegada al Irak: el asesinato de Nur Jahangir, el hombre que podría apoderarse de la producción petrolera del Oriente Medio y usar las ganancias para hacerse con la industria armamentista de la región. En mis manos y las de un equipo soldados de élite creado mediante un acuerdo internacional estaba la estabilidad económica mundial.

Tras el éxito de la misión y que lográramos desmantelar su "imperio", creímos que lo habíamos hecho huir con la cola entre las patas y que todo volvería a la normalidad, pero subestimamos la amplitud de la influencia de ese hombre en el bajo mundo. Su apodo es Black Hound y, haciendo honor a ese nombre, cual sabueso, dio búsqueda y caza a cada uno de mis compañeros, empleando los más cobardes y bajos métodos para arrebatarles todo lo que les importaba antes de quitarles la vida. Todo fue tan rápido y sigiloso que ninguno se dio cuenta de nada hasta que fue demasiado tarde... Ni siquiera yo.

Mi agradecimiento con tu madre es inagotable, siempre fue una mujer valiente, ese fue uno de los motivos que me hizo enamorarme perdidamente de ella, es gracias a eso que lograste sobrevivir y, tal vez, gracias al destino fui capaz de encontrarte. Por un instante pensé alejarte de esta clase de vida, pero recordé que por más que deseara apartarte, Jahangir sabía que estabas vivo y que eras todo lo que me quedaba, haría hasta lo imposible por matarte, lo único que podía hacer era dejarte a mi lado y enseñarte a defenderte... No quería perderte a ti también.

Hice lo que pude para atraparlo, para alejarlo, pero, a pesar de perder su poder, sus contactos parecían ser ilimitados, siempre se me acababa escurriendo de entre las manos... Supe de Taehyung que vieron el video que envió Jahangir a mi laptop y de... tu reacción, fue solo entonces que recordé que las heridas del alma no sanan tan fácilmente como las del cuerpo. Ver lo fuerte que te volviste me hizo creer que habías superado todo, cuando solo eras un joven tratando desesperadamente de mantener la cordura en un lugar repleto de locura, muerte y oscuridad.

Perdóname por no haber estado a tu lado cuando más lo necesitaste; por no haber podido darte una mejor vida; por no darme cuenta de los demonios con los que luchabas en soledad.

Decidí enviarte a Corea, nuestro país de origen y, también, más pacífico. En parte como método para alejarte de Irak, ese sitio que tantas vivencias dolorosas dejó en ti, pero también porque supe que Jahangir planeaba corromper la tranquilidad de mi nación natal. No soy una existencia omnipotente, no puedo multiplicarme y estar en todas partes, por ello, lo dejé en tus manos.

A tu lado tendrías un amigo incondicional: Taehyung; una persona de mi total confianza: BangPD; una en la que confiaras tú: Seokjin. El paso del tiempo te permitiría reunir un equipo con el cual trabajar, ellos te apoyarían hasta que llegara la hora de contarte todo. Espero, al menos esta vez, haber tomado la decisión correcta; que en Seúl hayas encontrado la felicidad que no pudiste tener y, lo que más deseo, es que puedas perdonarme por no haber sido el padre que merecías.

Me encargaré de Jahangir aunque me cueste la vida, así podrás tener un brillante futuro, formar una familia..., tener una vida normal.

Se despide,

Tu padre.

Todo estaba claro. Las máscaras; las misiones encubiertas, todas, sin importar el empleador, encaminadas a no ser un asesinato sin sentido; las conexiones con la cirujana plástica para deshacerse de todas las cicatrices. Las circunstancias siempre estuvieron preparadas para permitirle empezar de cero cuando todo terminara, mas, algo sumamente importante estaba en falta: la presencia de su padre.

Jungkook arrugó el papel en sus manos, apretó sus dientes por la rabia y susurró, en medio de un gran enojo:

—¿Futuro? ¿Felicidad? ¿Una familia?... ¿Qué demonios te hace pensar que tú no estás incluido en ninguno de esos planes? —Sus puños se cerraban cada vez más y comenzaban a temblar. Culminó entonces, con un ademán de tristeza—. ¿Quién cuidará de ti, papá?

Hoy ha sido un día ocupado, he tenido tantas cosas en la cabeza que tuve el celular para publicar en la mano como diez veces, y once tuve que dejarlo. 🤦🏾‍♀️

Sorry por ese intento de lemon XD, ya les he dicho que el lemon no es lo mío; pero lo intento. 😅

Ya con la carta del padre de Jungkook se aclaran varias cosas. Espero que el capítulo no haya resultado muy aburrido, son explicaciones que tengo que ir dando.

ADVERTENCIA: cuando se tiene alguna herida en el cuerpo, aunque no sea grande, lo ideal es no tener ninguna clase de actividad sexual (dígase sexo propiamente dicho, felaciones, masturbación, etc.), pues representa un alto riesgo de infección.

Esta semana también habrá dos capítulos. 🥳

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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